domingo, 20 de diciembre de 2020

Los antecedentes de la acción de Jesús en el Evangelio de Marcos, A.I. Ricardo Ruiz Ocampo

 


20 de febrero de 2020

El libro comienza de manera abrupta, sin prólogo, y sin nombrar a su autor. Cada gran historia tiene un principio, y Marcos nos lleva al principio del evangelio. La antigua palabra griega para evangelio significa “buenas noticias,” así que este libro son las buenas noticias de Jesucristo, Hijo de Dios.

Sin embargo, desde el comienzo en tradición no interrumpida, se ha tenido como obra de Marcos y presentando, básicamente, la historia de Jesús tal como la relataba Pedro. ya que este se encontraba con él en Babilonia y el apóstol le llamaba “su hijo” 1ª Ped.5:13. Lo que hace suponer que fue bautizado por él.

Se cree que fue escrita entre los años 60 y 70 D.C y presentada en Roma, lanzándose a la crónica de su vida pública da prominencia especial al poder sobrehumano de Jesús, manifestando así su deidad por medio de sus milagros proponiéndose demostrar con ello que Jesucristo es el hijo de Dios, y que toda la naturaleza y aun los demonios le están sujetos.

Es el evangelio más breve y se ocupa de relatar lo que Jesús hizo, por encima de lo que dijo.  Narra a Cristo en acción. Hay muy pocos discursos, y un gran número de obras. Pareciera haber tenido en mente de manera especial a los lectores gentiles, a aquellos que vivían fuera de Palestina, los cuales no habían sido testigos personales de los eventos de la vida de Jesús y que serían enormemente bendecidos por el énfasis que Marcos dio al poder sobrenatural de Cristo, fue escrito para personas que no estaban familiarizadas con el primer siglo del judaísmo. Marcos lo escribió para los Romanos.

Marcos inicia su libro con la predicación de Juan el Bautista el que hace referencia a la profecía de Isaías citada en el Antiguo Testamento, pasando por alto el nacimiento de Jesús. Marcos escribió un evangelio a los romanos, duros trabajadores y orientados a realizar logros, que enfatizaba a Jesús como el Siervo de Dios. Y debido a que a nadie le interesa el pedigrí de un siervo, el Evangelio de Marcos no tiene la genealogía de Jesús.

Marcos da mayor relevancia al inicio del evangelio de Jesucristo y respaldando sus dichos en los que refiere que ha llegado el mensajero que clama en el desierto para preparar el camino del Mesías y exhortando a los oyentes al arrepentimiento y a enderezar sus caminos al Señor.  El sentido profético-histórico de estas palabras se refería a las naciones gentiles que debían ser humilladas antes del triunfo mesiánico.

La voz de Juan es como la voz del trueno que retumba en los desiertos con la autoridad que El señor le ha conferido para hacer este anuncio. Y sin embargo Israel no escucho su mensaje, ni preparo el camino. De ahí lo que dice Jesús en Mat. 17:11-13 “…A la verdad, Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el hijo del hombre padecerá de ellos”

El desierto en el que Juan predicaba y bautizaba se hallaba a tres o cuatro leguas al este de Jerusalén entre esta ciudad y el mar muerto.

Este bautismo no era sino una preparación de Israel para recibir al Mesías. Hech. 19:4 “Dijo Pablo Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es en Jesús el Cristo” cuyo significado para la palabra griega metanoia arrepentimiento es: remordimiento por la culpa incluyendo cambio corrección; en sentido religioso sugiriendo tristeza piadosa por la incredulidad y por el pecado y apartándose de esas cosas, dirigiéndose a Dios y al evangelio de Cristo.

También debemos tomar en cuenta un hecho relevante citado en Luc. 3:2 “Bajo el pontificado de Anás y Caifás, la Palabra de Dios vino sobre Juan, hijo de Zacarias, en el desierto”

En Apocalipsis 4:7 se describe a los querubines, alrededor del trono de Dios, como seres con cuatro rostros: un león, un becerro, un hombre, y un águila. Debido a la tradición, la iglesia le ha atribuido uno de estos “rostros” a cada uno de los Evangelios.

En las catedrales de Europa, este motivo se repite una y otra vez en los tallados o pinturas de cada una de estas criaturas, típicamente, con un libro. La criatura que representa el evangelio de Marcos es el becerro, una criatura de trabajo y servicio. El Evangelio de Marcos muestra a Jesús como el Siervo de Dios, como el Trabajador de Dios.

