jueves, 24 de diciembre de 2009

Letra 153, 27 de diciembre de 2009

EL DIOS QUE QUISO SER UN BEBÉ
Juan Stam

Para los que creemos profundamente en la deidad/divinidad de Jesucristo y estamos convencidos de que él era (y es) Dios, nos resulta algo difícil reconocer también su plena humanidad. La primera herejía cristológica, que el Nuevo Testamento asocia con el Anticristo, es la de negar que Jesucristo ha venido en carne (1 Jn 4:3; 2 Jn 7). Aunque nos pueda parecer muy espiritual y santo exagerar exclusivamente el carácter divino de Jesús y minimizar o negar su humanidad, y muchos tenemos algo de esa tendencia, de hecho es un error gravísimo. El Nuevo Testamento enseña que Jesús es tan Dios como el Padre, pero también tan humano como cualquier de nosotros. De hecho, más humano, porque no tenía nada del pecado que nos deshumaniza a nosotros.
Cuando Juan 1:14 declara que "el Verbo fue hecho carne", al escoger la palabra "carne" enseña en una forma muy enfática la plena identificación de Cristo con nuestra humanidad. El término "carne" sugiere nuestra debilidad como seres humanos, nuestra vulnerabilidad y aun nuestra inclinación hacia el pecado. Y esa es la naturaleza humana que el Verbo eterno quiso asumir al nacer entre nosotros. No nació con alguna naturaleza humana privilegiada, inmune a la tentación y las angustias de nuestra vida humana, como una especie de "Superman" o ángel divino que sólo aparentaba ser humano. Él era realmente humano, era "carne".
La palabra "Navidad" viene del latín, "Nativitas Dei", el nacimiento de Dios. En tiempos pasados a veces indicaban las fechas como "tantos años desde el nacimiento de Dios". ¡Qué increíble! ¡El Dios eterno e infinito, en la persona divina del Verbo, quiso nacer como un bebé! ¡Se convirtió en un paquetito de vida y amor envuelto en pañales y acostado en un pesebre! Fue Dios que dormía en ese pesebre, pero no fue Dios Padre ni fue el Espíritu Santo sino que fue el Verbo que desde la eternidad quiso nacer entre nosotros. Eso es lo que celebramos cada año en la Navidad.
El Nuevo Testamento nos enseña que Jesús nació por concepción virginal, sin padre biológico, pero nos enseña también que el embarazo de María era plenamente humano hasta que "se cumplieron los días de su alumbramiento" (Lc 2:6). De eso queda evidente que Jesús no sólo nació como bebé, sino también que durante unos nueve meses vivía encerrado dentro del vientre de su madre, como cualquier otro bebé en formación. Eso nos resulta aun más increíble. ¡Lo infinito reducido físicamente a lo más diminutivo, hasta un embrión microscópico! ¡Jesucristo es el Dios que quiso ser un feto prenatal!
San Lucas insiste también en que Jesús tuvo una infancia y una niñez muy humanas y muy normales. De su pariente Juan (Jesús tuvo una familia extendida), Lucas dice que "el niño crecía y se fortalecía" (Lc 1:80), y de la misma manera dice de Jesús que "el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría" (Lc 2:40). Jesús no nació con la cabeza llena de conceptos teológicos; al nacer, ni sabía hablar. Sin lugar a dudas, aprendió a hablar como aprende todo niño, y después aprendió a leer y escribir. Y crecía. Aun a los doce años, después de su brillante diálogo con los maestros en el templo (Lc 2:41-47), no dejó de crecer sino que "crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para conDios y los demás" (2:52). Jesucristo es el Dios que quiso ser muchacho. Es el Dios que quiso hacerse plenamente humano, para hacernos a nosotros también plenamente humanos.
"Y el Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros" (Jn 1:14). Su origen y naturaleza divina no lo separó de la comunidad que le rodeaba. Jesús no moraba en las nubes, en las alturas místicas ni en un monasterio espiritual de piedad individualista. "Tomó residencia en la tierra", como dijera Pablo Neruda. Su vida humana fue una constante y profunda relación con los demás seres humanos, con los que quiso compartir en lo más profundo toda la realidad de nuestra vida. En Cristo Dios quiso estar más cerca de nosotros. Jesucristo es el Dios que quiso ser nuestro vecino.
La celebración de la Navidad nunca debe separarse de esa otra gran celebración cristiana, la Semana Santa. Esa carne que Jesús asumió al nacer, un día la entregó por nosotros sobre una cruz. Esta fue la última expresión de su identificación con nosotros, la expresión final y definitiva de su amor. Durante el Sábado Santo fue un muerto (Ap 1:18; 2:8, "fui cadáver"), pero al tercer día resucitó a novedad de vida. JesucristoNegrita es el Dios que quiso compartir nuestra muerte con nosotros, para que nosotros podamos morir con él y compartir su vida eternamente.
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CÓMO PUEDE AYUDAR LA TEOLOGÍA A SALVAR AL MUNDO DEL CAMBIO CLIMÁTICO
Juan Michel

Consejo Mundial de Iglesias, 22 de diciembre de 2009

Qué dice la Biblia sobre el cambio climático? ¿Qué ideas teológicas pueden ofrecer las iglesias al mundo frente a una crisis ecológica sin precedentes? Estas preguntas, planteadas en un seminario sobre "La creación y la crisis climática" al que asistieron representantes de iglesias durante la cumbre de la ONU sobre el clima en Copenhague, parecen hoy aún más urgentes luego del fracaso de la cumbre que no logró producir el acuerdo justo, ambicioso y jurídicamente vinculante que millones esperaban.
"No hay ninguna relación evidente entre el evangelio y el cambio climático", dijo Jakob Wolf, jefe del Departamento de Teología Sistemática de la Universidad de Copenhague, que copatrocinó el seminario junto con el Consejo Nacional de Iglesias de Dinamarca. Sin embargo, como el cambio climático es consecuencia de la actividad humana, cae bajo el imperativo de los principios éticos, porque los seres humanos son responsables de sus actos. La exigencia ética de amar al prójimo se aplica aquí en cuanto que el "planeta Tierra se ha convertido en nuestro prójimo", dijo Wolf, y uno "vulnerable a la actividad humana".
Según Wolf, una visión teológica del planeta y de la vida que hay en él como creación de Dios les confiere un valor intrínseco, por lo que suscita "respeto y amor". "Cuanto más amemos la vida sobre la Tierra más dispuestos estaremos a actuar de forma no egoísta", subrayó Wolf. Ésta es la contribución que la fe y la teología cristiana pueden aportar a la lucha contra el cambio climático: una motivación que es abarcadora, profunda y "mucho más vigorosa" que si se basara en "meros cálculos y frías obligaciones".
Esto es fundamental, enfatizó Wolf, porque la humanidad "tiene a mano todos los instrumentos" para adoptar medidas en relación con el cambio climático. "Lo único que falta es la voluntad."

No apocalipsis, sino esperanza
La biblista Barbara Rossing, profesora en la Facultad Luterana de Teología de Chicago, Estados Unidos, estuvo de acuerdo con Wolf en que "la Biblia no dice nada sobre el cambio climático". Pero ella cree que los cristianos pueden basar en la Biblia su respuesta a ese fenómeno.
El punto de partida de Rossing es la pregunta: "¿Dónde está Dios en esta crisis?" Ella rechaza la noción de que Dios castiga a la humanidad y cree, más bien, que Dios "se lamenta junto con el mundo". Según su lectura del libro del Apocalipsis, "Dios llora por la tierra, no la maldice". Las famosas plagas no son predicciones, sino amenazas y advertencias, llamadas de alarma, proyecciones al futuro de las consecuencias lógicas de los actos humanos si no se cambia el rumbo. Para Rossing, el libro del Apocalipsis no anuncia el fin del mundo, sino el fin del Imperio. Así pues, a pesar de las actuales pautas insostenibles de consumo y de una economía basada en el carbono, Rossing encuentra en él un mensaje de esperanza: "La catástrofe no es necesariamente inevitable; todavía hay tiempo para cambiar." Esta "visión de esperanza para hoy" es una contribución esencial que la teología y la fe cristianas pueden aportar a los esfuerzos mundiales para afrontar el cambio climático.

La dimensión ecuménica del cambio climático
"De forma muy amenazadora e inquietante, la crisis del clima nos hace estar unidos como la humanidad una, como la comunidad una de creyentes, como la iglesia una ", dijo Olav Fykse Tveit, secretario general electo del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). "Estamos llamados a mostrar un signo de lo que significa ser la humanidad una, de lo que significa el hecho de que Dios ama al mundo entero", dijo Tveit. Cuando las iglesias se reúnen para ofrecer este signo, la lucha contra el cambio climático "nos une de forma muy especial: como iglesias, como creyentes"
El mensaje de que Dios ama al mundo y a cada criatura que hay sobre la tierra "ha sido el latido del movimiento ecuménico enfrentándose al cambio climático", dijo Tveit, recordando la larga historia de la preocupación del CMI por las cuestiones ecológicas. En una perspectiva ecuménica, la preocupación por la Creación ha estado siempre vinculada a la preocupación por la justicia y la paz. "No se puede decir que éste es un planeta para algunos de nosotros", dijo Tveit, "es un planeta para todos nosotros". Destacó también este aspecto Jesse Mugambi, de la Universidad de Nairobi y miembro del grupo de trabajo del CMI sobre el cambio climático. […]
Mugambi explicó que en África el cambio climático está causando ya graves sequías, por una parte, e inundaciones, por otra. Con la ayuda de mapas demostró que las partes del continente ricas en agua y tierras cultivables son también las zonas de mayor conflicto. Este conflicto "no tiene nada que ver con la etnicidad, está relacionado con los recursos", dijo. Para Mugambi, la función de la fe cristiana y de la religión en general, por medio de sus líderes, teólogos y eticistas, es la de "hacernos volver a las normas". […]

¿Es nuestra respuesta "¿cómo?" o "sí", Marco A. Herrera

27 de diciembre de 2009

Buenos días. Es un privilegio para mí compartir con ustedes esta meditación de las Escrituras. Lo que voy a describir ha sido parte de mi propio caminar con El Señor al tratar de entender el carácter de Dios y la forma en que yo trato de escucharlo.

Voy empezar y terminar con una pregunta personal a cada uno de ustedes, así que los invito a que piensen bien su respuesta, pero no me respondan. Las preguntas son para que ustedes se las lleven y piensen en que respuesta van a dar. La primera pregunta tiene que ver con la manera en que respondemos cuando tenemos delante de nosotros una gran responsabilidad. ¿Cómo respondemos cuando nos piden hacer algo aparentemente más allá de nuestras posibilidades, en la Iglesia, la familia, el trabajo, la escuela, la comunidad?

Por ejemplo, si el pastor Cervantes nos pidiera: “quiero que dirija una campaña de evangelismo en esta colonia para fines de enero”. Una reacción posible sería, "¿yo?", pero, más probablemente diríamos "¿cómo?". “Ay, pastor, ya me agarró, usted sabe que yo no soy bueno para eso, el hermano Hiram se pinta sólo para esas cosas.”

Estoy seguro que cada uno ha tenido esta experiencia alguna vez. Muchos de ustedes lo experimentaron cuando decidieron formar esta congregación desde la compra de esta propiedad hasta la formación de una iglesia. ¿Cómo respondemos ante una tarea difícil?, ¿cómo o sí?

Tres casos

Déjenme contarles de tres personaje en la Biblia que cuando fueron confrontados por Dios para hacer algo extraordinario respondieron con una negativa: "¿cómo?".

El primero de ellos es un hombre inválido en Jerusalén. Cuando Jesús le pregunta “¿quieres ser sano?” el respondió “¿Cómo? No hay nadie que me ayude.”

Escuchemos la historia como la narra Juan en su Evangelio, en el capítulo 5:

1 Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
2 Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos.
3 En éstos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.
4 Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese.
5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
6 Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?
7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo.
8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda.
9 Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo[
a] aquel día.

¿Se fijaron como este hombre le respondió a Jesús? En vez de decirle SI, quiero ser sano, dijo: "¿Cómo? No hay quien me ayude". ¡Por favor! Este hombre tenía 38 años enfermo, bueno, sigamos.

El segundo caso lo conocemos muy bien. Se trata de Moisés cuando Dios le pide que regrese a Egipto para liberar a su pueblo de la esclavitud. Moisés tuvo el atrevimiento de responderle a Dios cinco veces con un "¿cómo?": Éxodo 3 – 4.17.

· No soy nadie. v. 11.
· ¿Cómo les digo que tu me hablaste? v. 13
· ¿No me van a creer? v. 4.1
· No hablo bien. v. 4.10 Esto parece ser otra excusa porque Esteban en el libro de los Hechos describe a Moisés como un orador elocuente: “era poderoso en sus palabras y obras.” (7.22)
· Finalmente Moisés le dice a Dios “envía a otro.” v. 4.14

Es muy claro que Dios nos pide hacer cosas dentro de las posibilidades de nuestros dones, pero a veces respondemos: "¿Cómo?".

Peter Block, un autor en el tema de administración, dice que cuando nos enfrentamos a una tarea difícil dentro del área de nuestra especialidad y desplegamos una actitud de "¿cómo?", realmente estamos encubriendo nuestra irresponsabilidad, ignorando que todo es un asunto de una decisión personal. El escribió un libro interesante sobre este tema, su título es: La respuesta a un cómo es un sí (The answer to how is yes. San Francisco, Berrett-Koehler, 2003).

Uno de mis versículos favoritos está en Eclesiastés 9.10: "Todo lo que te viniere a la mano por hacer, hazlo según tus fuerzas; [empieza el día con un ] porque en el Seol, a donde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría".

El tercer caso de alguien que respondió a Dios "¿cómo?" es un poco chistoso y patético a la vez. Zacarías, un sacerdote en el templo de Jerusalén en el tiempo del nacimiento de Jesús. Zacarías es un hombre viejo, como su esposa Elizabeth, además ella era estéril. Un día cuando él está preparando el incienso en el templo, el ángel del Señor se le aparece y le dice que Dios ha escuchado su oración y que tendrán un hijo. Zacarías entonces le dice al ángel (Lucas 1): “¿Cómo sabré que esto va a pasar? Mi esposa y yo somos viejos.”

El ángel Gabriel se enoja y regaña a Zacarías por no haber creído el mensaje de Dios, y por esa razón, lo deja mudo por nueve meses hasta que su hijo, Juan, nace. ¿Se pueden imaginar a un Sacerdote o Pastor que no pueda hablar por nueve meses? Lo que es patético de este caso es que Zacarías había estado orando por un hijo. Yo creo que por muchos años, desde que se casaron. Por favor, no dudemos que Dios responde a nuestras oraciones.

Bueno, muchos ejemplos de respuestas negativas a Dios. Veamos ahora tres casos de un SI definitivo a Dios ante lo aparentemente imposible.

El primero es Noé. El experto en control de inundaciones y lluvias torrenciales como lo narra Génesis capítulo 6. Noé construye un barco como de 130 metros de largo, pero no hay ningún lago o el mar cerca del sitio. La Biblia dice que Noé hizo conforme a todo lo que Dios le mandó (v. 22). Que tipo tan más loco, que forma de decirle a Dios. ¿Y que me dicen del profeta Isaías?

6.1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;
7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.
8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

Isaías inicia su a Dios con un reconocimiento de que la presencia de Dios ocupaba todo el templo. Cuando nosotros reconocemos la soberanía del Señor en nuestras vidas, es posible decirle a Dios.

Finalmente tenemos a Jesús. El es el ejemplo supremo de un a Dios ante una tarea imposible. Primero, él renuncia a su condición de rey y deja su trono. Así dice nuestro himno: “tu dejaste tu trono y corona por mi, al venir a Belén a nacer.” Toma la forma de hombre, no de cualquier hombre, sino de esclavo, siervo. En segundo lugar, nace en un pesebre, no en un palacio. Incluso los magos del oriente se engañan y lo buscan, no en Belén, pero en Jerusalén en el palacio de Herodes. En tercer lugar, él está dispuesto a morir por ti y por mí para liberarnos de las cadenas de la opresión y de la muerte. En este punto en su vida, Jesús ora a Dios tres veces en el huerto de Getsemaní, y le pide a Dios por otra alternativa para completar su misión. El no quiere sufrir, pero le afirma a Dios que está dispuesto a hacer la voluntad de Dios. El afirma con un SI definitivo a Dios la tarea que le ha encomendado: “no sea como yo quiero, sino como tú.” Mateo 26. 36-46.

Jesús está dispuesto a renunciar a si mismo, a despojarse, a vaciarse de todo lo que pueda impedirle hacer la voluntad de Dios. Este es probablemente el verdadero significado de “toma tu cruz y sígueme.” Muchas veces escuchamos decir cuando alguien tiene problemas profundos, enfermedades incurables o situaciones realmente difíciles. “Esta es mi cruz que el Señor me ha dado.” La realidad es que todos pasamos por problemas y sufrimos con ello. Pero la cruz no es un instrumento de sufrimiento, sino de muerte, y el tomar la cruz del Señor es hacer morir todo aquello que nos impide experimentar la presencia de Dios en forma plena. Dios siempre nos dirá, “yo estoy contigo, ¿quieres tu estar conmigo?, entonces toma tu cruz, mata a lo que te impide gozar mi presencia en tu vida en forma plena”

Esta es la segunda pregunta para que ustedes reflexionen personalmente: ¿Qué prácticas, actitudes, ideas, conflictos no resueltos con tus seres queridos y sobre todo aquellos que te cuesta trabajo querer te impiden disfrutar plenamente de la presencia de Dios? ¿Te enojas cuando manejas en esta Ciudad de México, cómo están tus relaciones con tu cónyuge, o con tus hermanos, cómo te llevas con tus hijos, cómo te comportas en el trabajo donde nadie de esta congregación te ve, cuándo vas a perdonar a tu hermano que te ofendió ya hace varios años, o reconciliarte con aquel que ofendiste?

Quiero terminar esta meditación con nuestro primer ejemplo. El hombre inválido del estanque de Betesda.

El ha estado inválido por 38 años. Imagínense a él, cada día alguien de su familia le ayudaba en la mañana para llevarlo al estanque, y regresaba por él en la tarde. ¿Pueden pensar en hacer esta rutina cada día de la semana, de cada año por 38 años, incluyendo sábados y domingos? Recuerden que el fue sanado en un sábado.

¿Por qué Jesús que sabia que el pobre hombre había estado enfermo por todo ese tiempo le pregunta: “quieres ser sano?”. La pregunta parece un poco sarcástica. Sin embargo, no hay sarcasmo en la pregunta de Jesús. Lo que Jesús realmente le está preguntando es: "¿Quieres cambiar tu rutina, tu manera de vivir? Porque después que estés sanado, tú vas a ser radicalmente diferente y no vas a poder continuar arrastrándote por las calles, causándote dolor y dando lástima a los demás. Te vas a poder levantar y caminar. Vas a tener que hacer otra cosa, ocupar tu tiempo en algo diferente".
El hombre inválido fue confrontado con una alternativa radical para su vida. Ustedes conocen el final de esta historia, el hombre terminó proclamando que Jesús lo había sanado y le había dado una vida nueva. Cuando nuestra respuesta es en lugar de ¿cómo?, abrimos la posibilidad para la intervención de Dios en nuestra vida. La posibilidad de un cambio de curso para hacer algo radicalmente diferente. Incluso si ya llevamos 38 años con nuestras viejas rutinas.

Que Dios les bendiga.

Consecuencias de la encarnación de Dios, Martín Gelabert B.

