EL PADRE NUESTRO EN ARAMEO, SU LENGUA ORIGINALMiguel Zavala-Múgica
El arameo
La lengua aramea era el idioma del Imperio Babilonio (ca. VI a.C.), al ser deportados los israelitas (reinos de Israel, 721 a.C., y Judá, 586 a.C.), la adoptaron como propia. El hebreo, la lengua propia de Israel hasta el Exilio, se quedó sólo como lingua sacra, es decir, únicamente relacionada con el culto y a las Escrituras Sagradas.
El hebreo nunca más volvería a ser una lengua "viva", sino hasta que un escritor judío europeo ―que si no me equivoco era Jayim Najman Biálik (Chaim Nachman Bialik)―, sacrificó la educación de sus propios hijos para enseñarlos a hablar sólo hebreo (fines del XIX o principios del XX), en preparación del plan sionista para la fundación de un hogar nacional judío en Palestina. Actualmente el hebreo es la lengua nacional del Estado de Israel.
Incluso a la vuelta del exilio ―bajo los persas de Ciro el Grande―, el arameo siguió siendo lengua nacional para los judíos, y esa situación siguió hasta los tiempos en que los judíos estuvieron bajo dominación romana. El hebreo se mantuvo como lengua litúrgica. En el siglo I d.C., la diáspora ―o dispersión judía por el Imperio romano―, los judíos usaban al menos tres lenguas: el griego como lingua franca del imperio (que no el latín), el hebreo como lingua sacra, y el arameo como lingua domestica (es decir en casa y en familia). Esto último ha hecho que escritores que se referían a los judíos en el siglo I d.C., se refirieran a la lengua aramea hablada por los judíos como “lengua hebrea" (confusión por: "la lengua de los hebreos"). Es el caso del Obispo Papías de Hierápolis (en la actual Turquía) por quien sabemos que: "...Mateo escribió su evangelio en lengua hebrea", desde luego, su "lengua hebrea" es, en realidad, el arameo.
El Jesús histórico
Por lo arriba dicho, se conoce cómo y por qué Jesús tenía que haber hablado arameo como lengua familiar. En lo que respecta a las Escrituras del Antiguo Testamento, Jesús ―y sobre todo la primera comunidad cristiana―, seguramente conocieron y usaron en las sinagogas la traducción griega (Septuaginta, LXX), pero sin duda, Jesús usó las versiones arameas conocidas como Targum (targumim en plural).
El cristianismo nació en un ambiente de intenso tráfico cultural entre diversos pueblos y religiones, en el marco ―digamos "tolerante"―, del Imperio romano. La fuente principal del cristianismo es el judaísmo, pero no directamente el judaísmo de la Biblia hebrea, sino el judaísmo pasado por la experiencia universalista del exilio a Babilonia, y sobre todo, pasado por un cedazo helenista (griego). La Septuaginta o traducción griega, es el resultado del paso por este cedazo, y refleja una forma griega de interpretar los antiguos textos hebreos.
El cristianismo es a la vez el resultado de varios acoplamientos entre la propuesta religiosa y humana del judaísmo y las expectativas del mundo greco-latino. Al principio de su gestación, el cristianismo no fue una sola opción, ni mucho menos un bloque religioso compacto, ni tampoco una institución monolítica ni jerárquica estrictamente diseñada; antes bien, era un conjunto, bastante diverso, de formas de entender la persona y el mensaje de Jesús y su relación con el judaísmo.
Ciertamente, el cristianismo del siglo I tenía muchas conexiones con las diversas formas del gnosticismo (a su vez, un fenómeno bien diverso y anterior ya al cristianismo mismo), la jerarquía cristiana era más bien horizontal y se refería a un liderazgo carismático: maestros, pastores, apóstoles, profetas, títulos que aparecen mencionados en el Nuevo Testamento al lado de los de diáconos, presbíteros y obispos (más bien administrativos, pero que fueron los que sobrevivieron).
