RISA CONSOLADORA
Karl Barth, Instantes
Cuando
una persona alza su mirada hacia Él, hacia Jesucristo, le sobreviene una
transformación, en comparación con la cual la mayor revolución es una nimiedad.
Consiste, sencillamente, en que quien alza la mirada hacia Él, cree en Él,
puede llamarse y ser aquí en la tierra hijo de Dios. Es ésta una transformación
interior que, sin embargo, resulta imposible que se quede en algo puramente
interior. Por el contrario, cuando se produce, se abre paso con fuerza hacia
fuera. A esa persona le amanece una gran luz, intensa y constante. Y precisamente
esa luz se refleja en su rostro, en sus ojos, en su conducta, en sus palabras y
en su manera de comportarse. A una persona así, incluso en medio de sus
preocupaciones y sufrimientos, pese a todos sus suspiros y gruñidos, se le
causa una alegría: no una alegría gratuita y superficial, sino profunda; no
pasajera, sino permanente. Y precisamente esa alegría lo convierte, aun
cuando esté triste y sus circunstancias sean igualmente tristes, en una persona
de la que, en el fondo, se adivina que es una persona alegre. Digámoslo con
franqueza: ha recibido algo por lo que reír, y no puede reprimir esa risa ni
siquiera cuando, por lo demás, no tiene nada de qué reír. No se trata de una
risa malvada, sino bondadosa; ni de una risa sarcástica, sino amable y
consoladora; tampoco es una risa diplomática, como se ha hecho habitual en el
ámbito de la política, sino una risa sincera, procedente de lo más profundo de
su corazón.
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¿PARTIDO
EVANGÉLICO O CON EVANGÉLICOS?
Roberto
Blancarte
Milenio Diario, 11 de febrero de 2014
La noticia (ver
reportaje de Pedro Domínguez en Milenio de
ayer, www.milenio.com/politica/Hugo-Flores-Cervantes-Encuentro-Social_0_242975723.html)
de que el Partido Encuentro Social (PES), ligado a la militancia de varias
agrupaciones cristiano-evangélicas, está en vía de conseguir su registro como
partido político nacional, merece una reflexión seria y provoca múltiples
interrogantes: ¿Tienen derecho los evangélicos a participar en la vida política
del país? ¿Qué significa esta ya existente participación de los evangélicos?
¿Tendrá un carácter confesional o ciudadano? ¿Pueden los evangélicos
organizarse en un partido político? ¿Por qué los evangélicos estarían tentados
a organizarse políticamente y cuáles serían las consecuencias políticas y
sociales de esta forma de actuar?
Empecemos
por lo obvio, aunque no lo sea tanto. Los evangélicos tienen tanto derecho (e
incluso obligación) como los católicos, los miembros de otras religiones o los
no creyentes a participar en la vida política de la nación. En buena medida,
siempre lo han hecho, de manera activa o pasiva, pero en tanto como ciudadanos
y no como creyentes. Los evangélicos (o algunos de ellos, porque no todos están
de acuerdo con esta forma de intervenir en la política) estarían paradójicamente
cumpliendo el sueño político de la jerarquía católica, es decir que los
creyentes tengan una visión “integral” de la vida y que su actuación en la vida
privada y pública (es decir política) se desprenda de sus percepciones
religiosas. Los evangélicos que así lo decidieran irían, sin embargo, contra
las tendencias de la modernidad y la secularización, las cuales establecen,
para una mejor convivencia entre ciudadanos de distintas creencias religiosas y
filosóficas, una clara diferenciación de esferas entre la política y la
religión, entre el Estado y las Iglesias, así como entre lo público y lo
privado. En otras palabras, si los evangélicos trataran de organizarse
políticamente, a través de un partido confesional, serían tan antimodernos como
el Partido Demócrata Mexicano o la Agrupación Política Estatal por la Vida, la
Esperanza y Renovación de México, formados por trasnochados católicos de cepa
conservadora, e irían contra la tendencia general prevaleciente entre la gran
mayoría de los católicos mexicanos (y de buena parte de los evangélicos),
quienes siendo creyentes, distinguen entre sus esferas de acción política y
religiosa, a partir de una diferenciación entre sus creencias personales y su
accionar en la esfera pública. No se trata, como algunos creen, de disociar
entre conductas, sino de entender que nadie puede llevar a una oficina pública
sus creencias religiosas personales y desde allí buscar influir o imponer éstas
a los demás.
Aun
así, algunos evangélicos han decidido organizarse políticamente, pues como el
propio Partido Encuentro Social lo admite “su militancia radica principalmente
en agrupaciones cristiano-evangélicas, aunque defienden el carácter laico del
Estado”. La razón principal de este impulso se explica en otra frase de su
página de presentación: “En México no hay religión de Estado, aunque algunos
políticos, gobernantes y religiosos así lo crean.” En otras palabras, algunos
evangélicos han decidido organizarse, en virtud de que, en la práctica, muchos
gobiernos de todo el abanico político siguen privilegiando a la Iglesia
católica y discriminando a las religiones minoritarias, particularmente a los
evangélicos. La reacción ha sido entonces la de agruparse para defender mejor
sus intereses y su visión del mundo, para ser mejor escuchados por gobiernos
que solo entienden de presiones políticas, de cuotas de poder y de grupos
clientelares. El problema es que, al hacer esto, los evangélicos están minando
su propia tradición de separación entre asuntos religiosos y políticos (la
confusión entre pastores y líderes políticos, o entre “agrupaciones
cristiano-evangélicas y partido, son signos de ello) y empujan a que otras
agrupaciones religiosas (católicas, evangélicas o de cualquier otra religión)
reconfesionalicen el espacio público mexicano. Abren así una caja de pandora,
dejando escapar muchos males que creíamos ya superados. Como el de la religión
interviniendo en la vida pública.
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LA
COMUNIÓN DE IGLESIAS REFORMADAS PREPARA UNA CAMPAÑA CONTRA LA TRATA Y EL TRÁFICO HUMANO
Anna Krueger
ALC Noticias, 11
de febrero de 2014
Buenos Aires,
martes, 11 de febrero de 2014. Una campaña contra el tráfico humano que está
siendo desarrollada por la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) a
través de su Red de Justicia, dio otro paso adelante en una reunión en Buenos
Aires, del 29 a 31 de enero de 2014.
Un
pequeño grupo de miembros de la Red de Justicia se reunió con CAREF (Comisión
de Apoyo a Refugiados y Migrantes), una organización ecuménica que trabaja
con migrantes, refugiados/as y exiliados/as. Funcionarios y funcionarias de
CAREF compartieron sus 15 años de experiencia en diversos aspectos de la trata
de personas (incluyendo sensibilización , prevención y asistencia a las
víctimas) y sus vínculos con la migración internacional y la explotación sexual
y laboral.
El
intercambio ha contribuido a la próxima campaña “Broken for You” de la CMIR,
que será lanzado a finales de este año para su uso durante la Cuaresma en 2015.
El grupo elaboró un documento conceptual que ayudará a guiar la creación de la
campaña. (El documento conceptual breve estará disponible en www.wcrc.ch)
El
grupo fue recibido por la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, un miembro de
la Comunión y CAREF. Para obtener más información, póngase en contacto con el
Rev. Dora Arce-Valentín, secretaria ejecutiva de la CMIR por la justicia y
coparticipación, dav@wcrc.eu.
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PRIMEROS BAUTIZADOS DE LA IGLESIA EVANGÉLICA FILADELFIA
(GITANOS EVANGÉLICOS)
Gabino Fernández
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