PREPARÉMONOS
PARA LOS CULTOS CONMEMORATIVOS DE LA SEMANA SANTA, A PARTIR DEL PRÓXIMO DOMINGO
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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 8 de abril, 19 hrs.
Modera: Hna.
Estelita Sánchez R.
Llamamiento: Jeremías
7.1-12
Oración de ofrecimiento
Himnos: “Dios, grande es tu
amor” (56)
“Si no
fuera por ti” (384)
Momentos de oración
Lectura
bíblica: Jeremías
36.1-20
Tema:
La profecía escrita
Himno:
“Dios descendió” (321, 1ª y 3ª)
Ofertorio
Bendición pastoral
DIVERSOS
TIPOS DE PROFETAS
Louis Monloubou
Existe una literatura
escrita que nos ha recogido el mensaje de los profetas. Se trata de libros de
diversa magnitud: 21 versículos para Abdías~ que es el más corto; 66 capítulos
para Isaías, el más largo. Observemos que ha sido la existencia de los textos,
escritos por algunos discípulos, la que ha hecho distinguir, dentro de la
corriente profética, a los autores que conocemos.
¿Escribieron los profetas
mismos? En Is 30.8, el profeta recibe la orden de escribir algunos de los
textos precedentes o de hacer que los transcriba un discípulo-secretario (véase
también Is 8.1). Pero Is 8.16 hace suponer que Isaías se dedicaba también a
grabar en el corazón y en la memoria de sus discípulos sus comunicaciones orales.
También Jeremías, personalmente, “había escrito en un rol/o todas las
desgracias que iban a suceder a Babilonia, todas las palabras citadas acerca de
Babilonia” (51.60): esta frase es tardía y no parece estar libre de cierto
anacronismo. Sin embargo, Jeremías había conocido tiempos en los que no se le
permitía hablar con sus “oyentes” más que a través de palabras transcritas y leídas
en público por su secretario (Jr 36.5-7). En el lenguaje lleno de imágenes y un
tanto fantástico que tanto le gusta, Ezequiel indica el mensaje que tendrá que transmitir
y que está ya escrito en un “rollo”. Se le pide que se trague ese rollo (2.9-3.3)
para significar que la palabra que saldrá de él será palabra auténtica de Dios.
[…]
El que un día se
convirtiera en texto escrito lo que hasta entonces sólo había sido objeto de
una comunicación oral (como indica la anécdota que se cuenta en Jr 36.1-4.32)
tuvo consecuencias definitivas en el mensaje mismo del profeta y en su
contenido. La literatura apocalíptica difiere tanto de la literatura “profética”
propiamente dicha precisamente por ser una literatura escrita, dotada de unas
posibilidades técnicas de que no disponía la literatura oral con sus ventajas
propias.
Sin embargo,
prescindiendo de un número restringido de textos (algunos capítulos del libro de
Jeremías, la casi totalidad de la obra de Ezequiel y algunas otras páginas), la
literatura profética era una literatura oral. Al ponerse un día por escrito,
como lo fueron, gracias a Baruc, “todas las palabras que el Señor había
dirigido al profeta Jeremías” (Jr 36.4), las frases de los profetas ya habían sido
antes proclamadas, habladas, dichas...
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Los profetas del Antiguo Testamento, pp. 16-17
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
13-20 – Cultos de Semana Santa
27 – XIX Aniversario de la Iglesia
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