sábado, 21 de febrero de 2015

Letra 408, 22 de febrero de 2015

COMUNIÓN
Karl Barth, Comunidad cristiana, comunidad civil (1946),
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 89.

Entrad en la construcción de la casa espiritual.
I Pedro 2.5

C

onstruir significa unir. Los seres humanos tienen necesidad de unirse, pues como tales seres humanos tienden en principio a dispersarse. Para alcanzar objetivos concretos, los seres humanos suelen preferir también estar unidos a los demás, pero, precisamente por eso, no unidos del todo. En la comunidad están reunidos para lograr el más alto de los objetivos; su unión debe ser, por tanto, completa y necesariamente duradera: no la unión con un colectivo en cuya existencia el individuo resulta irrelevante, sino unión en libertad.
Así, unir no significa en este caso crear una estructura sin junturas, sino precisamente crear una estructura en cuyas junturas se ajusten mutuamente las esquinas y aristas de los distintos elementos de la construcción, de manera que éstos puedan sujetarse y sostenerse mutuamente.
Allí donde dos o tres están reunidos en el nombre de Jesús, se conocerán y reconocerán mutuamente como los reunidos por él. El amor construye la comunidad. El amor consiste en que ellos, juntados por Dios, por Jesús, se juntan también entre sí para ser la comunidad apropiada para su servicio en el mundo. Lo mismo que un ser humano “para sí”, sin sus semejantes, no sería un ser humano, tampoco un cristiano “para sí” sería cristiano separado de la comunión de los santos. La libertad regia de su fe es la libertad de estar en dicha comunión junto con los hermanos y hermanas, en la posesión a ella asignada y en el servicio a ella ordenado.
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¿QUÉ ES UN MODELO DE IGLESIA? (II)

3. Importancia de los modelos de iglesia
Cada modelo de la Iglesia tiene sus debilidades, ninguno puede ser tomado como medida de todos los demás. En lugar de buscar la imagen absoluta, mejor que todas las demás, sería mucho mejor que reconociéramos que las imágenes que nos dan la Escritura y la doctrina son mutuamente complementarias. Pueden intercompenetrarse y enriquecerse entre sí. Ninguna, pues, debe interpretarse con un sentido exclusivo de modo que una niegue lo que los otros modelos aprobados han enseñado. El Nuevo Testamento, por ejemplo, combina la imagen del Templo y del Cuerpo de Cristo en formas lógicamente incoherentes, pero por caminos teológicamente complementarios. En I Pedro 2.5 se nos dice que los cristianos son un Templo construido en piedras vivas, mientras que en Pablo (Efesios 4.16) se nos dice que el Cuerpo de Cristo está aún en construcción.

4. Cinco modelos básicos

·      Institución. Ayuda a sus propios miembros a luchar por su salvación, dándoles orientación, consejo, comodidad y todo tipo de asistencia pastoral y sacramental.

Para el modelo institucional es crucialmente importante que los signos de la pertenencia sean visibles, lo que quiere decir jurídicamente aplicables. […]
Los beneficiarios de la Iglesia en el modelo institucional son sus propios miembros. La Iglesia es la escuela que les instruye proporcionándolos las verdades que necesitan para alcanzar la salvación eterna. […] En cada generación, la Iglesia tiene que enfrentarse con el problema de cómo mantener la institución robusta y la estabilidad institucional sin caer en los peligros de un exagerado institucionalismo.

·      Comunión mística. “Cuerpo de Cristo”: Un signo o representación de la salvación que se espera.

Derivada del concepto de “comunión de los santos”. La Iglesia, en el sentido bíblico, “no es una institución, sino una fraternidad, una pura comunión de personas” (Emil Brunner, El malentendido de la iglesia). […]
Para muchos fines, la analogía del Cuerpo de Cristo y el Pueblo de Dios son cosas equivalentes. Ambos son más democráticos, de partida, que los modelos jerárquicos. Acentúan la relación inmediata de todos los creyentes con el Espíritu Santo que dirige a toda la Iglesia. Ambos centran la atención del mismo modo sobre el mutuo servicio de los miembros entre sí y en la subordinación de los intereses de cada miembro a los del grupo o a los de todo el Cuerpo o Pueblo.

·      Sacramento. Administra elementos religiosos sobrenaturales y a veces tiene escaso contacto con las realidades presentes. “Sal de la tierra”, “luz del mundo”.

El modelo sacramental ha visto correctamente a la Iglesia como una personalización simbólica del Reino. La iglesia es apenas un signo de la presencia del Reino de Dios en el mundo. […]
La Iglesia sobre la Tierra debe trabajar continuamente para llegar a ser un signo creíble de la gloria futura a la que hace referencia. Esto debe ser una fuente de esperanza a todos los que se preocupan por ello. Pues de otra forma perdería todo su sabor, dejaría de ser el signo escatológico que tiene que ser la Iglesia.

·      Heraldo. Se dedica a proclamar la venida del Reino en Cristo.

¿Qué estás haciendo, tú, hombre, con la palabra de Dios en tus labios? ¿En qué sentido asumes la tarea de mediador entre el cielo y la tierra? ¿Quién te ha autorizado a tomar tu puesto y a suscitar sentimientos religiosos? Y para culmen de todo, ¿con qué resultados, con qué éxitos? ¿Es que se ha oído jamás hablar de una presunción mayor, similar a la de los Titanes, o para hablar menos clásicamente, pero más claramente, una osadía mayor? ¡Nadie puede usurpar impunemente la prerrogativa de Dios! Pero es que la profesión de ministro no implica necesariamente ambas cosas?
¿Es que toda la situación de la Iglesia no es una ilustración de la crónica presunción del hombre que en este terreno es mucho peor que en cualquier otro? ¿Puede llegar a salvarse un ministro? Yo respondería que para el hombre esto es imposible, pero que para Dios todas las cosas son posibles. Dios nos puede sacar del fuego como se saca a un leño.
Karl Barth, La Palabra de Dios y la palabra humana

·      Servidora. Introduce los valores del Reino en toda la sociedad humana y a través de esto de preparar el mundo en la medida en que es capaz el esfuerzo humano, para la transformación final cuando Dios establezca el nuevo cielo y la nueva tierra.

