LA RECONSTRUCCIÓN INTEGRAL DEL PUEBLO DE DIOS
ASPECTOS LITERARIOS
Samuel Pagán
Originalmente los libros de Esdras y
Nehemías formaban parte de una
sola obra. Esa realidad se reconoce en varios documentos antiguos, tanto
judíos como cristianos. El Talmud Babilónico representa esta tradición y,
además, añade que Esdras es el autor. Las obras de Josefo (escritor judío del
primer siglo de la era cristiana) y Eusebio (autor cristiano del siglo cuarto)
comparten la misma opinión.
Las más antiguas listas de las
obras canónicas se refieren a los libros de Esdras y Nehemías como el “libro de
Esdras”. El texto hebreo, conocido como “Texto Masorético”, tiene solo una suma
de versículos para los dos libros, al final del libro de Nehemías (685 en
total), e identifica a. Neh 3.22 como el versículo que está al centro de toda
esta obra. Además, algunos estudiosos han visto en el homenaje que se hace a
Nehemías sin hacer referencia a Esdras en el libro de Eclesiástico o la
Sabiduría de Jesús ben Sirá, un indicio de que el autor del texto reconocía a
Esdras como el responsable de la obra que incluía las hazañas de Nehemías. A
esto debemos añadir que los manuscritos hebreos más antiguos que poseemos no
dividen estos libros.
Tanto la traducción griega
conocida como la Septuaginta (LXX),
como la traducción latina conocida como la Vulgata,
reconocen la unidad que forman los libros de Esdras y Nehemías. Es importante
notar que en estas traducciones de la Biblia se incluyen, además, otros libros
que se identifican con el nombre de Esdras, como veremos de inmediato.
Posiblemente fue Orígenes el
primero en dividir los libros de Esdras y Nehemías en dos. San Jerónimo
reconoció esa división y la incorporó en su traducción al latín como el primer
y segundo Libro de Esdras. Basados en esa división del texto bíblico, Martín
Lutero y Casiodoro de Reina identificaron al segundo Libro de Esdras como el
Libro de Nehemías.
Un aspecto importante que puede
producir confusión al estudiar diferentes versiones, traducciones y. estudios
sobre los libros relacionados con Esdras, es la identificación de su contenido
en relación con los títulos. Además de los libros de Esdras y Nehemías que se
incluyen en la traducción de Reina-Valera y sus revisiones, en la Septuaginta y en la Vulgata se incluyen otros libros cuyos títulos tienen el nombre de
Esdras.
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LA IMPORTANCIA DE LA RECONSTRUCCIÓN
Samuel Pagán
En un ambiente como el nuestro, donde se
vive una perpetua crisis, el tema de la reconstrucción no nos es ajeno.
Las guerras, el hambre, las deportaciones o exilios, las catástrofes naturales,
las enfermedades, la opresión, la pobreza, las dictaduras y la injusticia son
cosa de todos los días, y es precisamente aquí donde el mensaje de
reconstrucción de Esdras y Nehemías proporciona un sentido de dirección y
esperanza.
La reconstrucción de Esdras
enfatiza los aspectos religiosos, cúlticos y morales. Nehemías, los aspectos
administrativos, políticos y físicos. Esdras, la importancia de la religión
para la restauración total e integral del pueblo. Nehemías, la reconstrucción
de las murallas, la sabiduría organizacional y la eficiencia en el proceso de
llevar a cabo la obra. Esdras, la importancia de las tradiciones antiguas, la
fidelidad, la pureza y la adoración. Nehemías, la importancia de las
capacidades administrativas y políticas necesarias para lograr el objetivo.
El proceso de reconstrucción
nacional incluye aspectos religiosos, morales y espirituales, al mismo tiempo
que la reorganización social, la eficiencia en la administración política y la
reedificación de áreas destruidas en la ciudad. Aspectos espirituales y
sociales; religiosos y políticos; morales y físicos.
Una reforma de la magnitud de la
que se efectuó y se llevó a cabo bajo Esdras y Nehemías no podía ignorar estos
aspectos. La reestructuración de una comunidad debe hacerse de forma integral
para que se logren resultados positivos y duraderos.
