LA CARGA DEL OTRO
Karl Barth
Instantes.
Santander, Sal Terrae, 2005, p. 87.
¡Llevad
cada uno las cargas del otro!
Gálatas 6.2
N
|
adie puede dejar
de lado las cargas del otro, ni tampoco las molestias que éste le ocasiona. ¡Ni
siquiera le conviene desear quitárselas de encima! “Llevar” significa soportar,
aguantar, sobrellevar mutuamente las mutuas molestias. “Llevar” significa hacer
uso de la autorización y la posibilidad de perdonarse mutuamente los
inconvenientes sufridos. “Llevar” significa comportarse unos con otros de manera
amable, no como se hace con las personas viles y malvadas, sino con las
personas pobres y enfermas —algo así como lo que es natural entre los pacientes
que comparten habitación en un hospital—. Por tanto, “llevar” es lo contrario
de la ceguera e indiferencia frente a las recaídas y pecados de ambas partes,
pero también lo contrario de toda indignada inculpación y reparto de golpes al
tomarlos en consideración. “Llevar” consiste en apoyarse todos unos a otros,
cargando y encargándose del otro junto con las cargas de ambas partes, como
compañeros en un camino que han iniciado juntos y que sólo juntos pueden seguir
y rematar.
“Llevar”
supondrá también necesariamente descubrir la viga en el ojo propio y
encontrarla mucho más interesante que la paja en el ojo del hermano. Con ello
se consigue que circule el aire entre unos y otros, mientras que todo lo demás
sólo puede conducir a la asfixia. Con ello no cambia todo, pero sí algo. Al
llevar mutuamente vuestras cargas, hacéis en lo pequeño y particular lo que Él ha
hecho y hace en lo grande y general, Él en cuanto Hijo de Dios y Salvador
absoluto...
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RELATO HISTÓRICO DEL PROCESO DE FORMACIÓN DE LA
CONGREGACIÓN “PRÍNCIPE DE PAZ NORTE” 1990–1993 (III)
A.I. Hiram Palomino López
Fuimos constituidos como
Congregación Presbiteriana el 13 de diciembre de 1992 por el Consistorio de la
Iglesia “Príncipe de Paz”, habiendo aceptado el reto aproximadamente 60
hermanos de la iglesia, quienes integraron la membresía originalmente de
nuestra Congregación, los cuales en un acto simbólico durante el culto especial
de aniversario de la misma iglesia “Príncipe de Paz” fuimos enviados a realizar
la misión en ese lugar, sin embargo, al iniciar nuestros cultos en dicho lugar
el primer domingo de 1993 sólo asistieron 30 hermanos aproximadamente. En domingos
posteriores se nombró la mesa directiva la cual quedó integrada por Hiram Palomino
López (presidente), Rubén D. Núñez Castor (vicepresidente), Rafael Pineda
(secretario), Jonathan Forcada Medrano (tesorero), el hermano Rafael Pineda
desiste de su cargo reintegrándose a la iglesia Príncipe de Paz, nombrando al
hermano Pablo Gil para sustituirlo y se nombra al hermano Ricardo Ruiz como
vocal.
Cabe destacar que nuestro lema bajo el que nos
conducimos en este tiempo fue: “Cada uno/a un ministro ministrando a otro”.
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LA MAYORDOMÍA DE LOS BIENES MATERIALES: UNA
EXPLORACIÓN EN LA ÉTICA REFORMADA (II)
C. René Padilla
La premisa fundamental del llamado a vivir la generosidad cristiana es
el concepto bíblico de la mayordomía de los bienes materiales. A tal concepto
básico se refiere nuestro autor en los siguientes términos:
Asegúrate de que te has entregado sinceramente
a Dios como su siervo comprometido [covenant servant] con él, y de que
eres un consagrado discípulo de Jesucristo, y de que las obras de misericordia
que haces las realizas para cumplir tu compromiso [covenant], como parte
de ese servicio que debes y has prometido al Señor, de quien eres y a quien
reconoces dueño de todos tus talentos” (124).
La verdad
es que muchos cometen el error de pensar que todos sus bienes son suyos
propios, y que son señores y dueños absolutos de todo lo que poseen, en tanto
que son mayordomos más bien que señores y dueños de los bienes de este mundo:
todo es del Señor (176).
Los
ejercicios de la caridad cristiana y la beneficencia no son sólo actos de
misericordia que podemos o no realizar, según escojamos, sino actos de justicia
a los cuales estamos obligados y que somos responsables de llevar a cabo (177).
Vista desde este ángulo, la ayuda a los necesitados sólo tiene sentido
cuando es motivada por el anhelo de glorificar y servir a Dios que, aunque es
dueño de todo, requiere de lo que somos y tenemos para cumplir su propósito.
Con el fin de animar al lector a hacer una revisión de vida a la luz de este
llamado a una mayordomía responsable de los bienes materiales, Gouge sugiere
una serie de preguntas personales incisivas y, para concluir, propone los
siguientes criterios para evaluar hasta dónde la práctica de esta
responsabilidad cristiana es agradable a Dios:
En primer lugar, debe ejercerse con justicia,
"dando sólo aquello que nos pertenece, a lo cual tenemos derecho"
(186), pues de lo contrario se separa la misericordia de la justicia y se pierde
la gloria de la excelencia y la gloria de la caridad cristiana.