27 de diciembre de 2009

Eso que los cristianos llamamos encarnación, a saber, la unión de Dios con una criatura humana, no es algo que afecta sólo a un individuo particular de nuestra historia, sino a toda la humanidad. Y le afecta porque el proyecto divino sobre esta historia, el proyecto en el que Dios se ha puesto en juego, es hacer de todo este mundo como una encarnación de Dios, no sólo en Jesús, sino en todo. Esto quedará un día consumado cuando, como dice el Nuevo Testamento, Dios no sea solamente Dios, sino Dios-todo-en-todas-las-cosas, o sea, la realidad que todo lo determine.
La encarnación de Dios en Jesús es la culminación, la plena anticipación y la definitiva puesta en marcha de este proceso por el que Dios quiere ser todo en todas las cosas. Esto tiene dos consecuencias. Por una parte, si con su encarnación Dios se ha unido con cada ser humano, en cada uno de nosotros hay una dimensión que nos abre a lo divino y que nos une con Dios. Esta dimensión se actualiza cuando reproducimos –producimos de nuevo- la imagen del Hijo en nuestras vidas, o sea, cuando actuamos con los sentimientos, el talante, el modo de pensar y de vivir de Cristo. Dicho de otra manera: cuando actualizamos –hacemos actual, vivo y operante- en nuestra circunstancia el Evangelio de Cristo.
La segunda consecuencia tiene que ver con nuestro modo de mirar a los otros seres humanos y de relacionarnos con ellos. Pues si el Hijo de Dios se ha unido con cada persona, eso significa que en cada una es posible encontrar a Cristo. Cada ser humano es el sacramento, la presencia de Cristo entre nosotros. Nuestro modo de tratarlo, de mirarlo, de considerarlo, es traducción del modo como nos comportamos con Cristo.
Más aún, en nuestro modo de tratar al otro, manifestamos si hemos comprendido lo que significa la encarnación. Para tal comprensión no basta una explicación teórica; es, sobre todo, fruto de un comportamiento, de un modo de vivir, de una manera de tratar a los demás. Si les trato como hijos de Dios y, por tanto, como hermanos míos; si les considero hijos en el Hijo, o sea, participantes de la encarnación, sólo entonces puedo comprender plenamente lo que quiere decir que Jesús es el Hijo de Dios. La comprensión de la filiación divina de Jesús (en la medida en que esto es humanamente comprensible) no se da en un campo teórico, sino al incorporar en mi vida la experiencia de que el otro, sea quien sea, es un hijo de Dios y, por tanto, un hermano mío.
El misterio de la Encarnación tiene que ver con la solidaridad de Dios con el ser humano. Allí, Dios manifiesta su amor a los humanos hasta más no poder, hasta el extremo, hasta el colmo. Y tiene que ver también con la solidaridad de los hombres entre sí, en la medida en que este misterio de unión de lo humano con lo divino se reproduce sacramentalmente en la comunión de los unos con los otros. Esta comunión tiene no sólo consecuencias a nivel de relación interpersonal, sino también a nivel de relación social. […]

Dios asumió la condición humana con todos sus riesgos, L. Cervantes-Ortiz

24 de diciembre, 2009

1. Humanidad de Dios y conflictividad histórica: la Navidad hacia afuera
La opción escogida por cada evangelista para narrar algunos de los entretelones del acontecimientro de Cristo manifiesta de alguna manera la trinchera en la que se coloca cada intérprete de la obra de Dios en el mundo. Lucas es famoso por no negarse a enredar la logísitica divina, entreverada con detalles minuciosos y sensibles, con los sucesos políticos del momento. Él, cuya tendencia es mostrar la preocupación divina por los débiles, no podía dejar de advertir la forma tan contastante que Dios había elegido para hacerse presente en la historia de una manera tan definitiva como lo hizo a través de la figura tan delicada y frágil del niño nacido en el pesebre de Belén. Tal vez por ello, los intérpretes de su pensamiento lo han ubicado entre aquellos que, sin menoscabo de su afirmación gozosa de la misericordia de Dios, seguida paso a paso en esa serie de cánticos registrados tan cuidadosamente, al mismo tiempo se atrevieron a denunciar cómo la conflictividad humana es el marco contra el cual se desarrollan los planes divinos de redención y liberación.
Dios nace en Jesús en medio del conflicto y responde al clamor de su pueblo prestando atención a su necesidad. Con la opresión establecida como forma de vida habitual, Dios se hace presente en el portal de Belén como un magnífico contrapunto a todo lo que representaba plantear una alternativa de fe y esperanza a la realidad de un imperio como el romano. La base de dicho imperio era la fuerza de las armas y, después, la imposición de un orden regido por la consigna de la pax, es decir, un estado de cosas impuesto violentamente y aceptado por la mayoría como algo indiscutible. No podía haber mejor cosa que el Imperio. Pero desde los márgenes mismos de este imperio emergió la posibilidad de vivir de otra manera: nada más opuesto que el poder real de un déspota y el niñito nacido en circunstancias marginales. El César ordena la realización de un censo para actualizar su padrón de contribuyentes y no le interesa si las personas contaban con los medios para viajar y llevar a cabo el registro. Él simplemente manda. Y Jesús, desde antes de nacer, ya está a expensas de un poderoso que domina sobre su pueblo y su familia. José y su esposa embarazada tuvieron que recorrer 112 km en condiciones precarias, por lo que seguramente su ánimo no estaba muy en alto al recordar su carácter de súbditos de un poder superior, que competía, en la subjetividad religiosa judía, con el poder divino, único poder supremo y absoluto.
El poder romano ignoraba estas minucias teológicas y sólo deseaba garantizar sus ingresos para seguir desplegando sus proyectos de dominación. Sólo eso. El cumplimiento del tiempo del parto tomó por sorpresa a los peregrinos y tuvieron que enfrentar el problema en un ambiente hostil, diferente. La angustia de José para encontrar el mejor lugar trasluce el conflicto microscópico contrapuesto a la voluntad del poderoso que, a control remoto, domina sobre toda la tierra. El pesebre, más allá de todo romanticismo, es un espacio vulgar, lleno de malos olores y vecino de muy buenas compañías.
[1] Más contrastes: los pastores confrontados con la esfera angelical rescatarán y proyectarán una fe perdida que los acercará, de manera inesperada a esa pareja que recibe a su primogénito y a visitas inesperadas. El pueblo pobre se reúne alrededor de una esperanza renovada. A diferencia de Lucas, su relato no recurre al recuerdo de las profecías, sino que lleva de la mano a los lectores por el camino de un proyecto de fe que debe remontarse por encima de los obstáculos puestos por el entorno y por ello el cántico angelical es toda una respuesta al mismo, con hondo contenido político y espiritual al mismo tiempo. La proclamación de la gloria de Dios en las verdaderas alturas, la afirmación de la auténtica paz y la posibilidad de que la buena voluntad humana se haga realidad en el mundo forman un conglomerado potencialmente liberador para todo aquél que esté dispuesto a escucharlo. La fuerza de dicho cántico está en su capacidad para evocar y producir esperanzas para desparramarlas en medio del pueblo. Ahora quienes escucharon semejante alabanza tendrían nuevas fuerzas para seguir la lucha cotidiana y al dirigir sus pasos hacia Belén, en una suerte de re-conexión con la situación difícil, pero con otra mirada.
Dios asumió la condición humana con todos sus riesgos y se expuso a los peligros propios de la misma con una voluntad férrea para experimentar genuinamente la humanidad. Desde una lectura de clase social, la Navidad representa el abajamiento de Dios para compartir el porvenir de los ninguneados, de aquellos que casi permanentemente están condenados a ser el piso de la pirámide social. Como escribió hace muchos años Juanleandro Garza:

La Navidad señala una etapa en el eterno peregrinaje de nuestro Dios.
Es el Dios uno que viaja en tres personas que hace surgir al universo al ritmo de Su paso y de Su voz y se regocija al ver la obra de Sus manos.
Este es nuestro Dios quien parte de Caos-cero, pasa revista a Su flamante universo, escoge precisamente este sistema solar, apunta al planeta tierra y se aloja por anticipado en el inquieto y vagabundo espíritu humano.
Se trata de Dios, quien vino en Navidad y se aposentó en esta elusiva carne nuestra y en Jesucristo caminó, trabajó, sudó, lloró, rió, pagó impuestos, fue perseguido, calumniado, maltratado y encarcelado hasta morir en el patíbulo infamante como los peregrinos y reformados de antaño y los refugiados y “mojados” de hoy.

Lo llamamos nuestro porque llamó hermanos y hermanas a “los pequeñitos”
los ninguneados
los harapientos, hambrientos,
sedientos, enfermos y presos,
los repulsivos, rechazados,
desamparados e ilegalizados,
los que no son como nosotros.

Nuestro Dios
Dios verdadero y único
Dios que nace en su propia creación
el Eterno Peregrino
que siempre está llamándonos
a ser peregrinos, no turistas
militantes, no espectadores
efectivos, no populares
administradores, no patrones,
a viajar por fe, no por vista,
a seguir Sus pisadas.
[2]

2. Celebrar íntimamente la humanidad de Dios: la Navidad hacia adentro
En un sentido, Jesús no es como nosotros, en su carácter de persona radicalmente solidaria con todos los seres humanos, sin importar su condición, pero a partir de un abajamiento que nos resulta incomprensible. Por ello, al recordar y celebrar la Navidad de hoy, con tanta carga propagandística, tendríamos que hacerle caso a las palabras de Hebreos 1, cuando dice que Dios, en Cristo, ha hablado de una manera completamente distinta y nueva: desde el anonadamiento absoluto, algo impensable para su soberanía de amo y señor del Universo, puesto al que renuncia para volver a obtener la supremacía. La dinámica divina es completamente contraria a la que rige en el mundo actual: nadie desea hacerse menos, ceder un ápice, así sea para recuperar después los privilegios. En nuestro caso, como clasemedieros aposentados en una posición a la que no nos gustaría renunciar bajo ningún concepto, el abajamiento de Dios es una lección de vida que choca con los valores e intereses que hemos incorporado a nuestra mentalidad, de ahí que constituya un particular esfuerzo espiritual, ideológico y cultural tratar de entender y participar de dicha dinámica de entrega y renuncia. La lectura de Hebreos 1.3 desde esta óptica sería muy sencilla: el Hijo de Dios se humilló para regresar a las esferas del poder. Jesús probó el sabor del polvo de la pobreza y la humildad para ser recompensado con el trono de Dios nuevamente.
Por ello, la espiritualidad navideña que brota de este esfuerzo debe atravesar hoy una profunda autocrítica de los hábitos celebratorios que desnudan, literalmente, el balance o desbalance que existe entre el festejo individual y colectivo. Esta correspondencia entre la fe y el relato navideño es esbozada por Karl Rahner, uno de los grandes teólogos del siglo XX, a contracorriente del jolgorio social:

Cuando —como cristiano— tan sólo se “piensa” en la doctrina de la encarnaci´`on del verbo (aun con esplédida voluntad y queriendo creer) no por eso está ya entre nosotros la Navidad cristiana. Pero ¿qué más podemos hacer? […]
Ten el valor de estar solo. Sólo si lo consigues realmente, sólo si lo llegas a saber hacer cristianamente, podrás también abrigar la esperanza de regalar un corazón navideño […] a aquellos a quienes te esfuerzas por amar. […] Este es el regalo que debes poner bajo el árbol de Navidad, y de lo contrario serán los demás regalos sólo gastos inútiles que también pueden hacerse en otras épocas del año. […]
El mensaje del nacimiento del Señor quedaría exterior si fuera dicho para el oído y en conceptos, pero no hubiera entrado y no hubiera sido celebrado en el corazón. La experiencia de dentro y el mensaje de fuera se encuentran el uno con la otra, y cuando el uno en la otra se entiende, acontece la celebración de la Navidad, porque la fe viene del oír y de la gracia que brota de la íntima médula del corazón.[…]
[3]

Celebrar la Navidad hacia dentro y hacia fuera es como acunar al propio Dios en su debilidad más extrema y atreverse a pensar en la posibilidad de acompañarlo en su abajamiento, un proceso de negación del poder y la gloria, para tratar de entender la forma en que Dios ha amado a la humanidad, al grado de haberse deCursivaspojado voluntariamente de su magnificencia para probar lo humano en todas sus dimensiones y posibilidades. La Navidad es, así, un empeño por humanizarse como Dios lo hizo primero.

