La Palabra (Hispanoamérica)
4 Juan
el Bautista se presentó en el desierto proclamando que la gente se bautizara
como señal de conversión para recibir el perdón de los pecados. 5 La
región entera de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él,
confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán. […]
9 Por
aquellos días llegó Jesús procedente de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó
en el Jordán. 10 En el instante mismo de salir del agua, vio Jesús
que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma. 11
Y se oyó una voz proveniente del cielo: —Tú eres mi Hijo amado; en ti me
complazco. 12 Acto seguido el Espíritu impulsó a Jesús a ir al
desierto 13 donde Satanás lo puso a prueba durante cuarenta días.
Vivía entre animales salvajes y era atendido por los ángeles.
14
Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a
Galilea, a predicar la buena noticia de Dios. 15 Decía:
—El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios. Conviértanse y
crean en la buena noticia.
16 Iba
Jesús caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y Andrés.
Eran pescadores y estaban echando la red en el lago. 17 Jesús les
dijo: —Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. 18 Ellos
dejaron al punto sus redes y se fueron con él.
19
Un poco más adelante vio a Santiago, el hijo de Zebedeo,
y a su hermano Juan, que estaban en la barca reparando las redes. 20 Los
llamó también, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca junto con los
trabajadores contratados, se fueron en pos de él.
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