CULTO DE FIN DE AÑO
EL TIEMPO Y LA VIDA
ESTÁN SIEMPRE
EN LAS MANOS DEL DIOS
ETERNO
Traducción en Lenguaje Actual
En tu mano están mis tiempos:
Líbrame de la mano de mis enemigos,
y de mis perseguidores. Salmo 31.15
Aprovechen
cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos
muy malos. No sean tontos, sino traten de averiguar qué es lo que Dios quiere
que hagan. Efesios 5.16-17
Andad
sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Colosenses 4.5
Y el ángel
que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró
por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que
están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas
que están en él, que el tiempo no sería más, sino que en los días de la voz del
séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se
consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas. Apocalipsis 10.5-7
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Año XXVI, núm. 53, jueves 31 de diciembre de 2020
Preside: H. Consistorio
Introito Porque la compañía de nuestro Dios ha sido una
realidad constante, expresamos nuestra gratitud fielmente. Porque su presencia
ha sido permanente al lado nuestro, celebramos su nombre con reconocimiento.
Porque a cada paso advertimos tu cercanía en todo lo que hacemos, afirmamos la
grandeza de tu amor y misericordia.
Preludio al piano: Jacobo Núñez C. Alabamos su nombre glorioso Sé que no hemos sido destruidos porque Dios nos tiene compasión. Sé que cada mañana se renuevan su gran amor y su fidelidad. Por eso digo que en él confío; ¡Dios es todo para mí! Invito a todos a confiar en Dios porque él es bondadoso. Es bueno esperar con paciencia que Dios venga a salvarnos, y aprender desde nuestra juventud que debemos soportar el sufrimiento. Es conveniente callar cuando Dios así lo ordena. Y olvidar la venganza cuando alguien nos golpea. Debemos esperar con paciencia que Dios venga a ayudarnos. Lamentaciones 3.22-30 * Oración de ofrecimiento * Himno: “Las huestes del Rey” (210) Una confesión sincera Reconocemos nuestras múltiples fallas y por
ello apelamos a tu perdón, Señor, confiados/as en la mediación continua de tu
Hijo Jesucristo * Momento personal * Oración de confesión colectiva Unidos: Dios mío, tu perdón nos llega a todos como una bendición; tu perdón borra nuestros pecados y rebeldías. Salmo
32.1 * Himno: “Cautívame, Señor” (334)
No olvidamos su misericordia Momento de testimonios * Himno “En Cristo feliz es mi alma” (396)
La Palabra eterna nos redarguye * Lecturas del Antiguo Testamento: Salmo 31.15 / Salmo 90.1-6 / Eclesiastés 3.9-11 * Lecturas del Nuevo Testamento: Efesios 5.16-17 / Colosenses 4.5 / Apocalipsis 10.9-11 Reflexión bíblica EL TIEMPO Y LA VIDA ESTÁN SIEMPRE EN LAS MANOS DEL DIOS ETERNO Pbro. Alejandro Zamorano Ávila
Renovación de fe y compromiso * Himno: “Nuestra fortaleza” (661) Celebración de la Santa Cena Ofrendamos con amor Todos nosotros llevaremos las contribuciones de trigo, vino y aceite a los almacenes donde se guardan los utensilios del templo, y de los sacerdotes, ayudantes, vigilantes de las entradas y cantores. Nunca descuidaremos el templo de nuestro Dios. Nehemías 10.39
Presentación de ofrendas La bendición que acompaña y sostiene * Bendición comunitaria Unidos/as
Dios mío, ten compasión de nosotros y danos tu bendición. Míranos con alegría y muéstranos tu amor; así todas las naciones del mundo conocerán tus enseñanzas y tu poder para salvar. Amén. Salmo 67.1-2
* Bendición congregacional Himno
“Tu fidelidad es grande” (50)
Postludio
Gracias te doy, Señor, porque dejaste que este año del 60 lo viviera entre espasmo de asfixia, y no volviera al limo con el cual me modelaste. Gracias te doy, Señor, porque llenaste mis bronquios de una pena duradera al mudarlos de erial en sementera donde creció el dolor que en mí sembraste. Gracias también, Señor, porque te siento cuando me falta el aire, y ya muriendo, me devuelves la vida con tu aliento. La vida y muerte así no las comprendo pues si quiero vivir, muero al momento, y con sólo morir, ya estoy viviendo. Miguel N. Lira (1905-1961)
Gracias, Señor, porque me diste un año
Gracias, Señor, porque me diste un año en que abrir a Tu luz mis ojos ciegos; gracias porque la fragua de tus fuegos templó en acero el corazón de estaño.
Gracias por la ventura y por el daño, por la espina y la flor; porque tus ruegos redujeron mis pasos andariegos a la mansa quietud de tu rebaño.
Porque en mí floreció tu primavera; porque el otoño maduró mi espiga que el invierno guarece y atempera.
Y porque entre tus dones, me bendiga —compendio de Tu amor— la duradera felicidad de una sonrisa amiga. Salvador Novo (1904-1974) |
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