domingo, 8 de febrero de 2009

La problemática del sufrimiento de Job (II), Luiz Alexandre Solano Rossi (II)

8 de febrero de 2009
La anti-teología desplaza a Dios del centro exacto en que debe estar y, de una u otra forma, coloca al hombre como si fuera el punto de partida para el conocimiento de Dios. La teología presenta lo que Dios piensa sobre el ser humano. La anti-teología presenta lo que el ser humano piensa de Dios (42.7-9). También, percibimos una espiral de violencia discursiva en cada una de las palabras de los amigos de Job. Las palabras se hacen cada vez más agresivas. Los ataques se vuelven violentos y brutales. Aunque los discursos se presenten con una gran fuerza, Job nunca se da por vencido. El no se calla, sino que reacciona y rechaza la anti-teología, que sus amigos le presentan con colores bellos.
Pecado y retribución eran uno de los problemas que más preocupaba a los sabios israelitas. También podemos observar esa preocupación en el libro de los Proverbios, libro que participa de esa concepción tradicional según la cual el mal es el castigo por el pecado y la retribución se aplica justamente en esa vida. Por lo tanto la experiencia de lo cotidiano exige una lectura mejor. La realidad rechaza esta visión del destino humano. También los buenos sufren o mueren sin gozar de ninguna felicidad; los impíos triunfan en la vida, gozan y disfrutan de las riquezas y los placeres. Los sabios de la época bíblica aguzaban su percepción teológica para hallar una solución a esta situación aparentemente paradójica, pero lo que consiguieron producir fue solamente una concepción negativa de Dios. La situación se volvió tan compleja que la expresión formulada por Epicuro y citada por Lactancio, se volvió emblemática: “Si Dios quiere erradicar el mal y no puede, es impotente; si puede pero no quiere, es cruel para los seres humanos; si no quiere y no puede, es impotente y cruel; si quiere y puede, ¿entonces por qué existe el mal y no se lo aniquila?”.
Pero no aislemos el pensamiento bíblico, ya que también el pensamiento oriental había planteado el mismo problema (hay versiones sumerias y acádicas), pero las soluciones que se dan son totalmente negativas. En esa situación de respuestas que no encajan el libro de Job desea esbozar una salida: no todo mal es el castigo por una falta o un pecado; también el justo puede sufrir. Dios desea que los justos vivan la vida en tranquilidad y felicidad, pero algunas veces ni Él mismo consigue que esto se realice. También los inocentes sufren en esta vida. Les suceden cosas peores de las que merecen: pierden los trabajos, vienen las enfermedades, sufren sus hijos. Cuando ocurre esto, no significa que Dios esté castigándolos por algo que hicieron errado. Las desgracias nunca provienen, absoluta-mente, de Dios. Dios no es la causa de la tragedia ni tampoco es nuestro adversario. Al contrario, se presenta como aliado y fuente adonde podemos encontrar la fuerza para soportar, y la capacidad para superar los problemas y la determinación de continuar en dirección a los objetivos de cada uno.
Con su rebeldía, Job trata de responder una de las cuestiones fundamentales del texto, es decir, lo relacionado con la teología de la retribución. Según esa teología, Dios da la riqueza a algunos y a otros la pobreza. De esa manera, los ricos son ricos y continúan ricos porque son justos. Y los pobres son pobres y posiblemente continuarán pobres.

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