27 de junio de 2021
INTRODUCCIÓN: Con
el versículo 13 comienza una nueva sección, cuya nota no es de gozo ni de exhortación,
sino de instrucción y consuelo.
Pablo
y sus compañeros (Silvano y Timoteo) tuvieron que abandonar Tesalónica al
comienzo del año 50 d.C., luego de que muchos se convirtieron a la fe en Cristo
y de haber establecido una iglesia en la ciudad (Hch. 17:1-10). Las
circunstancias de la partida significaban que los recién convertidos quedarían
expuestos a la persecución, para lo cual no estaban preparados, por cuanto
Pablo no había tenido tiempo de entregarles toda la enseñanza básica que
pensaba que necesitaban. En la primera oportunidad envió a Timoteo de vuelta a
la ciudad (Tesalónica) con el fin de que viera cómo se las estaban arreglando
los cristianos del lugar.
Cuando
Timoteo regresó a Corinto (Hch. 18:5) llevaba buenas noticias en cuanto a la
firmeza de ellos y la diligencia que manifestaban en la propagación del
evangelio, pero informó que tenían ciertos problemas, algunos éticos y algunos
escatológicos (en particular, estaban preocupados ante la posibilidad de que en
la parusía –la venida del Señor- los que de ellos ya habían muerto tuvieran
desventajas en relación con los que
todavía vivían.).
Pablo les
escribió de inmediato, expresándoles que su recién partida súbita de entre
ellos no fue elección de él (como sugerían sus detractores) recalcándoles la
importancia de la integridad de vida y la diligencia en el trabajo de todos los
días, y asegurándoles que los creyentes que morían antes de la parusía -venida
o regreso del Señor- no experimentarían ninguna desventaja sino que serían levantados para reunirse con
sus hermanos todavía vivos a fin de recibir al Señor en el momento de su
venida.
LA
ESPERANZA EN LA VENIDA DEL SEÑOR
En el primer versículo de las
dos cartas a los Tesalonicenses podemos leer a quién van dirigidas: a la
iglesia de los Tesalonicenses.
Tesalónica
era una ciudad muy importante de Macedonia. Debido a su buena ubicación
geográfica, era de gran importancia para el comercio. En tiempos de Pablo había
allí una comunidad judía y Pablo predicó en su sinagoga sin mucho éxito, como
nos narra el libro de los Hechos de los Apóstoles (cap. 17). Más éxito parece
haber tenido entre los griegos:
“Algunos de ellos se convencieron y se
juntaron con Pablo y Silas: un gran número de griegos piadosos y no pocas de
las mujeres principales” (Hch. 17:4).
Este
dato, junto con otros que aportan las mismas cartas, de una manera especial
(esta 1ª a los Tesalonicenses que estamos revisando), apuntan a que los
destinatarios procedían en su gran mayoría del mundo gentil y no del judío.
Pablo mismo en 1:9 de esta carta dirá que se “convirtieron de los ídolos a
Dios”.
En la sección anterior a la que estamos por
considerar (3:1-4:12), el apóstol Pablo se centró en la santidad de la vida de
los creyentes. En esa sección, el apóstol
instó a los tesalonicenses a que continuaran creciendo en fe, entrando a
un tema eminentemente práctico: cómo debían conducirse, es decir, cómo debían
vivir como creyentes a la luz de la esperanza del retorno de Cristo.
La
esperanza en la venida del Señor
I.
Es una
esperanza que no ignora lo que ocurre con los que han muerto en Cristo,
v.13a.
“Tampoco
queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen…”
A. La
cláusula introductoria: “Tampoco
queremos, hermanos, que ignoréis…”
Pablo
la usa a menudo (Ro. 1:13, 11:25; 1ª Co. 10:1; 2ª Co. 1:8; Fil. 1:12 y Col
2:1).
1. Y
existe una razón para ello. Ignorar realidades espirituales resulta siempre
perjudicial para el creyente. Ignorarlas les priva de consuelo. En el caso de
los Tesalonicenses esto era especialmente cierto. La iglesia de Tesalónica
estaba muy preocupada respecto a aquellos que “duermen”.
