viernes, 9 de diciembre de 2011

Letra 249, 11 de diciembre de 2011


¿Y DIOS POR QUÉ?

Roberto Blancarte

Milenio, 6 de diciembre de 2011

Rayando en el mesianismo religioso, coqueteando con el integrismo católico y con el más conservador de los pentecostalismos, Felipe Calderón terminó lo que podríamos denominar “el quinquenio perdido”; cinco años, más de sombras que de luces, que él interpreta bíblicamente y donde involucra a Dios en las cosas malas (la crisis económica, la sequía, la violencia del crimen organizado) como en las buenas (según él, ponerlo en la Presidencia de la República). Pero además de hacer una lectura peculiar de los textos sagrados (Dios, por ejemplo, le habría enviado al faraón y a los pobres egipcios diez plagas, incluida la muerte de sus primogénitos, y uno no entiende por qué nos habría enviado plagas a México, que es tan católico y cristiano), Calderón se pone en el lugar nada más ni nada menos que de Moisés, profeta del pueblo de Israel, al señalar que “Dios sabe por qué nos llama a cada una o a cada uno de nosotros a enfrentar determinadas circunstancias”. Y asume entonces que está aquí en la Tierra puesto por Dios en la Presidencia para cumplir algún designio divino.

Como si quisiera darle la razón a Rodolfo Montes y su libro titulado La cruzada de Calderón. Su herencia católica, Casa sobre la Roca y el nuevo mapa religioso de México (Grijalbo), el Presidente anda desatado últimamente. Promueve tanto el guadalupanismo como una visión religiosa del mundo, desde la más alta investidura del país. Lo suyo es una cruzada, no metafóricamente hablando. Es una lucha contra los infieles, contra los paganos, contra los malos católicos y los malos creyentes que están envenenando al país. Como nos lo recuerda bien el mencionado libro, en junio de 2009, con motivo de la celebración del Día Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, Calderón dijo lo que pensaba: “En aquella ocasión, el Presidente de la República hizo una desafortunada alusión al cantante Michael Jackson cuando afirmó que la causa de su muerte había sido el uso indebido de drogas. Asimismo, el titular del Ejecutivo se apresuró a señalar que ‘no creer en Dios hace a la juventud esclava de los narcos’”. Como si no supiéramos que la mayoría de los drogadictos y de los propios narcotraficantes son personas muy religiosas y como si debiéramos asumir que la creencia en Dios los liberaría de todos los males.

El problema central no es lo que crea Felipe Calderón en su fuero interno. El problema es que se trata del Presidente de la República, con capacidad para desatar una guerra absurda que ha costado 50 mil vidas y seguimos contando. El problema es que su visión religiosa evidentemente está oscureciendo su capacidad de discernir. El problema es que todos estamos siendo rehenes de su lucha contra el mal. El problema es que la política no puede ser conducida con criterios religiosos, a riesgo de generar más hogueras salvíficas que juicios sensatos.

Me queda cada vez más claro que Felipe Calderón se asume como un instrumento de Dios en la Tierra. A él lo habría puesto Dios para limpiar este país de “malosos”. En su reciente discurso, el pasado 1 de diciembre en Ocampo, Durango, al hacer un breve balance de sus cinco años de gobierno, a propósito de la estrategia de atención a las afectaciones por la sequía, señaló entre otras cuestiones que nos ha tocado vivir varios flagelos, como la crisis económica, el nuevo virus de la influenza y la sequía. Y luego agregó: “Un poco son como las plagas de Israel, las plagas de Egipto. Y creo, amigas y amigos, que lo importante es no arriesgarse. Lo importante es no arriesgarse, Dios sabe por qué hace las cosas y, también, Dios sabe por qué nos llama a cada una o a cada uno de nosotros a enfrentar determinadas circunstancias”.

¿Qué quiso decir Calderón con eso de “lo mejor es no arriesgarse”? ¿Se refería a que debemos ser cuidadosos con nuestro entorno económico? ¿Quería decir que hay que cuidarse de los contagios para evitar nuevas epidemias? ¿O quiso decirle a los ciudadanos allí reunidos que no votaran por la oposición? Difícil saberlo. Lo que sí queda claro es que el presidente Calderón está convencido de que Dios lo puso donde está y que él está siguiendo sus muy inescrutables designios, entre los cuales estaría el castigar a nuestro pobre país y a sus habitantes. Casi al final de su discurso, después de agradecerle a muchos su apoyo durante este quinquenio, Calderón afirmó: “Quiero agradecerle a Dios, también, la oportunidad de servir a este maravilloso país. La oportunidad de ser mexicano, que me llena el alma de alegría y de orgullo. Y la oportunidad de servir a México y a todos ustedes”.

Habría que recordarle a Calderón que él no es presidente por la gracia de Dios, sino por el apoyo e intervención descarada del ex presidente Fox y de algunos empresarios como los agrupados en el Consejo Coordinador Empresarial (lo que hizo necesaria otra reforma electoral), pero sobre todo por el voto de los mexicanos y mexicanas que creyeron en sus promesas de empleo y seguridad. Es no sólo desagradecido sino antidemocrático olvidarse del origen real y concreto de su llegada a la Presidencia de la República. Pero es además pretencioso, mesiánico, y en consecuencia peligroso, asumir que fue Dios quien lo puso allí. Casi casi me parece escuchar a Dios diciendo, ¿y Yo por qué?

