domingo, 21 de julio de 2019

Letra 628, 21 de julio de 2019


LA RECONSTRUCCIÓN INTEGRAL DEL PUEBLO DE DIOS
LA HISTORIA BÍBLICA Y NOSOTROS
Roberto Estévez, Protestante Digital, 20 de abril de 2015

¿Qué clase de personas somos nosotros? ¿De qué clase de “material” estamos hechos? Con la nieve se pueden hacer estatuas muy lindas, pero cuando sale el sol desaparecen. Con la arena de la playa es posible levantar castillos muy llamativos, pero cuando sube la marea se los lleva. En ambos casos la fragilidad del proyecto tiene que ver con el material y/o la ubicación.
Nehemías era un hombre que en su interior poseía la dureza del acero. Cuando experimentaba la presión de aquellos que trataban de intimidarlo, de inmediato iba a Dios en oración (6.9). Sus cimientos no estaban en la arena movediza sino en una confianza firme en la fidelidad del Omnipotente. Huir del peligro no era parte del plan de Nehemías. Si hubiese optado por una vida sin riesgos se podría haber quedado disfrutando de las comodidades y tranquilidad de la ciudad de Susa.
Nehemías suponía que Semaías era uno de sus amigos, pero luego de la sacrílega propuesta se dio cuenta de que no era así. Sus enemigos habían subestimado el carácter del gobernador. Ingenuamente creyeron que el “Tirshata” se iba a asustar cuando uno de los de su “confianza” le informara del peligro. Cualquier individuo se hubiera asustad, pero Nehemías no era un hombre común. Nehemías no se apoca. […] Él es un hombre de oración. No debe tomársele como alguien que se pone a orar por horas interminables y se olvida de sus responsabilidades. Una y otra vez en este libro leemos de sus plegarias. Son cortas y precisas. Algunas se pueden decir en 15 segundos, pues son súplicas de un alma que depende de Dios y sabe que Él puede obrar.
La estratagema de Semaías y sus cómplices era lograr que Nehemías se escondiera en el templo para protegerse del “peligro”. Si lo hubiera hecho, hubiera quedado manifiesto que no tenía confianza en Dios como decía, sino que su seguridad dependía de sus habilidades y recursos. Por supuesto que de inmediato la obra de la reconstrucción de la muralla se hubiera interrumpido, por temor a que la persecución se extendiera a los colaboradores del gobernador. En el ardid de Semaías y sus secuaces se pueden ver varios aspectos:
1. Los adversarios crean una falsa emergencia o crisis. “No hay tiempo que perder. El ataque se va a producir esta misma noche”. “Tenemos que apresurarnos a hacer algo de inmediato”. El creyente debe guardarse de esas decisiones precipitadas en las cuales “no se puede esperar”. El Señor nos da no el espíritu de esclavitud para estar otra vez bajo el temor. Las Escrituras rebosan de frases que nos hablan de la importancia de “Esperar en el Señor” (Sal 27.14).
2. Se sugiere utilizar el templo como refugio. El único sector que sería realmente seguro sería el “lugar santísimo”. En éste puede entrar únicamente el sumo sacerdote una vez al año. Nehemías no cometería esa profanación conociendo bien la ley y el castigo al infractor rey Uzías (2 Cr 26.19).
3. Se plantea como solución una conducta contraria a las enseñanzas de las Escrituras. Cuando esto sucede, debe sonar una alarma a la espiritualidad y principios bíblicos que posee la persona. Un creyente que tiene conocimiento de la Palabra y reverencia a Dios nunca claudicará. Nehemías se da cuenta inmediatamente que no puede ser la voluntad divina hacer algo que Dios mismo ha prohibido.
4. El propósito de Semaías y los enemigos era desprestigiar su “buen nombre”. Nuestra reputación y comportamiento son importantes, por eso las Escrituras dicen: “Así alumbre vuestra luz... de modo que vean vuestras buenas obras…” (Mt 5.16).  Si hubiera seguido el plan insinuado hubiera sido obvio que él temía a los hombres; que no confiaba que realmente Dios le podía ayudar y que con tal de salvar su vida estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, inclusive cometer el sacrilegio de esconderse en el templo.
5. Al comienzo del capítulo 6 vemos la invitación a reunirse para conversar en el valle de Ono. Este está situado al sureste de Jope (11 km) y a unos 50 km al occidente de Jerusalén.
Al igual que en el caso de Nehemías, el enemigo siempre quiere sacarnos del lugar donde el Señor nos ha puesto para servirle. La respuesta de Nehemías tiene varias enseñanzas. Revela que el gobernador no ignora las intenciones de esos que pretenden ser sus amigos. “Ellos habían pensado hacerme daño” (v. 2). Se ha enterado de la conspiración por medio de sus colaboradores.
Él está consciente que lo que está haciendo es una “gran obra”. Se podría argumentar que Nehemías está sobrestimando lo que está haciendo. Reparar las murallas, aunque era un gran proyecto, era relativamente pequeño comparándolo con los gigantescos planes arquitectónicos promovidos en esos tiempos por los egipcios, los medos y los persas. Pero para “El Thirsata” su trabajo de reparación era una gran obra. […]
Nehemías tiene un objetivo y es terminar su proyecto. En 52 días logran restaurar la muralla en forma tal que la ciudad está nuevamente defendida. Él se niega a interrumpir el trabajo aún por un breve tiempo. El desea concluir la empresa que Dios le puesto en el corazón que debe ejecutar. Después de la negativa de ir al valle de Ono, los adversarios le hacen un ataque frontal donde se le acusa de traición con el deseo de coronarse a sí mismo e independizarse del monarca Artajerjes (v.6).
Nehemías responde con una negación concluyente al decir: “No han sucedido estas cosas que tú dices, sino que tú las inventas en tu corazón” (v. 8). No proporciona una serie de razones complicadas que podrían confundir, sino que sencillamente le está diciendo: “No es verdad, sino que mientes”. […] Una vez más él hace la pequeña pero profunda oración: “¡Oh Dios, fortalece mis manos!”. […] En el caso del gobernador de Jerusalén fue una intimidación que no se llevó a cabo. […] Para Nehemías el acabar la obra era muy importante. […] Cuando Dios nos da una responsabilidad tenemos que ser fieles y cumplirla. A veces tenemos oposición o dificultades y ya estamos pronto a desistir. Permaneciendo firmes un poco más en el lugar que el Señor nos ha puesto, vamos a experimentar su bendición, que es la que enriquece. […]
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EL GALIMATÍAS ACTUAL DE LA LAICIDAD EN MÉXICO (III)

