miércoles, 29 de abril de 2020

Orden de culto de estudio y oración, 28 de abril de 2020



















28 de abril de 2020

Llamamiento: Salmo 131
Oración de ofrecimiento
Himno: “El mundo es de mi Dios” (67)
Momento de oración de intercesión
Lectura bíblica: Ester 9.26-10.3

Tema: Bonanza para Mardoqueo, Ester y el pueblo

Himno: “Quiero levantar mis manos” (420)
Ofertorio (consagración)

Bendición del Señor: Filipenses 4.8-9
Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado.
Practiquen todas las enseñanzas que les he dado, hagan todo lo que me vieron hacer y me oyeron decir, y Dios, que nos da su paz, estará con ustedes siempre.
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ACOMPAÑAMIENTO BÍBLICO: LA GRANDEZA DE MARDOQUEO
Samuel Pagán

La sección final del libro de Ester (10.1-3) es posiblemente una adición posterior, similar a las dos anteriores (vv. 1-15; 16-32). Es probable que un editor posterior de la obra no haya quedado satisfecho con la importancia que se dio a la reina Ester en los vv. 29-32. Esa tendencia es la que se manifiesta en el segundo libro de los Macabeos (15.36). En ese libro deuterocanónico se hace referencia a la fiesta de los judíos y al día de Mardoqueo. La obra que incluye el recuento histórico del origen de la fiesta de Purim se conoce como “El libro de Ester”, no como El libro de Mardoqueo. El libro finaliza con una nota de afirmación del poder y la autoridad del rey Asuero (v. 1). La referencia al “tributo” es una señal de su autoridad y riqueza. La indicación que impuso el tributo hasta las costas del mar, es una alusión a la extensión de su poder y dominio.

El v. 2 destaca el poder y la autoridad” del rey y la grandeza de Mardoqueo. Más adelante se destaca también la posición de Mardoqueo en el imperio y su popularidad en la comunidad judía (v. 3). La referencia al libro de las crónicas de los reyes de Media y de Persia”, es una posible alusión al libro de las crónicas del rey” (2.23), y al “libro de las memorias y crónicas” (6.1). La fraseología es una influencia de la historiografía bíblica en los libros de los Reyes y las Crónicas (cf. 1 R 14.19, 29; 2 Cr 25.26; 32.32).

La obra finaliza con una distinción a Mardoqueo (v. 3). Él es el segundo en el reino”, o sea, que era el oficial principal del imperio persa y respondía únicamente a las órdenes del rey. Era grande” entre los judíos y era estimado” por la multitud. El reconocimiento recibido está relacionado, por supuesto, con su gestión de bienestar y paz hacia la comunidad judía. Esta última referencia es una alusión a la contribución de Mardoqueo al desarrollo de la comunidad judía en la economía, la política, la salud y otras áreas relacionadas con el desarrollo pleno de los individuos y las comunidades.

domingo, 26 de abril de 2020

Letra núm. 667, 26 de abril de 2020


EL CULTO AUTÉNTICO: ISAÍAS 66
La Biblia de Nuestro Pueblo

66.1-4. Este oráculo parece una evocación del ambiente cultual antes del destierro; sin embargo, lo más probable es que se trate del ambiente previo a la reconstrucción después del 534 a.C., cuando regresaron los deportados. La atención está puesta en reconstruir lo material, pero no hay una disposición interior en todos; por eso el reclamo del Señor. De hecho, Él no necesita templos ni cultos, pero sí quiere la adoración en espíritu y en verdad (cfr. Jn 4,23). El verdadero culto es la atención y obediencia a su Palabra (2), o dicho de otro modo, escuchar la Palabra de Dios y practicarla (cf. Lc 11.28).

