sábado, 13 de noviembre de 2010

Letra 196, 14 de noviembre de 2010


FINLANDIA: EL ESTADO IMPONE LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO A LA IGLESIA
Pablo J. Ginés

La justicia civil en Finlandia ya multa a los clérigos que no aceptan al clero femenino. Un pastor luterano se negó en 2007 a compartir el altar con una pastora y ahora el Tribunal Supremo del país le condena por "discriminación de género".

¿Quién es un tribunal civil para decirle a un clérigo lo que debe creer o dejar de creer acerca del clero femenino y su eficacia pastoral o sacramental o litúrgica? ¿No hay separación Iglesia-Estado? No en Finlandia: la Iglesia Evangélica Luterana en Finlandia es la oficial del país, ligada al Estado y el Tribunal Supremo ha condenado a una multa (no muy grande, pero significativa) al pastor Ari Norro por negarse en 2007 a servir en el altar junto a la presbítera Petra Pohjanraitio. Aunque hace años que esta iglesia luterana de tradición muy liturgista "ordena" mujeres como "presbíteros" (con su alzacuellos y su camisa negra) parte del clero no acepta esta situación, entre ellos una asociación con un enfoque misionero llamada "Asociación Luterana Evangélica" a la que pertenece Ari Norro.

En la primavera de 2007, Norro fue invitado a ayudar como pastor en el servicio dominical en una iglesia en Hyvinkää, al sur de Finlandia. Una vez allí, descubrió que estaba establecido que la "presbítera" Petra Pohjanraitio distribuyera la comunión. Antes de comenzar el servicio religioso, Norro explicó a la clériga que por sus creencias apostólicas no podía servir en el altar con ella. El caso pasó a los tribunales civiles, y después de dos sentencias ahora ha llegado al Tribunal Supremo, donde se ha dictaminado que los miembros de la iglesia estatal tienen que acatar las mismas reglas sobre “la igualdad de género" y que “las acciones que son tomadas en base a la fe no pueden infringir los derechos humanos, lo que incluye la discriminación por género,” según queda señalado en la orden judicial.

No está claro si esta norma se aplicaría también a la Iglesia Católica -que no tiene relación oficial con el Estado- o a la Iglesia Nacional Ortodoxa de Finlandia, muy pequeña, que no ordena mujeres pero sí es oficial y se financia a través del Estado. ¿Se les puede denunciar por no tener clero femenino?
Luteranos muy litúrgicos de convicciones confusas
La Iglesia Luterana oficial de Finlandia agrupa en teoría al 80% de los finlandeses (4.3 millones) aunque casi nadie va a la iglesia en domingo. Es muy similar al anglicanismo; de hecho, forma parte de la "Comunión de Porvoo", que agrupa a 12 iglesias, luteranas del norte de Europa y también a la Iglesia de Inglaterra, que establecen entre ellas su "plena comunión" y de hecho permiten celebrar la comunión de forma conjunta. Aunque les gusta la liturgia vistosa, las mitras, báculos y demás símbolos de tradición católica, no creen en la doctrina católica de los sacramentos y la transubstanciación.
La Iglesia Luterana Nacional de Finlandia acepta el divorcio en ciertos casos; también acepta el aborto en caso de peligro para la vida de la madre, de violación y de "graves malformaciones". Tiene clero femenino, pero aún no ha aceptado la homosexualidad, al contrario que la vecina Iglesia estatal luterana sueca (con la que mantiene "plena comunión"), que tiene una obispa lesbiana activa en Estocolmo.
Grupos luteranos ya tantean unirse al catolicismo
En Inglaterra, el clero y los fieles conservadores pueden plantearse ingresar en el catolicismo a través de los ordinariatos anglocatólicos, manteniendo sus costumbres y liturgia, como han anunciado ya que harán 5 obispos anglicanos. Hay quien piensa que la constitución apostólica Anglicanorum Coetibus puede usarse para crear ordinariatos similares para luteranos litúrgicos cercanos al anglicanismo, como los que hay en Escandinavia.
Si los pastores conservadores como Ari Norro son multados por mantener sus creencias de siempre (y eso es lo que el Tribunal Supremo está pidiendo) puede que una oferta de ordinariato católico resulte interesante para muchos. Se sabe que al menos un grupo luterano de Estados Unidos llamado Iglesia Católica Angloluterana, que cuenta con una veintena de comunidades, inició en verano los contactos con la Congregación para la Doctrina de la Fe para ingresar en la Iglesia católica en grupo, según informa el diácono Keith Fournier en el digital norteamericano Catholic Online. Combinan elementos propios del anglicanismo, otros de tradición luterana y aceptan el Catecismo de la Iglesia católica, así como el documento conjunto de 1999 sobre la doctrina de la justificación que firmaron católicos y luteranos.
El pasado 17 de noviembre de 2009, Dwight Longenecker, antiguo pastor anglicano, hoy sacerdote católico, afirmaba que muchos luteranos, baptistas, metodistas y evangélicos admiran la liturgia y espiritualidad católica, al Papa y los santos, y que pueden encontrar más fácil aceptar el catolicismo a través de un «entorno anglicano» como el de los ordinariatos anglo-católicos. Esto podría pasar con muchos fieles en Estados Unidos, pero también en Escandinavia, con iglesias luteranas con gustos litúrgicos, pero cuya doctrina moral, sexual y sacramental va a la deriva.
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LA IGLESIA NO CAMBIA
Octavio Rodríguez Araujo
La Jornada, 11 de noviembre de 2010

Cuando Benedicto XVI, jefe mundial del catolicismo, declaró hace unos días que España atraviesa un periodo de laicismo agresivo y lo comparó con los tiempos de la Segunda República, lo que hizo fue ratificar el aval y el apoyo que su Iglesia le dio a la dictadura de Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios.

