La Palabra, Hispanoamérica
1 Que
no decaiga el amor fraterno. 2 No echen en olvido la hospitalidad
pues, gracias a ella, personas hubo que, sin saberlo, alojaron ángeles en su
casa. 3 Tengan siempre presentes a los encarcelados como si ustedes
mismos se encontraran presos junto con ellos; y también a los que sufren malos
tratos, como si ustedes estuvieran en su lugar.
4 Que todos respeten
el matrimonio y mantengan limpia su vida conyugal, pues Dios juzgará con
severidad a los adúlteros y lujuriosos. 5 Que la fiebre del dinero
no se apodere de ustedes; conténtense con lo que tienen, ya que es Dios mismo
quien ha dicho: Nunca te abandonaré; jamás te dejaré solo. 6 Por eso
podemos exclamar llenos de confianza:
El Señor es quien me
ayuda, nada temo,
¿qué podrán hacerme
los humanos?
7 Recuerden a los
dirigentes que les anunciaron el mensaje de Dios. Tomen nota de cómo culminaron
su vida y sigan el ejemplo de su fe. 8 Jesucristo es siempre el mismo,
ayer, hoy y por toda la eternidad. 9 No se dejen arrastrar por
cualquier doctrina que les venga de afuera. Lo que de veras importa es que la
gracia los fortalezca; en lo que se refiere a las reglas sobre alimentos, de
ningún provecho han servido a quienes las han observado.
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