9 de agosto de 2009
El principal tema de la Biblia es la historia de la alianza; sus textos hablan de una memoria y una promesa particulares, de una identidad y una vocación concretas. Una finalidad primordial de la lectura y del estudio de las Escrituras es llegar a participar de una forma responsable en dicha historia de la alianza, compartir sus pareceres y matices para que nuestro mundo vivido se ajuste a la esencia de sus palabras. Pero para llegar a ser un participante responsable es necesario leer la Biblia desde dentro, lo cual no es nada fácil. A primera vista, somos ajenos a su lenguaje, a sus esquemas de pensamiento y a sus supuestos culturales e históricos. […]
La fe bíblica consiste en tomar parte en otra historia. Se trata de poseer recuerdos que otros no pueden recordar, de tener promesas que otros no pueden imaginar, de tener una identidad y una vocación que otros ignoran o no se toman en serio. Dado que la Biblia es muy extraña, tendemos a quedarnos fuera de su especial mundo vivido. Hablemos del proceso de formación y disciplina por medio del cual las personas ajenas a este mundo pueden introducirse en él. […]
Si estamos dispuestos a compartir, aceptar y considerar seriamente esta historia, es necesario emprender un nuevo aprendizaje a muchos niveles. Este nuevo aprendizaje implica adentrarse en un nuevo campo de la imaginación. Pero son igualmente esenciales otras cuestiones más mundanas relativas a la cronología y la geografía. Algunos de esos conocimientos no ofrecen una recompensa desde el punto de vista religioso, pero resultan indispensables si queremos comprender los matices particulares de la historia. A fin de realizar una lectura inteligente de la Biblia, hay que:
1) Estudiar su cronología, para poder entender las relaciones que se establecen entre sus elementos; 2) conocer el lugar de cada texto en dicha cronología; 3) familiarizarse con la geografía de Canaán y los territorios vecinos; 4) estar al corriente de las relaciones internacionales, de cómo Israel interactuó con los principales pueblos del Creciente fértil; 5) informarse sobre las crisis religiosas que atravesaron dichos pueblos:, el sincretismo, la urbanización, el exilio y la fundación; y 6) ser conscientes de la importancia en la vida cotidiana de instituciones como la monarquía, las leyes y el culto. […]
La clave para comprender las Escrituras desde su interior y enfocar la realidad con base en la historia y la alianza, consiste en alimentar la imagi-nación histórica. La palabra imaginación hace referencia a la disponibilidad y sensibilidad hacia las palpitaciones de significado que se perciben al reflexionar sobre la experiencia histórica en una comu-nidad. La imaginación de la comunidad bíblica juega principal-mente con imágenes que provienen de esa historia particular. Así pues, la figura del faraón viene a ser una referencia histórica sobre cualquier forma de opresión. El pan remite al extraordinario obsequio de comida que se materializó en el desierto.
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