En Marcos Jesús aparece muy ocupado, moviéndose rápidamente de un evento a otro. Unas de las palabras que sobresalen es “luego”,” al momento” y “en seguida”. Vemos a Jesús como siervo muy ocupado en atender las necesidades de los menos favorecidos, y tomando muy fielmente su papel de ser el Mesías de Dios.  

Cada palabra en la narrativa de Jesús hecha por Marcos es vital. Sobresale que son las buenas noticias de Jesús, una persona como cualquiera de nosotros real, genuina, histórica, anduvo por el mundo como cualquier otro hombre. Son las buenas nuevas de Cristo (el cual simplemente significa “Mesías”), el redentor prometido, el ungido, de los hombres. Y un Hijo en más de un sentido del que pensamos en cuanto a que todos los hombres gracias a su sacrificio nos convirtió en hijos adoptivos de Dios. Jesús es el unigénito Hijo de Dios, lo cual no deja lugar a dudas de que también es Dios.

Según Denis Lane en la palabra evangelio: “Entre los Romanos significaba ‘eventos de alegría’, y estaba asociada con el culto del emperador, de cuyo cumpleaños, logrado por la mayoría, y la ascensión al poder era celebrada como una ocasión de fiesta para todo el mundo.   El reporte de tales fiestas era llamado ‘evangelios’ en las inscripciones y papiro de la era del Imperio.

Una inscripción de un calendario cerca del año 9 A.C., encontrado en Priene, en Asia Menor, dice del Emperador (Augusto) Octavio: considerado el cumpleaños del dios era para el mundo el inicio de eventos de alegría las cuales han sido proclamadas en este hecho. Esta inscripción es notablemente muy similar a las palabras iniciales de Marcos, y clarifica el contenido esencial de un evangelio en el antiguo mundo: un evento histórico el cual introduce una nueva situación para el mundo.”

Como está escrito en …el profeta: La primera cosa que Marcos dice sobre el ministerio de Juan el Bautista es que estaba profetizado en el Antiguo Testamento (Isaías 40:3 y Malaquías 3:1 ). Aquellos pasajes predijeron al precursor que prepararía el camino del Señor, este precursor, el cual Dios llamaría mi mensajero;   esto es muy importante porque esta es la primera voz profética auténtica para Israel (con la pequeña excepción de Ana y Simeón en Lucas 2:36 y 2:25 respectivamente)

Algunos pensaban que Dios se detuvo en enviar profetas porque Él ya no tenía nada más que decir, pero Juan muestra que ese no era el caso.

Si nos preguntamos qué es lo que Marcos quiso decir cuando él llamó a Jesús el Hijo de Dios, aquí él lo clarifica. Marcos dice que el ministerio de Juan el Bautista era para preparar el camino del Señor, y él preparó el camino de Jesús.

En la mente de Juan seguramente paso lo que en la antigüedad se acostumbraba para preparar la llegada de un rey poderoso y majestuoso con la edificación de un gran camino allanándolo, limpiándolo y quitando todos los obstáculos lo cual era anunciado por los pregoneros y el Espíritu Santo que estaba sobre Juan fielmente lo convierte en el pregonero de Jesús que es el SeñorPreparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.

El pasaje el cual Marcos cita (Isaías 40:3) preparar el camino para el Señor es una palabra ilustrativa, porque la preparación real que Juan el pregonero del Señor anuncia que debe de tener lugar en nuestro corazón limpiándolo, de todo obstáculo a través del arrepentimiento de todos nuestros pecados para la llegada del Mesías.

Esto tiene mucho que ver con acto de contrición, que por cierto en el concilio de Trento se define en el capítulo IV, y expresa que el acto de contrición es “Como un intenso dolor y detestación del pecado cometido, con el propósito de no pecar en adelante… en todos tiempos ha sido necesario este movimiento de constricción, para alcanzar el perdón de los pecados” A lo que Según Martin Lutero la contrición inspirada por el temor al castigo del infierno convertía al cristiano en un hipócrita, en un pecador. 

Preparar los corazones significa volver al camino orar al Señor para que nos de sabiduría y sensibilidad para reconocer nuestras iniquidades que son rebeliones a los decretos de Dios, para que Él nos fortalezca con su Espíritu y nos lleve al arrepentimiento genuino, a sentir abominación por nuestros pecados y a descubrir como somos limpiados de esa tristeza, de esa pesadumbre, de esa carga de conciencia de la que solo Cristo puede liberarnos.