66,5s Juicio. Siempre nos encontraremos con los que creen y con los que no creen, con los que guardan esperanzas y con los desesperanzados, con los que en su humildad y pobreza sienten y ven la acción de Dios aunque ésta no sea demasiado clara. Éstos no le exigen nada especial a Dios, saben que Él está ahí; los otros necesitan “señales”, necesitan ver la gloria de Dios para poder “creer”. En realidad, son los que ni siquiera viendo resucitar un muerto creerán (cf. Lc 16,30s). Son los que tienen la capacidad de predecir el tiempo, pero no son capaces de entender los signos de los tiempos (cf. Lc 12.56).

66.7-14 Un pueblo renace. Mediante las imágenes del alumbramiento y de las actitudes maternales para con los niños, se describe lo que será la restauración del pueblo y de Jerusalén. Se subraya en este canto la exclusividad de Dios en el acto de dar la vida y de sostenerla.

Nótese cómo la nueva Jerusalén que anuncia el profeta es una ciudad que respira paz y prosperidad, antítesis de la ciudad antigua, que tenía como características fundamentales ser centro de injusticia y corrupción.

66.15-17 Juicio de los pueblos. Para que haya nueva vida tienen que morir muchas actitudes y comportamientos equivocados en las relaciones con los demás y con Dios; no se trata de que esperemos a que Dios mismo venga a exterminar el mal, se trata más bien, de los símbolos que utiliza el profeta para llamar a un cambio radical en cada uno, como punto de partida para el inicio de un hombre nuevo y de una sociedad nueva.

66.18-24 Reunión de todos los pueblos. La conclusión del libro deja abierta la puerta de la esperanza para varias cosas, entre ellas: la reunión de todas las naciones (18); muchos paganos que no conocían el nombre del Señor se convertirán y hasta serán enviados a predicar a los mismos israelitas (19s); ¡qué mejor señal del “cielo nuevo y la tierra nueva” que la adoración universal al único Dios (23)!

Queda el sabor amargo de la condena perpetua para los enemigos del Señor; pero, ¿no son también éstos los que de algún modo están incluidos en el versículo 23? Por lo menos eso da a entender su uso en la sinagoga: después del versículo 24 se repite el versículo 23 y así continúa abierto el tono de la esperanza hacia el futuro.


EJERCER EL MINISTERIO EN LÍNEA: UN SEMINARIO WEB Y UNA NUEVA PUBLICACIÓN OFRECERÁN VALIOSOS CONSEJOS PRÁCTICOS
Consejo Mundial de Iglesias, 22 de abril de 2020

Ejercer el ministerio en línea: un seminario web y una nueva publicación ofrecerán valiosos consejos prácticosUn seminario web que tendrá lugar próximamente y una nueva publicación servirán de herramientas para el ministerio, ofreciendo ejemplos de buenas prácticas de iglesias de todo el mundo que están prestando sus servicios ministeriales en línea a causa de la COVID-19.

Seminario web: nuevas maneras de ser iglesia
Con el fin de responder a las necesidades expresadas por la comunidad de iglesias de explorar lo que significa ser iglesia en estos tiempos excepcionales, el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) coordinará un seminario web el 29 de abril a las 15:00 CET. El seminario web aportará ideas inspiradoras y conocimientos a las iglesias que quieren desarrollar su ministerio en línea, mostrando cómo las iglesias siguen orando y celebrando el culto juntas. El seminario web de una hora de duración, que contará con la presencia en directo de varios ponentes, también dejará tiempo para plantear preguntas y debatir. Un vídeo disponible en línea permitirá ver el seminario en diferido.

Entre los oradores habrá pastores y expertos en comunicación de diversas partes del mundo que analizarán los nuevos desafíos y oportunidades para las iglesias, compartiendo las buenas prácticas del ministerio en línea.

El seminario web está organizado por el Consejo Mundial de Iglesias en colaboración con la Federación Luterana Mundial, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, el Foro Cristiano Mundial, la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana y la Conferencia Cristiana Europea de Internet.

Se tratarán temas como la experiencia de las iglesias en Internet durante el confinamiento, lograr compromiso y participación en línea, planificar una presencia interactiva de las iglesias en la red y la perspectiva ortodoxa sobre el ministerio eclesial en línea.