Derivación práctica de la parábola del buen samaritano: …una Iglesia que no sea “una estructura institucional de salvación al lado de las estructuras del mundo”, sino una Iglesia que sea una comunidad dentro de las estructuras de la responsabilidad histórica que reconoce y sabe la graciosa obra de Dios en favor de la humanidad.
La Iglesia servidora es la comunidad que confirma a la humanidad en su libertad para enfrentarse al futuro, para denunciar las pretensiones de creer que determinadas estructuras humanas han llegado a la perfección y para sufrir con los hombres en la lucha contra los poderes del mal. […]
La Iglesia tiene una necesidad drástica de desnudarse de sus estructuras que pueden ser un obstáculo para su misión. Para llevar a cabo su tarea de servicio la Iglesia debe trabajar dentro de las estructuras del mundo más bien que dedicarse ella a construir estructuras paralelas. “La casa de Dios no es la Iglesia, sino el mundo. La Iglesia es la servidora y la primera característica del servidor es que vive no en su propia casa, sino en casa ajena” (John A.T. Robinson).
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ALGUNOS DATOS SOBRE EL INICIO DE LA CONGREGACIÓN (II)
A.I. Marthita Aguilar A.

Más adelante: “En reunión de la Mesa Directiva con el Consistorio de la iglesia ‘Príncipe de Paz’, celebrada en octubre de 1993, se trataron tres asuntos relevantes para el desarrollo de nuestra Congregación.  Se presentó al Consistorio de la iglesia un proyecto para la adquisición del terreno y así iniciar la  construcción del nuevo templo. Se convino en establecer como meta el mes de marzo de 1994 para la constitución de la Congregación en Iglesia. Se hizo la solicitud para búsqueda de pastor.
“Sin embargo, por circunstancias que se presentaron, el Consistorio de la iglesia nos manifestó tener como prioridad el proyecto de adquisición de su edificio educacional. Asimismo, nos informó después de algún tiempo y a insistencia de la Mesa Directiva, no haber realizado los trámites correspondientes ante el Presbiterio Berea para constituirnos como iglesia, a pesar de haber sido una meta propuesta por el propio Consistorio y de haber concluido la preparación de los candidatos al ancianato y el diaconado. En cuanto a la búsqueda de pastor, la Comisión nombrada por el Consistorio de la iglesia, realizó gestiones entre diciembre de 1993 y enero de 1994 y nos hizo la propuesta que de los dos pastores invitados como candidatos al pastorado en la iglesia ‘Príncipe de Paz’, uno sería llamado por la propia iglesia y el otro sería designado para nuestra Congregación. Nuevamente por circunstancias adversas el pastor designado no aceptó la propuesta y estos planteamientos no tuvieron éxito.
“En marzo de 1994, la comisión de búsqueda de pastor de la Congregación, integrada por los hermanos Rubén Núñez y Jonathan Forcada, informó al Consistorio de la Iglesia “Príncipe de Paz” y a la Comisión de Relaciones  Iglesia-Congregación que se entrevistaron con el Pbro. Salatiel Palomino López. Quien estaría disponible para colaborar con nosotros a partir de mayo, pues estaba por concluir su compromiso con la Iglesia “Jerusalén”, de la colonia Moctezuma, adonde había estado colaborando. Dicha información y solicitud fue entregada el 9 de marzo, con tiempo suficiente para realizar los trámites necesarios para el llamamiento pastoral. El representante consistorial A.I. Ezequiel Salcedo, al ver que los trámites por parte de Consistorio se prolongaban propuso que el Pbro. Palomino comenzara a trabajar con la Congregación como pastor invitado (o fraternal). Fue así como el gran amor de Dios y su Providencia, que siempre se ha manifestado sobre nuestra iglesia, nos envió este gran hombre de Dios para ejercer el ministerio pastoral, dedicando largas horas a la predicación, el estudio, la enseñanza, y la preparación de los oficiales electos, y gran tiempo que dedicaba a la planeación y organización de nuestra congregación en iglesia. De esta manera, El presbítero Palomino estuvo colaborando desde el inicio de su relación con la Congregación.
“El 24 de julio de este mismo año, el Consistorio de la iglesia “Príncipe de Paz”, a través de la Comisión de Relaciones Iglesia-Congregación, citó a la Mesa Directiva para dar a conocer que por acuerdo consistorial y por un reglamento interno, el Pbro. Salatiel Palomino no podía ser admitido para hacerle el llamamiento y designarlo para la Congregación, argumentando no poder contar con tiempo completo para dirigirla, y por ser un pastor casado en segundas nupcias, entre otras cosas. Esto motivo al Pbro. Palomino a enviar una carta a la directiva de la Congregación, en donde exponía su decisión de dimitir al ministerio que venía ejerciendo, con el argumento de no querer ser motivo de discordia en la relación entre la Congregación y la iglesia ‘Príncipe de Paz’. Al informarle a la Congregación dicho acuerdo, todos los miembros tomaron la decisión de inconformarse ante el Consistorio y pedirle que reconsiderara su actitud, ya que habíamos observado que, a lo largo del tiempo que teníamos como Congregación, siempre habían surgido impedimentos, negociaciones y acuerdos olvidados que no se habían cumplido.
“Con profundo dolor en nuestro corazón, después de haber estudiado y discutido, de haber puesto en oración las relaciones que nuestra congregación había guardado con ese Consistorio durante un año y siete meses, consideramos haber hecho prolongados esfuerzos por mantener la relación eclesiástica en espíritu de unidad, amor, sumisión y orden que deben caracterizarnos como cristianos, y que sentimos que nuestras peticiones no fueron escuchadas, además de no haber tenido ni el apoyo económico ni el respeto que merecíamos de ese cuerpo como siervos interesados en hacer prospera la obra que Dios puso en nuestras manos.

