ARGUMENTOS DE JOB, Job 7
Modera: A.I. Pablo Gil
JOB 7.1-7, Dios habla hoy
La vida del hombre aquí en la tierra / es la de un soldado que cumple su servicio, / la de un esclavo que suspira por la sombra, / la de un peón que espera con ansias su salario.
Me ha tocado vivir meses enteros de desengaño, / noche tras noche de sufrimiento. Me acuesto y la noche se me hace interminable; / me canso de dar vueltas hasta el alba,/ y pienso: ¿Cuándo me levantaré?
Tengo el cuerpo lleno de gusanos y de costras,/ y me supuran las heridas de la piel. Mis días se acercan a su fin, sin esperanza,/ con la rapidez de una lanzadera de telar. Recuerda, oh Dios, que mi vida es como un suspiro, / y que nunca más tendré felicidad.
VARIACIONES SOBRE EL LIBRO DE JOB
Luis Llera
Algo, al parecer, se ha quebrado en el orden divino si el justo sufre sin motivos y el impío es colmado de bienes. Job, pues, necesita recurrir a ese orden que él concibe como un determinismo cosmológico de causa y efecto, de tal modo que uno debe esperar ser retribuido por sus obras. Sin embargo, y esta es la paradoja que manifiesta el libro, su tormento contradice ese orden y rompe el equilibrio instaurado de premio y castigo. Ese viejo orden, aunque sostenido en la esfera de lo sagrado por el compromiso de la Alianza, se fundamenta, todavía hoy, en una fe ciega en la racionalidad del mundo, de tal modo que cuanto existe no puede estar sujeto a lo imprevisible o lo arbitrario; hasta el mismo Dios ha de estar constreñido por esas reglas. Una vez que el mundo ha sido creado, Dios no puede intervenir caprichosamente sobre él, alterando su propia razón de ser, de la que Él mismo es fundamento. Job es heredero de esta tradición y reclama la necesidad de este orden; de hecho, su rebelión no proviene de la muerte de sus hijos o de la pérdida de sus propiedades, ni tan siquiera de su propio cuerpo escarnecido, viene, sobre todo, de ignorar las razones de su Dios.
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