Ivars Kupcis, periodista del CMI que ha estado preparando el seminario web, dijo que ha sido estimulante escuchar las ideas de los ponentes y las prácticas que han llevado a un ministerio en línea exitoso e inspirador, que ha llegado incluso a más gente de lo habitual.

“Teniéndose que adaptar rápidamente a las circunstancias de la pandemia de COVID-19, las iglesias han demostrado que para su ministerio una conexión verdadera entre las personas es más importante que el edificio físico de la iglesia”, afirmó Kupcis, añadiendo que espera que el seminario web aliente a más iglesias a ofrecer servicios relevantes en línea y a establecer prácticas ministeriales creativas que podrían mantenerse también después de la pandemia.

La iglesia a distancia
Una de los ponentes en el seminario web, la Profa. Heidi Campbell, acaba de publicar un libro electrónico que proporciona valiosos recursos adicionales. La publicación, The Distanced Church: Reflections on Doing Church Online (La iglesia a distancia: reflexiones sobre ejercer el ministerio de la iglesia en línea), presenta las aportaciones de treinta profesionales e investigadores que comparten sus experiencias actuales y sus observaciones.

Campbell es profesora de Comunicación en la Universidad Texas A&M y directora de la Red de Nuevos Medios de Comunicación, Religión y Estudios Culturales Digitales.

Los colaboradores del libro provienen de diez países de América del Norte, Europa y las Antípodas y representan a doce denominaciones cristianas, entre las cuales figuran iglesias tradicionales, católicas y no denominacionales.

Campbell dijo que su intención había sido recopilar historias y conocimientos especializados importantes sobre la respuesta de las iglesias a la pandemia, y publicarlos a su debido tiempo. “El objetivo es divulgar este material entre quienes sacarán un mayor provecho de un proyecto de este tipo: las comunidades religiosas que luchan para pasar repentinamente de un ministerio offline a un ministerio online en contextos digitalmente mediatizados”, observó.
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Más información relativa al seminario web sobre el ministerio en línea de las iglesias:
www.oikoumene.org/es/press-centre/en/press-centre/events/webinar-on-churches-ministry-online


Dios exige un culto verdadero y auténtico, L. Cervantes-O.



26 de abril, 2020

Así dice el Señor:
El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies:
¿qué templo podréis construirme o qué lugar para mi descanso?
Todo esto lo hicieron mis manos,
y existió todo esto —oráculo del Señor.
Pero en ése pondré mis ojos: en el humilde y en el abatido
que se estremece ante mis palabras.
Isaías 66.1-2, L. Alonso Schökel y J.L. Sicre

El último capítulo del llamado Tercer Isaías y de todo el libro comienza con una diatriba divina en la que se ponen en tela de juicio las motivaciones profundas que condujeron a la reedificación del templo. Es un asunto que no tiene continuidad directa con el capítulo anterior, pero que retoma uno de los temas cruciales para la época: después de esa sección, que concluía con promesas de bienaventuranza para los “siervos” y “elegidos de Yahvé”, aparece un anuncio de crítica respecto de algo inesperado, la construcción de un templo.[1] Se registra un conjunto de actos litúrgicos, se hace una evaluación teológica y se fundamenta el castigo anunciado.

La primera y solemne afirmación del v. 1 (“El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies”) remata con una pregunta retórica que sacude y conmueve cualquier idea o pensamiento al respecto de la necesidad de un espacio que abarque al eterno e inabarcable Creador de todas las cosas: “¿Qué templo podréis construirme o qué lugar para mi descanso?” (1b). Es totalmente impropio e improcedente levantar un edificio hecho por los seres humanos para que Yahvé descanse allí. J. Severino Croatto (1930-2004) advierte: “Se puede confrontar el v. 1a con Ezequiel 43.7. Con un lenguaje parecido se dicen cosas muy diferentes. Según este último, el templo es ‘el lugar de mi trono y el lugar de las plantas de mis pies’; en cambio, para Isaías 66.1, ‘los cielos son mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies’. El trono de un rey no está nunca al aire libre sino en una “casa” (= templo)”.[2]

