LA CARAVANA DE MIGRANTES LLEGA A TIJUANA, DESDE
DONDE PEDIRÁN ASILO A ESTADOS UNIDOS. “AQUÍ NO NOS QUIEREN. NOS LANZARON PIEDRAS”
BBC Mundo, 17 de noviembre de 2018
“No expongan sus vidas ni las de sus
hijos. No salten las vallas. No intenten cruzar por el desierto. Esperen a hacer
los trámites para pedir asilo”, son las recomendaciones que les hace un equipo
de la Secretaría de Derechos Humanos de Honduras a los migrantes de ese país
que ya llegaron a Tijuana, en el norte de México, en la frontera con Estados
Unidos.
Son ya miles y
se quedarán por "un tiempo indefinido, tal vez de algunos meses". Ese
es el escenario más probable, según los distintos entrevistados por BBC Mundo. Alden
Rivera Montes, embajador de Honduras en México, dice que Tijuana será "un
lugar de destino temporal" para los migrantes por entre 6 y 16 meses.
La caravana que
salió de San Pedro Sula en Honduras, el 12 de octubre, está llegando en
distintos grupos. […] Los migrantes se han concentrado en el centro deportivo
Benito Juárez, a unos pasos de la frontera internacional. Ahí se repiten las
escenas de refugio que se han visto en su paso por México.
Algunos, la
minoría, en especial familias con niños pequeños, duermen en colchonetas en un
gimnasio techado. Otros, a ras del piso en unas enormes carpas blancas o en casas
de campaña que les han regalado. Hay muchos que duermen bajo plástico o
directamente a la intemperie. "En la noche temblamos de frío, en el día
nos pega todo el sol", dice Norland, un joven migrante. "Los
ciudadanos de Honduras podrían estar aquí por un largo tiempo", reconoce a
BBC Mundo el embajador de ese país en México, Alden Rivera Montes. "Todo
dependerá de la velocidad con la que Estados Unidos reciba y analice las
solicitudes de asilo", dice.
Los miles de
migrantes de la caravana se sumarán a una fila de 2 800 de personas de
distintos orígenes que están en Tijuana esperando que Estados Unidos los deje
pasar. El país centroamericano ha habilitado un “consulado móvil” con el fin de
proteger los derechos humanos de sus connacionales, asegurarse de que se sigue
el proceso correcto en la solicitud de asilo y proporcionar a los migrantes los
documentos que requieren para los trámites, asegura el embajador.
Rivera dice que
Estados Unidos tiene la soberanía de decidir a cuántos migrantes de la caravana
dará asilo.
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EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS
Dietrich Bonhoeffer
La otra posibilidad consiste en que
la sal se vuelva insípida, deje de ser sal. Deja de actuar. Entonces sólo sirve
para ser arrojada. El honor de la sal consiste en que debe salar todas las
cosas. Pero la sal que se vuelve insípida no puede adquirir de nuevo su antiguo
poder. Todo, incluso el alimento más estropeado, puede ser salvado con la sal;
sólo la sal que se ha vuelto insípida se pierde sin esperanza. Es el otro
aspecto. El juicio que amenaza a la comunidad de los discípulos. La tierra debe
ser salvada por la comunidad; sólo la comunidad que deja de ser lo que es se
pierde sin salvación. La llamada de Jesucristo le obliga a ser salo quedar
aniquilada, a seguirle o ser destruida por el mismo llamamiento. No existe una
nueva posibilidad de salvación. No puede existir.
No sólo la
actividad invisible de sal, sino el resplandor visible de la luz se ha
prometido a la comunidad de los discípulos por el llamamiento de Jesús.
«Vosotros sois la luz». No dice: Debéis serlo. La vocación los ha convertido en
luz. Ahora están obligados a ser una luz visible; de lo contrario, la llamada
no estaría con ellos. ¡Qué imposible, qué fin tan absurdo sería para los
discípulos de Jesús, para estos discípulos, querer convertirse en luz del
mundo! Esto ya lo ha hecho la llamada al seguimiento. Insistamos en que no es:
Vosotros tenéis la luz, sino: Vosotros sois. La luz no es algo que se os ha
dado, por ejemplo vuestra predicación, sino vosotros mismos. El mismo que dice
de sí: Yo soy la luz, dice a sus discípulos: Vosotros sois la luz en toda vuestra
vida, con tal de que permanezcáis fieles a la llamada. Siendo esto así, no
podéis permanecer ocultos, aunque queráis.
