sábado, 3 de abril de 2010

Jesús y el templo de Herodes: pasión profética, Amparo Lerín Cruz

29 de marzo de 2010
Introducción
Estamos viviendo tiempos de crisis, crisis económica; los impuestos suben y suben cada día, parece que el pueblo sólo está esperando la noticia de que otro impuesto se le ocurre a Calderón imponer para agravar más nuestra situación. A finales del 2010 Calderón propuso una cascada de impuestos para sanear la economía del país y tenemos como resultado el 16% del IVA, el 30% del ISR, el 4% a telefonía celular e internet, etc., etc., etc. Sentimos el peso del yugo económico sobre nuestros hombros.
El salario mínimo en la zona “A” como el D.F. es de $57.00, un kilo de tortilla cuesta entre $9.00 y $10.00, el litro de leche entre $12.00 y $16.00, el de pollo entre $30.00 y $40.00 y una familia cuyo jefe o jefa gana un salario mínimo, no le alcanza para más, si es que destina el salario mínimo a comer, pero como no es su única prioridad, hay que pagar renta, agua, luz, transporte, etc. Algunos pensarán son pobres porque no trabajan, porque son flojos, etc. Una cosa es ser pobre y otra muy distinta ser empobrecido, nuestro pueblo ha sido empobrecido constantemente.
No sólo estamos en tiempos de crisis política y económica, estamos en tiempos de crisis eclesial, nuestros líderes religiosos se asemejan mucho a los líderes religiosos del tiempo de Jesús, corruptos, usurpadores, negociando el poder, haciendo caso omiso a las enseñanzas del reino de inclusión, marginando a las mujeres, sin una postura de defensa para las comunidades indígenas de Oaxaca y Chiapas que sufren persecución, amasando ganancias con las ofrendas, con sueldos que le cuestan a la iglesia $70,000.00 al mes, crucificando inocentes, persiguiendo presbiterios y a las mujeres ni siquiera nos voltean a mirar, no nos ven ni nos oyen, simplemente no existimos para ellos.
Ante esta situación que vivimos, que nos dice el texto, cómo nos habla Jesús en esta Semana Santa, ¿cerraremos también los ojos?