No sé si existan traducciones castellanas de las obras de la Dra. Elaine Pagels, una investigadora de Princeton, especialista en los temas de cistianismo primitivo, gnosticismo, evangelios apócrifos, etcétera. Me parece seria, aunque a veces, sinceramente, desearía yo que sus propuestas fueran menos ambiciosas. Por cierto, ha sido entrevistada en documentales de National Geographic sobre los famosos documentos descubiertos en Nag Hammadi, Egipto, a propósito de los temas de los evangelios apócrifos en general , y en particular, de los llamados "de María Magdalena" y "de Judas".
Pero concretamente en relación con Jesús y al Padrenuestro, hay un autor (ya difunto), Joachim Jeremias (1900-1979), pastor luterano alemán ―nació en Dresden―, de origen judío, que vivió gran parte de su vida en Israel (pasó su juventud en Jerusalén), entregado a la investigación del conjunto de temas como: "el Jesús histórico" (tema comenzado a fines del siglo XIX por el investigador Ernest Renán en su Vida de Jesús, prohibidísima ―en su tiempo― por la Iglesia Católica Romana), y el tema de los ipsissima verba Iesu (locución latina = "las mismísimas palabras de Jesús" usada por los eruditos en su búsqueda por descubrir qué partes de los evangelios son palabras de verdad pronunciadas por el Jesús histórico.
Joachim Jeremias empeñó todo su esfuerzo en estos dos grandes temas, y su gran instrumento de trabajo, fue ―amén del conocimiento del hebreo, el griego y el latín―, precisamente el uso de la lengua aramea y. sobre todo, la retrotraducción de textos del Nuevo Testamento (como los evangelios de Marcos y Mateo), cuyos documentos más viejos sólo conocemos en griego.
Marcos y Mateo, fueron escritos originalmente en arameo (ya había comentado algo sobre el testimonio del obispo Papías), pero esos documentos no llegaron hasta nosotros; en ese sentido, la obra de J. Jeremias es monumental y arroja mucha luz al redescubrir énfasis y sentidos distintos o más ricos a los que usa el cristianismo actual, debido al "cedazo o filtro helénico" ya mencionado. J. Jeremias tiene varias obras:
Palabras de Jesús (1968);
Las parábolas de Jesús (1971);
Jerusalén en tiempos de Jesús (1977);
La última cena (1980),
Palabras desconocidas de Jesús (1984);
Teología del Nuevo Testamento, Vol. I (1985), el autor murió antes de poder darnos el vol. II de esta última; pero quizá la más importa
nte sea:
Abbá. El mensaje central del Nuevo Testamento. Salamanca, Sígueme, 1993 (Biblioteca de estudios bíblicos, 30). De ésta última extraigo la versión aramea más exacta hasta ahora conocida, lograda por la retrotraducción del Padrenuestro, hecha por J. Jeremias, como la forma más aproximada a lo que habría sonado en labios de Jesús.
Jeremias toma esta forma más corta y presumiblemente más antigua, del Evangelio de Lucas, incluyendo algunas variantes de Mateo. Lamento no tener los signos ortográficos fonéticos que aparecen en el texto, trato de ponerla lo mejor posible para poder pronunciarlo: “Abbá,/ yitqaddásh sh'maj / teté maljutáj/ lahmán d'limhár / hab lán yoma dén/ Ushbóq lán hobaín / k'dish'baqnán l'hayyabaín/ w'la' ta 'elinnán l'nysyón”. Como se ve, hasta se da una cierta rima; aquí va la versión castellana: “Papacito,/ santificado sea tu Nombre./ Venga tu Reino./ Nuestro pan para mañana,/ dánoslo hoy./ Y perdónanos nuestras deudas,/ así como también nosotros,/ estamos perdonando a nuestros deudores./ Y no nos dejes caer en la tentación”.