También viene a la memoria el discurso inaugural de Salomón cuando dijo: “¿Es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido!” (I Reyes 8.27). Las resonancias cósmicas y litúrgicas son inevitables: “…todo lo que constituye el universo no es más que el trono de Yahvé. ¿Dónde, entonces, puede estar el templo? El otro punto de referencia dentro del espacio es la tierra misma; pero ésta es sólo el apoyo de los pies de Yahvé, imaginado sentado en los cielos. Tampoco hay espacio para una construcción que cobije ese estrado”.[3]

El texto subraya, siguiendo la primera parte del v. 2, que el proyecto humano por establecer una casa para Yahvé ha sido precedido ya por la propia divinidad, que se ha anticipado, pues Él ya hizo aquello que es su trono y el estrado de sus pies. Los humanos, como siempre, han llegado demasiado tarde… Por lo tanto, vuelve a advertir Croatto, de estas palabras “resulta evidente una visión religiosa que considera prescindible todo templo como ‘lugar’ de manifestación de Yahvé”, incluso sin ninguna referencia al culto.

El contenido del v. 2b es particularmente relevante y de gran impacto porque hace descender, desde las alturas celestiales aludidas, el problema (dilema o desafío) del culto humano hasta el nivel de la actitud humana más deseable, y más atendida por Dios mismo, ante las palabras divinas: “la independencia de Yahvé respecto del templo para reinar [pues su grandeza no depende en absoluto de él] tiene su equivalencia en su libertad para ‘mirar’, ya que no está constreñido por el culto que se le rinde sino por su propia elección”.[4]

Este Dios libre e independiente, que no se deja manipular por ninguna forma de culto, es capaz de elegir en quién poner sus ojos: “el oprimido, el abatido de espíritu”, como traduce puntualmente Croatto. Esta “predilección” divina, como destaca el exegeta argentino, recae sobre este tipo de personas y sobre quienes respetan su palabra, en una suerte de asociación existencial y espiritual que corre por la conjunción de los niveles sociopolítico (oprimidos) y subjetivo (abatimiento de espíritu), la misma que se muestra en Is 61.1-3 (el mensaje central del Tritoisaías) y 65.13-14 (las bienaventuranzas de este profeta).

Croatto insiste en que nos comprendamos hoy los lectores/as de este texto como “oprimidos y sufridos” y exhorta a “no ‘suavizar’ el significado de ‘ānî, traduciéndolo por ‘humilde’” porque lo impide el anuncio principal (61.1-13), adonde el sinónimo ānāw tiene como referencia directa la realidad social. La cercanía en el significado entre “oprimido / pobre / humillado” es evidente, tal como se ve en la secuencia de Is 58.3, 5, 7, 10.[5] Aquella persona a la que Dios mira, es también el “temeroso de su palabra”, expresado por un adjetivo verbal menos usual (jārēd), “que indica temor profundo, susto, temblor, estremecimiento”.[6] Así aparece en Esdras 9.4 y 10.3. El mismo énfasis en la palabra divina puede reflejar la ausencia de templos en la diáspora e incluso en la provincia persa de Yehud.

No obstante lo anterior, los destinatarios de este anuncio son los poderosos, por su capacidad de decidir y edificar un templo. “A ese grupo, que se ocupa de Yahvé, éste le dice que su propia atención está puesta en otros, que no parecen atenderlo cúlticamente”.[7] La actualidad de este mensaje está más allá de cualquier intento de mediatización o manipulación, puesto que cuando algún grupo o sector social bien acomodado se siente objeto privilegiado de la atención de Dios (como sugieren perversamente algunos exponentes de la denominada “teología de la prosperidad”), la tendencia hacia la exclusión de quienes no son como ellos se convierte en una “consigna espiritual” deleznable.

