sábado, 26 de agosto de 2017

Actividades

OREMOS POR TODAS LAS ACTIVIDADES Y PLANES DEL PRÓXIMO SEPTIEMBRE

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 29 de agosto, 19 hrs.
Modera: D.I. electo Mauricio Magallanes

Llamamiento                                              Salmo 122
Oración de ofrecimiento
Himno: “Cristo me ayuda por Él a vivir” (381)
Círculo de oración y testimonios
Lectura bíblica                                        Ezequiel 4
Tema: Ezequiel y el sitio de Jerusalén
Himno: “Yo quisiera hablarte del amor de Cristo” (297)
Ofertorio
Bendición pastoral


LA SUERTE DEL PUEBLO ELEGIDO
Julio Lamelas Míguez

L
as cuatro acciones simbólicas de este pasaje representan varios aspectos de la suerte del pueblo de Israel y del castigo. La primera acción simbólica (Ez 4,1-3) representa el asedio de Jerusalén. El objeto emblemático es un ladrillo o adobe utilizado en la construcción. Sobre él Ezequiel dibuja una ciudad. La plancha de hierro que aparece a continuación simboliza la dureza y separación hostil. La ciudad dibujada es Jerusalén; los que la asedian, no son nombrados, pero son, sin duda, los soldados babilonios.
La segunda acción (Ez 4,4-8) simboliza la culpa y la maldad del pueblo pesando sobre el profeta. A pesar de que en el libro de Ezequiel el pueblo de Israel generalmente designa el pueblo elegido como totalidad, aquí (Ez 4.5) hace referencia al reino del Norte cuya independencia había sido suprimida al ser tomada por los asirios su capital, Samaría, en el año 722 a. C. Mientras que Judá (Ez 4.6) se refiere al reino del Sur cuyo destino quedará marcado por la toma de la capital, Jerusalén, por los babilonios en el año 586 a. C. Ezequiel, en el presente texto, a través de un gesto hace hincapié en los largos años de culpa o castigo para los dos reinos. Cuando está acostado hacia el lado izquierdo carga con las maldades de Israel y cuando lo está hacia el derecho carga con los pecados de Judá. La duración de los años del castigo o culpa seguramente tiene una gran significación histórica para los exiliados, pues les recuerda su primer éxodo. Más que hablar de años de castigo, habría que hablar de años de culpa. Los trescientos noventa años vendrían a representar los años que van desde el comienzo de la monarquía hasta la gran reforma de Josías, años de apostasía y pecado hasta la destrucción del altar de Betel (desde el 1017 a. C. con Saúl hasta el 627 a. C. con Josías).
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

“Permanezcan firmes en la fe… Sean valientes y fuertes” (I Co 16.13)

3 – Santa Cena / Reunión de Consistorio

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