OREMOS POR TODAS LAS ACTIVIDADES
DE ABRIL, INCLUYENDO EL CULTO POR EL XXI ANIVERSARIO
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CULTO
DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 12 de abril, 19 hrs.
Modera:
Estelita Sánchez R.
Llamamiento: Salmo
101
Oración de ofrecimiento
Himnos: “Dios descendió” (292)
“Cerca, más cerca” (333)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Isaías 55
Tema: Dios se unirá a su pueblo
Himno:
“Cristo está conmigo” (330, 1ª y 3ª estrofas)
Ofertorio
Bendición pastoral
“COMED
SIN PAGAR”
Julio Alonso Ampuero
Después de los
anuncios realizados, el profeta siente la necesidad de invitar al pueblo
«sediento» a recibir los bienes prometidos. Son dones básicos para la vida que
Dios les ofrece gratuitamente. La Palabra del Señor transmitida a través del
profeta es vino y leche, agua y pan. Es el alimento sin el cual el hombre no
puede subsistir. Pues puede carecer de muchas cosas, pero si carece de la
Palabra de Dios que ilumina y da sentido a su vida le falta lo más importante.
“No sólo de pan vive el hombre...” (Dt 8.3).
Este don vital, abundante y sustancioso, es ofrecido gratuitamente.
Basta acogerlo. Por el contrario, el hombre se agota afanosamente, gastando
tiempo, medios y energías, para conseguir un alimento que no sacia. Con
palabras de Jeremías, abandona el manantial de aguas vivas para excavarse
cisternas agrietadas que no retienen el agua (Jer 2.13). Por eso el profeta
llama al discernimiento y a la sensatez: “prestad oído, venid a mí, escuchadme
y viviréis”. Sólo haciendo caso al Señor se puede alcanzar vida y felicidad.
Y lo que ofrece esta palabra es nada menos que una alianza «eterna»,
irrevocable, basada en promesas “amorosas y fieles”. Una alianza renovada, de
la que el pueblo va a ser testigo en favor de otros pueblos que también se
beneficiarán de ella: “tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te
conocía correrá hacia ti”.
Es impresionante la insensatez de los hombres luchando afanosamente por
un pan que no sacia y por un agua que no calma la sed. Es la ceguera del ser
humano que no quiere reconocer que su corazón está hecho para Dios y sólo en Él
encontrará descanso y plenitud. […]
Al final de su predicación, el profeta nos da una de las claves de todo
lo que ha dicho. Su profecía ha anunciado cosas tan grandes que pueden parecer
increíbles. Por eso nos invita a remontarnos al plano de Dios. Él ha hablado
siempre en nombre del Señor, transmitiendo su Palabra como “boca de Yahveh”. Lo
que ha manifestado es el pensamiento de Dios y sus planes. Y no se trata de
traer al Señor a nuestro nivel, sino de dejarnos levantar al suyo.
Uno de los aspectos de la grandeza infinita de Dios es su capacidad y su
deseo de perdonar (vv. 6-7). En el perdón Dios manifiesta especialmente su
poder y su bondad inagotable, su capacidad de recrear al hombre, de hacer todo
nuevo. Basta que el hombre deje un resquicio de arrepentimiento para que Dios
penetre derramando su compasión. Con la grandeza sobrehumana e inconcebible del
perdón Dios demuestra precisamente que es Dios y no hombre (Os 11.9).
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
17 – XXI Aniversario de la Iglesia
24 – Taller bíblico: Pautas
de interpretación
30 – Día del Niño/a
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