Es curioso que la Biblia sea nuestro libro más preciado y que, a la vez, nos resulte tan difícil que no le encontremos mucha utilidad. Puede que nuestras expectativas respecto a ella sean equivocadas; le pedimos cosas que en realidad no puede hacer; esperamos que cumpla una serie de promesas que nunca nos hizo. La Biblia no es un amuleto de la suerte para conseguir la bendición de Dios, ni un libro de respuestas para resolver nuestros problemas o saber en qué hay que creer. Al leer la Biblia, pues, lo primero que debemos preguntarnos es qué podemos esperar de ella. La Biblia es valiosa porque ofrece un modo de entender el mundo desde un nuevo enfoque, un enfoque que conduce a la vida, a la alegría y a la plenitud; nos proporciona un modelo, un esquema mediante el cual podemos pensar, percibir y vivir la vida de una forma diferente. Todos hemos adoptado un modelo de vida u otro, aunque sea inconscientemente. Hemos asumido cierta actitud por el hecho de vivir en determinados contextos y escuchar determinadas voces, las de unos padres temerosos o de unos compañeros calculadores, la voz de una tradición poco generosa o de unos sueños eufóricos. […] Todas estas voces han dado forma a nuestra conciencia y nos han empujado hacia una particular concepción vital, se han apoderado de nuestra vida y han forjado nuestras experiencias sin que nos diéramos cuenta. Pero lo cierto es que con el tiempo han llegado a adueñarse de nosotros y a definir nuestra identidad y nuestro destino.
En cuanto a la Biblia, lo esencial es enfocar la vida y la fe en el contexto de la historia y la alianza, a saber, el compromiso permanente entre Dios y su pueblo, basado en promesas mutuas de lealtad y obligaciones recíprocas, que
ha influido radicalmente y ha dotado de fuerza a ambas partes. Dios y su pueblo son poseedores de un bagaje de valiosos recuerdos de interacciones decisivas. Esas interacciones, que recorren toda la gama del amor al odio, nos reafirman en la idea de que toda nuestra existencia depende del hecho de observar con seriedad y fidelidad el compromiso contraído con la otra parte, aunque por ello se tengan que asumir ciertos riesgos. Existen varios modelos o maneras de entender la vida que forjan nuestra sociedad. Aunque comparten algunos rasgos con el modelo a proponer y tienen su reflejo en la Biblia, el punto de vista bíblico se aleja bastante de ellos. Pues al leer la Biblia descubrimos nuevas formas de entender la vida que a veces entran en contradicción con nuestras opiniones. El contacto con los textos bíblicos puede retar nuestra imaginación y a presentar modos de pensar, percibir y aprender qué otras formas de ver el mundo nos han escatimado Los modelos a considerar son el científico industrial moderno, el existencialista y, el trascendentalista. El modelo fundado en la historia y la alianza y afirma que la existencia humana no consiste solamente en conocer, controlar y gestionar. Este modelo sostiene que la auténtica vida con Dios consiste en compromisos arriesgados, recuerdos intensos y visiones convincentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario