domingo, 20 de diciembre de 2020

Letra núm. 701, 20 de diciembre de 2020

 ¿DÓNDE NACIÓ JESÚS?

Ariel Álvarez Valdés


 

¿Qué nos dicen hoy los estudios bíblicos sobre el lugar de nacimiento de Jesús? ¿Belén o Nazaret? Una puesta al día sobre el tema, con sus repercusiones teológicas y pastorales.

 

La patria ausente

Frente a la pregunta de dónde nació Jesús, la respuesta parece sencilla: Jesús nació en Belén. Lo aprendemos desde niños al celebrar la Navidad, y lo cantamos todos los años en los villancicos alrededor del pesebre. Sin embargo, al analizar con detenimiento el Nuevo Testamento descubrimos que no es tan fácil fijar el lugar del nacimiento de Jesús.

Es cierto que dos evangelistas, Mateo y Lucas, afirman expresamente que Jesús nació en Belén. Mateo dice: “Cuando nació Jesús en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes” (Mt 2.1). Y Lucas escribe: “Cuando ellos (José y María) estaban allí (en Belén), ella dio a luz a su hijo primogénito” (Lc 2.6-7).

Pero en cambio los otros dos evangelistas, Marcos y Juan, presentan a Jesús como si hubiera nacido en Nazaret. En efecto, siempre lo llaman “Jesús de Nazaret”; y sabemos que en la Biblia, cuando después del nombre de una persona se menciona una ciudad, es porque se trata de su lugar de nacimiento. […] ¿Cuál sería entonces la cuna de Jesús, Belén o Nazaret? Analicemos más detenidamente las evidencias.

 

Para Marcos no hay dudas

El primer Evangelio que se escribió, el de Marcos, da a entender que Jesús nació en Nazaret. Ya al principio, cuando relata su bautismo, dice que Jesús “vino de Nazaret de Galilea” (1.9). O sea, no menciona ninguna otra ciudad de origen fuera de ésta. Después, cuando Jesús se va a Nazaret, dice que “se fue a su patria” (6.1); y patria significa literalmente “la tierra natal”. Esto lo confirma el mismo Jesús, cuando ante el escándalo que producen sus enseñanzas en Nazaret, él exclama: “Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa es despreciado" (6.4).

Además, todo el mundo lo conoce como Jesús de Nazaret. […] Por lo tanto, cuando Marcos escribió su Evangelio, dio a entender a sus lectores que Jesús había nacido en Nazaret, ya que siempre lo identifica como originario de esa ciudad, y no da ninguna otra indicación alternativa como para pensar que fuera de otra parte.

Un pueblo de mala muerte

El cuarto evangelista también afirma que Jesús nació en Nazaret. Comienza presentándolo como “un profeta de Nazaret” (Jn 1.45). Y tan convencido está todo el mundo de que Jesús es de Nazaret, que Natanael no quiere creer en él porque dice: “¿Acaso de Nazaret puede salir algo bueno?” (Jn 1.46).

En efecto, Nazaret era una ciudad ignota, minúscula y de mala fama. Tan insignificante, que en el Antiguo Testamento no se menciona nunca. Incluso cuando el libro de Josué describe detalladamente la región de Galilea (Jos 19.10-16), salta a Nazaret. Tampoco la nombra Flavio Josefo al describir las guerras judías contra los romanos [...] Y el Talmud, una antiquísima colección de escritos judíos, enumera una lista de 63 ciudades galileas de la que está ausente. Debió haber sido, pues, una pequeña aldea sin ninguna importancia. Por eso, que alguien tan importante como Jesús hubiera nacido allí producía escándalo entre la gente. A pesar de eso, el Evangelio de Juan en ningún momento aclara que Jesús no era de Nazaret. Al contrario, lo afirma varias veces.

Por ejemplo, al contar una discusión entre los judíos sobre el origen de Jesús, dice que algunos lo rechazan como Mesías porque sabían que había nacido en Nazaret, y comentaban: “¿Acaso el Mesías va a venir de Galilea? ¿No dice la Escritura que vendrá... de Belén?” (Jn 7.41-42). Y nadie se encarga de explicar que Jesús había nacido en Belén. Más adelante, San Juan afirma que los judíos no querían creer en Jesús porque era de Galilea, y "de Galilea no sale ningún profeta" (Jn 7, 52). […]

 

Sólo para la infancia

Vemos, pues, que las dos únicas veces en todo el Nuevo Testamento que se dice que Jesús nació en Belén son las que vimos en los relatos de la infancia de Mateo y Lucas. En ninguna otra parte se dice ni una sola palabra sobre el origen belenita de Jesús. Ni siquiera San Pablo, que tuvo que discutir acaloradamente varias veces con los lectores de sus cartas tratando de convencerlos de que Jesús era el Mesías, y a quien le hubiera venido muy bien el argumento de que Jesús había nacido en Belén, parece conocer tal información.