Por todo ello, nos vimos forzados a tomar la decisión de desligarnos formal y definitivamente de los nexos de jurisdicción eclesiástica que nos había vinculado a ese Consistorio, por no convenir más a la obra encomendada a nuestra Congregación, confirmándole a ese Consistorio lamentándonos haber tomado esa decisión enviándoles el siguiente mensaje: ‘Hermanos les afirmamos ante Dios, nuestro afecto fraternal, nuestro amor cristiano y nuestra comunión espiritual en todo lo que atañe a las relaciones no oficiales que nos ligan como hermanos en Cristo. Finalmente oramos por la prosperidad en la obra del Señor encargada a esta querida Iglesia, pidiendo también de ese Consistorio igual servicio en el Señor’. A partir de ese momento quedó disuelta nuestra relación quedando bajo la jurisdicción del Presbiterio Berea, después de haber realizado los trámites y solicitudes correspondientes para la organización de nuestra Congregación como Iglesia”.

Actividades

LA TARDE DE HOY CONTINUAREMOS CON LA INTRODUCCIÓN AL TEMA “MODELOS DE IGLESIA”. LOS/AS ESPERAMOS A TODOS/AS

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 24 de febrero, 19 hrs.
Modera: D.I. Laura Cabrera B.

Llamamiento: Nahum 1.1-8
Oración de ofrecimiento
Himnos:
         “Dulce comunión” (511)
         “Satúrame, Señor” (276)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Oseas 4
Tema: Violencia, sexualidad y matrimonio
Himno: “Cuando lo anhelo más” (351)
Ofertorio
Bendición pastoral

EL CUERPO EXCLUIDO DE SU DIGNIDAD
Tania Maria Vieira Sampaio

Cuando interrogamos sobre la condición de la mujer en la Biblia llama la atención que su protagonismo cuando existe, es limitado, ya que se inserta en relaciones sociales de dominación. Relaciones éstas que a su vez no son, absolutamente paralizadoras de las mujeres, pero tampoco son totalmente revertidas por el hecho, por ejemplo, de que la profecía afirma que el castigo destinado a ellas (cf 4.14 “No castigaré a vuestras hijas porque se prostituyen ni a vuestras nueras porque adulteran”).

Es equivocado individualizar a las mujeres en el estudio de la Biblia. La construcción humana de las sociedades se da en la medida que las relaciones de fuerza y de poder se organizan para establecer lo deseado. Esto nos remite a las relaciones sociales como clave de lectura para comprender los acontecimientos. […]  Hay una multiplicidad de relaciones que se entrecruzan, que se determinan y en su análisis podemos encontrar mayor claridad en el diálogo Vida y Biblia.

Siguiendo la huella del capítulo cuarto de la profecía oseánica, el interés es saber o por lo menos preguntar más sobre estas mujeres que están allá, en las eras, en tiempo de la cosecha. Refiere el texto que a la sombra agradable de los grandes árboles de los robles, de los álamos, de las encinas, las hijas se prostituyen y las nueras cometen adulterio (v. 13) y eso hace aparecer dos categorías de mujeres que están en el ámbito de la casa. Las hijas, las jóvenes que todavía están en la casa del padre y las nueras, las recién casadas. […]El texto continúa con una fuerza y novedad no notada por muchos estudiosos de esta profecía. La palabra profética es muy fuerte y clara: “No castigaré a vuestras hijas porque se prostituyen ni a vuestras nueras porque cometen adulterio” (v. 14). El castigo no es para las mujeres, a ellas no está destinada la acusación.

El texto añade: “Ellos mismos se apartan con las prostitutas y sacrifican con las consagradas a la prostitución” (v. 14). Otras categorías de mujeres aparecen aquí: las prostitutas, como algunas de las que se tiene conocimiento por el texto bíblico —Rahab, por ejemplo— y las prostitutas sagradas, que se dirigían a la practicas cúlticas conocidas en la región por los ritos de fertilidad del Mundo cananeo. A estas mujeres tampoco está destinada la crítica. […]
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

28 – Inicia campaña de limpieza


Marzo: “Amplía el espacio de tu tienda…”: crecer como iglesia en todos los sentidos

Una iglesia al servicio continuo del reino de Dios, L. Cervantes-O.

