domingo, 21 de septiembre de 2008

El ministerio de los ancianos, Robert A. White

14 de septiembre de 2008
Los ancianos representan una percepción clara y singular de nuestra tradición Reformada. Los ministros no sirven solos. La iglesia no es la iglesia sin ancianos dedicados que sirven a Jesucristo mientras se ganan la vida y viven su fe en el mundo. […]
El liderazgo primordial fue provisto por los apóstoles que habían conocido y seguido al Señor. Ellos viajaron por doquier predicando, enseñando, y estableciendo iglesias. Las congregaciones locales eran dirigidas y gobernadas por ancianos, a quienes se les reconocía poseer dones de fe madura, liderazgo, y administración. Pablo y Bernabé escogieron ancianos en cada iglesia que fundaron (Hechos14:23). La palabra neotestamentaria para anciano, presbuteros, es la raíz del termino "presbiteriano". Esto quiere decir gobierno por la junta o consejo de ancianos, como la mayoría de las iglesias de la tradición reformada son gobernadas hasta el día de hoy […] La iglesia primitiva reconoció otros importantes ministerios. Además de estos, leemos de profetas, evangelistas, pastores, maestros, los que tenían el don de sanidad y administradores (I Corintios 12:28, Efesios 4:11). Algunos pasajes bíblicos usan intercambiablemente los términos de anciano y obispo (I Timoteo 3:1-7, 5:17-22, Tito 1:5-9). Aparentemente, algunos ancianos fueron escogidos para predicar la Palabra y servir los sacramentos, mientras otros ejercían decisión, dirección y disciplina. Las posiciones de liderazgo eran fluidas y flexibles en la era del Nuevo Testamento. Las mismas variaban de iglesia a iglesia, dependiendo de los dones del Espíritu Santo y las necesidades locales. Es muy claro que los ancianos ejercieron un papel importantísimo en la vida y testimonio de las primeras congregaciones Cristianas. Ellos compartieron el ministerio de liderazgo con otros "presbíteros" u "obispos" que predicaban y servían a las viudas y los pobres (Hechos 6). No encontramos división alguna entre el clero y el laicado en el Nuevo Testamento. […] La Reforma protestante buscó renovar el gobierno eclesiástico como también la adoración y teología. La salvación por obras, un "sacramentalismo supersticioso", y la dominación del clero fueron sujetos a un nuevo escrutinio a la luz de las Santas Escrituras, la Palabra de Dios. Martín Lutero trajo nueva vida a la iglesia con su énfasis en
el "sacerdocio de los creyentes". Pero el reformador Juan Calvino hizo más para restaurar el laicado a su lugar correcto en el gobierno de la iglesia. Calvino identificó cuatro ministerios los cuales creyó oficios esenciales y permanentes de la iglesia. Los pastores, dijo él, son llamados a predicar la Palabra de Dios, administrar los sacramentos, y cuidar por el rebaño. Los ancianos "gobernantes"* mantienen el orden, ejercen disciplina cristiana, y asisten en el cuidado pastoral. Los diáconos proveen ministerios de misericordia y justicia a los pobres. A este ministerio "tri-partito" de la iglesia local, Calvino añadió un cuarto oficio, el de maestro o doctor responsable por la sana doctrina y la educación de los estudiantes ministeriales. Para Calvino, el orden o gobierno de la iglesia lo dictaba la teología bíblica, no la eficiencia eclesiástica. Rechazando la jerarquía clerical, él abogó por un gobierno fundamentado en la soberanía de Dios y el señorio de Cristo Jesús. Cristo es la única cabeza, y la iglesia es su cuerpo (Efesios 4:11-15). Todo ministerio es una representación y extensión del ministerio de Cristo. Su ministerio es dado al cuerpo entero, no sólo a algunos clérigos. Al ser bautizado, cada cristiano es ordenado al ministerio de Jesús. […] Cada cristiano es un ministro. Pero no cada cristiano es un líder de la iglesia. Dentro del ministerio de Jesucristo algunos son llamados por Dios, dotados por el Espíritu, y elegidos por la iglesia a cumplir funciones de liderazgo esenciales a la vida y testimonio de la iglesia.
www.rca.org

No hay comentarios:

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...