I. Jesús y el templo de Herodes (20.1)
En los años 20-10 a.C. todos se sentían orgullosos de la magnificencia del nuevo edificio erigido por Herodes. Un refrán decía “El que no ha visto el edificio construido por Herodes, no ha visto nada hermoso”.
[i] El templo era la industria más grande de Palestina, Herodes el grande inició los trabajos de construcción con todo lujo para afirmar su poder y para legitimar religiosamente su origen idumeo (Herodes el Grande no tenía sangre judía en las venas). Su padre, Antípater, era de familia judía idumea, su madre Kypros, descendía de la familia de un jeque árabe. Por eso San Mateo capítulo 2 hace la crítica profética contra los fraudes mantenía una política “agachada” frente a Roma.
El templo tenía en la nómina sólo trabajadores dedicados a la construcción 18,000, el grupo eclesial se constituía por 15,000 sacerdotes y levitas. 2000 sacerdotes oficiaban simultáneamente. Los impuestos anuales para el templo ascendían a por lo menos $15,000,000 en salarios mínimos de un jornalero. Esto equivale a $855,000,000. Por lo tanto la religión constituía un negocio redondo.
[ii]
Lucas sitúa el templo dentro del marco de la historia de la salvación, menciona constantemente cómo Jesús se acerca al templo para enseñar, siempre en los atrios accesibles a todos los judíos. A diferencia de otros autores al referirse al templo Lucas usa la palabra ieron, que designa santuario; en lugar de naoz que designa a la casa de Dios.
No todos los espacios del templo eran accesibles para los judíos, su arquitectura mostraba la discriminación, y la jerarquía de sus congregantes. Contaba con cuatro patios en una especie de círculos concéntricos: El de los israelitas, el de las israelitas, el de los no judíos. Rodeado por el atrio sacerdotal estaba el lugar santísimo, al cual únicamente podía entrar el Sumo Sacerdote una vez al año, el día de la expiación.
[iii]
Por eso Jesús enseñaba en los lugares más accesibles, no buscaba los lugares prominentes, buscaba los lugares donde todos pudieran estar presentes, tener acceso a la buena noticia, al evangelio que rompía con las ataduras de discriminación de raza o género, por eso cuando muere se rasga el velo en dos, no hay más separación entre Dios y las mujeres. No hay más separación entre Dios y los pobres, las viudas o los enfermos, no hay más separación entre los que no eran del pueblo, con Jesús todos somos su pueblo y tenemos acceso directo al Padre, al altar. (Por eso las mujeres ya podemos dirigir y predicar, aun sentarnos desde acá, no hay impedimento, Jesús los rompió todos.)
Jerusalén era considerada el corazón de Israel, por razón del templo. No solo la vida religiosa, sino también la vida económica y política giraban alrededor del templo.
El pueblo sufría los grandes impuestos de Herodes y del Templo, éstos oscilaban entre el 25% y el 40%. Algunos han hecho una semejanza entre Calderón y Herodes por los altos impuestos, han llamado a calderón “Calderodes” pero creo que el último ya supero al primero. Los tributos al templo se dividían en dos uno en especie y el otro el gasto ejercido durante su peregrinación. Los sumos sacerdotes habían subido los impuestos (Lev. 27:30-33), habían gravado con más del 20% el vino, el aceite, sal, aves, ganados, grano, menta, comino y lograron extender el impuesto sobre todo lo comestible y bebible con el pretexto de velar por la pureza de todos los alimentos. Por ejemplo una paloma alcanzaba el valor de 50 salarios mínimos, si consideramos que el salario mínimo en el D.F. y zonas “A” es de $57.00 x 50=$ 2,857 ¿cómo podría un campesino, un asalariado, un pobre, pagar este precio sin descuidar el sustento de sus padres ancianos o su familia? O peor aún ¿cómo podía una viuda pagar este tipo de impuestos? Otros productos como el trigo subía al doble su valor por cada 500 km de transporte hacía el templo, entre más lejos viviera un judío más le costaba vivir una vida religiosa
[iv]
El templo de Herodes se construyó no para adorar a Dios, sino para oprimir a la gente, al pueblo, a la viuda al pobre, al no judío, al huérfano. Jesús se indigna al ver cómo se manejan los negocios del templo que a su vez funge como banco y rastro. Prácticamente el templo estaba convertido en una carnicería, la carne de los sacrificios que debía ser apartada para inmolarse o comerse por los sacerdotes porque dice el levítico “es cosa santísima” y era vendida como en una carnicería, al igual que en los tiempos de Elí.
No se aceptaban las monedas judías, los cambistas se encargaban del cambio de la moneda judía a la de Tiro, con la imagen acuñada del Dios Melkart, quien era al mismo tiempo un dios solar y marino, protector de las empresas comerciales cuya moneda era la única que el imperio romano reconocía era la única con que se podía comprar y vender en el templo, con su respectivo impuesto, claro está. Se había manchado el templo con la moneda de un ídolo “santo patrono de los negocios”
Los administradores del templo (levitas) llevaban un registro de cada habitante y sus deudas, los sacrificios que debían pagar. Tenían el control de los primeros frutos, los diezmos, etcétera. Nada ni nadie se les escapaba.