Muy a menudo erramos en apreciar que tan importante es la obra de preparación del Señor. Cualquier gran obra de Dios comienza con una gran preparación. Juan, maravillosamente, cumplió este importante ministerio.

Juan bautizaba en el desierto no rociaba cuando él bautizaba.   Como era la costumbre en alguna otra ceremonia de lavado judía, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados: Esto describe el cómo Juan preparaba el camino. Él bautizaba, ofreciendo una limpieza ceremonial, el cual confesaba el pecado y hacia algo para demostrar el arrepentimiento. 

El bautismo ya era practicado en la comunidad judía en la forma de inmersiones ceremoniales, pero típicamente era únicamente para los Gentiles que deseaban ser judíos. Para un judío, en los días de Juan, el someterse al bautismo era esencialmente el decir, “Confieso que estoy tan lejos de Dios como un Gentil, y necesito ponerme bien delante de Él.” Esta era una verdadera obra del Espíritu Santo.

El bautismo de Juan pudo haber sido relatado a la práctica judía de bautizar a los Gentiles convertidos, o alguna de las ceremonias de lavado por los judíos de aquellos días. Aunque pueda tener alguna relación, al mismo tiempo era único, tan único que Juan simplemente fue conocido como “el Bautista.” Si muchas personas hubieran hecho lo que Juan hizo, entonces no hubiera sido un título único.

El bautismo cristiano es como el de Juan, en el sentido que demuestra arrepentimiento, pero también, es más. Es el ser bautizado en Cristo, en su muerte y resurrección (Romanos 6:3). ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?

Vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero: En su personalidad y ministerio, Juan el Bautista tenía el patrón del Elías audaz (2 Reyes 1:8), quien llamó, sin temor, a Israel para que se arrepintiera.   Viene tras mí el que es más poderoso que yo: El mensaje de Juan el Bautista era simple. Juan predicaba a Jesús, no de sí mismo.  La conmoción que el Bautista produjo con su predicación de arrepentimiento y modo de vivir fue tan grande, que muchos creían que él era el Mesías prometido.

Para evitar esto Juan acentúa su misión de precursor señalando con su dedo hacia Jesús; en pos de mi viene uno.  El ministerio de Juan fue aceptado con una respuesta maravillosa en toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén. Había muchas personas que reconocían sus pecados, y su necesidad de prepararse para el Mesías.  Ellos también estaban dispuestos a hacer algo en cuanto a eso.

Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. Esto pudiera sonar como una exageración espiritual por parte de Juan. Pero Juan dijo esto porque en aquellos días, los rabinos enseñaban que un maestro podría requerir cualquier cosa de sus seguidores, excepto el hacer que les quiten el calzado. Eso era considerado como demasiado. Pero Juan dijo que él ni siquiera era digno de hacer esto por Jesús.

El Talmud Babilónico, Ketuboth 96a: dice: “Todos los servicios que un esclavo haga por su amo, el aprendiz debe de hacerlo por su maestro, con la excepción de desatar sus zapatos.”

Él os bautizará con Espíritu Santo: Juan reconocía que su bautismo era solamente el preludio de lo que Jesús traería.    El Mesías traería una inmersión en el Espíritu Santo, que era más grande que la inmersión en el agua, como una demostración de arrepentimiento.

El bautismo de Juan podía demostrar el arrepentimiento, pero en verdad no podría limpiar a nadie del pecado, ni tampoco podía impartir el Espíritu Santo de la manera que Jesús lo haría, después de que su obra en la cruz fuera completada.

El mensaje principal de Juan no era, “Eres un pecador, necesitas arrepentirte.” El mensaje principal de Juan era “El Mesías viene.” El llamado al arrepentimiento era la respuesta a las noticias de que el Mesías venía. Y hoy hermanos que estamos próximos a celebrar el nacimiento del Mesías, que ese festejo nos llene de alegría y de gozo con unos corazones preparados para recibirle y dispuestos a que nos libre de nuestros pecados para que nos guardemos limpios para la honra y gloria de su nombre.

“Así como la Aurora es el fin de la noche y el principio del día Juan el Bautista es la Aurora del día del evangelio, y el termino de la noche de la Ley” (Tertuliano)


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