"¡Abran paso, abran paso,
preparen un camino llano,
para que pase mi pueblo!
15 Porque yo soy el Dios eterno
y mi nombre es santo.
Yo vivo en un lugar alto y sagrado,
pero también estoy con los pobres
y animo a los afligidos.
preparen un camino llano,
para que pase mi pueblo!
15 Porque yo soy el Dios eterno
y mi nombre es santo.
Yo vivo en un lugar alto y sagrado,
pero también estoy con los pobres
y animo a los afligidos.
16 Pueblo mío,
no siempre voy a acusarte,
ni estaré enojado todo el tiempo.
Yo mismo te hice,
y no quiero que
te desanimes.
no siempre voy a acusarte,
ni estaré enojado todo el tiempo.
Yo mismo te hice,
y no quiero que
te desanimes.
17 »Israel, a causa de tu pecado
por un tiempo estuve enojado contigo;
entonces te castigué y me alejé de ti.
Pero ustedes los israelitas
se pusieron muy caprichosos
y se rebelaron contra mí.
18 Yo he visto su desobediencia,
pero les quitaré su rebeldía
y les daré descanso.
A todos los que están tristes
19 los haré entonar
este canto de acción de gracias:
por un tiempo estuve enojado contigo;
entonces te castigué y me alejé de ti.
Pero ustedes los israelitas
se pusieron muy caprichosos
y se rebelaron contra mí.
18 Yo he visto su desobediencia,
pero les quitaré su rebeldía
y les daré descanso.
A todos los que están tristes
19 los haré entonar
este canto de acción de gracias:
'¡Paz al que está lejos,
paz al que está cerca!
¡Yo perdonaré a mi pueblo!
20 Pero los malvados
son como un mar agitado
que no se puede calmar;
sus olas arrastran barro y suciedad.
21 ¡No pueden vivir en paz!'.
paz al que está cerca!
¡Yo perdonaré a mi pueblo!
20 Pero los malvados
son como un mar agitado
que no se puede calmar;
sus olas arrastran barro y suciedad.
21 ¡No pueden vivir en paz!'.
Les juro que así es".
*
21 La Biblia misma nos enseña claramente que ahora Dios nos acepta sin necesidad de cumplir la ley. 22 Dios acepta a todos los que creen y confían en Jesucristo, sin importar si son judíos o no lo son. 23 Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios. 24 Pero él nos ama mucho, y nos declara inocentes sin pedirnos nada a cambio. Por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados. 25-26 Dios envió a Jesucristo para morir por nosotros. Si confiamos en que Jesús murió por nosotros, Dios nos perdonará. Con esto Dios demuestra que es justo y que, gracias a su paciencia, ahora nos perdona todo lo malo que antes hicimos. Él es justo, y sólo acepta a los que confían en Jesús.
27-28 Ante Dios, no tenemos nada de qué estar orgullosos. Pues Dios nos acepta porque confiamos en Jesucristo, y no por obedecer la ley de Moisés. 29 Dios no es solamente Dios de los judíos; en realidad, él es Dios de todos, sean o no judíos. 30 Hay un solo Dios, y es el Dios que acepta a todos los que confían en Jesucristo, sean judíos o no lo sean. 31 Pero si confiamos en Jesús, eso no quiere decir que la ley ya no sirva. Al contrario, si confiamos en él, la ley cobra más valor.
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