EL IDEAL FRUSTRADO DE LA REFORMA PROTESTANTE: EL SACERDOCIO UNIVERSAL DE LOS CREYENTES (III)
Francisco Rodés
Signos de Vida, CLAI, núm. 41, septiembre de 2006
Nuevos modelos participativos
La raíz de todo lo que venimos discutiendo tiene que ver con la cuestión práctica de cómo se toman las decisiones en la comunidad creyente. Cómo son las reuniones administrativas en las que se elaboran planes, se deciden proyectos o se aplica disciplina.
¿Hay realmente participación de todos y todas? ¿Se sigue una tradición o se deja que hable la autoridad más representativa de la iglesia? ¿Todos los miembros tienen la misma posibilidad de ser oídos, aun los más recientes, los más jóvenes, los más sencillos?
Hace poco fuimos a visitar una misión en proceso de convertirse en iglesia. Éramos un grupo de líderes visitando una pequeña comunidad rural, donde la mayoría de los creyentes eran mujeres. Queríamos explorar, conocer de la madurez del grupo para convertirse en una iglesia autónoma. Nos dimos cuenta de que las mujeres campesinas se sentían sobrecogidas por la visita, estaban calladas, sus miradas eran huidizas. Pensamos cuánto autoritarismo machista habrían experimentado en sus vidas, desde el ambiente familiar hasta los centros de trabajo. Por eso permanecían en silencio. Afortunadamente, iba en el grupo visitante una persona familiarizada con lo que se conoce como educación popular . Inmediatamente tomó control de la situación, cambió la posición de los bancos, inició ejercicios de integración, y al poco rato todas y todos estaban hablando con entera soltura, expresando con naturalidad sus convicciones, sus creencias más íntimas. Todos aprendimos los unos de los otros, se borró la separación entre pastores y miembros, todos éramos discípulos compartiendo las vivencias de nuestra fe.
Pienso que lo que Jesús hizo poniendo en medio del grupo de discípulos a un niño fue mostrarnos un nuevo modelo de comunidad. Un niño carece de poder, de autoridad, de experiencia. Pero en él también hay sabiduría de Dios, y hay disposición a aprender que los misterios de Dios solo Él puede concederlos. Una iglesia evangélica en la tradición de la Reforma debe aprender a poner al niño en el centro, y a abrirse a lo que Dios habla en la comunidad. Este es el verdadero sentido del sacerdocio universal de todos los creyentes.
La educación popular es una herramienta muy útil para ayudar a potenciar al laicado de las iglesias, a fin de que los creyentes, el pueblo sean verdaderamente los protagonistas principales en el drama de la Iglesia. Por esto no dudamos en sugerir que los líderes de las iglesias busquen implementar estos métodos en todas sus comunidades. Seguramente habrá un crecimiento en la calidad del compromiso por el Reino de Dios. Éste es el reto que hace la Reforma a la Iglesia Cubana.
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RECUENTO DE UNA INQUIETUD TRANSFORMADA EN VOCACIÓN
Karina García Carmona
A |
comparación de otras personas que se han desenvuelto en el ámbito teológico con todo un proceso de apoyo eclesial, mi estadía en la Iglesia Nacional Presbiteriana de México fue relativamente corta, sin embargo, en ese pequeño lapso de tiempo el interés por estudiar la Biblia y trabajar en una iglesia llegó a ser lo hoy es una labor pastoral apoyada por la Iglesia Luterana Mexicana.
En 2000 comienzo a asistir a la Iglesia Nacional Presbiteriana “Jesús El Buen Pastor” ubicada en la colonia Acueducto de Guadalupe en la delegación Gustavo A. Madero, del Distrito Federal, perteneciente al presbiterio del mismo nombre, la elección de esa iglesia en particular fue por la cercanía al lugar donde residía, ya que era de las pocas iglesias protestantes de la zona.
Para 2002, ya era profesora de niños en la Escuela Dominical, formaba parte del coro y de la Sociedad de Esfuerzo Cristiano, además de asistir regularmente a los cultos y estudios bíblicos entre semana. Al trabajar como maestra y en la interacción con el grupo de jóvenes dentro de la iglesia, sentí la necesidad de profundizar en el estudio de la Biblia y busqué algunas opciones con amigos de confianza, una de ellas era el Seminario Bíblico y Teológico de México (un instituto educativo creado por el presbiterio, de poca validez académica que no me fue muy recomendado), la Escuela Bíblica de Misioneras y, por supuesto, el Seminario Teológico Presbiteriano de México.
Debido a que mi interés era personal, además de desconocer la forma de comunicar a los líderes de la iglesia local y del presbiterio el deseo de obtener estudios teológicos, no opté por ninguna de las opciones ya mencionadas e ingresé al Instituto de Pastoral Bíblica perteneciente a los Misioneros del Espíritu Santo, organización eclesial católica. Cursé un año y medio de estudios en este instituto, mientras continuaba con las actividades de la iglesia, pero al enterarse el pastor encargado de la iglesia a la que asistía, y posteriormente el consistorio, que estudiaba en un instituto católico fui destituida de mi cargo, entrando en un año de disciplina, sin posibilidad de ocupar algún cargo o actividad dentro de la iglesia por ese lapso. A pesar de ello, decidí continuar con mis estudios de forma personal, por lo que opté por estudiar el Diplomado de Interpretación y Lectura de la Biblia, impartido por la Comunidad Teológica de México (CTdeM) dando cuenta de esta decisión a mi iglesia.