La Segunda República, me permito recordarlo, instituyó la separación de la Iglesia y el Estado en su Constitución de 1931, y en su artículo 26 señaló que todas las confesiones religiosas serán consideradas como asociaciones sometidas a una ley especial y, más importante aún –por su significado en México después de que el vocero de la Arquidiócesis dijo que por encima de nuestras leyes estaban las de Dios–, fue que explícitamente señalaba que quedarían disueltas las órdenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado. Esto y más lo echó abajo el franquismo y al Papa alemán le ha molestado que ese laicismo de la República Española haya sido retomado por los gobiernos posteriores a la larga noche de la dictadura que no sólo fue fascista sino favorecedora de las órdenes religiosas más reaccionarias del siglo XX, entre ellas el Opus Dei y la Legión de Cristo, ahora tan de moda por los crímenes de Marcial Maciel.

La Jornada (6/11/10) citó una significativa declaración de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que reúne a víctimas y familiares de la represión de Franco: Es lamentable que Benedicto XVI haga esas declaraciones en uno de los países donde se han producido más abusos de todo tipo por religiosos católicos, y que haya desaprovechado la oportunidad de pedir perdón por el apoyo de la Iglesia católica a la dictadura. No conforme con esas reaccionarias declaraciones, que nos recuerdan el nefasto papel de la Iglesia católica en la persecución de judíos y musulmanes, la Inquisición y las bendiciones papales al fascismo europeo y latinoamericano, Benedicto volvió a la carga en contra del Estado laico, del aborto, de los anticonceptivos, del condón, de la homosexualidad y de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Y, por si no fuera suficiente, en el colmo de la chabacanería estética, consagró la feísima iglesia diseñada por Antoni Gaudí que ni siquiera está terminada.

En México sabemos muy bien lo que significan declaraciones como las mencionadas, realizadas por el jefe mundial de la Iglesia católica. Las padecimos en los tiempos de Calles y el maximato, cuando hubo encíclicas directamente dirigidas a incitar a la rebeldía contra nuestra avanzada Constitución (previa, hay que decirlo, a la de la Segunda República española) y a desobedecer a los gobiernos de nuestro país. Las padecemos ahora en voz de la alta jerarquía eclesiástica y de los grupos de católicos seglares que representan a las fuerzas más reaccionarias de nuestra maltratada nación, a la contrahistoria y a los valores cuasi fascistas que insisten en revivir.

En unos días saldrá a la luz un libro que titulé (provocadoramente, lo confieso) La Iglesia contra México. Este libro, con veintiún autores*, será una aportación al debate sobre el tema. Se abordan los problemas de la intervención de la Iglesia contra el laicismo y sus campañas no olvidadas contra el comunismo (aunque éste no esté de moda en la actualidad); sus ataques a las instituciones de la República y a las leyes que permiten el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo y a las limitaciones para que curas y monjas se apoderen de la educación de los niños, por lo menos en las escuelas públicas. Se destaca también su oposición a los homosexuales, al condón, a la píldora del día siguiente, a las relaciones sexuales fuera del matrimonio, a la libertad de las mujeres, incluso católicas, para decidir sobre su propio cuerpo, a la democracia, a la ciencia y a la libertad de creencias. También hace referencia a otros temas de enorme importancia como la relación con el narco y al uso de la religión como fuente de poder.

La Iglesia católica (y no es la única) sigue insistiendo en la imposición de sus obsoletos valores religiosos en la esfera pública y, por quién sabe qué razones, continúa pensando colectivamente (como institución) que el hecho de que en algunos países tenga seguidores (su famoso rebaño de fieles) la autoriza a meterse en el reino del César en lugar de conformarse con el reino de Dios, que debiera ser bastante. ¿Habrá en la Iglesia católica otro papa como Juan XXIII? Bueno sería que hubiera otro aggiornamento como lo intentó ser el Concilio Vaticano II: buscar lo positivo de los tiempos nuevos y establecer un fructífero diálogo con el mundo de nuestra época con énfasis en lo que une a la humanidad y no en lo que la separa.

Benedicto/Ratzinger no ha querido reformar su iglesia ni entender lo que la mayoría de la gente, religiosa o no, desea en su vida cotidiana. Cree, neciamente, que sigue viviendo en la España de los reyes católicos del siglo XV y su limpieza religiosa. Piensa que vive todavía en la época de las conquistas y sometimientos de entonces, nada cristianos por cierto aunque se les llamara evangelización. La intolerancia sigue esparciéndose desde el Vaticano en similar proporción que sus nexos y complicidades con las fuerzas más conservadoras y poderosas del mundo cristiano, razón por la cual pierde adeptos y aceptación entre las nuevas generaciones.

* Los autores son: John M. Ackerman, Rafael Barajas (El Fisgón), Bernardo Barranco V., Roy Campos (Consulta Mitofsky), Fernando del Paso, Álvaro Delgado, Rodolfo Echeverría Ruiz, Javier Flores, Felipe Gaytán Alcalá, Antonio Helguera (Helguera), Juan Luis Hernández, José Hernández (Hernández), Marta Lamas, María Consuelo Mejía (Católicas por el Derecho a Decidir), María Marha Pacheco, Braulio Peralta, Samuel Ramos Palacios, Gonzalo Rocha (Rocha), Octavio Rodríguez Araujo, Pablo Serrano Álvarez y Josué Tinoco Amador.

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