II. Jesús y las autoridades eclesiales (20.1b-2)
Llegaron los representantes de la cúpula religiosa y le exigen una explicación; ¿con qué autoridad haces esto? ¿Quién te dio esta autoridad?. Se referían a cómo Jesús tocó la ley con sus manos, purificar el templo como lo había hecho, merecía una explicación, y se la exigen, saben bien que la autoridad de Jesús está respaldada por el pueblo. Es decir, Jesús no era un teólogo autorizado, Jesús no tenía estudios teológicos, no había ido al Seminario a estudiar, no tenía título, era un laico, hijo de un carpintero y por lo tanto él era carpintero.
Ya en varias ocasiones han tratado de hacerle caer con sus preguntas… Saben que si Jesús contesta que la autoridad viene del él mismo quedaría avergonzado pues no son los sacerdotes los únicos mediadores entre Dios y el pueblo. Si responde que viene de Dios, lo acusarían de blasfemo y entonces habría un motivo para asesinarlo. Querían que dijera que él era el Mesías, el Hijo de Dios, así podrían arrestarlo inmediatamente y matarlo, pero él no dio esa respuesta.
Quienes eran estos poderosos que quieren matar a Jesús? Los jefes de los sacerdotes, (la política) Los ancianos (la nobleza, mayoritariamente laica) Los maestros de la ley, (la intelectualidad).
[v][vi] Todos ellos se unen, confabulan, hacen un complot contra un enemigo en común, Jesús. Los tres grupos conformaban el sanedrín.
¿Por qué lo odiaban tanto?, ¿Por qué querían deshacerse de él? Quieren matarlo porque Jesús pone al descubierto sus negocios, la tranza que hacían en el templo, ya les había llamado ladrones, había tirado los puestos y las carnicerías del templo.
El Sumo Sacerdote estaba prácticamente “vendido” ante el imperio romano, lo tenían con un pie en el cuello y de ellos dependía su vigencia como sumo sacerdote, la prueba de ello era que en el palacio de Herodes se resguardaba la vestidura diseñada especialmente para cuando el Sumo Sacerdote entrara al templo, es decir Roma por medio de Herodes disponía cuando el Sumo Sacerdote podría tener acceso al lugar santísimo el cual resguardaba las Tablas de la Ley y el Arca del Pacto. A fin de cuentas el sistema político controlaba la espiritualidad del pueblo.
Anás el suegro, Caifás el yerno, mas cinco cuñados y un sobrino monopolizaban y profanaban el templo, Caifás implemento la red de cambistas en el templo, el negocio redondo, habían convertido la casa de Dios en cueva de ladrones. Según el derecho judío el nombramiento del Sumo Sacerdote era de carácter vitalicio. En tiempos del imperio romano no era así. Roma era quien mandaba, el imperio romano quitaba y ponía al sumo sacerdote precisamente para demostrar su poder.
Jesús no es ingenuo, inteligentemente les voltea la pregunta, les tapa la boca y contesta con otra pregunta poniéndolos en una disyuntiva.
¿Quién envió a bautizar a Juan, Dios o los hombres? Jesús mete el dedo en la llaga, tenía poco que Herodes había mandado asesinar a Juan el Bautista, primo de Jesús, si reconocen que Dios envió a Juan a Bautizar estarían reconociendo a Juan como profeta reconociendo que ellos no eran la última autoridad en el templo, confesarían su complicidad en su asesinato y esto les restaría credibilidad ante el pueblo, y todo sus sistema económico caería. Y si dicen lo contrario el pueblo los apedrearía, pues el pueblo consideraba a Juan un profeta. Tienen la respuesta, pero le temen al pueblo, Deciden dar por terminada la infructuosa conversación. Terminan siendo humillados por la inteligencia de Jesús.

III. La autoridad de Jesús, praxis profética (20.8)
Jesús bien que sabía con que autoridad hacía esto, con que autoridad derribaba la mesa de los cambistas, les tiraba su teatro, los acusaba de ladrones, enseñaba el evangelio de la inclusión. Esa autoridad viene de Dios, de Dios que no es autoritario ni déspota, de Dios que es amor, por eso Jesús se presenta a sí mismo como siervo, con autoridad pero sin autoritarismo, Jesús vino para servir, no para ser servido.
Jesús apela a la razón de sus oyentes, les enseña, les invita a razonar, a pensar a cuestionar, no usa su autoridad para imponer y someter. Jesús es el amigo que se presenta para ayudarnos a hacer la voluntad de Dios. Sin autoritarismo, con toda autoridad Jesús se presenta con toda libertad, la buena noticia que anuncia, el evangelio es la salvación de la ley y el sábado, con toda libertad elige como seguidores suyos a israelitas piadosos, a mujeres (todo un escándalo) a publicanos y a guerrilleros ( como Simón el Zelota, que cargaba una espada). Con toda libertad se deja acompañar por lo “peor de la sociedad” fariseos, publicanos, prostitutas, bebedores, etcétera.
Con toda libertad denuncia el pecado de la opresión que sobre el pueblo ejercían los sacerdotes y toda la clase sacerdotal, denuncia al poder romano, denuncia a los opresores que oprimen al pueblo y al pobre lo hacen cada día más pobre, porque una cosa es ser pobre y otra haber sido empobrecidos. ¿Cuál es la que le queda a nuestro pueblo?
La praxis de Jesús va de la mano con sus palabras y al revés, es profética porque denuncia todo aquello que no corresponde al reino de Dios, es profética porque desenmascara y denuncia la injusticia y la opresión (no como se quiere espiritualizar, del pecado), el hambre, la pobreza, la falta de ética, los antivalores.
Jesús tiene una autoridad, una praxis profética porque ya ha denunciado y desenmascarado a los hombres que usan las tradiciones humanas como mecanismos para ignorar la verdadera voluntad de Dios, y para poder, oprimir a los demás hombres y mujeres con pretexto de la buena conciencia religiosa.