La luz brilla, y
la ciudad sobre el monte no puede estar oculta. Imposible. Resulta visible
desde lejos, bien como una ciudad firme o un castillo fortificado, bien como
unas ruinas destrozadas. Esta ciudad sobre el monte -¿qué israelita no pensaría
en Jerusalén, la ciudad edificada en lo alto?- es la comunidad de los
discípulos. A los que siguen a Cristo no se les propone una nueva decisión; la
única decisión posible para ellos se ha producido ya. Ahora deben ser lo que
son, o dejar de ser seguidores de Jesús. Los seguidores forman la comunidad
visible, su seguimiento es una acción visible por la que se apartan del mundo,
o no es un auténtico seguimiento. En realidad, el seguimiento es tan visible
como la luz en la noche, como un monte en la llanura.
Huir a la
invisibilidad es negar el llamamiento. La comunidad de Jesús que quiere ser
invisible deja de seguirle. “No se enciende una lámpara para colocarla bajo el
celemín, sino sobre el candelero”. Existe también la posibilidad de que se
oculte la luz caprichosamente, de que brille bajo el celemín, de que se niegue
el llamamiento. El celemín bajo el que la comunidad visible oculta su luz puede
ser el miedo a los hombres o una configuración consciente al mundo para
conseguir ciertos fines, que pueden ser de tipo misionero o brotar de un falso
amor a los hombres. Y también puede tratarse, lo que es mucho más peligroso, de
una teología reformadora que se atreve a denominarse theologia crucis [teología de la cruz], y cuyo distintivo consiste
en preferir la "humilde" invisibilidad, la configuración plena al mundo, a la
visibilidad «farisaica». Lo que caracteriza aquí a la comunidad no es la
visibilidad extraordinaria, sino la adaptación a la justitia civilis [justicia civil].
El criterio de
lo cristiano es precisamente que la luz no brille. Jesús, sin embargo, dice:
Haced brillar vuestra luz ante los paganos. En cualquier caso, es la luz del
llamamiento de Cristo la que resplandece. Pero ¿qué luz es la que deben
irradiar estos seguidores de Jesús, estos discípulos de las bienaventuranzas?
¿Qué luz debe brotar de ese lugar en el que sólo los discípulos tienen un
derecho? ¿Qué tiene en común la invisibilidad y ocultamiento de la cruz, bajo
la que se encuentran los discípulos, con la luz que debe brillar? ¿No debe
deducirse de ese ocultamiento que también los apóstoles han de hallarse en la
oscuridad y no en la luz?
Es un pésimo
sofisma deducir de la cruz de Cristo el que la Iglesia deba configurarse al
mundo. ¿No reconoce claramente cualquier persona sencilla que, precisamente en
la cruz, se ha hecho visible algo extraordinario? ¿O es todo esto justitia civilis, es la cruz
configuración al mundo? ¿No es la cruz algo que se ha hecho inauditamente
visible en medio de toda oscuridad para terror de los enemigos? ¿No es
suficientemente visible que Cristo fue rechazado y debió padecer, que su vida
terminó en un patíbulo frente a las puertas de la ciudad? ¿Es esto
invisibilidad?
Las buenas obras
de los discípulos deben brillar con esta luz. Lo que los hombres han de ver no
son vuestras personas, sino vuestras buenas obras, dice Jesús. ¿Cuáles son las
buenas obras que pueden ser vistas a esta luz? Únicamente las que Jesús produjo
en ellos cuando los llamó, cuando los convirtió bajo su cruz en luz del mundo:
pobreza, separación del mundo, mansedumbre, edificación de la paz y, por
último, la gracia de ser perseguidos y rechazados, sintetizándose todo en esta
sola cosa: llevar la cruz de Cristo. La cruz es la luz extraña que resplandece,
la única en que pueden ser vistas todas estas buenas obras de los discípulos.
