sábado, 11 de junio de 2011

Letra 223, 12 de junio de 2011

La Efusión del Espíritu Santo, Catedral de la Santísima Trinidad, Sibiu, Rumanía. Foto: Nikos Kosmidis



MENSAJE DE PENTECOSTÉS 2011
Consejo Mundial de Iglesias





Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo (Hechos 1:8)




La promesa de Cristo resucitado antes de su ascensión se cumplió el día de Pentecostés, revelándose en dos tipos de poder: en un estruendo "como de un viento recio" y en "lenguas como de fuego" (Hechos 2:2-3). La venida del Espíritu Santo es indescriptible y por ello el evangelista Lucas utiliza la palabra "como".
Este fuerte viento renueva completamente la atmósfera; crea un nuevo clima que da lugar a un entorno vivificante de aliento y energía. Esta energía "llenó toda la casa donde estaban". Los discípulos se encontraron sumergidos, inmersos, "bautizados" por esta energía divina, tal como el Señor les había anunciado: "pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días" (Hechos 1:5).
Las "lenguas como de fuego" simbolizan el otro tipo de poder. Se trata de una manifestación de la energía increada de Dios. El fuego quema, calienta, ilumina. El Espíritu Santo actúa en el mundo "como" el fuego, quemando lo que es peligroso o inútil, pero también calentando, reconfortando y fortaleciendo. El Espíritu Santo será siempre una fuente de iluminación, que revela la verdad sobre el misterio de la Santa Trinidad y de la existencia humana.
El Espíritu Santo llega en un momento en el que "estaban todos unánimes juntos" (Hechos 2:1), durante una celebración de acción de gracias, "el día de Pentecostés". Llega durante una reunión de los fieles, "en medio de los hermanos", que eran "como ciento veinte en número" (véase Hechos 1:15), para transformar la reunión en la Iglesia del Dios Trino y Uno. El "viento recio" no proviene de la tierra, sino "del cielo", del "Padre en los cielos". La presencia ardiente se reparte en lenguas "asentándose sobre cada uno de ellos". Es de esta manera que se revela la relación directa entre el Espíritu y la Palabra de Dios (el Logos), así como el carácter personal de los dones divinos. El Espíritu nos revelará a Cristo como Señor y Salvador (véase 1 Cor. 12:3) y lo llevará, junto con su gracia, al corazón humano. El Espíritu Santo
prosigue la obra salvadora de Cristo, en el espacio y el tiempo, irradiando la energía divina, de formas a menudo incomprensibles para la mente humana. "El viento (pneuma) sopla de donde quiere" (Juan 3:8).
El poder que los discípulos recibieron el día de Pentecostés con la venida del Espíritu Santo no solo hace referencia a su progreso espiritual y crecimiento personal. No se trata únicamente de una iluminación individual, de un estado de éxtasis para que lo disfruten ellos solos. Es un poder que se otorga para la transmisión del Evangelio de la salvación a toda la tierra habitada, oikoumene, para que se continúe la labor de transformación del mundo, la obra que Cristo inició: "pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra" (Actos 1: 8). Los discípulos que hasta entonces se habían mostrado temerosos, se convierten en valientes apóstoles, en aquellos a quienes se ha encomendado proseguir el ministerio de Cristo en el mundo. Y la Iglesia se convierte para siempre en "apostólica".
El firme de deseo de todo creyente es convertirse en un templo del Espíritu Santo, para que, a través de la madurez de los frutos del Espíritu, su personalidad se perfeccione (Gál. 5:22), de modo que pueda convertirse en portador del Espíritu de amor, verdad, santidad y reconciliación en su entorno, tanto para aquellos que están cerca como lejos; y contribuir a la renovación constante de la humanidad.
Cada año la celebración de Pentecostés brinda una nueva oportunidad a todas las comunidades eclesiales y a cada uno de nosotros para vivir en la Eucaristía y la doxología la venida y el don del Espíritu Santo; para renovar nuestra confianza en el poder del Espíritu y para implorar con toda la intensidad de nuestra alma:






Santísimo Espíritu, "ven y mora en nosotros, purifícanos de toda mancha".
Fortalece nuestro valor y nuestra determinación.
Renueva el aliento y el poder de la Iglesia.
Y concédenos la capacidad de convertirnos, en el mundo actual que sufre,
en "mártires" de la cruz y la Resurrección, en testigos de la justicia,
la paz y la esperanza.


Arzobispo Dr. Anastasios de Tirana y Toda Albania, Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Albania
Sr. John Taroanui Doom, Iglesia Protestante Maòhi (Polinesia Francesa)
Pastor Dr. Simon Dossou, Iglesia Metodista de Benín
Pastor Dr. Soritua Nababan, Iglesia Cristiana Protestante Batak (Indonesia)
Pastora Dra. Ofelia Ortega, Iglesia Presbiteriana Reformada de Cuba
Patriarca Abune Paulos, Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Etiopía
Pastora Dra. Bernice Powell Jackson, Iglesia Unida de Cristo (EE.UU.)
Dra. Mary Tanner, Iglesia de Inglaterra
____________________________________________________

INVOCACIÓN
José Antonio Pagola
Eclesalia, 8 de junio de 2011

Según San Juan, el Espíritu hace presente a Jesús en la comunidad cristiana, recordándonos su mensaje, haciéndonos caminar en su verdad, interiorizando en nosotros su mandato del amor. A ese Espíritu invocamos en esta fiesta de Pentecostés.

Ven Espíritu Santo y enséñanos a invocar a Dios con ese nombre entrañable de "Padre" que nos enseñó Jesús. Si no sentimos su presencia buena en medio de nosotros, viviremos como huérfanos. Recuérdanos que sólo Jesús es el camino que nos lleva hasta él. Que sólo su vida entregada a los últimos nos muestra su verdadero rostro. Sin Jesús nunca entenderemos su sed de paz, de justicia y dignidad para todos sus hijos e hijas.


Ven Espíritu Santo y haznos caminar en la verdad de Jesús. Sin tu luz y tu aliento, olvidaremos una y otra vez su Proyecto del reino de Dios. Viviremos sin pasión y sin esperanza. No sabremos por qué le seguimos ni para qué. No sabremos por qué vivir y por qué sufrir. Y el Reino seguirá esperando colaboradores.


Ven Espíritu Santo y enséñanos a anunciar la Buena Noticia de Jesús. Que no echemos cargas pesadas sobre nadie. Que no dictaminemos sobre problemas que no nos duelen ni condenemos a quienes necesitan sobre todo acogida y comprensión. Que nunca quebremos la caña cascada ni apaguemos la mecha vacilante.

Ven Espíritu Santo e infunde en nosotros la experiencia religiosa de Jesús. Que no nos perdamos en trivialidades mientras descuidamos la justicia, la misericordia y la fe. Que nada ni nadie nos distraiga de seguirlo como único Señor. Que ninguna doctrina, práctica o devoción nos aleje de su Evangelio.

Ven Espíritu Santo y aumenta nuestra fe para experimentar la fuerza de Jesús en el centro mismo de nuestra debilidad. Enséñanos a alimentar nuestra vida, no de tradiciones humanas ni palabras vacías, sino del conocimiento interno de su Persona. Que nos dejemos guiar siempre por su Espíritu audaz y creador, no por nuestro instinto de seguridad.


Ven Espíritu Santo, transforma nuestros corazones y conviértenos a Jesús. Si cada uno de nosotros no cambia, nada cambiará en su Iglesia. Si todos seguimos cautivos de la inercia, nada nuevo y bueno nacerá entre sus seguidores. Si no nos dejamos arrastrar por su creatividad, su movimiento quedará bloqueado.



Ven Espíritu Santo y defiéndenos del riesgo de olvidar a Jesús. Atrapados por nuestros miedos e incertidumbres, no somos capaces de escuchar su voz ni sentir su aliento. Despierta nuestra adhesión pues, si perdemos el contacto con él, seguirá creciendo en nosotros el nerviosismo y la inseguridad.
___________________________________________

DEL SILENCIO A LA VERDAD Y LA JUSTICIA: SON NUESTROS MUERTOS Y TAMBIÉN SUS NOMBRES
Centro de Estudios Ecuménicos
La Jornada, 26 de mayo de 2011


Estimados estimadas, desde la caravana:

A medida que la Caravana del Consuelo se adentra en lo profundo del dolor de nuestros pueblos, los 40 mil muertos van dejando de ser fría estadística y se tornan en rostros y nombres concretos, dejan de sernos ajenas y ajenos, gente desconocida, para ser entrañables: se llaman Juan, Marisela, Gabriel, Gustavo, Alma, Viviana, Luis… eran hermanas, hermanos, hijos, padres, madres de alguien, ahora lo son de todas y todos.
El primer punto del pacto es la verdad y la justicia. Por eso empezamos por nombrar lo que el miedo y la impunidad ha mantenido hasta ahora en silencio. Nombrar es un acto profundo, decisivo para quien nombra y para quien es nombrado. No es lo mismo decir "el muerto número tal", a decir es mi hija, y se llama Rocío, y era joven y con muchas ganas de vivir.
Nombrar es un acto poderoso, pero no de aquel poder opresor, que al nombrar se apropia de lo nombrado y se convierte en dueño de su destino. Nombrar a nuestros muertos es un acto poderoso porque rompe el silencio ominoso, es un acto subversivo, es el primer paso hacia la verdad y la justicia, es no dejar morir la memoria de los inocentes, grabarla en las plazas y parques, calles y casas de nuestras ciudades y pueblos, grabar sus nombres en nuestro corazón, no dejar que su muerte sea vana, no dejar que la muerte sea la última palabra y que nos suma en el silencio y la desesperanza.
Desde la fe, nombrar es un acto divino que saca del anonimato y la indiferencia a la persona, y la involucra con un proyecto de amor y justicia. Cuando Dios da la humanidad el encargo de nombrar, o cuando llama a alguien por su nombre, lo compromete, le asegura un lugar en la memoria colectiva, lo rescata del caos, lo acerca a sí y le garantiza la paz. Errónea y convenientemente hemos reducido el poder divino de nombrar a la sola apropiación de las personas o cosas, al grado de que hoy, precisamente al no nombrarlas, creemos que simplemente no existen o no nos afectan. No es así.
La caravana del consuelo llegó a Morelia el día 4 y los nombres y rostros de las víctimas emergieron del silencio; hablaron en las palabras, los cantos, los gestos, los rostros de quienes les recuerdan y de quienes quieren recordarles. Es el primer paso para exigir justicia y verdad. En la cuna de la violencia de Estado, donde empezó la guerra de Calderón, se le llama a rendir cuentas por las víctimas de su estrategia de seguridad nacional, a esclarecer y resolver los asesinatos, las desapariciones, los secuestros, las fosas clandestinas, la trata de persona, y el conjunto de delitos que han agraviado a la sociedad, mediante procesos transparentes y efectivos de investigación, procuración y administración de justicia, en que se procese a los autores intelectuales y materiales, incluyendo las redes de complicidad y omisión de las autoridades responsables.
Determinar la identidad de todas las victimas de homicidio es un requisito indispensable para generar confianza. Es el primer paso de una paz verdadera que nazca de la justicia.
El día 5 partimos hacia San Luis Potosí, donde el cálido recibimiento se mezclaba con el temor y la indignación; con todo, más y más rostros y nombres se suman al expediente que se va armando en el recorrido del consuelo, con el cual se exigirá justicia, y se dará acompañamiento yasesoría a las familias involucradas. El temor se respira en la gente. San Luis tan golpeado y empobrecido, sus pueblos y territorios allanados, ultrajados por la avaricia y complicidad de las grandes transnacionales y el gobierno. Al final, prevalece la esperanza y elagradecimiento al poeta y a la caravana por la cercanía, la presencia, la solidaridad.
Se estrujan los corazones, pero se asientan las convicciones: no podemos seguir en el silencio, no podemos permanecer ocultos; hay que salir, dar la cara y los nombres, demandar justicia y dignidad, permanecer fieles al camino no-violento de la paz con justicia y dignidad, resistir a la provocación de responder con guerra a la guerra. Segundo día y la intensidad sube en el corazón de la guerra que no pedimos y que estamos pagando con vidas y esperanzas.


Aún faltan muchas voces por hablar y sumarse a este reclamo. La caravana tiene que movilizar a la nación entera, extirpar nuestros corazones de piedra y devolvernos el corazón de carne que siente y llora, pero también se alegra y se entrega. Esta es la esperanza de los pueblos por los que pasamos y que se suman al caminar rumbo al Pacto Nacional.













Caravana del Consuelo, 5 de junio de 2011

No hay comentarios:

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...