El siguiente versículo enumera por pares algunas costumbres rituales encadenadas comparativamente para exhibir, en la segunda parte, su ilegitimidad para la fe yahvista verdadera y un culto auténtico, aceptable. La crítica radical del culto aflora nuevamente, pues quienes practicaban esos actos no eligieron lo que era agradable a Yahvé. El último verso lo confirma: “Todos ellos eligieron su camino y escogieron sus abominaciones”. Siguiendo la línea de la elección, Dios también elegirá los castigos propios para ellos (4), retomando la acusación de 65.12 (“Porque yo los llamé / y ustedes no me respondieron […] hicieron lo que no me gusta, y eligieron lo que no me agrada”).

El pasaje concluye con una exhortación ligada al v. 2b: era preciso que atendieran la palabra divina quienes se estremecen con ella (5a), los que son rechazados por los rebeldes, un grupo antagónico que aún no consumaba la ruptura total. Ese grupo es capaz de rechazar y expulsar a los otros. “La frase de esta gente [“Que el Señor muestre su gloria y veamos nosotros vuestra alegría”, 5b] está poniendo en duda la veracidad o eficacia de tal palabra poética”.[8] Pero ellos serían avergonzados por la voz que atronaría en la ciudad, en el templo (6a), la voz justiciera del Señor (6b), pues su poder indiscutible así lo haría. Parece una polémica entre profetas verdaderos y falsos que desembocó en un anuncio perjudicial para ese grupo.

Yahvé exige un culto auténtico y verdadero como demostración de una profunda aceptación de su palabra y, por ende, de su voluntad. La capacidad recreadora del Señor, aludida en los vv. 7-9, debe quedar fuera de toda duda. Dios recreará a su pueblo (“dará a luz”) siempre que sea necesario y se relacionará con él, litúrgica e históricamente, en medio de la autenticidad con que se presente a rendirle culto. Un pueblo recreado por Él, debería ser capaz de presentarse en una asamblea litúrgica renovada también. Una exigencia similar es la que se enfrenta actualmente por causa de las formas en que Dios continúa recreando, continuamente, la relación o el pacto con su pueblo. Hemos de tomar seriamente las lecciones del caso para responder en consecuencia.




[1] J. Severino Croatto, Imaginar el futuro. Estructura retórica y querigma del Tercer Isaías. Buenos Aires-México, Lumen, 2001, p. 439.
[2] Ibid., p. 444.
[3] Ídem.
[4] Ibid., p. 446. Énfasis agregado.
[5] Ibid., p. 447.
[6] Ídem.
[7] Ídem.
[8] Ibid., p. 453.

Isaías 66.1-9, L.Alonso Schökel y J.L. Sicre / Juan 4.15-26, TLA


1 Así dice el Señor:
El cielo es mi trono, y la tierra, el estrado de mis pies:
¿qué templo podréis construirme o qué lugar para mi descanso?
2 Todo esto lo hicieron mis manos,
y existió todo esto —oráculo del Señor.
Pero en ése pondré mis ojos: en el humilde y en el abatido
que se estremece ante mis palabras.
3 Hay quien inmola un toro, y es como si matara a un hombre;
hay quien sacrifica una oveja, y es como si desnucara un perro;
hay quien trae una ofrenda, y es como si fuera sangre de puerco;
hay quien inciensa invocando, y es como si bendijera a un ídolo.
Todos ellos eligieron su camino y escogieron sus abominaciones,
4 pues yo también elegiré sus castigos
y les mandaré lo que más temen;
porque llamé, y nadie contestó; hablé, y no escucharon;
hicieron lo que no me agrada, escogieron lo que no quería.
5 Oíd la palabra del Señor,
los que os estremecéis ante sus palabras:
Dicen vuestros hermanos, los que os detestan,
los que os rechazan por mi nombre:
“Que el Señor muestre su gloria y veamos nosotros vuestra alegría”.
Pues serán confundidos ellos.
6 Una voz atruena en la ciudad, una voz en templo:
es la voz del Señor, que paga su merecido a sus enemigos.
7 Antes de los espasmos dio a luz,
antes que le llegaran los dolores ha dado vida a un varón:
8 ¿Quién ha oído tal cosa o quién ha visto algo semejante?
¿Se engendra todo un país en un solo día,
se da a luz a un pueblo de una sola vez?
Apenas sintió los espasmos, Sión dio a luz a sus hijos.
9 Abro yo la matriz, ¿y no haré que dé a luz? —dice el Señor
Yo, que hago dar a luz, ¿la voy a cerrar? —dice tu Dios.