A pesar de estar estudiando en una institución protestante y de no ser parte activa dentro de ninguna actividad educativa o de formación, los problemas dentro de la congregación continuaron ahora a partir del tema de la música haciendo alusión que el responso[1] (del que estaba a cargo), era una práctica católica que debía denunciarse y eliminarse. Si bien la idea del responso era del pastor, el conflicto llegó a un grado tal que decidí no congregarme más en esa iglesia.
Luego de algún tiempo, fui invitada a congregarme en una pequeña misión en Ecatepec, Estado de México, el pastor a cargo era recién egresado del Seminario Teológico Presbiteriano y sabía que estudiaba en la CTdeM, me indicó que debía asistir regularmente para que la iglesia me conociera y después podría pensarse en una participación más activa, el año transcurrió sin grandes conflictos y de hecho, se me invitó a predicar un par de veces. Ese año era el último que el pastor estaría en la iglesia, pero antes de salir, me propuso como maestra de Escuela Dominical de adultos, cargo que ocupé por ocho meses. Cabe mencionar que dentro de la Iglesia presbiteriana, nunca pedí ayuda económica para hacer mis estudios teológicos y por ignorancia, tal vez obvié el apoyo moral y pastoral que, aun sabiendo qué y dónde estudiaba nunca me ofrecieron.
Estudiando en la CTdeM se toman clases con personas de otras denominaciones, había tenido contacto con profesores y alumnos luteranos y, entre la experiencia vivida dentro de la Iglesia Presbiteriana y las perspectivas que se abrían en la interacción en clase, fui convenciéndome poco a poco de la necesidad de buscar espacios más dispuestos a mi participación. Pedí entonces al Seminario Luterano Augsburgo, me permitieran ingresar como alumna de éste pidiendo únicamente su apoyo moral y poder congregarme en alguna iglesia luterana. Después de algunas pláticas, se hizo el respectivo papeleo para el cambio de seminario y continué con mis clases regulares ahora como alumna luterana.
El proceso fue largo, pero poco a poco fui integrándome a las actividades de la iglesia y del Seminario, tres años pasaron entre estudios y actividades dentro de la iglesia que me permitieron crecer y aprender. Ya en los últimos semestres de la licenciatura, se me hace una invitación por parte de la Iglesia Luterana Mexicana, a pastorear la iglesia “Santísima Trinidad”, ubicada en la colonia Jardín Balbuena, en la Ciudad de México (la cual pastoreo actualmente), debido a que la pastora anterior iría a vivir a Estados Unidos.
Dentro de la Iglesia Luterana Mexicana, la posibilidad de ejercer un pastorado a la vez de poder participar en la vida académica del Seminario Luterano Augsburgo, me ha permitido ser parte de una iglesia que cuenta con una visión mucho más abierta a la acción de las mujeres dentro del ministerio pastoral ofreciendo un espacio en el cual desarrollar una vocación profesional, además de brindar apoyo moral y sobre todo pastoral.
Finalmente cabe mencionar que el presidente de la Iglesia Luterana Mexicana el Rev. Daniel Trejo Coria, de 73 años de edad, pastor con muchos años de experiencia y estudios teológicos en Estados Unidos, ha dicho tanto públicamente como de manera personal que no existe ningún argumento bíblico ni teológico que justifique la no ordenación de la mujer.
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CONTINGENTE RECHAZA REFORMA AL ARTÍCULO 24
Violeta Meléndez
El Informador, Guadalajara, 14 de enero
"¡Si Juárez viviera paliza les pusiera!", así grita un contingente de alrededor de mil personas que este medio día avanzó por avenida Hidalgo hacia Plaza de Armas manifestando su rotundo rechazo hacia la reforma al Artículo 24, aprobada por los diputados el pasado 15 de diciembre.
Esta reforma sostiene que todo mexicano tiene derecho a ejercer el culto religioso que más le agrade así como de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado en celebraciones del respectivo culto.
Los inconformes sostienen que esta nueva ley pretende otorgar privilegios y ventajas a la jerarquía católica, violando así el carácter laico del Estado Mexicano.
"Estamos marchando porque no queremos que se de religión en las escuelas, para eso están los templos. En las escuelas se tienen que enseñar otras cosas, por eso Benito Juárez separó la Iglesia del Estado", argumentó Elisa Gutiérrez, de 15 años, quien aseguró asistir a la manifestación por decisión propia.
Aunque la reforma no habla de incluir religión en las escuelas o de injerencia católica u otra religión en el Estado, organizadores y manifestantes aseguran que ésta es un primer paso para permitirlo.
"Queremos separación Iglesia Estado, no queremos retrocesos históricos que lleguen a convertir a México en un estado confesional", refirió Alejandro Ramírez, vocero de Ciudadanos Laicos, la asociación organizadora de la marcha.
Por su parte, diputados panistas defendieron la laicidad de la reforma al aprobarla, toda vez que los cambios fortalecen a un Estado que respeta el derecho de creer o no creer. Y, en su momento, argumentaron que se busca que en el ejercicio de la libertad de religión se observen los tratados internacionales en materia de derechos humanos.
La nueva redacción de la Ley 24 dice: “Toda persona tiene derecho a convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar en su caso la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado en las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley. Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o propaganda política. Los actos religiosos de culto público se celebrarán ordinariamente en los templos. Los que extraordinariamente se celebren fuera de éstos se sujetarán a la ley reglamentaria”.
[1] El responso es una forma musical, de origen escocés, transmitida básicamente a través de los libros de himnos de los metodistas, con finalidad didáctica: Para mejor aprenderse los textos, el predicador cantaba un verso, y la congregación lo repetía después.
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