2. La
expresión “los que duermen” es un eufemismo
para evitar decir: “los que están muertos” que suena como un golpe
demoledor y hasta violento. Nosotros mismos decimos, al referirnos a alguna
persona que fallece, “está en la presencia de Dios”; “se nos adelantó” y otras
expresiones.
3. La
expresión “los que duermen” es una figura para indicar los que están muertos. Muy
a menudo se ha comparado la muerte de los creyentes con el dormir.
4. Cuando
Pablo habla acerca de los que “duermen”, se está refiriendo aquí a la muerte
del cuerpo. Fue el cuerpo el tomado del polvo, y entonces Dios sopló en el
hombre aliento de vida (Gn. 2:7). Es el cuerpo el que irá a dormir hasta la
resurrección, sólo el cuerpo. El espíritu vuelve a Dios.
Solo el cuerpo puede acostarse en la muerte y
solo el cuerpo puede levantarse, ponerse en pie en la resurrección.
5. El
cuerpo es una tienda frágil que es dejada temporalmente en la muerte.
En 2ª de Corintios 5:1 Pablo enseña: “Sabemos que si nuestra morada
terrestre…”. Los cuerpos en los que vivimos son tiendas. Y
en 5:2 enseña:
“Y
por esto también gemimos, deseando ser revestidos…”. Y en
el v. 4:
“Así
mismo, los que estamos en este
tabernáculo gemimos con angustia…”
6. Este
concepto de dormir no indica un estado intermedio de un reposo inconsciente
(sueño del alma). Estamos en Cristo o estamos sin él.
7. Estamos
en él en la vida, estaremos en el en la muerte y estaremos en él en la
resurrección.
La esperanza en la venida del Señor
II.
Es una
Esperanza que, aunque bajo el duelo de la muerte, permanece firme, v.
13b.
B. “…para que no os entristezcáis como los
que no tienen esperanza” v. 13b.
Durante
el corto tiempo que había transcurrido desde que los tesalonicenses oyeron el
evangelio por primera vez, algunos creyentes ya habían fallecido y estaban muy
alarmados, que Pablo añade: “para
que no os entristezcáis como los que no tienen esperanza”.
1. Esto,
causa la impresión de que los tesalonicenses no estaban manejando adecuadamente
el tema de las pérdidas (humanas), tanto de amistades como de familiares. Y se
estaban entristeciendo como los que no tienen esperanza. Pablo no está diciendo
que ante las pérdidas humanas no debe haber tristeza y lágrimas. Jesús lloró
frente a la tumba de Lázaro. Hay una tristeza natural que los escritores
bíblicos reconocen en el ser humano ante la pérdida de un ser querido, pero tal tristeza no debe
llegar al grado al que llegan aquellos que no tienen esperanza, como si Cristo
y su obra no tuviesen efecto alguno.
2. Pablo
pone en contraste la desesperanza del mundo con la esperanza cristiana
3. El
mundo griego y romano contemporáneo de Pablo era un mundo sin esperanza. De
acuerdo al concepto griego (y más tarde también al romano) no existía futuro
alguno para el cuerpo. El cuerpo llegó a considerarse una “prisión para el
alma”. El Hades, los campos elíseos, el
Tártaro y otros sitios de la mitología antigua, estaban muy lejos de inspirar
consuelo. Filósofos y poetas de la antigüedad interpretaron alegóricamente
mitos fundantes y comenzaron a enseñar sobre la naturaleza inmaterial del alma,
sobre su indestructibilidad e inmortalidad. Pero para el cuerpo humano no
ofrecieron esperanza alguna.
4. Realmente,
aparte del cristianismo no existía base sólida alguna de esperanza.
La
esperanza en la venida del Señor
III.
Es una
esperanza cuyo sustento se encuentra en lo que Cristo llevó a cabo en su muerte
y resurrección, v. 14.
Una
esperanza que tiene como fundamento la muerte y resurrección de Jesús, primicia
de nuestra resurrección.
A. En
contraste a la desesperanza del mundo griego y romano contemporáneo de Pablo,
Pablo mismo procede ahora a establecer un sólido fundamento para la esperanza
cristiana (en relación a los creyentes de Tesalónica que ya habían fallecido).
B. Este
es el razonamiento paulino en el v. 14, desde un punto de vista de la Teología
Sistemática:
“El mismo Dios que levantó a Jesús de los
muertos, levantará de los muertos a los que pertenecen a Jesús”.