La perspectiva de los derechos humanos es la que adopta explícitamente la Constitución; se tiene la expectativa de que juegue un papel importante en las políticas de civismo en todos los niveles del gobierno. Sin embargo, desde hace varios años existe en México un movimiento católico y evangélico de oposición a los derechos humanos, que se expresa a favor de los valores tradicionales de la heterosexualidad, y desde luego tiene un deseo abierto de influir en el contenido del civismo. En este contexto, la Cartilla moral y la insistencia del presidente López Obrador de que México requiere “una constitución moral” provoca críticas: es difícil no interpretar esta acción como un intento de frenar la educación en derechos humanos y de fomentar una educación de moral cívica más cristiana (“De la cartilla moral a la reforma educativa”, en Letras Libres, 2 de julio de 2019).

En ese sentido, el gobierno de AMLO ha tenido que cargar con la incomprensión del sector más duro de las iglesias evangélicas que lo acusan de promover la “ideología de género”, de modo parecido a como se están comportando grupos afines en otros países latinoamericanos. La reciente asamblea de la Organización de Estados Americanos en Medellín, Colombia, en la que varias organizaciones de esta tendencia se hicieron presentes (Jacobo García, “Derrotada la iniciativa encabezada por Colombia para reformar la defensa de Derechos Humanos en la OEA”, en El País, Madrid, 28 de junio de 2019: “Para muchas organizaciones civiles, detrás de la oleada conservadora encabezada por el gobierno de Iván Duque de Colombia, Sebastián Piñera de Chile, Jair Bolsonaro de Brasil, Mauricio Macri de Argentina o Mario Abdo de Paraguay, está también un poderoso lobby religioso con alcance internacional. Una fusión de grupos evangélicos y católicos, donde juega un enorme peso la estadounidense Alliance Defending Freedom (ADF), y que firmó en junio de 2017 en México su acta fundacional, suscrita por 670 parlamentarios de 18 países de América Latina. En ella expresan su rechazo a que las resoluciones de la OEA y de la Comisión, así como los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, obliguen a los estados miembros a modificar sus leyes locales ‘en asuntos relacionados a la vida, la familia y la libertad religiosa’”.) […]
López Obrador ha estado presentando un flanco notoriamente débil al insistir, una y otra vez, en una interpretación sumamente cuestionable, laxa y superficial, de la laicidad, y en la reiterada intención de influir en la “espiritualidad” de la población, lo que se ha señalado también como un gran despropósito. Incluso, se tomó una determinación formal que contraviene abiertamente varios artículos constitucionales, sobre todo el 40 y el 130: la modificación del reglamento interior de la Secretaría de Gobernación a fin de asignar tareas a las iglesias o asociaciones religiosas a favor de las políticas del régimen actual.
La modificación del artículo 86, inciso XIX, acerca de las atribuciones de la Dirección General de Asuntos Religiosos, reza como sigue: “Proponer y coordinar estrategias colaborativas con las asociaciones religiosas, iglesias, agrupaciones y demás instituciones y organizaciones religiosas, para que participen en proyectos de reconstrucción del tejido social y cultura de paz que coadyuven a la consecución de las atribuciones materia de la Subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos” (Diario Oficial de la Federación, 31 de mayo de 2019).      (LC-O)

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