Ciertamente, en las formas actuales de rezar la Oración del Señor, hemos perdido mucho de la sencillez y transparencia original, así como de la contundencia de su compromiso: Jeremías aclara que hay que entender: "Perdónanos... así como... ―al decir estas palabras―, nosotros mismos ya estamos perdonando a nuestros deudores". Espero que, al desechar las versiones hermosas, pero fantasiosas, y sustituirlas por estudios serios y mejor fundados, las ilusiones no decaigan, sino se animen por la sed de un verdadero conocimiento.
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LECTURAS BÍBLICAS 2010 (10)
JUAN 6.14-26
14 Cuando todos vieron este milagro, dijeron: "De veras este es el profeta quetenía que venir al mundo".
15 Jesús se dio cuenta de que lagente quería llevárselo a la fuerza para hacerlo su rey. Por eso se fue a lo alto del cerro para estar solo.
16-17 Al anochecer los discípulos de Jesús subieron a una barca ycomenzaron a cruzar el lago para ir al pueblo de Cafarnaúm. Ya había oscurecido totalmente, y Jesús todavíano había regresado. 18 De pronto, empezó a soplar un fuerte viento y las olas se hicieron cada vez más grandes. 19 Los discípulos ya habían navegado cinco o seis kilómetros cuando vieron a Jesús caminar sobre el agua. Como Jesús se acercaba cada vez más a la barca, tuvieron miedo.20 Pero él les dijo: "¡Soy yo! ¡No tengan miedo!". 21 Los discípulos querían que Jesús subiera a la barca, pero de inmediato la barca llegó al lugar a donde iban.
22 Al día siguiente, la gente que estaba al otro lado del lago se enteró de que los discípulos se habían ido en la única barca que había, y de que Jesús no se había ido con ellos. 23 Otras barcas llegaron de la ciudad de Tiberias y se detuvieron cerca del lugar donde el Señor había dado gracias por el pan con que alimentó a la gente. 24 Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos venían en esas barcas, decidieron ir a buscarlo. Entonces subieron a las barcas y cruzaron el lago en dirección a Cafarnaúm.
25 Cuando la gente encontró a Jesús al otro lado del lago, le preguntaron: ―Maestro, ¿cuándo llegaste? 26 Jesús les respondió: ―Francamente, ustedes me buscan porque comieron hasta quedar satisfechos, y no por haber entendido los milagros que hice.
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EL PROGRESO DEL PEREGRINO, DE JOHN BUNYAN
FLEX. —Amigo Obstinado, estoy decidido; voy a seguir a este hombre y unir mi suerte con la suya. Pero (dirigiéndose a Cristiano), ¿sabes tú el camino que nos ha de llevar al lugar que deseamos?
CRIST. —Me ha dado la dirección un hombre llamado "Evangelista"; debemos ir en busca de la puerta angosta que está más adelante, y en ella se nos darán informes sobre nuestro camino.
FLEX. —Adelante, pues; marchemos. Y emprendieron juntos la marcha. Obstinado se volvió solo a la ciudad, lamentándose del fanatismo de sus dos vecinos. Estos continuaron su camino, hablando amistosamente de la necia terquedad de Obstinado, que no había podido sentir el poder y terrores de lo invisible, y la grandeza de las cosas que esperaban: —Las concibo—decía Cristiano—; pero no hallo palabras bastantes para explicarlas. Abramos el libro leámoslas en él.
FLEX. —Pero, ¿y tienes convencimiento de que sea verdad lo que el libro dice? CRIST. —Sí, porque lo ha compuesto Aquel que ni puede engañarse ni engañarnos.
FLEX. —Léeme, pues.
CRIST. —Se nos dará la posesión de un reino que no tendrá fin, y se nos dotará de vida eterna para que podamos poseerle para siempre. Se nos darán coronas de gloria y unas vestiduras resplandecientes como el sol en el firmamento. Allí no habrá llanto ni dolor, porque el Señor del reino limpiará toda lágrima de nuestros ojos.
FLEX. —¡Qué bello y magnífico es esto! ¿Y cuál será allí nuestra compañía?
CRIST. —Estaremos con los serafines y querubines, criaturas cuyo brillo nos deslumbrará: encontraremos también allí a millares que nos han precedido.