22 de febrero, 2015

El reino de Dios no consiste en lo que se come o en lo que se bebe; consiste en una vida recta (dikaisúne), alegre (xarà) y pacífica (eirene) que procede del Espíritu Santo. Quien sirve así a Cristo, agrada a Dios y se granjea la estima humana.
Romanos 14.17-18, La Palabra (Hispanoamérica)

En 1984 apareció un libro titulado Conversión de la iglesia al Reino de Dios, del profesor vasco-salvadoreño Ignacio Ellacuría. El subtítulo, Para anunciarlo y realizarlo en la historia, era todo un manifiesto para la vida y misión de la cristiandad en todas partes. Allí, se plantea la urgente necesidad de que las comunidades cristianas opten efectivamente por un servicio ineludible e inexcusable a favor del crecimiento de la presencia del Reino de Dios en el mundo. Lejos quedaba la idea añeja consistente en identificar ambas realidades , como si fueran sinónimas: la iglesia, en realidad, es  apenas un signo más de la amplia acción de Dios para establecer su Reino en medio de los conflictos y contradicciones humanos. Cinco años después, Ellacuría caería abatido por las balas de los sicarios que acabaron con las vidas de varias personas en la Universidad Centroamericana de San Salvador, de la que Ellacuría era nada menos que el rector.[1] Lamentablemente, compartió el mismo destino martirial del arzobispo Óscar Arnulfo Romero. A 25 años de su muerte, refulge con enorme claridad la manera en que abordó esta temática desde las primeras páginas:

Una y otra vez hay que volver a recuperar la Iglesia de sus lacras históricas para que realmente se ponga al servicio del Reino de Dios que predicó Jesús. […] Porque si el Reino de Dios no puede concebirse adecuadamente al margen de la iglesia que ayuda a realizarlo, mucho menos puede concebirse la Iglesia cristiana al margen del Reino de Dios. Podrá ser difícil encontrar el equilibrio adecuado entre las cosas del Reino y las cosas de la Iglesia, pero ese equilibrio no podrá encontrarse si, ante todo, no se da prioridad al Reino sobre la Iglesia…[2]

Y agrega. “La Iglesia debe tener un centro fuera de sí misma, un horizonte más allá de sus fronteras institucionales, para orientar su misión y aun para dirigir su configuración estructural. Y este centro y horizonte no pueden ser otros que los que tuvo la evangelización de Jesús: el Reino de Dios”.[3] En efecto, la Iglesia solamente puede tener un eje gravitacional que esté fuera de ellña misma, es decir, el mensaje central de Jesús de Nazaret: la venida inevitable del Reino de Dios para hacerse una realidad plena en todos los espacios de lo humano y de la creación. Ante un panorama así, es necesario preguntarse qué tipo de vinculación y de articulación entre la iglesia y el Reino de Dios estableció el Nuevo Testamento luego de los énfasis nacionalistas que se perciben en los evangelios y que debieron ser superados en la experiencia de las comunidades seguidoras de Jesús de Nazaret (quien le otorgó mayor universalidad a la comprensión de los alcances del Reino de Dios) y el resto de los documentos neo-testamentarios. Una posible respuesta la aporta San Pablo al dirigirse a la comunidad de Roma: es preciso superar también la identidad del Reino con las prácticas, prohibiciones o rituales domésticos que se presentan como vías de acceso a su enorme complejidad y exigencia de compromiso.
Pocas veces se refiere este apóstol al Reino de Dios (apenas unas 10), pero cuando lo hace muestra que ha podido ir más allá del esquema nacionalista judío y, aun cuando su horizonte escatológico no deja de aparecer, percibe consistentemente al Reino de Dios como la gran realidad que Dios ha querido instaurar en la historia, a contracorriente de la dinámica humana, material y política prevaleciente. Como explica Ellacuría, en San Pablo aparece una comprensión de que el Reino “no es un concepto espacial ni un concepto estático, sino una realidad dinámica: no es un reino, sino un reinado, una acción permanente sobre la realidad histórica”.[4] Precisamente en esa línea se mueve el apóstol, cuando subraya lo que no es el Reino, en Romanos 14.17 y en I Corintios 4.20, cuando ataca la creencia, primero, de que el Reino puede ser definido en términos de prácticas rituales o prohibiciones, o en segundo lugar, al momento de negar que consista únicamente en palabras sino en poder o eficacia, es decir, una actitud meramente teórica o discursiva que sólo pretenda expresar creencias o ideas sin apuntalarse efectivamente en las acciones: “El contexto de este pasaje está en la disputa de Pablo frente a los que perturban la fe de la comunidad de Corinto. Pablo les señala a estos supuestos privilegiados que el Reino es eficaz no por la belleza de las palabras, que serían el arma de este grupo, sino por el poder divino manifestado en Cristo Jesús a través de la Cruz. Por eso, San Pablo les señala los sufrimientos por los que debe pasar el verdadero apóstol de Cristo”.[5]
La parte positiva de las afirmaciones paulinas sobre el Reino de Dios apuntan más bien hacia lo que Dios espera de los integrantes de su iglesia y de ésta como un conjunto visible y actuante en el mundo: en Ro 14.17-18 se destacan algunos aspectos fundamentales para evidenciar la presencia del Reino de Dios en la actuación y conciencia de la iglesia: la rectitud (justicia), la alegría y el pacifismo producido por el Espíritu Santo, un auténtico programa de acción para regir y conducir el comportamiento, la organización y la proyección de la iglesia en el mundo, esto es, zonas de la praxis que con demasiada frecuencia son dejadas de lado por las vertientes institucionales del cristianismo en su afán por cumplir planes y programas que, sin separarse totalmente de los postulados esenciales de la existencia de la iglesia, tienen a veces a reproducir modelos de misión similares a los de otras instituciones o ideologías.
Si la iglesia quiere servir adecuadamente a Dios en el horizonte de su Reino, deberá adaptar siempre su mensaje, pensamiento y acción a esos planteamientos paulinos que resumen la manera en que una sana comprensión y vivencia del Reino orientan todo lo que la iglesia quiera hacer en el mundo para no alejarse de la naturaleza, alcances y límites que Dios quiere para ella. En términos de la rectitud e integridad, nada de lo que haga o piense deberá realizarse sin apego a la justicia como factor definitorio de la salvación; de la alegría, como una actitud predominante para vivir y actuar; ni de la paz, como muestra indiscutible de la búsqueda del bienestar total para la humanidad.