***

16 Jesús le dijo: —Ve a llamar a tu esposo y regresa aquí con él.

17 —No tengo esposo —respondió la mujer.
Jesús le dijo: —Es cierto, 18 porque has tenido cinco, y el hombre con el que ahora vives no es tu esposo.
19 Al oír esto, la mujer le dijo: —Señor, me parece que usted es un profeta. 20 Desde hace mucho tiempo mis antepasados han adorado a Dios en este cerro,[c] pero ustedes los judíos dicen que se debe adorar a Dios en Jerusalén.
21 Jesús le contestó: —Créeme, mujer, pronto llegará el tiempo cuando, para adorar a Dios, nadie tendrá que venir a este cerro ni ir a Jerusalén. 22 Ustedes los samaritanos no saben a quién adoran. Pero nosotros los judíos sí sabemos a quién adoramos. Porque el salvador saldrá de los judíos. 23-24 Dios es espíritu, y los que lo adoran, para que lo adoren como se debe, tienen que ser guiados por el Espíritu. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque así es como el Padre quiere ser adorado. ¡Y ese tiempo ya ha llegado!
25 La mujer le dijo: —Yo sé que va a venir el Mesías, a quien también llamamos el Cristo. Cuando él venga, nos explicará todas las cosas.
26 Jesús le dijo: —Yo soy el Mesías. Yo soy, el que habla contigo.

jueves, 23 de abril de 2020

Devocional por el XXV aniversario


DEVOCIONAL POR EL XXV ANIVERSARIO DE LA IGLESIA


Jueves 23 de abril de 2020

Llamamiento: Salmo 100
Oración de ofrecimiento
Himno: “Eres mi protector” (322)
Momento de oración de intercesión
Lectura bíblica: Salmo 124

Tema: “Si Dios no nos hubiera ayudado, ¿qué habría sido de nosotros?”

Himno: “Tu fidelidad” (52)
Ofertorio (consagración)
Bendición del Señor

En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total. Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida ni la muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo!   Romanos 8.37-39, TLA
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ACOMPAÑAMIENTO BÍBLICO

Este salmo plantea la gran pregunta que la fe se hace a sí misma al considerar con seriedad la forma en que Dios acompaña, sostiene y fortalece a su pueblo, a su iglesia: si no fuera por Él, por su presencia de misericordia y amor, ¿qué sería de nosotros? El panorama, evidentemente, sería completamente oscuro y deprimente. Pero Él siempre ha estado ahí, atento, dispuesto a dar de su poder profundo para que la comunidad de fe permanezca fiel a las promesas divinas y los beneficios del pacto.

Después de un cuarto de siglo de experiencia cristiana, de conflictos inevitables, pero también del esfuerzo por ofrecer un buen testimonio del Evangelio, el saldo no puede ser sino positivo: afirmar categóricamente que se ha vivenciado efectivamente la cercanía divina, las manifestaciones constantes de su cariño y ternura. La celebración consiste en afirmar y agradecer el hecho de que, igual que con el antiguo Israel, Dios “estuvo y está ‘de nuestro lado’, y, por tanto, no sucedieron los posibles males. […] La aseveración evangélica clave es que Yahvéh está por nosotros, con nosotros, de nuestro lado, nos pertenece, completamente comprometido” (Walter Brueggemann).

Ésa es la razón profunda de nuestra gratitud y compromiso: Dios está siempre con nosotros, tal como lo ha prometido por medio de su Hijo. Sumémonos a esa gratitud y celebremos confiadamente, en medio de esta situación compleja, la cercanía indiscutible de nuestro Dios y Señor. (LCO)

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...