Entonces, ¿son históricas o no las afirmaciones de Mateo y de Lucas sobre el nacimiento de Jesús en Belén? Posiblemente no. En primer lugar, porque incluso estos dos evangelistas, a pesar de decir que Jesús nació en Belén, cuando lo presentan en su vida adulta cambian su discurso y lo llaman “Jesús de Nazaret”.

Así, por ejemplo, Mateo, durante el juicio a Jesús, cuenta que una criada denuncia a Pedro diciendo: “Este estaba con Jesús el nazareno” (Mt 26.71). Y cuando relata la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén como Mesías, dice que la gente lo aclamaba gritando: “Éste es el profeta Jesús de Nazaret” (Mt 21.11), cuando le hubiera convenido mucho más poner “Jesús de Belén”, ya que esto hubiera sido un argumento muy fuerte para confirmar el mesianismo de Jesús. Lo mismo hace Lucas incluso en los Hechos. […]

 

¿Vivían o estaban de paso?

En segundo lugar, no parece muy seguro el nacimiento de Jesús en Belén porque los relatos de Mateo y Lucas, que son los únicos que lo cuentan, se contradicen. En efecto, según Mt, Jesús habría nacido en Belén porque sus padres vivían en Belén y allí tenían su casa (Mt 2.11). En cambio, según Lc, Jesús habría nacido en Belén porque su familia, que vivía en Nazaret (Lc 2.26), estaba de paso en Belén con motivo de un censo (Lc 2.4). Tampoco coinciden en cuanto al tiempo que Jesús vivió en Belén. Según Mt, después de nacer, Jesús estuvo en Belén casi dos años (Mt 2.16), hasta que su familia huyó primero a Egipto y luego a Nazaret. En cambio, según Lc, Jesús se fue a vivir a Nazaret cuando tenía un mes y medio de vida (Lc 2.39). […]

 

No es para desilusionarse, al contrario

Hoy los estudiosos sostienen que el nacimiento de Jesús en Belén, más que una indicación histórica, es una exposición teológica. O sea, los evangelistas Mt y Lc pretendieron transmitir una idea religiosa, pero enunciada en forma de relato histórico, con el fin de dejar una enseñanza. […] Para entender por qué fue necesario relatar el origen belenita de Jesús, tengamos en cuenta que para la mentalidad judía, el futuro Mesías tenía que ser un descendiente de la familia del rey David. Esta esperanza se fundaba en una antigua promesa que el profeta Natán había hecho al mismo rey David, cuando éste vivía.

Frente a la inseguridad en la que vivían los monarcas antiguos, de que no les naciera un hijo varón para que les sucediera, y de que otra familia reinara en su lugar, Dios le garantizó a David que siempre gobernaría Jerusalén un descendiente suyo (un mesías, ungido) […] El profeta Miqueas (5.1) anunciaba que sí iba a llegar el tan ansiado Mesías. Pero hacía una aclaración: iba a venir de Belén, de donde procedía el rey David. Hasta ese momento, todos los reyes nacían en Jerusalén, la capital del país, porque allí se había establecido David y allí estaba la corte real. Pero ahora Miqueas anuncia que el futuro Mesías, descendiente de David, procederá de la ciudad de David (Belén) y no de Jerusalén. […] Lo que el profeta quiso decir era que Dios no miraba con buenos ojos a la corte de Jerusalén. […]

Simplemente proponía a los gobernantes de Jerusalén volver a la humildad y sencillez de sus orígenes. […] Por lo tanto, cuando Mateo y Lucas afirman que Jesús nació en Belén, lo que están diciendo es que Jesús es realmente el Mesías que todos esperaban; el que cumplió las expectativas que ningún otro rey de Israel había cumplido. […] Decir que Jesús nació en Belén sigue siendo para nosotros […] una afirmación fundamental. Equivale a decir que Dios, a pesar de ser omnipotente y poderoso, optó por una ciudad minúscula. Es decir, prefirió apostar por la debilidad, por la humildad, por los oprimidos, por la mansedumbre. Significa que un Mesías frágil y endeble basta para quebrar el poder de los poderosos de este mundo. Y que quienes afirman seguir a este Mesías deben emplear sus mismas armas. […]

Clarín, Buenos Aires, 24 de diciembre de 2019

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