domingo, 26 de julio de 2015

Letra 427, 19 de abril de 2015

BIEN COMÚN
Karl Barth
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 114.

Ofreced súplicas por toda autoridad.
i Timoteo 2.1


C
uando oro de veras, no puedo estar inactivo. No puedo limitarme a decir: “¡Ay, Dios mío!, ocúpate de...”. Por el contrario, cuando rezo por unas personas —en este caso, por las constituidas en autoridad—, me hago responsable de ellas. Llegado a este punto, tan sólo me queda ya por dar un pequeño paso: debo reconocer que yo mismo soy también una persona de autoridad. Los seres humanos a quienes está encomendada la pervivencia del Estado no son únicamente determinadas autoridades puestas al frente del mismo, sino también quienes son dirigidos o administrados por dichas autoridades.
Para este segundo grupo, “responsabilidad política” significa dos cosas: que tienen que orar por la existencia del Estado —ellos mismos son el Estado— y por lo que sucede en nombre del Estado; y que, además, deben trabajar por ello. Todos tienen que corresponsabilizarse de la existencia del Estado, de su realidad y de sus aspectos buenos y malos. Lo importante es establecer la justicia y la paz. La justificación del Estado es que hay un mandato divino encaminado a este fin. El Estado tiene que servir al bien común; por tanto, a la justicia, a la paz y a la libertad. Libertad... no en el sentido de que cada cual pueda hacer lo que quiera, sino entendida precisamente como responsabilidad personal de todos. El Estado tiene que atender al bien común y favorecerlo sustentándose sobre la base de la libertad. ¡No se trata de una prosperidad dirigida, sino de una prosperidad buscada, querida y realizada por todos!
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VIAJE PAPAL A UNA LATINOAMÉRICA CADA VEZ MENOS CATÓLICA
Protestante Digital, 12 de julio de 2015

Papa, Francisco

La Iglesia católica tiene las venas abiertas en América Latina. La región donde más fieles posee —425 millones— es también donde la sangría es mayor. Si, en 1970, el 97% de los latinoamericanos se consideraba católico, ahora solo lo es el 69%.
Las iglesias protestantes, en cambio, han pasado del 4% al 19%, lo que significa que uno de cada cinco cristianos de la región asiste ya a iglesias evangélicas. El Vaticano espera que el éxito religioso, político y mediático de la visita a Ecuador, Bolivia y Paraguay de Francisco -el primer papa latinoamericano- ayude a revertir esta tendencia.
“Solo él puede parar esta hemorragia”. El que habla sentado en un café de Santa Cruz de la Sierra es cura, boliviano, mediana edad, muchos trienios de servicio en las primeras filas de la Iglesia católica.
El cura boliviano, que prefiere no dar su nombre, lo explica, poniendo el ejemplo de la situación de la Iglesia católica en su país, especialmente delicada, pero con bastantes puntos en común con otros países de la zona.
A la secularización de la sociedad y al incremento constante del número de protestantes, se unieron los ataques cada vez más directos del presidente Evo Morales contra la jerarquía eclesiástica. En su opinión “El plan del Gobierno para hacernos desaparecer”, explica, “estaba en marcha. El objetivo último era crear una Iglesia católica alternativa y, mientras tanto, apoyar económicamente a los evangelistas, fomentar los rituales aymaras y desatar una campaña de descrédito contra curas sospechosos de corrupción o adulterio”.
Para más inri, la Iglesia católica -tanto en Bolivia como en otros países como Ecuador- ni era capaz de conectar con los jóvenes, ni tenía suficientes sacerdotes para asistir a los mayores, ni tampoco recibía del Vaticano impulsos demasiado edificantes. Hasta L’Osservatore Romano, su diario, describía en 2013 a Benedicto XVI como “un pastor rodeado por lobos”, cardenales más preocupados por sus luchas de poder que por las necesidades de los fieles al otro lado del Atlántico.
“Nuestro principal problema es que la cantidad de sacerdotes es insuficiente", afirma el portavoz de la archidiócesis de Guayaquil (Ecuador) El padre César Piechestein, portavoz de la archidiócesis de Guayaquil (Ecuador), no es demasiado optimista a corto plazo: “Nuestro principal problema es que la cantidad de sacerdotes es insuficiente. Y es natural que mucha gente, que aquí prefiere acudir a un guía espiritual antes que a un psicólogo, se vaya hacia donde encuentre apoyo y respuestas.
La presencia y el mensaje del Papa están marcando un hito y tal vez más gente se acerque a la Iglesia e incluso haya más vocaciones. Pero un sacerdote no se crea en dos días”.