La mejor evidencia de lo que a usted y a mí nos
ocurrirá, es lo que a Cristo le ocurrió. “…traerá
Dios con Jesús a los que durmieron en él”
El argumento del apóstol se basa en la suposición
de que Cristo y los que creen en él, son un solo cuerpo, del cual Cristo es la
Cabeza y los creyentes son los miembros del cuerpo; y en consecuencia, lo que
le sucede a la Cabeza, debe suceder a los miembros del cuerpo.
El versículo 14 enseña que Cristo, en el
momento de su venida se procurará de los que han partido, y no sólo de los que
viven.
C. ¿Supondrían
los tesalonicenses que los cuerpos de sus seres queridos y amistades que ya
habían muerto, se quedarían en la tumba cuando el Señor viniera?
¿Supondrían que cuando todos los creyentes, en
cuerpo y alma, participaran en la gloria del regreso de Cristo, los creyentes
que ya habían partido, recibirían un grado inferior de gloria?
D. Circulaba
literatura apocalíptica judía que decía que a la venida del Señor sólo le
acompañarían aquellos que estuvieran vivos, y que los que estaban muertos no
tendrían parte en ella.
La
esperanza en la venida del Señor
IV.
Es una
esperanza cuyo sustento está en la Palabra del Señor, vv.
15-17.
A. La
frase “…en palabra del Señor” nos transmite
la certeza de Pablo, de que él estaba dándoles a los tesalonicenses la Palabra
de Dios a través de la respuesta a la
pregunta que ellos le habían hecho. El apóstol sabía que se habían estado
preocupando por aquellos que habían muerto y que no sabían cómo manejar el
asunto de la pérdidas humanas. Y quiso que los tesalonicenses supieran que los
que habían muerto en Cristo, tendrían participación en su venida al igual que
los vivos.
B. La
aclaración de esto está en las palabras:
“… nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no
precederemos a los que durmieron” (v.15). Así que quienes estén
vivos en este acontecimiento, no aventajarán a los que hayan muerto.
C. El
versículo 15 ha hecho a muchos afirmar que en esta carta Pablo está convencido
de una segunda venida de Jesucristo inminente.
D. Por
otro lado, hay un cierto paralelismo entre lo que Pablo escribe en los
versículos siguientes y el texto de Mateo 24:30-31:
vv. 16 y 17 “Porque
el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego
nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor”.
Ahora escuchemos lo que dice Mateo:
“Entonces
aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y entonces se golpearán el
pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del Hombre venir sobre las
nubes del cielo con gran poder y gloria. Él enviará a sus ángeles con sonora
trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de
los cielos hasta el otro”.
E. En
ambos textos se utiliza un lenguaje apocalíptico, similar al de las imágenes
tradicionales de la apocalíptica judía: trompeta, bajar del cielo, las nubes.
Da la impresión que ambos textos describen la misma escena.
F. En el
v. 17 Pablo parece incluirse entre los que quedarán hasta la venida del Señor.
Lo cual significa que cuando Pablo escribe esta carta estaría convencido de que
la segunda venida de Jesucristo tiene un carácter inminente.
G. Pero,
¿cuándo será la venida del Señor? Capítulo 5:1-2 indican:
“Pero acerca de los
tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os
escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así
como ladrón en la noche” O sea, de forma inesperada (Mt.
24:43; Lc. 12:39; 2ª Pedro 3:10).
CONCLUSIÓN: Resumiendo.
La esperanza
en la venida del Señor
-Es
una esperanza que no ignora lo que ocurre con los que han muerto en Cristo.
-Es
una Esperanza que, aunque bajo el duelo de la muerte, permanece firme.
-Es
una esperanza cuyo sustento se encuentra en lo que Cristo llevó a cabo en su
muerte y resurrección, y
-Es
una esperanza cuyo sustento está en la Palabra del Señor.
“Por
tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”
Bibliografía
Velasco
Arias, Javier. “La escatología en las dos
cartas a los Tesalonicenses”. 2009.
Hendriksen,
William. Comentario al Nuevo Testamento:
1 y 2 Tesalonicenses. Libros Desafío, 2007.
Douglas
J. D. Nuevo Diccionario Bíblico. Ediciones
Certeza, 1991.
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