[1] Juan José Tamayo-Acosta, “Ellacuría vive”, en Babelia, supl. de El País, 14 noviembre de 2014, http://cultura.elpais.com/cultura/2014/11/12/babelia/1415808080_942077.html
[2] I. Ellacuría, Conversión de la iglesia al Reino de Dios. Para anunciarlo y realizarlo en la historia. Santander, Sal Terrae, 1984 (Presencia teológica, 18), p. 7.
[3] Ibid., pp. 13-14. Énfasis agregado.
[4] Ibid., p. 16. Énfasis agregado.
[5] Carlos Rosell de Almeida, “Reino de Dios en San Pablo”, en http://ec.aciprensa.com/wiki/Reino_de_Dios_en_San_Pablo#El_Reino_de_Dios_en_la_predicaci.C3.B3n_de_Pablo.

Romanos 14.13-23


13 Por tanto, dejemos ya de criticarnos unos a otros. Propónganse, más bien, no ser para el hermano ocasión o motivo de pecado. 14 Apoyado en Jesús, el Señor, estoy plenamente convencido de que nada es en sí mismo impuro; una cosa es impura sólo para aquel que la considere como tal. 15 Claro que si, por comer un determinado alimento, haces daño a tu hermano, ya no es el amor la norma de tu vida. ¡Triste cosa sería hacer que perezca por cuestiones de alimentos alguien por quien Cristo ha muerto! 16 No permitan, pues, que se les critique por algo que en sí mismo es bueno. 17 El reino de Dios no consiste en lo que se come o en lo que se bebe; consiste en una vida recta, alegre y pacífica que procede del Espíritu Santo. 18 Quien sirve así a Cristo, agrada a Dios y se granjea la estima humana.

19 Así que busquemos con afán lo que contribuye a la paz y a la convivencia mutua. 20 ¿Por qué destruir la obra de Dios por una cuestión de alimentos? Todo lo que se come es bueno, pero se convierte en malo para quien, al comerlo, pone a otro en ocasión de pecado. 21 Más vale, pues, que te abstengas de carne, de vino o de cualquier otra cosa, antes que poner a tu hermano en trance de pecar. 22 La fe bien formada que tú tienes, resérvala para tus relaciones personales con Dios. ¡Dichoso el que puede tomar una decisión sin angustias de conciencia! 23 Pero quien tiene dudas de si un alimento está prohibido o permitido y, sin embargo, lo come, se hace culpable al no proceder conforme al dictamen de su conciencia. Pues todo lo que se hace con mala conciencia es pecado.

domingo, 15 de febrero de 2015

Letra 407, 15 de febrero de 2015

AMOR
Karl Barth, Dogmática de la Iglesia, IV/3
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 88.

El amor no busca su interés.
I Corintios 13.5

A

l hecho del amor de Dios le corresponde, mal que bien, el amor cristiano. Si éste es su imitación, también es un hecho. Amor significa hacer aquello que causa más dicha que recibir: dar. El Eros recibe. El amante da. ¡No es que no reciba nada! Es incluso el obsequiado con más magnificencia en la tierra. Pero sólo disfruta de ello dando... Se da él mismo. Esto suena grandioso, pero en realidad no es nada especial en absoluto. Con ello sólo entrega lo que precisamente sólo puede ser suyo de esa manera, entregándolo. Sale como un hombre de las cavernas a campo abierto, parpadeando un poco, debido a la claridad con que brilla el Sol, ligeramente preocupado porque, además, hace viento y llueve; pero sale. Su vida se convierte en una vida “excéntrica”, que tiene su centro fuera de sí misma. Es cuestión de entrega. Esta incluirá en sí muchas maneras de dar, y entre ellas la libre entrega de dinero... y de tiempo.


Allí donde se ama, allí tiene Dios puesta su cabaña en medio de los pecadores. Quien de verdad ama es sin duda una persona alegre. Y la persona verdaderamente alegre es también una persona que ama. La posibilidad de existir en comunión con Dios, en cuanto amado por él, imitando su hacer, constituye la felicidad de quien ama, aun cuando la respuesta que éste reciba de parte de la persona amada sea escasa o nula, como la de una pared de piedra. Pero él no la ama por su respuesta, sino porque Dios lo ha liberado para amar de ese modo.



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ALGUNOS DATOS SOBRE EL INICIO DE LA CONGREGACIÓN (I)
A.I. Marthita Aguilar A.