Notas
[1] Cf. Carlos Martínez García, “La Navidad, según Lucas”, en La Jornada, 20 de diciembre de 2006, www.jornada.unam.mx/2006/12/20/index.php?section=opinion&article=022a2pol.
[2] J. Garza, “Dios peregrino y del peregrino”, en El Faro, año 99 bis, noviembre-diciembre de 1984, p. 21.
[3] K. Rahner, “Sobre la teología de la celebración de la Navidad”, en Escritos de teología. Tomo III. 3ª ed. Madrid, Taurus, 1968, pp. 35, 39.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Letra 152, 20 de diciembre de 2009

CAMPANAS AL VUELO LLAMAN A UN DESPERTAR POR LA JUSTICIA CLIMÁTICA
Consejo Mundial de Iglesias, 15 de diciembre de 2009

Con una oleada de campanadas que resonaron en todo el mundo, las iglesias enviaron un mensaje urgente a los líderes mundiales reunidos en Copenhague, en la cumbre de las Naciones Unidas sobre el clima: Hay sólo un mundo y, para conservarlo, no hay más remedio que actuar ahora mismo.
"Tenemos sólo un mundo, este mundo y, si lo destruimos, no tendremos nada más", dijo el Arzobispo Desmond Tutu en una conferencia de prensa después de una celebración ecuménica en favor de la justicia climática que tuvo lugar en la Catedral de Copenhague, el 13 de diciembre. Tutu resumió el mensaje de las iglesias a los negociadores y políticos que asistían a la cumbre de las Naciones Unidas: "Por vuestros hijos, por vuestros nietos, cuidad de este mundo que tenemos […]. Hagamos un acuerdo jurídicamente vinculante, no un acuerdo político".
Un acuerdo de este tipo implicaría que las naciones desarrolladas se comprometieran a reducir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 40 por ciento para 2020 y, en un 80 por ciento, para 2050, con respecto a sus emisiones de 1990. Deberían contribuir también con 150 000 millones de dólares al año, para ayudar a las naciones en desarrollo a reducir sus propias emisiones de CO2 y a adaptarse a las consecuencias del cambio climático. La celebración ecuménica, a la que asistieron la reina Margarita II de Dinamarca, miembros del gobierno danés, participantes de la cumbre de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y una multitud de líderes religiosos, fue organizada por el Consejo Nacional de Iglesias de Dinamarca en colaboración con el organismo de ayuda de las iglesias danesas, DanChurchAid, y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI).
En su sermón, el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, habló sobre el miedo como raíz de las excusas para evitar las decisiones difíciles y costosas que exige la crisis del cambio climático: "decisiones que significarán un cambio real". "Nos reunimos como un pueblo de creyentes en el contexto de este momento crítico en la historia de la humanidad [para decir] no temáis", dijo Williams. Como "el amor expulsa al temor", también ayuda a tomar "las decisiones acertadas para el futuro de nuestro mundo".
Si queremos que la tierra sea un lugar seguro para las generaciones futuras, es preciso plantear hoy algunas preguntas, dijo Williams. Entre ellas: "¿Cuál sería una relación saludable y sostenible con este mundo?" y "¿cómo crearemos instituciones internacionales que garanticen que los recursos llegan a donde se necesitan?"

Toque de campanas llamando a despertar
Al final de la celebración, el Decano de la Catedral, Anders Gadegaard, dio inicio a las campanadas. A esa hora, las 3 de la tarde, en toda Dinamarca, Escandinavia y Europa central, miles de campanas de iglesias dieron 350 toques para simbolizar las 350 partes por millón que, según muchos científicos, son el límite máximo seguro para el CO2 en la atmósfera. En todo el mundo, se unieron las iglesias a una cadena mundial de oraciones y campanadas en favor de la justicia climática. Empezando en Fiji, en el Pacífico Sur, los toques de campana resonaron a través de todas las zonas horarias del mundo hasta Copenhague, siguieron en Groenlandia y dieron la vuelta a la tierra para volver al Pacífico.
Líderes eclesiales del Pacífico y Groenlandia hablaron en la conferencia de prensa de Copenhague sobre las consecuencias que el cambio climático está produciendo ya en sus regiones. La obispa de Groenlandia, Sofie Petersen, de la Iglesia Evangélica Luterana de Dinamarca, habló sobre los efectos del cambio climático en las vidas de los pescadores y cazadores. "Por falta de hielo en el mar, los cazadores no pueden ir a cazar como antes y, a causa de ello, la gente no puede conseguir alimentos", afirmó.
El presidente de la Iglesia Cristiana Congregacionalista de Tuvalu, Rev. Tofiga Falani, explicó que, en su país, país insular polinesio compuesto por ocho atolones coralinos, no hay ya ningún lugar con una altitud superior a cuatro pies (1.2 metros) sobre el nivel del mar. Instó a los países ricos a que tomen conciencia de las consecuencias de su desarrollo para miles de personas que viven en estos atolones de baja altitud. "¡Queremos sobrevivir!", dijo Falani.

Medio millón de personas en favor de la justicia climática
Al comenzar la mañana, Desmond Tutu entregó a Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un reloj que representa más de medio millón de firmas en favor de la justicia climática. Los efectos del cambio climático los sienten sobre todo "aquellos que no los han causado: los pobres y vulnerables", dijo Tutu, hablando ante una multitud en la Plaza del Ayuntamiento de Copenhague. Ésta es la "injusticia del cambio climático": que los países pobres son quienes "tienen que pagar por algo que no han causado".
Las firmas se recogieron en más de 20 países en el ámbito de la campaña de cuenta atrás a Copenhague, "Countdown to Copenhagen", impulsada por una coalición de organizaciones ecuménicas de desarrollo y humanitarias. Los 512 894 firmantes se comprometieron a reducir su contribución personal a las emisiones de CO2 mediante el reciclaje, la reutilización y la reducción del consumo, y a presionar a los dirigentes políticos para que adopten un acuerdo sobre el cambio climático que sea justo para los países pobres.
Al recibir el reloj de la campaña, Yvo de Boer dijo que, a pesar de las preocupaciones de los líderes mundiales por las crisis financiera, económica e industrial, "es una crisis moral lo que nos impide afrontar la crisis medioambiental". "Hagamos oír nuestras voces ", concluyó de Boer, "porque Copenhague es la única ocasión que tenemos para poner esto en orden".
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LA IGLESIA QUE AMO
Ronaldo Muñoz (Chile, 1933-2009)

Pocas catedrales de canto y oro,
muchas capillas de barro y tabla.

Pocos ricos adiestrados a la indiferencia,
muchos pobres expertos en pasión compartida.

Pocos letrados calculadores y prudentes,
muchos sencillos que saben de fe y de esperanza.

Pocos doctores muy seguros de su doctrina,
muchos testigos que escuchan de verdad.


Poco poder de fariseos y sacerdotes de carrera,
mucho servicio humilde a los hermanos más pequeños.

Pocos proyectos de dólares y marcos,
muchas mingas de sudor y canto.

Pocas ceremonias en palacios y cuarteles,
muchas fiestas en aldeas y barrios marginales.

Pocas bendiciones de armas, bancos y gobiernos,
muchas marchas de paz, justicia y libertad.

Poco temor al Dios del castigo y de la muerte,
mucho respeto al Dios del amor y de la vida.

Poco culto de espaldas al pueblo
a Cristo rey eterno en las alturas;

Mucho amor y seguimiento a Jesús, el de María,
Compañero, Profeta, Hijo del Padre.

Poco, cada vez menos,
mucho, cada vez más.

El Magnificat, Rev. Marianne Strub

20 de diciembre de 2009

La humanidad de Dios (III), Olegario González de Cardedal

20 de diciembre de 2009

A PARTIR DE LAS AFIRMACIONES DE COL 1.16-17 EN QUE Cristo aparece como principio en el que todo es creado, forma e imagen conforme a la cual todo es creado y fin al que se ordena todo lo creado; y a la luz de Ef 1.10, donde se afirma que Cristo es el que lleva a cabo la anakefalaiosis (reunir todas las cosas) de todo el cosmos, la teología comprenderá a Cristo como el centro de toda la realidad. Con toda naturalidad se afirmará que el microcosmos real es Jesucristo y no el hombre. […] El momento cumbre de esta reflexión cristológica lo encontramos en múltiples textos de Fray Luis de León y con especial claridad al exponer el nombre Pimpollo. Para entenderlo hay que añadir aquella corriente que pone la encarnación en el centro del plan divino y la piensa con anterioridad e independencia del pecado humano.
Cristo es, por tanto, el blanco, centro y meta de toda la obra divina del mundo. De la idea de él encarnado, por tanto sumando Dios, ser humano y mundo en pequeño, derivan todas las ideas y reciben todo su sentido. "Esto es ser Cristo Fruto, y darle la Escritura ese nombre a Él, es darnos a entender a nosotros que Cristo es el fin de las cosas, y aquel para cuyo nacimiento feliz fueron todas criadas y enderezadas […] este Universo todo, cuan grande y hermoso es, lo hizo Dios para fin de hacer hombre a su Hijo y para producir a luz este único y divino Fruto, que es Cristo, que con verdad le podemos llamar el parto común y general de todas las cosas". […]
Cristo media completamente entre Dios y la humanidad, y no menos entre ésta y Dios; es el camino que trae Dios a los seres humanos y el camino que los hace llegar a Dios. […] El NT afirma que Jesucristo asciende a Dios, porque primero ha descendido de Dios (Jn 3.13; Ef 4.9). […] Escribe San Agustín: "La gracia de Dios no pudo ser encarecida más gratuitamente que haciéndose hombre el Hijo de Dios sin dejar su inmutabilidad y dando a la humanidad el espíritu de su amor, por mediación del hombre, mediante el cual lleguen los seres humanos a Él, que está tan lejos de los mortales por su inmortalidad, de los mudables por su inmutabilidad, de los impíos por su justicia y de los miserables por su felicidad".
Constituido así mediador, Jesús está del lado del Padre acogiendo la ofrenda de la humanidad a la vez que del lado de ésta le muestra cuál es el verdadero destinatario del sacrificio de su existencia, a quién pueden adorar y a quién no deben servir, porque sería una degradación de su dignidad humana, la cual sólo es inferior a Dios y por ello nada fuera de Dios puede mostrarse superior a ella o exigirle el sacrificio tanto de la vida como de las obras. El sacrificio de Jesús consuma todos los sacrificios anteriores y, permaneciendo actual en la Iglesia, nos permite unirnos a él y santificar nuestra existencia con la consumación de la suya. Él es sacerdote oferente y oblación al mismo tiempo. […]
El cristianismo no sólo dice una palabra sobre Dios sino dice, sobre todo, una palabra sobre la humanidad. Jesús resucitado, los apóstolesy la iglesia naciente son la respuesta de las libertades humanas a la oferta de Dios en el mundo. Partiendo de la nada de la muerte, la negación en la traición, el odio en la persecución en el caso de Pablo, la pobreza, pecado e ignorancia en las primeras comunidades, Dios suscita una nueva creación. Al Amén de Dios al mundo en Jesús, la Iglesia, integrando la Creación entera, corres-ponde con otro Amén, que acoge y agradece la oferta de redención.