***

8 COSAS QUE NO HAY QUE ESPERAR DE UNA MUJER MALTRATADA (II)

Marcos Zapata

6. No esperes que la mujer maltratada pida ayuda

¿A quién va a pedirlo? Primeramente lo pedirá a su familia y si éstos no reaccionan y no le creen, ¿a quién pedirá ayuda? Si su familia le niega ayuda no tendrá a nadie a quien recurrir pues la mujer maltratada es una mujer aislada, se siente avergonzada, incomprensiblemente culpable, y humillada por todos cuanto le negaron su ayuda. ¿A quién acudirá? Seamos realistas, no puede acudir a nadie y si puede será demasiado grande su sentimiento de honor y humillación como para poder hacerlo.

7. No esperes que sea dueña de lo suyo, ni aun de aquello que le regalas

La mujer maltratada no es dueña de nada, sólo puede serlo en papel, en la teoría… pero no en la práctica. Puede tener muy presente que ella es la que ha comprado la casa, el coche, la televisión, la revista, o lo que sea… puede decirte “es mío, no es suyo”. Y es cierto… pero sólo en teoría, reclamar lo suyo sólo supondría mayores problemas para ella. Si le regalas algo asume que será de su maltratador, y con suerte lo compartirá un poco con ella.

8. No esperes que sea feliz cuando esté libre de su maltratador por unos días

Serán sus mejores días en mucho tiempo, lo disfrutará y deseará que nunca acabe… pero su felicidad no es completa pues sabe que los días pasan y pronto volverá a estar con su maltratador. Incluso durante su descanso ella estará pendiente de sus mensajes y llamadas, sintiéndose culpable por cualquier cosa que él le diga estar sufriendo a su causa.

La violencia de género es un problema complejo, sin embargo no sobrepasa los recursos y dones que tenemos en la iglesia local. La falta de recursos no puede ser impedimento para los esfuerzos de una iglesia. Si bien las iglesias no pueden practicar todo (pocas están calificadas como para hacer una terapia completa, por ejemplo) se pueden hacer varias cosas que ayudan muchísimo en el proceso, por ejemplo:

· Concienciar sobre la violencia de género y violencia familiar. No necesita ser un programa extenso o exhaustivo. Muchas iglesias encontraron que con sólo un par de presentaciones da suficiente posibilidad de mejorar la concientización de la gente sobre el problema.

· Enseñar a los miembros sobre cómo relacionarse: técnicas de la comunicación, resolución de conflictos, solución de problemas, manejo de las tensiones.

- Hablar de la violencia desde el púlpito, abriendo la puerta para que la gente discuta el problema y explore las formas de prevenirlo. La simple mención del tema desde el pulpito le muestra a la gente que el abuso es un problema que la iglesia necesita encarar seria-mente.

· Supliendo las necesidades básicas de la familia.

· Reforzando la dignidad de las personas abusadas.

· Estando a disposición durante la crisis.

· Creando grupos de apoyo.

Y un sin número de acciones crea-tivas que cada iglesia, por pequeña que sea en número, puede desarrollar si se implica en la protección y restauración de las maltratadas.

Las iglesias deben marcar la diferencia

Creo firmemente que la violencia de género puede ser prevenida cuando las iglesias asumen el problema responsablemente, cuando comprenden sus múltiples dimensiones, y cuando usan una variedad de intervenciones para detener el problema antes que se desate la crisis.

Juan y María, una joven pareja con pocos amigos y poco dinero, se encontraban desahuciados. Juan había perdido recientemente su trabajo, y por su pasada historia de alcohólico le era difícil la posibilidad de un posible nuevo empleo. Una tarde, muy frustrada, María golpeó a su pequeña hija de cinco años en la cara. La siguiente mañana, un vecino notó un gran hematoma debajo del ojo de la niña y le preguntó qué le había pasado. Cuando la niña dijo: “Mi mamá me pegó”, el vecino llamó al teléfono del menor. Como resultado, una trabajadora social del gobierno comenzó a investigar a la familia.

Después de escuchar los problemas de Juan y María, los líderes de una pequeña iglesia comenzaron un esfuerzo de un largo año para restaurar a la familia. Una hermana e la iglesia, fiel cristiana, ofreció su hombro para que María pudiera llorar. También comenzó a ayudarla en ciertas cosas de las tareas del hogar. Otra madre se ofreció para cuidar a los cuatro niños una vez por semana, de esa manera María pudo comenzar a tener tiempo para sí misma. Un miembro de la iglesia que era obrero de la construcción habló con su capataz y le consiguieron trabajo a Juan. La pareja también fue invitada a participar en grupos de hogar donde encontraron apoyo natural y espiritual.

Al finalizar el año, la trabajadora social emitió un informe diciendo que Juan y María podían tener la custodia incondicional de los niños. Ella indicó en su informe que la pareja había elevado el nivel de sus habilidades como padres por encima de lo esperado y que el riesgo de posible abuso era muy bajo en ese hogar. En su informe, mencionó todo el trabajo que la iglesia había realizado para llegar a este punto.


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