La Palabra (Hispanoamérica)
1 Por
lo demás, hermanos, les pedimos y exhortamos a que, lo mismo que aprendieron de
nosotros a comportarse como conviene, agradando a Dios, así sigan comportándose
para que progresen lo más posible. 2 Conocen cuáles fueron las
instrucciones que les dimos de parte de Jesús, el Señor. 3 Dios, en
efecto, quiere que vivan como consagrados a él, que se abstengan de acciones
deshonestas 4 y que cada uno de ustedes sepa vivir con su mujer
santa y decorosamente, 5 sin que los arrastre la pasión, como arrastra
a los paganos que no conocen a Dios. 6 Y que nadie en este asunto
atropelle o conculque los derechos de su hermano porque, como ya les dijimos e
insistimos en su día, el Señor hará justicia de todas estas cosas. 7
Pues no los ha llamado Dios a vivir en la impureza, sino como consagrados a él.
8 Por eso, quien rechaza esto, no rechaza una norma humana, sino a
Dios que es quien les da su santo Espíritu.
9 En cuanto al amor fraterno, no hace falta
que les diga nada por escrito, ya que el mismo Dios les ha enseñado a amarse
los unos a los otros. 10 Y así lo practican con todos los hermanos
de la entera Macedonia. Sólo les pedimos, hermanos, que progresen en ello más y
más, 11 que procuren vivir
tranquilos, que se ocupen de sus asuntos y que trabajen con sus propias manos,
según las instrucciones que les dimos. 12 Así se ganarán el respeto
de los no cristianos y no tendrán que importunar a nadie.
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