LA ESPIRITUALIDAD
Las reformas de Esdras y Nehemías tienen implicaciones religiosas profundas e inmediatas. El énfasis que
pone el autor cronista en los aspectos cúltico y litúrgico, el lugar destacado
que se da a la ley de Moisés, y las oraciones continuas de ambos, delatan la
seriedad en la experiencia religiosa que presenta la obra. Esa profundidad
religiosa nos confronta con el tema de la espiritualidad.
La experiencia religiosa de
Esdras y Nehemías está íntimamente relacionada con la acción en favor de la
comunidad judía. La piedad, según la vida y obra de Esdras, está unida a la
oración, y a las decisiones concretas que contribuyan a la renovación del
altar, el culto y los sacrificios.
La vida religiosa con propósitos,
según el ejemplo de Nehemías, afirma la importancia de la oración, unida al
esfuerzo serio y valiente por restaurar la ciudad y producir las condiciones
necesarias para una vida armoniosa y segura. Ambos reformadores relacionan la
oración y la acción.
Es imposible soslayar el tema de
la espiritualidad. En el estudio de la espiritualidad hispanoamericana se
destacan varios conceptos: la experiencia de Dios en nuestra historia y en
nuestra misión; el conocimiento, amor y seguimiento del Jesús histórico; la
importancia del amor fraterno manifestado en la solidaridad, la comunidad, la
reconciliación, y la práctica de la justicia y la misericordia; la opción
preferencial por los pobres, y su liberación integral; la disposición por
presentar un testimonio cristiano que podría llevar hasta diversas formas de
persecución y martirio. Esta espiritualidad intenta relacionar la
contemplación, la oración, la piedad, la fe y el amor, con las realidades
existenciales y concretas que rodean al creyente y a la iglesia.
Para Esdras y Nehemías, la
oración no era un pretexto para la inacción. Ellos oraban y trabajaban con
igual intensidad. Así, mientras la oración les mantenía en comunión con lo
eterno, el trabajo traducía el ideal en realidad.
Pese a que ellos afirmaban
continuamente que sus labores estaban inspiradas y guiadas por Dios, vieron
alcanzadas sus metas porque no esperaron que Dios hiciera lo que les
correspondía hacer a ellos. La oración es la fuente de inspiración para un
trabajo continuo y sistemático que lleva a alcanzar las metas propuestas.
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Ulrico Zwinglio es un personaje complejo en la historia de la Reforma. Él comienza su carrera
como un feliz instrumento político al servicio del papa y termina muriendo a
manos de las fuerzas católicas. Es un reformador— como Martín Lutero— pero
desafortunadamente cree que Lutero no ha llegado lo suficientemente lejos en
sus reformas. La teología de Zwinglio toma forma, no solo por la Biblia, sino
también por las filosofías racionalistas de humanistas como Erasmo.
Nacido en Suiza sólo unas semanas
después que Lutero, Zwinglio recibe una Maestría en Artes de la Universidad de
Basilea en 1506 y se convierte en sacerdote de Glarus más tarde ese mismo año.
Permanece en Glarus por 10 años y se vuelve políticamente activo, ubicándose
del lado del papado en batallas militares, incluso acompañando a los soldados
en batalla como capellán. Mientras el humor del país se aleja del papa,
Zwinglio imita a otros y deja Glarus, tomando dos años sabáticos antes de ir a
Zúrich a servir en una parroquia, en 1518. Durante su período sabático sirve en
un monasterio benedictino de Einsiedeln y allí comienza a leer a los padres de
la iglesia y a historiadores clásicos. Mantiene correspondencia regular con
Erasmo y adopta cada vez más el enfoque racional de las Escrituras del humanista
holandés. El tiempo de Zwinglio en Einsiedeln comienza a formar su teología y a
influir en su predicación al llegar a Zúrich en 1518.
Es en Zúrich que la teología de
Zwinglio cobró forma y la Iglesia Reformada Suiza encuentra en él a un líder.
Sobrevivir a la plaga en 1520 le ayudó a profundizar esta madurez teológica.
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