E
n la Iglesia “Príncipe de Paz” surgió la inquietud de implantar misiones en diferentes áreas de la ciudad y un grupo de hermanos empezó a reunirse para orar y pedir al Señor su dirección para la iniciación de una misión en el norte de la ciudad, las cosas fueron avanzando y recuerdo que en un culto en Diciembre de 1992 se oró por un grupo de hermanos que partirían para formar una misión en el norte de la ciudad a partir del primer Domingo 7 de Enero de 1993.
Al estar de regreso en casa, ese mismo domingo, mi mamá me dijo que el hermano Jonathan al terminar el culto le había dicho que nosotras teníamos que irnos con ellos, porque para entonces estábamos viviendo en Vallejo, así que me preguntó qué si nos íbamos con ellos. Totalmente sorprendida le conteste que si ella quería, sí. Así que nos empezamos a reunir con los hermanos desde ese primer domingo de enero, situación por la que quien escribe se sintió un tanto como arrebatada por el Señor para empezar a formar parte de la Iglesia Ammi-Shadday que en este año está celebrando su XX Aniversario.
En ese tiempo el pastor Jerry Cross nos acompañó en la formación de la misión y por determinación de la Iglesia “Príncipe de Paz” solo nos acompañó por seis meses. Nos empezamos a reunir en un salón de fiestas de El Alfil Negro, ubicado en la esquina de Av. Cien Metros y Poniente 140 de la Col. Nueva Vallejo, situación que no dejó de ser polémica pues algunas hermanos se preguntaban si era legítimo que nos reuniéramos en un salón de fiestas para alabar y servir a nuestro Dios, a lo que nosotros consideramos que si podíamos hacerlo así que continuamos rentando el lugar,  por aproximadamente dos años y medio, algo que también recuerdo fue que los primeros domingos éramos entre ochenta o cien hermanos los que nos reuníamos, pero después, algunos hermanos se fueron regresando a “Príncipe de Paz” y creo que quedamos como alrededor de 60 hermanos.
No podemos dejar de reconocer como la mano del Señor se ha ido manifestando a través de todas las circunstancias que hemos tenido que ir afrontando y como su mano, su provisión y su cuidado nunca nos ha faltado; y así como el pueblo de Israel fue guiado por el Señor  nosotros también hemos podido experimentar lo que se consigna en el libro de Lev. 26:12 “Y andaré con vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.” Es arrobador sentir la presencia de Dios de manera tan real y tan cotidiana en nuestra vida y en nuestra Iglesia por estos ya más de 20 años, porque de 1993 a la fecha pues son más de 20 años la diferencia de tiempo es por el tiempo que transcurrió en nuestro camino hacia la constitución como Iglesia
Para poder llevar el desarrollo de la misión en orden se convocó para una reunión congregacional el 31 de enero de ese mismo año, reunión donde de nombró la Mesa Directiva que según los protocolos habría de representarnos, quedando integrada de la forma siguiente: Presidente: Hiram Palomino López, Vicepresidente: Rubén David Núñez Castro, Secretario: Rafael Pineda, quien al regresarse a “Príncipe de Paz” fue sustituido por Hno. Pablo Gil, Tesorero: Jonathan Forcada Medrano, Representante ante el Consistorio de la Iglesia “Príncipe de Paz” el Dr. Ezequiel Salcedo Segura, Vocales: Ricardo Ruiz Ocampo y Samuel Hernández.
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¿QUÉ ES UN MODELO DE IGLESIA?

1. Imágenes bíblicas de la iglesia
La Biblia, cuando pretende iluminar la naturaleza de la Iglesia, habla casi siempre a través de imágenes, la mayor parte de ellas incluyen muchas de las mencionadas hace un momento, que son evidentemente metafóricas. Pablo Minear en su libro Imágenes de la Iglesia en el Nuevo Testamento, hace una recolección de noventa y seis imágenes. Incluso aunque suprimamos algunas de ellas por no ser en realidad figuras de la Iglesia, de todos modos, debemos reconocer que el Nuevo Testamento es extraordinariamente rico en imágenes eclesiológicas. (Avery Dulles, Modelos de iglesia. Estudio crítico sobre la iglesia en todos sus aspectos. Santander, Sal Terrae, 1975)

2. Una definición útil
“La Iglesia”, como concepto abstracto, no existe, lo que existe son modelos o maneras de ser Iglesia. Un modelo de iglesia es una manera de ser iglesia, con aspectos o características bien definidos por el ambiente, la costumbre o ciertas tradiciones asumidas en el transcurso del tiempo. De este modo, cada época ha construido e impuesto modelos de iglesia convenientes para determinados intereses y propósitos. En nuestro medio ha predominado un modelo eclesiástico que apuesta por la pasividad de sus integrantes y por la ausencia de un compromiso firme con la comunidad.

3. Importancia de los modelos de iglesia
Cada modelo de la Iglesia tiene sus debilidades, ninguno puede ser tomado como medida de todos los demás. En lugar de buscar la imagen absoluta, mejor que todas las demás, sería mucho mejor que reconociéramos que las imágenes que nos dan la Escritura y la doctrina son mutuamente complementarias. Pueden intercompenetrarse y enriquecerse entre sí. Ninguna, pues, debe interpretarse con un sentido exclusivo de modo que una niegue lo que los otros modelos aprobados han enseñado. El Nuevo Testamento, por ejemplo, combina la imagen del Templo y del Cuerpo de Cristo en formas lógicamente incoherentes, pero por caminos teológicamente complementarios. En I Pedro 2.5 se nos dice que los cristianos son un Templo construido en piedras vivas, mientras que en Pablo (Efesios 4.16) se nos dice que el Cuerpo de Cristo está aún en construcción.

4. Cinco modelos básicos

·      Institución. Ayuda a sus propios miembros a luchar por su salvación, dándoles orientación, consejo, comodidad y todo tipo de asistencia pastoral y sacramental.
·      Comunión mística. “Cuerpo de Cristo”: Un signo o representación de la salvación que se espera.
·      Sacramento. Administra elementos religiosos sobrenaturales y tiene escaso contacto con las realidades presentes.
·      Heraldo. Se dedicada a proclamar la venida del Reino en Cristo.
·      Servidora. Introduce los valores del Reino en toda la sociedad humana y a través de esto de preparar el mundo en la medida en que es capaz el esfuerzo humano, para la transformación final cuando Dios establezca el nuevo cielo y la nueva tierra.
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ÓSCAR ARNULFO ROMERO
La Jornada, 13 de febrero

