CASO POR CASO
Karl Barth
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 113.
No os
hagáis siervos de los hombres.
I Corintios 7.23
L
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os posicionamientos confesionales de
la Iglesia, vinculantes desde el punto de vista espiritual y teológico, le son exigidos
de vez en cuando en el ámbito político, allí donde está llamada a dar razón de
su fe analizando concretamente con la palabra de Dios un fenómeno determinado en
cumplimiento de su ministerio.
No tiene que hacerlo de manera
intemporal, con tales o cuales “ismos” y sistemas, sino con las realidades
históricas que en cada caso se ponen a la luz de la palabra de Dios y de la fe.
No está obligada por derecho natural alguno, sino por su Señor vivo. Por eso
nunca piensa, habla ni actúa “por principios”. Más bien, juzga espiritualmente
y, por tanto, caso por caso. Por eso se niega a toda sistematización de la
historia política y de su propia participación en ella. Por eso se reserva la
libertad para valorar de manera nueva fenómenos también nuevos. Si no corrió
ayer por un carril, no por ello está hoy obligada a seguir corriendo por este
otro. Si ayer habló desde su posición y en el ejercicio de su responsabilidad, hoy
también puede y debe callar si desde su posición, y en el ejercicio de su
responsabilidad, callar parece ser la mejor opción. Su mejor manera de cuidar de
la unidad y continuidad de la existencia teológica es precisamente no perder los
ánimos de ser siempre de nuevo existencia teológica “hoy”.
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ZWINGLIO TAMBIÉN TENDRÁ SU PELÍCULA
Protestante Digital, 4 de julio de 2015
Una productora prepara un biopic sobre
el radical reformador de Zurich. Será una producción “independiente”, pero
basada en archivos históricos de la Iglesia Reformada.
La vida del reformador Ulrico Zwinglio será
llevada a las grandes pantallas, según confirma la productora C-Films, que ha
distribuido películas como “Tren de noche a Lisboa”.
Aunque muchos han conocido la Reforma
Protestante a través de los films sobre Martin Lutero (especialmente con
“Lutero”, protagonizada por Joseph Fiennes), pocas producciones
cinematográficas se han hecho sobre otras personas que se levantaron para pedir
la Sola Scriptura.
Ulrico Zuinglio (en alemán, Ulrich Zwingli,
1484-1531) fue el primer reformador de la ciudad suiza de Zurich, foco
principal de la Reforma en el país helvético junto a la Ginebra de Calvino.
El guión de la película irá a cargo de la
periodista Simone Schmid, que se basará en material histórico de la Iglesia
Reformada. El presupuesto para la película será de 6 millones de francos suizos
(unos 5 millones de Euros) y se prevé su estrena para 2018.
C-Films ha dicho que será una película
“independiente”, pero aun así pretenderá llegar al gran público.
Reformados habían impulsado idea
La Iglesia Reformada suiza en Zurich ya había
mostrado hace un año su deseo de “llevar la historia de Zuinglio a la gran
pantalla”, aunque entonces explicaba: “no tenemos los millones para pagar la
producción”. Los impulsores de la iniciativa argumentaban que su vida tiene
todos los ingredientes para convertirse en un film: “Religión y poder, deseo y
amor, violencia y fuertes convicciones”.
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¿AUTORIDAD DE LA BIBLIA O EL PODER
TRANSFORMADOR DE LA PALABRA?: NOTAS SOBRE EL USO DE LAS ESCRITURAS EN LOS PROBLEMAS
ÉTICOS CONTEMPORÁNEOS (V)
Víctor Hernández Ramírez, Lupa
Protestante, 9 de junio de 2015
Este horizonte que la Biblia llama Reino de
Dios es siempre el horizonte de toda ética cristiana. Frente a ese horizonte,
tienen sentido las cuestiones éticas y las respuestas que intentamos por medio
de acciones obedientes. O, como lo dice José Míguez Bonino: “para el cristiano,
la esperanza del Reino, que sabe que Dios está preparando ya en nuestra
historia, lo impulsa a vivir y tratar de crear la vida que Dios espera. Y a la
vez las tareas diarias lo llevan a esperar con mayor intensidad aún la venida
del Reino.”
A modo de conclusión: ¿Usar los versículos
de la Biblia o ser iluminados por la Palabra para hacer la voluntad de Dios?
Ahora bien, en términos prácticos, nadie parte
“de cero” y actúa en “el vacío” en las cuestiones éticas: los evangélicos
comparten el contexto cultural y social de los demás y, en su vida diaria,
actúan y justifican sus acciones echando mano de diversos repertorios
discursivos y morales.
Es cierto que estos principios y argumentos
discursivos provienen de sus comunidades de fe, otros de sus familias, o de su
clase social o su grupo cultural de pertenencia. Pero esto no quiere decir que
esté anulada la potencia del evangelio: el poder de la Palabra que interviene
en la historia, como llegada del Reino de Dios en Jesús, sigue siendo capaz de
salvación, es decir de transformación de la realidad, por medio de las acciones
éticas de los cristianos.
Las cuestiones éticas son muy diversas y
pueden incluir aspectos de marcada actualidad: como por ejemplo las políticas
económicas y sus efectos sobre el mundo global, la participación política de
los evangélicos en la sociedad, las cuestiones de ética en el trabajo, la
responsabilidad ética por el cuidado del medio ambiente y otras cuestiones así,
del llamado ámbito público de la sociedad.
Por otra parte, hay cuestiones éticas que
afectan más aquello que se asocia con la esfera privada, como es la ética
sexual: temas como la homosexualidad, la homofobia, las prácticas de formación
de pareja como la unión libre o el pluriamor. Aunque se ha de reconocer, por
otra parte, que estos temas tienen una dimensión no privada en el sentido de
que afectan la visión sobre los modelos de familia y las formas de educación de
la afectividad en las generaciones venideras.
Apunto todo esto sin pretender responder a
ninguna cuestión ética en particular, de momento, sino únicamente para señalar
que en todo ello, los cristianos tenemos la Biblia como fundamento de nuestra
acción ética. En sentido estricto, no me parece que esto suponga una ventaja
particular por sobre los demás: no es que los creyentes tengamos un saber ético
que esté por encima de nadie, puesto que estamos situados igual que todos en la
“incertidumbre” posmoderna. Pero, al igual que todos (creyentes de otras
confesiones o no creyentes), los cristianos también tomamos decisiones
éticas cada día y reflexionamos sobre el uso de nuestra libertad. En nuestro
caso, lo hacemos, o intentamos hacerlo, desde la experiencia de fe y desde el
llamado común a ser testigos de Jesucristo en el mundo.
Lo intentamos y lo hacemos, los creyentes
evangélicos, desde la Biblia. Pero me parece que una cosa es hacerlo desde una
autoridad de la Biblia que se usa como conjunto de mandatos, como normas que
operan por sí mismas,
como unas reglas que se tienen que aplicar de modo más o menos directo sobre
los dilemas que enfrentamos.
Es diferente, por otro lado, hacerlo desde una
perspectiva que busca ser iluminada por la Palabra revelada (Jesucristo) para
discernir y obedecer la voluntad de Dios en el tiempo presente. En esta
perspectiva ética la Biblia no es un manual de reglas ni ofrece simplemente
unas instrucciones para el “diseño humano” que Dios ha aplicado en nosotros. En
esta perspectiva acudimos a la Biblia como aquel escriba o como aquel padre de
familia que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas (Mt 13:52).
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EL CMI RINDE HOMENAJE A JAN HUS EN EL
SEXCENTÉSIMO ANIVERSARIO DE SU MUERTE
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