La entraña del cristianismo. 1997

viernes, 11 de diciembre de 2009

Letra 151, 13 de diciembre de 2009

PREMIAN TESIS DE POSGRADO SOBRE JUVENTUD INDÍGENA PRESBITERIANA
ALC Noticias, 9 de diciembre de 2009
Ariel Enrique Corpus Flores, quien cursa actualmente el doctorado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede Ciudad de México, obtuvo el tercer lugar en el Cuarto Concurso Nacional de Tesis sobre Juventud 2009, convocado por el Instituto Mexicano de la Juventud. La tesis de maestría lleva por título “Jóvenes tseltales presbiterianos y sus prácticas divergentes: los mensajeros de Cristo en la Iglesia Gólgota de El Corralito, Oxchuc, Chiapas”.
La investigación de referencia se llevó a cabo para cubrir los requisitos del posgrado, en agosto de 2008, en el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS, ), con sede en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, y fue dirigida por la profesora Carolina Rivera Farfán. Se trata de un análisis minucioso de la forma en que las nuevas generaciones de creyentes experimentan a su modo las formas asociativas tradicionales del presbiterianismo, es decir, la vetusta institución del “esfuerzo cristiano”, heredado de las misiones anglosajonas. Un resumen y el índice de la tesis se encuentra en: http://arielcorpus.files.wordpress.com/2008/09/tesis-portada-e-indice1.pdf, adonde el autor ha colocado otros ensayos. El trabajo, de corte antropológico, se realizó en la zona de los Altos de Chiapas, específicamente en el municipio de Oxchuc donde hay un gran porcentaje de población adscrita al presbiterianismo. La investigación da cuenta no sólo de los cambios aparejados en el protestantismo, también en los cambios generacionales experimentados en estas sociedades indígenas, donde los jóvenes son una categoría emergente dentro del mundo maya contemporáneo. El trabajo premiado permite visibilizar el factor religioso que, en los estudios sobre juventudes, había sido omitido al pensar a los sujetos jóvenes como secularizados, mostrando que la religión también es pieza importante en la construcción de su identidad. En el eje religioso, deja al descubierto que los jóvenes tseltales presbiterianos pugnan por una religiosidad sin tanta regulación institucional, incorporan nuevos elementos a sus propias liturgias —como el canto en español y el uso de estribllos, dejando por un momento el himnario—, la emergencia de un liderazgo juvenil, la mayor participación de las mujeres tanto en el liderazgo como la organización del grupo juvenil, y la confrontación generacional entre viejos y nuevos modelos eclesiásticos, entre el liderazgo eclesial y el grupo de jóvenes. En 2006, Corpus Flores se graduó de licenciado en la Escuela de Educación Superior en Ciencias Históricas de San Luis Potosí, en el centro del país, de donde es originario. En aquella ocasión, estudió las ideas protestantes contenidas en la revista presbiteriana El Faro (fundada en 1885) durante la dictadura de Porfirio Díaz (fines del siglo XIX y principios del XX).
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NUEVOS EMBATES CONTRA EL ESTADO LAICO EN MÉXICO
ALC Noticias, 26 de noviembre de 2009
En aquella ocasión, explicó, la razón del levantamiento fue la persecución quedesató el gobierno de Plutarco Elías Calles. Se comprueba, así, que los artículos e investigaciones de Álvaro Delgado no están, en modo alguno, lejos de la realidad. Lo que resulta incomprensible es la manera en que algunas organizaciones evangélicas, como la Alianza Ministerial de Veracruz(presidida en otra época por el presbiteriano Ricardo Aquino), apoyen las posturas de los sectores católicos más recalcitrantes. ¿Cómo contradecir, por ejemplo, a Octavio Rodríguez Araujo, cuando coloca en el mismo paquete a los evangélicos y católicos en su neo-cruzada contra el aborto? Sus palabras, dominadas por el lenguaje característico de los más conspicuos enemigos de la religión, plantean de manera devastadora una serie de preguntas que evidencian hasta dónde los cuadros dirigentes de las iglesias evangélicas actuales se han desembarazado de su herencia liberal, para asumir, sin rubor alguno, las banderas de estos grupos católicos, seguidores de quienes persiguieron a las comunidades evangélicas en otros tiempos.
Escribe Rodríguez Araujo: “Aceptando, sin conceder, que Dios existe, ahora se vale de diputados para inspirarlos y controlarlos, según lo dicho por el coordinador de la Asociación Ministerial Evangélica de Veracruz para que votaran en contra del aborto. El Dios de los católicos, que tal vez sea el mismo de los evangélicos, no sólo está en contra del aborto, sino que, por medio de uno de sus voceros, en este caso de la arquidiócesis de Jalapa, ha opinado que las penas a las mujeres que aborten son insuficientes y ligeras y que, además de hacerlas más pesadas, deberán extenderse a la pareja de la acusada y al médico o partera que participen en esa práctica contra la vida (La Jornada, 23/11/09)”.
Y agrega: “Gracias a tales inspiraciones y controles divinos (quiero suponer) es que 17 congresos locales han dictado leyes que penalizan el aborto convirtiendo a las mujeres que lo practican (y a quienes las ayudan) en delincuentes. Los voceros de ese Dios inmisericorde con las mujeres que por diversas razones no quieren un hijo han convertido su debilidad religiosa, demostrada al no conformarse con el castigo divino que está presente en sus postulados (excomunión), al recurrir al castigo terrenal de las leyes y las prisiones que los seres humanos del poder han construido para castigar a sus semejantes por delitos que previamente inventaron como tales (por inspiración divina o sin ella). Y, para compensar dicha debilidad, han fantaseado que la bondad de Dios es tal que ahora dicta las decisiones de diputados priístas y panistas, y de algunos perredistas, petistas y convergentes en contra del aborto, es decir, para salvar vidas o, en su léxico, almas”.
Rodríguez Araujo no olvida que la inquisición católica “siempre actuó en nombre de su Dios, primero contra los judíos y los infieles (musulmanes, entre otros), luego contra los protestantes en Francia o contra los católicos en la Inglaterra protestante, y así hasta el presente en las combinaciones que se les ocurra a los fundamentalistas de cualquier signo; y a los racistas también”. Para él, este brote triunfalista de los grupos conservadores muestra nuevamente el rostro de la intolerancia basada en dogmas aceptados como verdad absoluta. De lo que se trata, concluye, es de ser más humanos y superar las coyunturas electoreras que sólo buscan ganar votos entre la feligresía de cualquier signo.
Los valores de la laicidad fueron siempre patrimonio ideológico y cultural del protestantismo llamado “histórico”, de ahí que resulte un enorme contrasentido que las nuevas dirigencias evangélicas abandonen, según se ve, inconscientemente, su pasado de lucha y reivindicación de la libertad religiosa (condición sine qua non para la verdadera democracia) para caer en los brazos, nada ingenuos, de los defensores de un esquema superado hace siglos, en el que, escudados en el nombre de Dios, se sigan sometiendo las conciencias de las personas a los caprichos de unos cuantos iluminados. Algo similar les está sucediendo a los legisladores priístas, pues ellos también han dejado atrás sus principios para incurrir en la actitud más oportunista imaginable. Estamos, pues, de nuevo, ante un nuevo episodio de ataque a la laicidad en un país que no consigue salir de sus amarras históricas y culturales. (LC-O)

Humanidad de Dios y existencia humana, L. Cervantes-O.

13 de diciembre de 2009
Pues del cielo a la tierra rendido
Dios viene por mí…
[1]
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)

1. Humanidad de Dios y servidumbre
Uno de los énfasis radicales que la profecía mesiánica antigua intuyó muy bien en relación con la figura histórica que encarnaría siglos después en Jesús de Nazaret fue el servicio, pues el perfil de la persona que aparece desde el cap. 42 de Isaías, y que inicialmente se aplicó a todo Israel como pueblo de Dios, es el de alguien dispuesto a servir sin dilaciones a la humanidad entera. Normalmente, los llamados “cánticos del Siervo” (42, 49, 50, 53) son evocados en la Semana Santa para destacar el sufrimiento del mesías en su afán por obtener la salvación, pero a veces se deja un poco de lado el hecho de que los alcances de figura tienen también una estrecha relación con la intención divina de encarnarse en todos los aspectos de la vida humana. Ésa es precisamente una de las aristas clave de la encarnación o humanización de Dios: su esfuerzo denodado por hacerse presente y “saborear”, desde la humanidad de Jesús, todo lo humano sin menoscabo de su divinidad que habría de manifestarse en los instantes supremos de la redención. Porque antes de que éstos sucedieran, la figura humana de Jesús no se paseó en el mundo mostrando, como se han empeñado algunos en reproducir la imagen convencional, un aura de santidad alrededor de su cabeza o alguna otra forma de anunciar que el Mesías estaba allí presente. Por el contrario, Jesús mismo se encargaría de resumirlo en una magnífica frase: “Yo estoy entre ustedes como el que sirve” (Lc 22.27b). Es decir, el Dios encarnado en él, era un servidor, un siervo auténticamente humano.
El Siervo de Yahvé, según Isaías 42, sería una persona escogida y sostenida por él; las últimas palabras del v. 1 resonaron algunas veces en el ministerio de Jesús, quien se inspiró abiertamente en estos pasajes para reivindicar su labor: “…él me llena de alegría. He puesto en él mi Espíritu y hará justicia entre las naciones” (TLA). Carlos Mesters hace una magnífica recapitulación sobre la figura del Siervo que brota de estos cánticos:

Mucha gente se pregunta: ¿quién es el Siervo? ¿Es el pueblo? Es Jesucristo? ¿Somos nosotros? Es alguno de los profetas? En quién estaba pensando Isaías Junior cuando escribió los cuatro cánticos? […] al hacer los cánticos, la preocupación mayor de Isaías Junior [era] […]presentar al pueblo del cautiverio un modelo que lo ayudara a descubrir en la figura del Siervo, su misión como Pueblo de Dios. Por tanto, para Isaías Junior, el Siervo de Dios ¡es el pueblo del cautiverio! Más tarde, Jesús se inspiró en los cuatro cánticos del Siervo para realizar su misión aquí en la tierra. Por eso, el Siervo es también Jesús.
[2]

Se trata de una persona comprometida sobre todo con la justicia y, en el espíritu del Adviento, de alguien luminoso para la realidad oscura y difícil: “luz de las naciones” (v. 6). Porque sólo la justicia y la solidaridad incondicional pueden iluminar este mundo. Dios accede a la humanidad y el servicio a través de esta figura que encarna primero, su pueblo, y después en la proyección futura, el propio Jesús, quien encuentra en estos cánticos el “guión”, el “retrato hablado de su misión.