Hay nombres que no se olvidan y adquieren actualidad, especialmente en la República del Salvador. Como Roberto d’Aubuisson y Álvaro Rafael Saravia, señalados de planear y ejecutar el asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba misa en un hospital donde se atiende a enfermos de cáncer. Saravia niega haberlo matado pero las autoridades de su país dicen lo contrario. Fue un indio. Uno de nosotros que por ahí anda, declaró alguna vez.
Pero lo que nunca ha negado el ex piloto de la fuerza aérea es que fue hombre de todas las confianzas del coronel Roberto d’Aubuisson, experto en inteligencia contrainsurgente, bajo cuyo liderazgo se integró un escuadrón de la muerte dedicado a eliminar a todo aquel sospechoso de “agitador” o “subversivo”. El militar después fundó y fue máximo líder del partido de ultraderecha Arena. En 1983 presidió la Asamblea Constituyente de El Salvador y su partido también ganó varias veces las elecciones presidenciales.
Fue este coronel quien planeó el asesinato del arzobispo y de cientos de salvadoreños inocentes. Y aunque Saravia asegura que nunca mató ni torturó ni secuestró a nadie, se le tiene como un eficiente ejecutor de las órdenes de su jefe. Cuando cayó de su gracia, optó por refugiarse en Estados Unidos, donde fue acusado de lavar dinero de los capos colombianos. Se le busca por ese delito y por el crimen de monseñor Romero.
Antes y después de su asesinato, el arzobispo sufrió una brutal campaña de desprestigio patrocinada por la derecha, los embajadores salvadoreños ante la Santa Sede y algunos cardenales que lo acusaban de ser comunista. Incluso de estar desequilibrado.
No debe extrañar entonces que Juan Pablo II tratara con desprecio a Romero cuando éste lo visitó en el Vaticano para pedirle su ayuda a fin de detener la feroz represión y resolver la pobreza y la injusticia que azotaban a El Salvador. El Papa desoyó sus denuncias, lo regañó y lo instó a no crearle problemas a la Iglesia con el gobierno. Otro que denostó a Romero fue el cardenal ultraconservador Alfonso López Trujillo, fiel servidor del papa polaco y enemigo de todo lo que oliera a Teología de la Liberación o a Iglesia de los pobres.
A 35 años del asesinato de Romero, Francisco acaba de aprobar la beatificación de quien se ha convertido en símbolo de la lucha por la justicia social. Cuando era cardenal, Francisco dijo que si fuera elegido papa mandaría a López Trujillo a El Salvador a beatificar al arzobispo asesinado.

D’Aubuisson murió en 1992 de cáncer en la lengua. Ni él ni muchos otros asesinos de gente inocente fueron condenados por sus crímenes, amparados por una ley de amnistía aprobada en 1993. Sin embargo, el hijo del coronel reconoció que el asesinato del arzobispo fue un “acto atroz”.

Actividades

HOY TENDREMOS LA SEGUNDA SESIÓN DE CAPACITACIÓN Y ACTUALIZACIÓN PARA DIÁCONOS/ISAS

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 17 de febrero, 19 hrs.
Modera: A.I. Angelita Martínez L.

Llamamiento: Miqueas 7.8-15
Oración de ofrecimiento
Himnos:
         “¡Gloria, gloria, aleluya!” (5)
         “Santo Espíritu, dirige” (272)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Oseas 3
Tema: El matrimonio de Oseas
Himno: “Vine a Cristo Jesús y encontré” (311)
Ofertorio
Bendición pastoral

EL MATRIMONIO DE OSEAS
Jesús M. Asurmendi

C
uestión célebre que hace tiempo obliga a cavilar a los exegetas. En efecto, no está bien que un profeta del Señor se case con una prostituta (¿Y qué decir cuando ese matrimonio se presenta como querido y ordenado por Dios mismo?). Las opiniones sobre este asunto “escabroso” son abundantes. Los comentarios del libro de Oseas hablan prolijamente del mismo Nos atendremos aquí a la visión que actualmente parece más probable.
En primer lugar, conviene señalar que hay dos relatos diferentes sobre el matrimonio de Oseas: el de 1.2-9 es un relato biográfico, hecho por los discípulos del profeta, del que se habla en tercera persona El texto se interesa por dos elementos: el carácter de prostituida de la mujer tomada como esposa por el profeta y los hijos nacidos de este matrimonio. Se da el nombre de la mujer y de su padre. Los nombres dados a los hijos permiten formular amenazas contra Israel.
El segundo relato se encuentra en 3.1-5: el profeta habla en primera persona. No da el nombre de la mujer, pero indica el precio que pagó. Insiste en otro detalle de la mujer: es adúltera. No aparecen los hijos. El acento se pone en el periodo de continencia sexual que habrá de seguir a su reencuentro. El simbolismo recae sobre este aspecto, así como en el amor del profeta a su mujer, “igual” al de Dios por su pueblo.
Los problemas planteados por este asunto son de varios tipos. En primer lugar, la realidad de este matrimonio. Se habla a menudo de un matrimonio simbólico. Se trataría de una especie de parábola, como pensaba san Jerónimo Pero casi todos aceptan hoy la realidad del mismo por estas razones.
• La expresión “tomar mujer” (laqah isha) (Os 1.2) es el término técnico en el Antiguo Testamento para designar el matrimonio, no se ve por qué este término va a tener aquí un valor “simbólico”.
• Si se tratase de una parábola, y a fortiori de una alegoría, no sería necesario dar el nombre de la mujer y de su padre, ni decir exactamente cuánto había pagado el profeta por ella. Como estos elementos no representan luego ninguna función, su única razón de ser es relatar unos hechos.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES


28 – Inicia campaña de limpieza

La iglesia, vanguardia de Dios en la historia, L. Cervantes-O.