Conclusiones
Martín Lutero decía: hay dos clases de teología, la teología de la gloria y la teología de la cruz. La teología de la gloria maquilla las cosas, aquí no pasa nada, todos venimos al templo y escuchamos un sermón que no se aplique a la realidad que nos diga cosas bonitas, y la teología de la cruz, la cual llama a las cosa por su nombre. Los de arriba continúan llamando a lo malo bueno, y a lo bueno malo, pero hay voces en nuestro país que llaman a las cosas por su nombre.
Nuevamente la cúpula eclesial no puede con Jesús, ¿De qué pueden acusar a Jesús? No hay pecado alguno en este hombre, su vida es transparente, nada esconde, Jesús no tiene una doble moral. Los líderes religiosos, políticos sí, y al ser descubierta por Jesús arden en deseos de venganza y odio.
Los seres humanos somos dados a olvidar todo, perdemos nuestra memoria histórica, no recordamos los errores de nuestros gobernantes y sistemas en el pasado, se nos olvidan pronto los errores de nuestros líderes religiosos y su postura ante los sistemas opresores, también olvidamos la vida y la muerte de Cristo y la razón de ésta, quizás como la turba de Jerusalén la recordamos cuando todos se envuelven en un frenesí, o el morbo de una vida llena de pasión y una cruz llena de sangre, cada Semana Santa, incluso ¡hasta venimos al templo!, ¿y después?
Jesucristo no quiso ser mesías político ni mucho menos rey, eso está claro, pero no por ello dejo de ser solidario con los pobres y con los afligidos y los más necesitados.
Jesús acaba en una cruz por anunciar la esperanza a los pobres y denunciar a los opresores. Cristo se opuso activamente al proyecto del César. Si somos sus discípulos, le seguimos, le obedecemos, le imitamos, hacemos lo que el maestro hacía. ¿Qué hacemos ante los señoríos de este mundo?, ¿Ammi Shadday es parte de una comunidad? ¿Quién enseñorea esta comunidad? ¿El alcohol, el narcotráfico, la inseguridad, los poderes políticos y porqué no, los poderes religiosos, la enfermedad física, la violencia, las enfermedades psicológicas?
En México y América Latina muchos creyentes en Jesús han proclamado con sus obras la justicia de Cristo y denunciado a los opresores, han sido difamados, encarcelados, torturados, amenazados y asesinados.
El Señor Jesús nos da esperanza, nos confirma que él es el Señor y tiene poder, y al revés; porque él tiene poder es el Señor. Su poder es de Salvación y no de sometimiento, su poder es de esperanza y no de miedo, su poder es de libertad y de responsabilidad. Invocar a Cristo como nuestro Señor significa que tenemos esperanza y que esa esperanza está viva.
El Señor Jesús nos anima a caminar, a luchar a tener viva la esperanza, caminar en la historia, caminar siempre y a pesar de todo y de todos, caminar humanizando a otros y otras, caminar con la víctimas, con los crucificados, con los pobres, caminar con esperanza, porque hay un Reino, el Reino de Dios y su justicia y Jesús con su muerte nos da la esperanza de poderlo alcanzar.
Por qué cantamos
Mario Benedetti
Si cada hora viene con su muerte
si el tiempo es una cueva de ladrones
los aires ya no son los buenos aires
la vida es nada más que un blanco móvil
usted preguntará por qué cantamos
si nuestros bravos quedan sin abrazo
la patria se nos muere de tristeza
y el corazón del hombre se hace añicos
antes aún que explote la vergüenza
usted preguntará por qué cantamos

si estamos lejos como un horizonte
si allá quedaron árboles y cielo
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro
usted preguntará por que cantamos
cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río / suena el río
cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino
cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo
cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos
cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca
cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota
cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta
cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza
Notas
[i]Lothar Coenen, et. al. Diccionario teológico del Nuevo Testamento.
[ii] Eliseo Pérez Álvarez, Marcos, Serie: Conozca su Biblia. Augsburg Fortress, 2007, p. 104
[iii] Ibid., p. 104.
[iv] Ídem.

Bibliografía
Joachim Jeremias, Jerusalén en tiempos de Jesús. Madrid, Cristiandad, 1977.
Jon Sobrino, La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas. Madrid, Trotta, 1999.
_____, Jesucristo liberador. México, CRT, 1994.
William Barclay, Lucas. Buenos Aires, La Aurora, 1972.

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