2. El Verbo encarnado en la existencia humana de Jesús
La teología del Cuarto Evangelio es profunda y alta al mismo tiempo. No en balde el símbolo de Juan es el águila, el que busca las alturas. No obstante, a la hora de centrarse en la persona de Jesús, en su humanidad, sus palabras son consecuentes con una fe anclada hondamente en la experiencia y la creencia unidas de que la humanidad de Dios se manifestó fehacientemente en la persona de Jesús de Nazaret, en sus olores, en sus sensaciones, en su corporalidad entera, y al mismo tiempo en el hecho de que esa misma carnalidad sería proyectada por la obra de Dios a las alturas de la Palabra, del Logos que estaba con Dios desde la eternidad hasta la eternidad. El periodo intermedio entres esas fases de la eternidad fue, precisamente, la existencia histórica de Jesús, justamente la que dicen los eruditos es irrecuperable más que para los ojos de la fe. El autor del Cuarto Evangelio (ni nadie) podía ser testigo de los sucesos remotos de sus famosas primeras palabras (“En el prinicipio…”, pero sí que lo fue, algunas frases después, para desemobocar en el también famoso v. 14: “Aquel que es la Palabra/ habitó entre nosotros/ y fue como uno de nosotros./ Vimos el poder que le pertenece/ como Hijo único de Dios,/ pues nos ha mostrado/ todo el amor y toda la verdad” (TLA).
La teología más alta no excluye un grado de abajamiento que sigue en todo la dinámica misma de Dios de hacerse humano a toda cosa, casi de una manera obsesiva, para penetrar en el misterio humano, en correspondencia con aquellas tendencias místicas que buscan “un matrimonio entre el cielo y la tierra”. Dios en la carne de Jesús probó la pequeñez para agrandar a la humanidad y se rebajó tanto que la humanidad no fue solamente un estado de prueba o un “purgatorio” sino que el sabor de lo humano se integró completamente a la divinidad del Hijo de Dios, y así subiría al cielo, de regreso, “vestido” de humanidad para “reintegrarse” a la Trinidad eterna, pero ahora con una esencia acompañada de verdadera y efectiva humanidad. Como explica González de Cardedal, en palabras casi místicas, tributarias de la mejor teología de todos los tiempos, pues sin el trabajo de K. Barth, el reformado, difícilmente alguien podría escribir así, sin ser cuestionado o perseguido por su atrevimiento:

La humanidad de Jesús es tan real y decisiva como su divinidad […] Jesús es el fruto eterno del Padre, de sus amorosas entrañas; y es el fruto temporal de María, de sus amorosas entrañas en el consentimiento, en la gestación, en la compañía durante su ministerio y en la renuncia a estar en el centro para que él lo fuera todo […] Jesús se parece a Dios y se parece a María. El Padre es el origen de su existencia personal eterna y María, por la acción del Espíritu Santo, que suscita el cuerpo del engendrado, a la vez que prepara el alma y alumbra la conciencia de la engendradora, es el origen de su existencia personal temporal. El cristianismo sólo tiene fundamento y sólo merece la pena ser cristiano si Cristo es el Verbo encarnado y en él tenemos dicha la Verdad y dada la Realidad de Dios.
[3]

Ciertamente no existe un “relato navideño” como tal en este evangelio… pero ni falta que hace, pues aunque ni él ni Marcos quisieron “rebajarse” para contar los entretelones del nacimiento de Jesús, no por ello dejan de plantear las enormes dimensiones del evento máximo de actuación de Dios en la historia, cuando Él asume, con todos los costos, la humanidad verdadera y solidaria para desde aquí, desde abajo, completar su labor redentora, no ya desde el poder sobrehumano y trascendente sino de la manera más complicada: desde la vilnerabilidad y la indefensión totales. Ninguna forma de eternidad podía “defender” a Dios en Jesús de experimentar la transitoriedad de lo humano, ¡pero Él tampoco quiso que fuera así!
Y tuvo que ser otro poeta, Jorge Luis Borges, de estirpe protestante, quien retomaría esta visión plenamente humana del Hijo de Dios en su proceso encarnacional y humanizante. Dos veces eligió Juan 1.14 como centro de su atención y en ambas ocasiones el poema se llama así, como la cita del evangelio. Éste es el poema más breve:

Refieren las historias orientales
La de aquel rey del tiempo, que sujeto
A tedio y esplendor, sale en secreto
Y solo, a recorrer los arrabales
Y a perderse en la turba de las gentes
De rudas manos y de oscuros nombres;
Hoy, como aquel Emir de los Creyentes,
Harún, Dios quiere andar entre los hombres
Y nace de una madre, como nacen
Los linajes que en polvo se deshacen,
Y le será entregado el orbe entero,
Aire, agua, pan, mañanas, piedra y lirio,
Pero después la sangre del martirio,
El escarnio, los clavos y el madero.[4]

Dios quiso, en Jesús, “beber” la humanidad hasta las heces, hasta lo último, desde la alegría suprema hasta el dolor más profundo, con la honestidad que sólo Él podíe enseñarnos, una vez más comprometido completamente con la humanidad entera. Por todo ello: “Jesús puede ser llamado con toda razón microcosmos y mediador. La primera palabra se ha utilizado para designar al hombre que contiene en sí de alguna manera todo el resto del mundo, que él es el mundo en pequeño. Con toda verdad esta fórmula sólo se puede aplicar a Jesús en cuya realidad personal convergen reconciliados Dios y el mundo, la humanidad y la divinidad, lo máximo y lo mínimo, la santidad y el pecado”.
[5]
Notas
[1] Sor Juana Inés de la Cruz, “Al nacimiento de nuestro Señor”, en Alfonso Méndez Plancarte, est., sel. y notas, Poetas novohispanos. Segundo siglo (1621-1721). Parte segunda. 3ª ed. México, UNAM, 1994 (Biblioteca del estudiante universitario), p. 76.
[2] C. Mesters, La misión del pueblo que sufre. Los cánticos del siervo de Dios en el profeta Isaías, en www.mercaba.org/Mesters/los_canticos_del_siervo_de_dios_.htm.
[3] O. González de Cardedal, La entraña del cristianismo. Salamanca, Secretariado Trinitario, 1997, pp. 87-89.
[4] J.L. Borges, “Juan I, 14”, en El otro, el mismo (1964), www.sololiteratura.com/bor/borelotroelmismo.htm.
[5] O. González de Cardedal, op. cit., p.87.

La humanidad de Dios (II), Olegario González de Cardedal

13 de diciembre de 2009

LA HUMANIDAD DE JESÚS ES TAN REAL Y DECISIVA COMO su divinidad […] Jesús es el fruto eterno del Padre, de sus amorosas entrañas; y es el fruto temporal de María, de sus amorosas entrañas en el consentimiento, en la gestación, en la compañía durante su ministerio y en la renuncia a estar en el centro para que él lo fuera todo […] Jesús se parece a Dios y se parece a María. El Padre es el origen de su existencia personal eterna y María, por la acción del Espíritu Santo, que suscita el cuerpo del engendrado, a la vez que prepara el alma y alumbra la conciencia de la engendradora, es el origen de su existencia personal temporal. El cristianismo sólo tiene fundamento y sólo merece la pena ser cristiano si Cristo es el Verboencarnado y en él tenemos dicha la Verdad y dada la Realidad de Dios. […]
No hay una plenitud humana que llegando a su expresión máxima sea plenitud de Dios; no hay conquista ni iniciativa que desde el mundo puedan llegar hasta Dios. Lo que encontramos en Jesús es el resultado del acto gratuito ylibre, perfectivo y consumativo de la realidad humana universal simultáneo con el acto asumptivo de una humanidad particular por Jesús, ya que en esa naturaleza humana suya queda definida, realizada y destinada la humanidad detodos los hombres. En cuanto “hombre asumido por Dios”, Cristo es la expresión suprema de la realidad humana, por haber sido lanzada a sus máximas posibilidades en el orden ontológico (ser personalizado por Dios), en el intelectivo (conocer a Dios) y en el volitivo (corresponder a Dios con un amor divinamente proporcionado). Una vez así constituido, Cristo es el mediador tanto de la autocomunicación como de la autointerpretación de Dios al mundo como de la respuesta proporcional del hombre y del mundo a Dios.
En Cristo tenemos la última palabra, el don irreversible y el perdón definitivo si además de la gratuidad absoluta con que aquel don es dado por Dios, tenemos la seguridad de que el don ha alcanzado al mundo y ha sido recibido, se convierte ya en propiedad de la humanidad comenzando a actuar en ella como fermento de una posibilidad nueva y anticipo de una promesa de vida eterna. Cristo es visto por el NT como el Don definitivamente dado y el Don definitivamente aceptado, como la aparición victoriosa del Reino de Dios en el mundo y la victoria realizada ya en quien es “anticipo”, primicias del mundo futuro (I Co 15.20).
La resurrección, la nueva humanidad de Jesús, la Iglesia y la forma de santidad de la primitiva iglesia son la forma concreta de la victoria de Dios en el mundo, al surgir las expresiones realizadas del Reino, que son no sólo manifestaciones de su potencia y soberanía eterna sino también manifestaciones de la humanidad nueva. La gloria y potencia de Dios se manifiestan no tanto en lo que ellas hacen por sí mismas cuanto en lo que ellas suscitan, en la libertad que otorgan y en la respuesta que hacen posible.
Jesús puede ser llamado con toda razón microcosmos y mediador. La primera palabra se ha utilizado para designar al hombre que contiene en sí de alguna manera todo el resto del mundo, que él es el mundo en pequeño. Con toda verdad esta fórmula sólo se puede aplicar a Jesús en cuya realidad personal convergen reconciliados Dios y el mundo, la humanidad y la divinidad, lo máximo y lo mínimo, la santidad y el pecado.

