¡Oh Señor!, Tú sostienes con tu mano
cada instante nos sacas de la nada,
...Y todo, ¿para qué? Para poder seguir
José María Valverde, “Salmo de la mano de Dios”
1. Las metáforas sálmicas del cuidado divino
Los salmos, como siempre, son el reducto de la voz cansada por los años, por el cúmulo de experiencias que, con el paso del tiempo, van transformando a las personas, porque incluso en términos de la fe nunca somos los mismos y vamos cambiando, para bien o para mal, en nuestra percepción del caminar que Dios nos ha dado y las razones por las que nos puso en el mundo. El salmo 91 establece una certidumbre que solamente otorgan años de constancia y fidelidad, y por eso puede iniciar con una exhortación: “Vivamos bajo el cuidado del Dios altísimo;/ pasemos la noche bajo la protección del Dios todopoderoso./ Él es nuestro refugio,/ el Dios que nos da fuerzas,/ ¡el Dios en quien confiamos!”. Las diversas metáforas para expresar el cuidado de Dios por sus fieles van desde el ámbito militar (fortaleza, castillo), pasan por la naturaleza (roca, refugio) y llegan hasta las formas zoológicas y humanas (plumas, brazos, manos), con lo que se enriquece la imaginación creyente para tratar de abarcar el cuidado divino por su creación y sus criaturas. La “anatomía de la gracia divina” o del Dios personal que se desvela por proteger a su hijos e hijas se concentra en lugares determinados, pues como escribió Calvino: “La providencia que ubicamos en Dios, le pertenece no sólo a sus ojos, sino también a sus manos”.[2]
Mas Tú no te fatigas
Tú sostienes los miles de flores no miradas,
Acudes de uno en otro:
Pienso el viento en el mar
desde el día que hablaste hasta el que calles,
pues que nadie te mira y nada ha de quedar?
velando cada día para que hoy estuviese.
¡Y tantas, tantas cosas,
2. Vivir y morir en la eterna mano de Dios, garantía de su amor
Colosenses 3, a su vez, es una exhortación a levantar la mirada hacia las cosas verdaderamente importantes según los criterios divinos y a hacer a un lado la superficialidad como nota dominante de la vida. “Buscar las cosas de arriba” (v. 1) es una forma de redefinir las prioridades de la existencia si se afirma la fe en Cristo como algo relevante. “Mirar las cosas de arriba” (v. 2) es someter todo lo demás a la nueva mirada espiritual. Cada creyente, afirma el pasaje, ha muerto y ahora, su vida “está escondida con Cristo en Dios” (v. 3). Esta afirmación paradójica coloca la vida cristiana y la vida en general, dentro de otros marcos, opuestos y contrarios a los dominantes, esto es, desde una perspectiva contestataria y creadora de nuevos valores. La nueva vida en Cristo, escatológicamente hablando, se encuentra, en efecto, “escondida en Cristo”, pues se manifestará plenamente al final de los tiempos, mientras tanto, da muestras de su presencia de manera esporádica y, por ello, exigente desde una ética responsable y activa.
(En el fondo de vuestro corazón,
Sabedlo bien: la muerte no es el olvido súbito
De modo que esta vida visible, en sus diversas etapas y transformaciones, es apenas un conjunto de transiciones hacia la manifestación futura de la plenitud de vida anunciada y experimentada “en Cristo”, según la fórmula paulina. La “vida escondida con Cristo en Dios”, por decirlo así, la que nos está esperando en el futuro, se anticipa ahora en lo que somos y hacemos y nos llama a que en cada ciclo que avancemos no solamente seamos mejores personas (en el esquema de los buenos propósitos para cada inicio de año) sino que avancemos en el camino hacia la plenitud de esa vida, una forma de existencia superior que está escondida, por decirlo así, en la mano de Dios. Si estamos ahí siempre, podemos tener la esperanza de crecer para ser cada vez más dignos de esa “vida superior” ...pero a la cual sólo podemos llegar a través de ésta, tan limitada, mezquina y apesadumbrada como la vivimos ahora. De ahí que podamos decir, como en la “Oración de un creyente desconcertado”:
A veces me siento muy mal dentro de mí. Van pasando los años y siento el desgaste de la vida. Por fuera todo parece funcionar bien: el trabajo, la familia, los hijos. Cualquiera me envidiaría. Pero yo no me siento bien.
Ya ha pasado un año más. Esta noche comenzaremos un año nuevo, pero yo sé que todo seguirá igual. Los mismos problemas, las mismas preocupaciones, los mismos trabajos. Y así, ¿hasta cuándo?
¡Cuánto desearía poder renovar mi vida desde dentro! Encontrar en mí una alegría nueva, una fuerza diferente para vivir cada día. Cambiar, ser mejor conmigo mismo y con todos. Pero la experiencia me dice que no puedo esperar grandes cambios. Estoy demasiado acostumbrado a un estilo de vida. Ni yo mismo creo demasiado en mi transformación.[5]
Eso no está en su amor.
Ved la muerte; mirad cómo Dios nos la endulza
y nos lleva hacia ella de la mano,
cómo nos la prepara antes, igual que un lecho...
Ni aun esos que tropiezan con una muerte fiera
estaban ese instante dejados de su mano...
Notas
[2] J. Calvino, Concerning the eternal predestination of God. Trad. de J.K.S. Reid. Cambridge, James Clark, 1961, p. 162, cit. por William P. Brown, Seeing the psalms. A theology of metaphor. Louisville, John Knox Westminster, 2002, p. 167.
[3] Cit. por Bill Zieche el 21 de febrero de 2010 en la Iglesia Presbiteriana Heritage, Muskego, Wisconsin, http://heritagechurchmuskego.org/sermons/feb10/2.21.2010.pdf. Cf. W. Brueggemann, Spirituality of the Psalms. Minneapolis, Fortress, 2002; y Carl N. Jacobson, “Psalm 91”, en R.E. van Harn y B.A. Strawn, eds., Psalms for preaching and worship. A lectionary commentary. Grand Rapids, Eerdmans, 2009, pp. 235-238.
[4] P. Lima Vasconcellos, “Colosenses y Efesios: desdoblamientos de la tradición paulina”, en RIBLA, núm. 55, www.claiweb.org/ribla/ribla55/colosenses.html.
[5] “Oración de un creyente desconcertado”, en “Oraciones de fin de año”, http://webcatolicodejavier.org/campanadas.html.
[6] Cf. I. Foulkes, “Los códigos de deberes domésticos en Colosenses 3,18-4,1 y Efesios 5.22-6.9. Estrategias persuasivas, reacciones provocadas”, en RIBLA, núm. 55, www.claiweb.org/ribla/ribla55/los%20codigos.html; y Keith Hack, Colossians 3 principle. Principle reflections of the christian life. Longwood, Xulon Press, 2006, un sencillo acercamiento a la aplicabilidad de la fe en la vida diaria.