BIEN COMÚN
Karl Barth
Instantes.
Santander, Sal Terrae, 2005, p. 114.
Ofreced
súplicas por toda autoridad.
i Timoteo 2.1
C
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uando oro de veras, no puedo estar
inactivo. No puedo limitarme a decir: “¡Ay, Dios mío!, ocúpate de...”. Por el
contrario, cuando rezo por unas personas —en este caso, por las constituidas en
autoridad—, me hago responsable de ellas. Llegado a este punto, tan sólo me
queda ya por dar un pequeño paso: debo reconocer que yo mismo soy también una
persona de autoridad. Los seres humanos a quienes está encomendada la
pervivencia del Estado no son únicamente determinadas autoridades puestas al
frente del mismo, sino también quienes son dirigidos o administrados por dichas
autoridades.
Para este segundo grupo, “responsabilidad
política” significa dos cosas: que tienen que orar por la existencia del Estado
—ellos mismos son el Estado— y por lo que sucede en nombre del Estado; y que, además,
deben trabajar por ello. Todos tienen que corresponsabilizarse de la existencia
del Estado, de su realidad y de sus aspectos buenos y malos. Lo importante es
establecer la justicia y la paz. La justificación del Estado es que hay un
mandato divino encaminado a este fin. El Estado tiene que servir al bien común;
por tanto, a la justicia, a la paz y a la libertad. Libertad... no en el
sentido de que cada cual pueda hacer lo que quiera, sino entendida precisamente
como responsabilidad personal de todos. El Estado tiene que atender al bien
común y favorecerlo sustentándose sobre la base de la libertad. ¡No se trata de
una prosperidad dirigida, sino de una prosperidad buscada, querida y realizada
por todos!
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VIAJE PAPAL A UNA LATINOAMÉRICA CADA VEZ MENOS
CATÓLICA
Protestante Digital, 12 de julio de 2015
La Iglesia católica tiene las venas abiertas
en América Latina. La región donde más fieles posee —425 millones— es también
donde la sangría es mayor. Si, en 1970, el 97% de los latinoamericanos se
consideraba católico, ahora solo lo es el 69%.
Las iglesias protestantes, en cambio, han
pasado del 4% al 19%, lo que significa que uno de cada cinco cristianos de la
región asiste ya a iglesias evangélicas. El Vaticano espera que el éxito
religioso, político y mediático de la visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay de
Francisco -el primer papa latinoamericano- ayude a revertir esta tendencia.
“Solo él puede parar esta hemorragia”. El que
habla sentado en un café de Santa Cruz de la Sierra es cura, boliviano, mediana
edad, muchos trienios de servicio en las primeras filas de la Iglesia católica.
El cura boliviano, que prefiere no dar su
nombre, lo explica, poniendo el ejemplo de la situación de la Iglesia católica
en su país, especialmente delicada, pero con bastantes puntos en común con
otros países de la zona.
A la secularización de la sociedad y al
incremento constante del número de protestantes, se unieron los ataques cada
vez más directos del presidente Evo Morales contra la jerarquía eclesiástica.
En su opinión “El plan del Gobierno para hacernos desaparecer”, explica,
“estaba en marcha. El objetivo último era crear una Iglesia católica
alternativa y, mientras tanto, apoyar económicamente a los evangelistas,
fomentar los rituales aymaras y desatar una campaña de descrédito contra curas
sospechosos de corrupción o adulterio”.
Para más inri, la Iglesia católica -tanto en
Bolivia como en otros países como Ecuador- ni era capaz de conectar con los
jóvenes, ni tenía suficientes sacerdotes para asistir a los mayores, ni tampoco
recibía del Vaticano impulsos demasiado edificantes. Hasta L’Osservatore
Romano, su diario, describía en 2013 a Benedicto XVI como “un pastor
rodeado por lobos”, cardenales más preocupados por sus luchas de poder que por
las necesidades de los fieles al otro lado del Atlántico.
“Nuestro principal problema es que la cantidad
de sacerdotes es insuficiente", afirma el portavoz de la archidiócesis de
Guayaquil (Ecuador) El padre César Piechestein, portavoz de la archidiócesis de
Guayaquil (Ecuador), no es demasiado optimista a corto plazo: “Nuestro
principal problema es que la cantidad de sacerdotes es insuficiente. Y es
natural que mucha gente, que aquí prefiere acudir a un guía espiritual antes
que a un psicólogo, se vaya hacia donde encuentre apoyo y respuestas.
La presencia y el mensaje del Papa están
marcando un hito y tal vez más gente se acerque a la Iglesia e incluso haya más
vocaciones. Pero un sacerdote no se crea en dos días”.
La opinión protestante
Sin embargo, el pastor paraguayo Yambay, que
abandonó la Iglesia católica a los 15 años, considera, que la visita de
Francisco será flor de un día. Ejemplo de la cordial antipatía entre cristianos
con diferentes apellidos, se resiste a encontrar un aspecto positivo en la
presencia del Papa en Asunción: “Lo único que tengo que reconocer es que han
arreglado todos los baches de la ciudad”.
Por su parte, el pastor Pedro Yambay,
ingeniero informático, empresario de éxito y líder de la Iglesia Cristiana
Evangélica del Centro, radicada en Asunción (Paraguay), se lo toma con humor.
“Han tardado en darse cuenta”, ironiza, “la Iglesia católica siempre ha
ignorado, e incluso atacado, los avances tecnológicos, tal vez porque sabía que
la verdad le sería perjudicial. Nosotros entendimos mucho antes que la música o
la tecnología son formas excelentes de llevar el mensaje de la Biblia. Millones
de iglesias evangélicas disponen ya de un canal de YouTube y hasta nosotros
tenemos un grupo de WhatsApp con 400 o 500 fieles siempre conectados. Y todo
ello sin separarnos de la palabra de Dios escrita en la Biblia. Porque, mire,
para escuchar mensajes políticos ya están los políticos. ¿No está de acuerdo?”.
La andanada no es inocente. El viaje a
Latinoamérica ha confirmado que, además de un líder moral, el papa Francisco no
tiene empacho en respaldar las apuestas políticas de Rafael Correa y Evo
Morales, en poner la diplomacia vaticana al servicio de conflictos tan
enconados como la salida al mar de Bolivia o de subir el listón de su crítica
feroz al sistema económico actual. La cuestión es ver si todo ello, unido a los
millones de fieles que han asistido a sus misas, los cientos de titulares
periodísticos que Bergoglio o sus gestos de cercanía con enfermos o presos,
logra abortar la fuga de creyentes.
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¿QUÉ PASA CON EL PÚLPITO EVANGÉLICO? (I)
Juan Stam
Protestante Digital, 12 de julio de 2015
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