La entraña del cristianismo, 1997

domingo, 6 de diciembre de 2009

Letra 150, 6 de diciembre de 2009

NO TIENEN CLARO LOS EVANGÉLICOS LEY ANTIABORTO
Mariana Contreras
www.elgolfo.info, Xalapa, 28 de noviembre de 2009

Guillermo Trujillo Álvarez, miembro del Comité Coordinador de Un México, una Oración, señaló que las modificaciones a la ley han sido complejas por lo que estarán en el momento que se determine cualquier cosa

La comunidad evangélica del estado de Veracruz no tiene claras las modificaciones que hará el gobernador del estado, Fidel Herrera Beltrán al Código Penal, manifestó Guillermo Trujillo Álvarez, miembro del Comité Coordinador de Un México, una Oración, en el estado.
"No tenemos muy claro, es un juego de palabras, es una situación muy compleja y no la expresan muy bien, vamos a esperar el día 3, vamos a estar presentes en el Congreso para ver cuál fue la postura que presenta el gobernador".
Sin embargo, aseguró que la comunidad evangélica del estado de Veracruz se manifiesta por el derecho a la vida desde su concepción y hasta su muerte natural, salvo las excepciones que la ley marque, aseguró.
"La comunidad evangélica del estado de Veracruz está muy clara, estamos a favor de la vida, nosotros no estamos a favor del aborto, ni de las drogas ni de la Ley de Convivencia ni nada que se parezca, estamos a favor de los principios espirituales, éticos, morales, familiares", resaltó.
Destacó que están a favor de la vida, pero no en cualquier circunstancia, pues la ley contempla las situaciones como la violación o la malformación congénita.
"En cuanto a promover o estar a favor del aborto o despenalizar el aborto no es tanto como promover algo, es como despenalizar las drogas", dijo. Aseguró que despenalizar el aborto no sería de ningún beneficio ni para los veracruzanos ni para la vida pues preguntó cuántos personajes, líderes, políticos o empresarios, que su madre pensó en algún momento en abortar y gracias a que no lo hizo son "gentes de bien".
"Gentes que están sirviendo a una sociedad, por qué cortar la vida y no darle la oportunidad a un ser que viene, que no sabemos cuál es su futuro, que Dios le tenga predestinado, creo que nuestra postura es clara: la vida". Finalmente, recalcó que la comunidad evangélica de Veracruz está siempre a favor de la vida, con leyes claras, "que se hable directo y con la verdad".
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ENDURECER LA NUEVA LEY ANTIABORTO EN VERACRUZ, PIDEN CATÓLICOS Y EVANGÉLICOS
Andrés T. Morales
La Jornada, 23 de noviembre de 2009, p. 33

El 17 de noviembre, cuando los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional aprobaron penalizar el aborto en el estado, Dios tomó el control del Congreso; sin embargo, los castigos previstos son insuficientes, afirmaron líderes religiosos.
El vocero de la Arquidiócesis de Jalapa, Quintín López Cessa, negó que dirigentes católicos hayan negociado la reforma con el gobernador Fidel Herrera y los coordinadores parlamentarios. No forzamos a nadie. Ni siquiera los anduvimos buscando. Nosotros damos argumentos en público y no tenemos que andar en lo oscurito, afirmó.
López Cessa consideró muy ligera la pena de cuatro años de cárcel a las mujeres que reincidan en la práctica del aborto y exigió extender el castigo a la pareja de la acusada y al médico o partera que participen. Mientras, José Eduardo Ortiz González, coordinador de la Asociación Ministerial Evangélica de Veracruz, aseguró que la decisión de los diputados locales estuvo inspirada por Dios, quien tomó el control del Congreso en defensa de la vida. Ortiz negó que los pastores presionaran a los legisladores. La Iglesia no controla al Estado laico. Sólo oramos , expuso.
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NUEVOS EMBATES CONTRA EL ESTADO LAICO EN MÉXICO (I)
ALC Noticias, 26 de noviembre de 2009

Una vez más, los embates contra la laicidad del Estado en México se ponen a la orden del día. Ante las nuevas leyes aprobadas en la capital del país, que han despenalizado y regulado la interrupción del embarazo, los incansables embates de la derecha religioso-política han conseguido que se eleven a 17 (de un total de 32) los estados que han modificado sus constituciones locales para volver a criminalizar a las mujeres (y a sus familiares) que decidan interrumpir el embarazo en el primer trimestre posterior a la gestación.5 A tales fuerzas retardatarias, se han sumado reiteradamente algunos grupos o representaciones evangélicas que, sin previa consulta a sus bases comunitarias, alegre e irresponsablemente se agregan a los esfuerzos por minar la laicidad al tratar de imponer criterios religiosos y pseudo-teológicos a la legislación relacionada con estos asuntos.6
Un artículo de Roberto Blancarte observa profundamente, desde su título, lo que está pasando en realidad; se trata de una auténtica "contrarreforma": "Para beneplácito de los conservadores, los de antes y los de hoy, a los 150 años exactos de las Leyes de Reforma, promulgadas en Veracruz, los actuales legisladores de dicha entidad aprobaron una ley ignominiosa, siguiendo las directrices clericales, para penalizar a las mujeres que abortan. […] La derecha ha reducido inteligentemente la discusión a un eslogan que quiere decir todo y no significa nada: la defensa de la vida. Los demás no han sabido qué anteponerle. Y sin embargo, las disyuntivas son fácilmente identificables: por un lado está el principio de la defensa de la vida ‘desde la concepción hasta la muerte natural’, basado en la idea de que sólo Dios da y quita la vida; por lo tanto el ser humano no tendría el derecho a intervenir ni siquiera en lo que concierne a la vida propia.".7 Parecería que reviven los viejos debates ideológico-políticos y que muy poco ha aprendido la sociedad mexicana al respecto. Consultas, congresos, reuniones y actividades académicas se suceden periódicamente y sus resultados no son tan claros. Hace apenas unas semanas se celebró un seminario en El Colegio de México sobre los 150 años de las citadas Leyes de Reforma, que tuvieron como propósito restarle peso a la influencia del catolicismo.1
Paralelamente, la conspiración secreta que algunos creían ver, se ha manifestado como un abierto proyecto de instauración de un Estado confesional, de control católico, pues la nostalgia de los grupos más conservadores por el antiguo sistema basado en el modelo medieval de la Cristiandad se ha transformado en un soberbio desafío a los avances laicos y democráticos. (Si pudieran, restaurarían los autos de fe, como el de 1559 en Valladolid, España, cuyo recuerdo ha motivado en estos días la reivindicación de la memoria de los masacrados.2) Estos nuevos embates se verían fortalecidos con el nombramiento del cardenal Norberto Rivera como responsable de la pastoral familiar del episcopado.3
En su programa radial, Barranco entrevistó a Luis Paredes, antiguo miembro arrepentido del grupo ultraderechista denominado El Yunque, quien ha publicado (con Enrique Cid) un libro sobre su experiencia vivida entre 1968 y 2001: Los secretos del Yunque. Historia de una conspiración contra el Estado mexicano (Grijalbo, 2009).4 De este grupo han salido muchos miembros del gabinete de Felipe Calderón y los actuales dirigentes del partido en el poder (Acción Nacional). Paredes reconoció que este grupo de choque se propone, todavía, restaurar los privilegios de la Iglesia Católica, a contracorriente de los avances constitucionales de la segunda mitad del siglo XIX, logrados a costa de guerras intestinas. Asimismo, relacionó muy bien la forma en que estas mismas fuerzas ocasionaron la llamada "guerra de los cristeros", en los años posteriores a la promulgación de la Constitución de 1917. (LC-O)
Notas
1 "Concluye seminario ‘150 aniversario de las Leyes de Reforma’, en www.elfinanciero.com.mx/ElFinanciero/Portal/cfpages/contentmgr.cfm?docId=226993&docTipo=1&orderby=docid&sortby=ASC, 6 de noviembre de 2009.
2 Rubén Arranz, "Protestantes condenados [en] auto de fe en 1559 serán desagraviados en Valladolid", en www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=187702,
3 Carolina Gómez, "Elige la CEM a presidentes de 8 comisiones", en www.jornada.unam.mx/2009/11/14/index.php?section=sociedad&article=034n3soc; cf. B. Barranco, "El riesgo de secularizar la política", en www.jornada.unam.mx/2009/11/25/index.php?section=opinion&article=018a1pol. 4 Cf. el chat que realizó L. Paredes en el sitio web de El Universal, el 9 de noviembre de 2009, "Los secretos de la organización del Yunque.", http://foros.eluniversal.com.mx/entrevistas/detalles/13159.html.
5 "Veracruz, el estado 17 que penaliza el aborto", en www.eluniversal.com.mx/notas/640589.html; Andrés T. Morales, "Aprueban diputados de PRI y PAN ley antiaborto en Veracruz", en www.jornada.unam.mx/2009/11/18/index.php?section=estados&article=031n1est. Cf. Georgina Saldierna, José Antonio Román y Carolina Gómez, "Preocupa que 17 estados vuelvan a sancionar el aborto: Unifem", en La Jornada, 25 de noviembre de 2009, www.jornada.unam.mx/2009/11/25/index.php?section=sociedad&article=039n1soc.
6 José H. Estrada, "No presionamos a nadie para aprobar la Ley antiaborto: evangélicos", en www.elgolfo.info/elgolfo/nota/5564-No-presionamos-a-nadie-para-aprobar-la-Ley-antiaborto-Evang%C3%A9licos, 22 de noviembre de 2009: "El pastor se pronunció a favor de la vida y ante un posible veto a dicha iniciativa; el evangélico dijo ‘el gobernador anunció la posibilidad de vetar, creemos que hay un poder de la oración, no chantajeamos que haya leyes para un sector, las leyes a favor de la vida y de toda justicia, apelamos, por el recurso y no estamos a favor de chantajes. Además va a ver gente que aun con su responsabilidad, está buscando y que están prestando de manera clandestina se practican abortos, y eso escapa a mucho, normalmente lo hará la gente aislada’". Cf. Andrés T. Morales, "Endurecer la nueva ley antiaborto en Veracruz, piden católicos y evangélicos", en
www.jornada.unam.mx/2009/11/23/index.php?section=estados&article=033n2est.
7 R. Blancarte, "La contrarreforma mexicana", en Milenio Diario, 24 de noviembre de 2009,
http://impreso.milenio.com/node/8678096.

