domingo, 25 de noviembre de 2018

Letra 596, 25 de noviembre de 2018


EL DISCIPULADO NOS FORMA Y TRANSFORMA  PARA LA VIDA
Néstor Míguez, Conferencia sobre Misión Mundial y Evangelización

Resultado de imagen para nestor miguez
Déjenme, para concluir, decir algo de mi propio relato. […]  Sin que me sobrara nada, sin embargo, mi infancia fue todo lo feliz que puede ser un niño de clase media, con un padre pastor y una madre maestra de Jardín de infantes, viviendo en un barrio humilde de gente trabajadora. La marginación y el riesgo de vida lo conocí después, cuando ya yo mismo pastor de la iglesia metodista, mi participación en la lucha por la justicia social y los derechos humanos me hizo un perseguido por la dictadura militar en mi país. En esos años sombríos, con tantos compañeros muertos, presos, torturados, exiliados, conocí las amenazas de muerte, la necesidad de ocultarse, el riesgo personal y de mi familia. Sin embargo, junto con otros y otras compañeros y compañeras de lucha, creyentes o no, acompañamos la lucha de las Madres de la Plaza, pudimos sostener y animar a muchas víctimas y sus familias, logramos rescatar a otros perseguidos, ocultar familias enteras, y sacar del país a muchos cuyas vidas estaban en peligro.
No es que no tuviéramos temor. Pero la misión se nos imponía, el mandato solidario era más fuerte, y la ayuda y colaboración de muchos hermanos y hermanas de otros lugares, especialmente de otras iglesias y el propio Consejo Mundial, nos daba la fortaleza y el consuelo necesario para seguir adelante. Allí fue la misión la que nos formó para la vida. Y así sigue siendo frente a otras formas cotidianas de violencia, discriminación y opresión que se siguen dando en el supuesto estado democrático que vivimos en este mundo imperializado. Ni que decir en otros espacios donde el odio y la guerra, donde la ambición insensible de los poderosos y la violencia indiscriminada de los vengativos han hecho de la vida humana un constante camino del calvario.
Los márgenes, que en realidad constituyen hoy la mayoría de nuestra humanidad, son la fuente de nuestro compromiso. Con el poder concentrado en menos del 1% de la humanidad, y con la devastación de los recursos de la creación para satisfacer el lujo de apenas un 10%, mientras casi la mitad de la humanidad aún padece en la pobreza, hay que preguntarse dónde está la vida. El Evangelio es siempre un cuestionamiento de los poderes existentes desde la potencia de la vida de los humildes. Recordemos que en nuestra historia de fe fue en la marginal Galilea, y en el mesías crucificado entre marginales, donde se manifiesta la transcendencia de los excluidos de la historia, que conforman el discipulado capaz de actuar.
______________________

EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS
Dietrich Bonhoeffer

La justicia de Cristo

No penséis que he venido a abolir la ley y los profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o un ápice de la ley sin que todo se haya cumplido. Por tanto, el que quebrante uno de estos mandamientos menores y así lo enseñe a los hombres, será el menor en el reino de los cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ese será grande en el reino de los cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos (Mt 5.17-20).

Resultado de imagen para bonhoefferNo es extraño que los discípulos, al oír las promesas hechas por su Señor, en las que se quitaba valor a todo lo que el pueblo estimaba y se alababa todo lo que para él carecía de importancia, viesen llegado el fin de la ley. Se les hablaba y consideraba como a hombres que lo habían conseguido todo por pura gracia de Dios, como a quienes ahora todo lo poseen, como a herederos seguros del reino de los cielos. Tenían la comunidad plena y personal con Cristo, que todo lo había renovado.
Eran la sal, la luz, la ciudad sobre el monte. Por eso, todo lo antiguo ha pasado, se ha disuelto. Parece faltar muy poco para que Jesús establezca una separación definitiva entre su persona y lo antiguo, para que declare abolida la ley del Antiguo Testamento y reniegue de ella con su libertad de Hijo de Dios, liberando también a su comunidad. Por todo lo que había sucedido, los discípulos podían pensar como Marción que, reprochando a los judíos haber falseado el texto, lo cambió del siguiente modo: “¿Pensáis que he venido a cumplir la ley o los profetas? He venido a abolir, y no a dar cumplimiento”. Son innumerables los que desde Marción han leído e interpretado el texto de esta forma. Pero Jesús dice: “No penséis que he venido a abolir la ley y los profetas...”.
Cristo revalora la ley del Antiguo Testamento. ¿Cómo hay que entender esto? Sabemos que se habla a los que le siguen, a los que están ligados solamente a Jesucristo. Ninguna ley podría haber impedido la comunidad de Jesús con sus discípulos, como vimos al interpretar Lc 9.57s. El seguimiento es unión inmediata a solo Cristo. Sin embargo, de forma totalmente inesperada, aparece aquí la vinculación de los discípulos a la ley del Antiguo Testamento. Con esto Jesús indica dos cosas a sus apóstoles: que la unión a la ley no constituye aún el seguimiento, y que la vinculación sin ley a la persona de Jesucristo no puede ser llamada verdadero seguimiento. Pone en contacto con la ley a los que ha concedido todas sus promesas y su plena comunidad.
La ley tiene valor para los discípulos porque así lo dispone aquel a quien ellos siguen. Y ahora surge la pregunta: ¿qué es lo verdaderamente válido: Cristo o la ley? ¿A quién estoy yo ligado? ¿A él sólo, o también a la ley? Cristo había dicho que ninguna ley podía interponerse entre él y sus discípulos. Ahora dice que la abolición de la ley significaría separarse de él. ¿Qué sentido tiene esto?
La ley es la ley del Antiguo Testamento; no se trata de una ley nueva, sino de la antigua, de la que se habló al joven rico y al escriba como revelación de la voluntad de Dios. Si se convierte en un precepto nuevo es sólo porque Jesús vincula a los que le siguen con esta ley. No se trata, pues, de una «ley mejor» que la de los fariseos; es la misma, la ley que debe permanecer con todas sus letras hasta el fin del mundo, que se ha de cumplir hasta en lo más pequeño. Pero sí se trata de una mejor». Quien no posea esta justicia mejor, no entrará en el reino de los cielos, porque se habría separado del seguimiento de Cristo, que le pone en contacto con la ley. Pero los únicos que pueden tener esta justicia mejor son aquellos a quienes Cristo habla, los que él ha llamado. La condición de esta justicia mejor es el llamamiento de Cristo, es Cristo mismo.
Resulta por lo tanto comprensible que Jesús, en este momento del sermón del monte, hable por primera vez de sí mismo. Entre la justicia mejor y los discípulos, a los que se la exige, se encuentra él. Ha venido para cumplir la ley de la antigua alianza. Este es el presupuesto de todo lo demás. Jesús da a conocer su unión plena con la voluntad de Dios en el Antiguo Testamento, en la ley y los profetas. De hecho, no tiene nada que añadir a los preceptos de Dios; los guarda, y esto es lo único que añade. Dice de sí mismo que cumple la ley. Y es verdad. La cumple hasta lo más mínimo. Y al cumplirla, se “consuma todo” lo que ha de suceder para el cumplimiento de la ley. Jesús hará lo que exige la ley, por eso sufrirá la muerte; porque sólo él entiende la ley como ley de Dios. Es decir: ni la ley es Dios, ni Dios es la ley, como si esta hubiese ocupado el puesto de Dios.
________________________

FE, LECTURA Y LIBRE INTERPRETACIÓN: LA FUNCIÓN CULTURAL DE LAS TRADUCCIONES BÍBLICAS (II)

La importancia de la Biblia traducida por Lutero es dimensionada, desde Francia, como sigue, al situarla en el marco de la formación de esa cultura bíblica que sería propia de las iglesias y comunidades protestantes: “Lutero tradujo a partir de los originales hebreos y griegos, y tradujo hacia una lengua de destino comprensible por todos y que se presenta como el equivalente vernáculo de la fuente. Eso significó elevar la lengua vernácula a la categoría de nueva lengua bíblica, lo que no se hacía oficialmente en Occidente desde la Vulgata”. (O. Millet y P. de Robert, Cultura bíblica).
Semejante logro únicamente podría ser apreciado con el paso del tiempo, dado el enorme rechazo que causó en los medios católicos la insólita aparición de una traducción como ésta. Se estableció un hasta entonces inimaginable paradigma cultural, lingüístico y literario que afectaría al resto de las sociedades europeas: cada vez que se tradujesen las Escrituras a un idioma vernáculo se estaría inaugurando una nueva literatura, capaz de ir más allá del dominio del latín como lengua oficial de la iglesia católica, lo que significó el abandono inmediato del mismo, incluso en los ambientes protestantes.
Así, en Suiza se fomentó la traducción al neerlandés en 1526, al alemán en 1530, italiano en 1532 y francés e inglés en 1535. La Biblia de Lutero se reeditó unas 400 veces antes de su muerte. Se dice que Calvino también fundó con varias de sus obras el idioma literario francés.
Por otro lado, el énfasis estrictamente religioso y teológico de la difusión de la Biblia obligó a diferenciarse de las propuestas católicas:

Al hacer de la Biblia la única fuente y autoridad en materia de fe (el principio de la sola Scriptura), al afirmar la claridad de las Escrituras y comprometerse de manera más o menos sistemática a la difusión masiva de su traducción en lengua vernácula, la Reforma protestante inauguró una forma por completo nueva, en la tradición cristiana, de cultura bíblica. Como al comienzo el catolicismo rechazó esos principios, prefiriendo atenerse en esos diferentes campos a principios tradicionales, sin preocuparse por renovar y reformar las formas de aplicación, en este terreno es mejor mencionar, de forma contrastada, los efectos de una y otra reforma religiosa del siglo xvi, empezando por el protestantismo. (O. Millet y P. de Robert)

Otra visión, esta vez desde Italia, manifiesta la vertiente revolucionaria que hizo posible el acceso de miles de personas medianamente letradas, al contenido de la Biblia:

Una revolución es un proceso que implica grupos sociales hasta ahora sometidos, excluidos del poder y del conocimiento. En los años alrededor de 1520, la lectura de los textos sagrados y de todos los libros, folletos y carteles en los que se expresaban las ideas de los reformadores, no tuvo lugar en privado. Ciertamente, la lectura y la meditación individual eran abundantes. Pero la Reforma se convirtió rápidamente en un hecho público: las ideas se debatieron y discutieron en los conventos e iglesias, en los hogares, en los consejos municipales, en los talleres, en las plazas, en las tabernas. Y para ello la relectura de la Sagrada Escritura se transformó en algo radicalmente diferente de las religiones del pasado. (Mario Miegge, Martín Lutero, la Reforma Protestante y el surgimiento de las sociedades modernas). (LC-O)

No hay comentarios:

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...