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FE, LECTURA Y LIBRE INTERPRETACIÓN: LA FUNCIÓN
CULTURAL DE LAS TRADUCCIONES BÍBLICAS (I)
Todo protestante fue Papa con una
Biblia en la mano.
Nicolás
Boileau
Reformas religiosas y lectura
La consolidación de las reformas
religiosas del siglo XVI significó también el surgimiento de una nueva cultura
relacionada con la lectura y la interpretación de la Biblia, lo que ya se había
anunciado con el inicio de la imprenta a partir de Gutenberg y sus
antecedentes. Sin afán de idealizar la asociación entre el movimiento
encabezado por Lutero y ese gran avance tecnológico que revolucionó para
siempre el ambiente cultural, además de los procesos formativos dentro y fuera
de las iglesias, puede afirmarse que la lectura ya no volvería a ser lo que fue
y pasó a experimentarse como un auténtico laboratorio masivo en donde las
ideologías podrían recorrer desde la intimidad de las habitaciones hasta los
foros más visibles.
Un apretadísimo
resumen de Javier Aranda Luna, redactado a propósito de la aparición de la
película más reciente sobre la vida de Martín Lutero (Alemania-Estados Unidos,
director: Eric Till, 2003), ofrece algunas pautas para apreciar globalmente
algunos aspectos del movimiento iniciado por ese monje agustino alemán y que
repercutirían en todos los ámbitos de la sociedad de su tiempo y,
progresivamente, en los demás países y culturas occidentales.
Su énfasis recae
en la cultura escrita: “Si hacemos a un lado a Sumer y sus tablas de arcilla
hendidas por punzones, me parece que el mayor acto cultural de Occidente tuvo
lugar en el castillo de Wartburgo en 1521. Allí un monje, perseguido por el
papa León X y el emperador Carlos V, tradujo la Biblia al alto alemán. Con su
traducción no sólo logró convertirse en el principal promotor de la lectura de
todos los tiempos sino, también, en el iniciador de la literatura alemana”.
Bien vale la pena tomar cada sección
de la cita para deconstruirla y advertir las dimensiones del cambio cultural
que emergió en aquellas circunstancias:
a) se
subraya el acto cultural (“el mayor de Occidente”) de la traducción de la
Biblia en el castillo de Wartburgo entre 1521 y 1522 (aunque publicada completa
12 años después), es decir, mediante una labor de tradición monacal, muy
medieval, para popularizar el acceso a las Sagradas Escrituras, tan restringido
en aquella época;
b) al
escapar de la represión violenta y obtener el apoyo de un potentado, el
reformador-traductor se concentró en hacer accesible el texto de las Sagradas
Escrituras al pueblo común, para el que resultaba inaccesible su texto hasta
ese momento; y
c) se
promueve la lectura y, al mismo tiempo, se da inicio a una tradición literaria
nueva y de grandes alcances. Cada aspecto es relevante por separado y, en
conjunto, apunta hacia una de las mayores realidades que se incubaron y
desarrollaron durante los años previos y posteriores a esa fecha.
A su vez, el
luterólogo católico español Teófanes Egido, profesor de la Universidad de
Valladolid, explica las dimensiones de la obra emprendida por el reformador:
Simplificando en demasía, la Biblia
de Lutero superaba los lenguajes más o menos dialectales de versiones
anteriores. Optó por la lengua cancilleresca, más universal, modernizada, pero
adecuándola, en difícil pero conseguida conjunción, al idioma literario y al
hablar de la gente. Por ello, se ha visto como creadora en buena parte del
alemán moderno. Se decía que los luteranos de entonces tenían la sensación de
que la palabra de Dios había sido pronunciada en alemán. Y su lectura, en
tantas variedades, influyó en el idioma, que sigue usando tantos giros, tantas
voces y expresiones que tienen su origen en la Biblia de Lutero.
(LC-O)
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