La humanidad de Dios y el proyecto redentor, L. Cervantes-Ortiz

6 de diciembre de 2009
El mal se destierra
ya vino el consuelo:
Dios está en la tierra,
ya la tierra es cielo.
[1]
Hernán González de Eslava (1534-1601)

1. Consecuencias de la encarnación de Dios en Jesús de Nazaret
¿Cuánto tiempo le llevó a los autores del NT, cristianos convencidos, entender, esbozar y aplicar algunas de las consecuencias de la encarnación de Dios en la persona histórica de Jesús, el nazareno? ¿Cuánto tiempo nos puede llevar a nosotros hoy profundizar en esas consecuencias tal como se encuentran delineadas de manera general en las Escrituras para trasladarlas a la realidad que vivimos? ¿En qué consistiría hoy desarrollar programas de acción cristiana para que esas consecuencias sean visibles y efectivas en el mundo conflictivo que nos ha tocado vivir? ¿Cómo se construyó, al interior de la conciencia de Jesús mismo, la certeza de que la presencia divina era el centro de su existencia y qué equivalencias podemos experimentar hoy a la hora de pensar y vivir la acción de Dios en el mundo? Éstas y otras muchas preguntas surgen a la hora de ser confrontados por la audacia con que el NT presenta la intervención definitiva de Dios para hacerse presente en la humanidad: no a través de actos cataclísmicos, como afirmaban los sectores de creencias poaclípticas, ni mediante cruzadas moralizantes, como esperarían hoy muchos grupos con tendencias tradicionalistas. La presencia de Dios en Jesús, como afirma el NT tuvo el propósito de “reconciliar consigo al mundo” (II Cor 5.19) y, para tal fin, Dios mismo asumió la humanidad como algo propio, dentro del mundo, para acabar con las especulaciones acerca de la oposición irreconciliable entre Él y su creación material, como afirmaban los enemigos del cuerpo, la carne y la materia.
Pocos pensadores, teólogos o artistas han sabido canalizar los dilemas que plantea la humanidad de Dios, entendida como una decisión divina por situarse de manera definitiva en la historia. Tomaremos algunos ejemplos para observar la intensidad con que puede pensarse continuamente esta determinación divina para interactuar con la humanidad y los cambios intrínsecos y extrínsecos que ha producido, en Dios mismo, en la humanidad y en el mundo. En los momentos iniciales de la formulación de la doctrina cristiana, los escritores del NT hurgaron en la evidente necesidad de que Jesús tenía que vivir una vifda auténtica dentro de una tradición religiosa y cultural determinada, como puerta de entrada al ámbito humano. Por ello, San Pablo observa el asunto desde dos ámbitos: desde el material, cuando enfatiza que Jesús “nació de una mujer” (Gál 4.4), una verdad tan obvia, pero que representa la negación de cualquier forma de docetismo o truculencia divina para pasar la aduana de lo humano. Jesús también estuvo “bajo la Ley” para mostrar la forma en que una persona de su estirpe espiritual podía y debía arrastrar todos los condicionamientos humanos, nuevamente sin trampa alguna para evadirlos. En otro plano, Pablo utiliza la metáfora socioeconómica para referirse a la kénosis (el vaciamiento) divina experimentada en la vida de Jesús: “Dios se hizo pobre siendo rico, para enriquecer a la humanidad con su pobreza” (II Cor 8.9). Esta manera de expresarse resultará particularmente útil para la teología moderna. Más tarde, la Iglesia ya organizada consideró que los pormenores del hecho de Cristo registradas por la memoria de los apóstoles, primeros testigos del acontecimiento, deberían traducirse no sólo a un lenguaje narrativo, sino también a una forma de expresión que resultara inteligible para cualquier persona. Así, los credos y confesiones fueron el vehículo privilegiado para exponer las verdades de la encarnación de Dios en el mundo.

2. Algunas implicaciones actuales de la humanidad de Dios
Tuvo que ser Karl Barth, después de la Segunda Guerra Mundial, quien al mismo tiempo que afirmó que Jesús existió “de forma análoga al modo de existencia de Dios” (Dogmática de la Iglesia, IV/2, 1958), subrayó, radicalizando las palabras paulinas de II Cor 8.9, que la humanidad de Dios es una subversión de los valores establecidos y una gran afirmación revolucionaria. Asi lo resume Thorwald Lorenzen:

Al compartir su vida con los despreciados y olvidados, Jesús reveló que Dios es un Dios que “hacía caso omiso de todos los que son altos, poderosos y acaudalados en el mundo, en favor de los débiles, mansos y humildes” (DI, IV/2, 1958). Barth habla, incluso, de la “parcialidad” de Dios en favor del pobre y del oprimido. A Dios, por tanto, se le ha de encontrar abajo, y él mira la vida desde abajo, transformando de ese modo todos los valores (Ídem). Dios es entendido como un perturbador que cuestiona el statu quo y desea cambiarlo, y no como la deidad trasdendente que se utilizaba con frecuencia para legitimarlo. (Karl Barth dice en el contexto anterior: “La conformidad del hombre Jesús con el modo de existencia y actitud de Dios consiste de forma activa en algo a lo que sólo podemos llamar carácter marcadamente revolucionario de su relaci´`on con los órdenes de la vida y la escala de valores del mundo que lo rodeaba”, Idem.)
[2]

Las implicaciones que brotan de esta determinación divina son demoledoras para la fe y para la vida y misión de la Iglesia, pues son capaces de instalar nuevos modelos de espiritualidad y práctica:

La salvación ya no es cuantitativa, orientada al cielo, sino cualitativa, relacionada con la situación en la que Dios ha colocado a la humanidad aquí y ahora. El pecado no se entiende sólo desde un punto de vista personal e indicidual, sino también en sus manifestaciones estructurales y deshumanizadoras. La misión, por tanto, no sólo debe contar la historia de Jesús con el propósito de salvar las almas de los seres humanos, sino que también debe ir dirigida a cambiar las estructuras políticas y económicas que niegan la equidad y la igualdad de oportunidades a dos tercios del género humano. La fe, por tanto, no se debe rekacionar principalmente con verdades proposiicionales y hechos históricos, sino que se debe practicar de forma concreta para fomentar la justicia y la liberación.
[3]

En otras palabras, Dios tuvo que encarnarse como respuesta a su insatisfacción con la situación del mundo y para ello se valió de un conflicto interno que comenzó, desde antes del nacimiento de Jesús, en la conciencia y el cuerpo de María, y en la incomprensión “normal” de José, su prometido, para entender los planes tan audaces de Dios. Jean-Luc Godard ha exhibido esta problemática en la polémica película Yo te saludo, María, que estuvo prohibida muchos años, pues se trata de una parábola contemporánea y poética, en la que se describe visiblemente la lucha interior que vivió María para ser la portadora de la presencia divina en el mundo. El film termina con un joven Jesús actual gritándole a su madre el título de la obra, en abierto desafío y recuerdo de las palabras del ángel de la anunciación.
En cuanto a lo sucedido al interior mismo de Dios, Olegario González de Cardedal ha desarrollado hondamente estas implicaciones:

Jesús, en cuanto Verbo encarnado, ha dado a Dios destino. […] Cuando Dios crea seres libres queda expuesto a su libertad; si hace alianza con un pueblo, queda a merced de su respuesta; y cuando se encarna en su Hijo, queda a merced del mundo con las determinaciones concretas bajo las que el mundo está: el pecado y la violencia, el amor y la generosidad.
Decir que Dios por su Hijo encarnado tiene destino quiere decir que entra en el juego y en el riesgo del mundo, que su omnipotencia se realiza como solidaridad con el prójimo y en respeto absoluto de la decisión del prójimo, aun cuando éste le aseste golpes de muerte intentando aniquilarlo. Desde aquí hay que entender los problemas cristológicos, insolubles en la perspectiva de la metafísica clásica: mutabilidad de Dios y sufrimiento de Dios. […] Dios es tan personalmente paciente-pasible que puede llegar a morir con nosotros. A eso he llamado tener destino. [...]
Este destino de Dios en la encarnación se convierte en lo que establece, alumbra y decide las condiciones definitivas del hombre y del mundo. […]
En cuanto Hijo encarnado, Cristo da a Dios figura histórica, para que lo contemplen los ojos de nuestro corazón y le palpen las manos de nuestro espíritu: da a Dios palabra para que la oigan nuestros oídos exteriores e interiores, y realizándola expliquen el mundo y reverberen sus acciones; da a Dios destino para que él sepa lo que son la libertad, el amor y el pecado de los hombres que ha creado, y para que éstos sepan de qué es capaz Dios, como majestad y humillación, como nuestro soberano y como nuestro compañero de alianza.
Cristo da a Dios humanidad, más aún, es la humanidad de Dios. Más que el “absolutamente otro” de los discursos hechos desde el temor, la veneración o el deseo humano, Dios no es el ajeno sino el inserto en la trama del mundo.
[4]

El NT presenta a un Dios así, transformado por la encarnación suya en Jesús de Nazaret, para asumir radicalmente la humanidad. Sólo así puede tomarse en serio la fe cristiana en estos tiempos de desesperanza y desolación, asolados por una fuerte ola de inhumanidad que atraviesa todas las estructuras. En síntesis: Dios mismo tuvo que venir a enseñarnos a ser verdaderamente hombres y mujeres desde una humanidad contaminada, paradójicamente por así decirlo, con su divinidad.

Notas
[1] H. González de Eslava, “Al nacimiento”, en Alfonso Méndez Plancarte, est., sel. y notas, Poetas novohispanos. Primer siglo (1521-1621). 2ª ed. México, UNAM, 1964 (Biblioteca del estudiante universitario), p. 53.
[2] T. Lorenzen, Resurrección y discipulado. Modelos interpretativos, reflexiones bíblicas y consecuencias teológicas. Santander, Sal Terrae, 1999 (Presencia teológica, 97), p. 123. Énfasis agregado.
[3] Ibid., pp. 123-124.
[4] O. González de Cardedal, La entraña del cristianismo. Salamanca, Secretariado Trinitario, 1997, pp. 83, 85.

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

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