15 de febrero, 2015

Todo lo ha puesto Dios bajo el dominio de Cristo, constituyéndolo cabeza suprema de la Iglesia que es el cuerpo de Cristo, y, como tal, plenitud del que llena totalmente el universo
Efesios 1.22-23, La Palabra (Hispanoamérica)

La carta a los efesios bien podría ser considerada un auténtico “resumen y manifiesto eclesiológico”, pues la conciencias comunitaria que promueve y la clara visión sobre el proyecto de Dios en la historia adquiere dimensiones extraordinarias. Así se aprecia en el inicio mismo de la epístola, en donde, luego de una amplia introducción con un tono celebratorio y hasta lírico, el apóstol Pablo afirma la existencia de la iglesia como una suerte de “vanguardia de Dios en la historia”, es decir, la punta de lanza del proyecto divino de salvación para la humanidad y la creación entera. La grandeza de la visión paulina consiste en que, al escribir a la comunidad cristiana de Éfeso, es capaz de trascender el aspecto local y de proyectarse hasta la comprensión de los planes de Dios.
Luego del saludo y una doxología exaltada que bien hacen las más recientes traducciones en colocar en verso, en la que el apóstol invita a la alabanza de Dios (1.1-3), se introduce progresivamente el tipo de conocimiento al que los elegidos/as en Cristo (1.4-6, notable el giro del v. 6, en el que se afirma que la bondad de Dios “ se convierte en himno/ de alabanza a su gloria”) tienen ahora acceso. La muerte de Jesús libera y perdona pecados (7) y ese “derroche de gracia” (8a) llena de sabiduría e inteligencia a los/as creyentes (8b) para comprender “sus designios más secretos” (9a), los que “benévolamente/ había decidido realizar/ por medio de Cristo” (9b) al llevar a la historia “a su punto culminante” y lograr que “todas las cosas,/ las del cielo y las de la tierra,/ recuperen en Cristo su unidad” (10). Semejante conocimiento, agrega en los vv. 11 y 12, permite que los integrantes de la comunidad participen “de la herencia/ a la que hemos sido designados de antemano” (11b) y ellos y ellas, en un acto de alquimia divina de salvación se convertirán, también, “en himno [poema]/ de alabanza a su gloria” (12b). Todo lo cual se acompaña del maravilloso “sello del Espíritu prometido” (13).
A partir del v. 13 hace su aparición la intensa “conciencia eclesiológica”, individual y comunitaria, que el apóstol desea promover en sus lectores/as y oyentes y en el v. 14 subraya que los integrantes de la comunidad son parte del “pueblo adquirido por Dios” y nuevamente destaca la acción poética divina de convertir a todo el conjunto de redimidos “en himno de alabanza a su gloria”. Ésa es la percepción que alcanza paulatinamente el apóstol, la de que Dios está construyendo en el mundo una presencia suya mediante la comunidad de redimidos/as en Cristo que vendrán a constituirse en vanguardia del Reino de Dios en el mundo, llevando sobre sí la conciencia y la experiencia de que Dios está transformándolo para su gloria, a pesar de que los signos visibles  vayan incluso en un radical sentido contrario. El v. 15 (ya en prosa, para mostrar el cambio de tono del discurso) da fe del testimonio del que ya se tiene noticia de la comunidad de Éfeso, y el 16 de la manera en que el apóstol ora por ella. El 17 expresa el contenido de la misma: que ella sea capaz de tener a su disposición “un espíritu de sabiduría y de revelación” que les haga conocer muy bien a su Dios. Y que sus ojos se llenen de luz “para que conozcan [: a)] cuál es la esperanza a la que los llama, [b)] qué inmensa es la gloria que ofrece en herencia a su pueblo y [c)] qué formidable la potencia que despliega en favor de nosotros los creyentes, manifestada en la eficacia de su fuerza poderosa” (18-19).
Ser vanguardia de Dios en la historia es poseer todo esto: fe, sabiduría, esperanza y confianza en que los planes de Dios han de realizarse plenamente gracias a su poder desplegado en medio de los conflictos históricos, que se manifestará inevitablemente sobre “todo principado, potestad, autoridad y dominio, y por encima de cualquier otro título que se precie de tal, no sólo en este mundo presente, sino también en el futuro” (21), después de haber resucitado a Jesús y de colocarlo en el cielo al lado suyo. Así, la comunidad cristiana en medio del mundo, con Jesucristo como su cabeza indiscutible (22), consciente de toda esta superioridad cósmica, histórica y espiritual, estará en condiciones de actuar en consonancia con los grandes proyectos de su Señor y Salvador (23).
Tal como resume Mariano Ávila Arteaga:

Dios nos ha incorporado a ser parte vital de su proyecto que consiste en ser artesanos de la paz-shalom en un mundo desarticulado, alienado y deshecho socialmente. Por la obra e intervención del Espíritu Santo en nuestra vida, somos ahora parte del plan eterno de Dios por medio de Jesús el Mesías, nuestro libertador y Señor.
Los proyectos globalizadores de los poderes que operan en nuestro mundo y en nuestras sociedades, también nos convocan a vivir de acuerdo con sus valores y metas para organizar la vida humana son proyectos que prometen la armonía y bienestar sociales.
Nosotros tenemos otro Señor y otro proyecto para construir, junto con el crucificado, un proyecto alternativo de genuina paz y armonía en toda la creación.[1]



[1] M. Ávila Arteaga, Carta a los efesios. Miami, Sociedades Bíblicas Unidas, 2008, pp. 55-56.

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...