La opinión protestante
Sin embargo, el pastor paraguayo Yambay, que abandonó la Iglesia católica a los 15 años, considera, que la visita de Francisco será flor de un día. Ejemplo de la cordial antipatía entre cristianos con diferentes apellidos, se resiste a encontrar un aspecto positivo en la presencia del Papa en Asunción: “Lo único que tengo que reconocer es que han arreglado todos los baches de la ciudad”.
Por su parte, el pastor Pedro Yambay, ingeniero informático, empresario de éxito y líder de la Iglesia Cristiana Evangélica del Centro, radicada en Asunción (Paraguay), se lo toma con humor. “Han tardado en darse cuenta”, ironiza, “la Iglesia católica siempre ha ignorado, e incluso atacado, los avances tecnológicos, tal vez porque sabía que la verdad le sería perjudicial. Nosotros entendimos mucho antes que la música o la tecnología son formas excelentes de llevar el mensaje de la Biblia. Millones de iglesias evangélicas disponen ya de un canal de YouTube y hasta nosotros tenemos un grupo de WhatsApp con 400 o 500 fieles siempre conectados. Y todo ello sin separarnos de la palabra de Dios escrita en la Biblia. Porque, mire, para escuchar mensajes políticos ya están los políticos. ¿No está de acuerdo?”.
La andanada no es inocente. El viaje a Latinoamérica ha confirmado que, además de un líder moral, el papa Francisco no tiene empacho en respaldar las apuestas políticas de Rafael Correa y Evo Morales, en poner la diplomacia vaticana al servicio de conflictos tan enconados como la salida al mar de Bolivia o de subir el listón de su crítica feroz al sistema económico actual. La cuestión es ver si todo ello, unido a los millones de fieles que han asistido a sus misas, los cientos de titulares periodísticos que Bergoglio o sus gestos de cercanía con enfermos o presos, logra abortar la fuga de creyentes.
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¿QUÉ PASA CON EL PÚLPITO EVANGÉLICO? (I)
Juan Stam
Protestante Digital, 12 de julio de 2015

Hay una crisis de insensatez en el púlpito evangélico hoy, sobre todo en los medios de comunicación masiva. No podemos negar que muchos siervos del Señor están exponiendo la Palabra fielmente semana tras semana, pero probablemente son minoría y poco reconocidos. Un monitoreo de la predicación en los medios de comunicación masiva (televisión, radio y casetes) nos da mucho de qué preocuparnos.

Por ejemplo, un predicador centroamericano bastante famoso predicó sobre Génesis 15:6, "Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia" (cf. Ro 4:3; Gál 3:6; Stg 2:23). Comenzó su sermón diciendo, "Esta mañana oré mucho, y pedí al Espíritu Santo revelarme la palabra precisa para explicar este texto hoy, y me dio la palabra 'derecho'". En seguida interpretó el texto como "la fe le fue contada por derecho", en el sentido moderno de ese término. Pero ¡qué raro! Difícilmente podría haber peor manera de malentender ese texto. O el Espíritu Santo se equivocó, o el distinguido predicador oyó mal la voz divina, y compartió su confusión con millones de televidentes.

Es siempre peligroso atribuir al Espíritu Santo nuestras interpretaciones del texto bíblico, para terminar culpando al Espíritu divino por nuestros errores humanos.

Una vez escuché a un pastor decir, "He hablado lenguas, he profetizado, y ahora estoy pidiendo al Señor el don carismático de la exégesis". ¡No, hermano! El Espíritu da muchos dones carismáticos, pero la exégesis no es uno de ellos.

El don de la exégesis viene por escudriñar las escrituras y examinarlo todo según los mejores métodos de la interpretación. En eso el Espíritu de Dios nos acompaña y nos ilumina, pero no nos desplaza como para hacer él las tareas que nos tocan a nosotros, ni mucho menos de otorgar infalibilidad divina a nuestros desvaríos. Escuché a ese mismo predicador exponer la parábola de los talentos (Mat 25:14-30). ¡El punto central que sacó del texto era algo que ni aparece en el texto! "La igualdad", dijo, "de que tanto hablan los comunistas, no es un concepto bíblico. El Creador de la desigualdad es Dios, porque no da lo mismo a todos". Pero la parábola no atribuye a Dios las desigualdades de esta vida, ni hace ninguna correlación entre Dios y el amo de la parábola.

La primera ley para la interpretación de parábolas es interpretarlas desde su mensaje central y no desde sus detalles aislados. Si interpretáramos de esa misma manera la parábola del mayordomo injusto, sacaríamos conclusiones nefastas. La parábola de los talentos es un llamado a la mayordomía, no una defensa de la desigualdad, un mal que condenan muchos otros pasajes de la Biblia. Un problema serio es que en muchos lugares el púlpito se ha vuelto frívolo, para repartir como confites opiniones interesantes en vez de proclamar la Palabra de Dios. 

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