En segundo lugar, debe ejercerse con libertad
y alegría, de la misma manera en que Dios entregó a su Hijo por nosotros y en
que éste se dio por nosotros. Si la caridad no es libre, tampoco es verdadera
ni sana. Además, cuando se da con libertad, el don es más aceptable para quien
lo recibe; no sólo satisface su necesidad sino reanima su espíritu. "Una
dádiva libre y alegre redunda en la gloria de Dios puesto que mueve a otros a
alabarlo por tales dones" (191).
En tercer lugar, debe ir acompañada por la
sencillez y la sinceridad, es decir, debe brotar de un corazón sincero; no
motivada por el deseo del aplauso, sino de la gloria de Dios.
En cuarto lugar, debe ejercerse con una
actitud compasiva, con simpatía y afecto.
En quinto lugar, debe ejercerse en el momento
apropiado, en el kairós de Dios.
En sexto lugar, debe ejercerse prestamente,
sin dilación, ya que "un dador presto es un doble benefactor, y mientras
más pronto viene ese beneficio, más dulce es" (195).
Finalmente, debe ejercerse con generosidad,
"dando en proporción a lo que el Señor nos ha dado a nosotros" (196).
Concluye Gouge: “Ruega a Dios que, así como
te ha bendecido con ciertos medios, te añada esta misericordia: que él te dé un
corazón que comparta una porción de lo que Dios te ha dado, y que esto sea en
testimonio de amor y gratitud a él” (202).
Obviamente, a la luz de estos principios queda
excluido el dar motivado por el afán de enriquecimiento personal. Sigue en pie
la tesis según la cual Dios premia al que da, pero el único dar que hace honor
a la vocación cristiana es el que se inspira en el amor a Dios y al prójimo.
La vigencia de la enseñanza reformada
sobre la mayordomía de los bienes materiales
Evidentemente Gouge escribió movido por profundos intereses pastorales.
Riches Increased by Giving es un tratado de ética económica dirigido a
los cristianos con el objetivo único de instruirlos bíblicamente en el uso de
los bienes materiales para la gloria de Dios. No es de sorprenderse, por lo
tanto, que en esta obra ejemplar del puritanismo del siglo 17 no se diga
absolutamente nada sobre el papel del gobierno civil en relación con la
organización económica de la sociedad4 ni sobre la conducta económica que
dicho gobierno ha de instaurar en la sociedad. La ética económica de Gouge es
estrictamente una ética para los cristianos.
En
efecto, es bastante claro que para nuestro autor "el uso correcto de
Mamón" presupone una entrega de todo lo que somos y tenemos a Dios, dueño
y señor de nuestra vida y nuestros bienes materiales. De ahí la consigna que
se repite en múltiples formas a lo largo de la obra: "Entréguense a sí
mismos, y entreguen todo lo que tienen, a Dios por medio de Jesucristo"
(125). Sólo sobre la base de esa entrega será posible disponer de los bienes
para la gloria de Dios y el beneficio de los necesitados.
Lo
que aquí tenemos es una elocuente afirmación del principio bíblico de la
mayordomía. Richard Baxter (1615-1691), otro distinguido puritano
contemporáneo, lo reconoce así en su recomendación de la obra que nos ocupa:
El
autor de este libro no te solicita aquí dar caridad para nada, o para él ...
sino ... sobre la base del elevado plan de tu propia salvación: Dios puede
aliviar a los pobres, y hacer el bien a otras personas sin nosotros, pero
nuestro honor es el ser transformados en mayordomos, y su gran misericordia
para con nosotros es el recibir este honor; por cierto, el tener un corazón
dispuesto, aunque queremos los bienes (14).
Gouge
caló hondo en las Escrituras para exponer un tema clave de la ética cristiana,
cuyas implicaciones prácticas todavía están por descubrirse en la situación
latinoamericana.
En
su obra The Steward: A Biblical Symbol Come of Age (1990) (El mayordomo:
Un símbolo bíblico que ha llegado a su madurez), Douglas John Hall sostiene que
en las iglesias de Norteamérica la mayordomía cristiana, sin dejar de estar
presente, ha permanecido subdesarrollada, reducida a "una técnica
gerencial para la financiación de la vida y tarea eclesiásticas" (7). Sin
embargo, según él, tal concepto tiene el potencial de convertirse en el concepto
clave para entender la vocación cristiana en este momento crítico de la
historia humana. "En resumen, la tradición de la mayordomía, enraizada en
la religión bíblica y mantenida por necesidad en la experiencia del
cristianismo norte-americano, ha llegado a su madurez" (11).
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CMI PIDE PROTECCIÓN PARA
LÍDERES DE IGLESIAS EN COLOMBIA
Una pancarta en la oficina de la Iglesia Presbiteriana de Colombia, iglesia miembro del CMI, en Barranquilla © WCC/Marcelo Schneider
30 de enero de 2015
www.oikoumene.org/es/press-centre/news/wcc-calls-for-protection-of-church-leaders-in-colombia
Serias amenazas de muerte dirigidas a defensores de los derechos humanos, muchos de ellos líderes de iglesias, han sido lanzadas por un grupo paramilitar en Colombia. El Consejo Mundial de Iglesias (CMI), entre otras organizaciones internacionales, ha pedido al gobierno colombiano protección a sus vidas.
El 14 de enero, la oficina de la Comisión de Asuntos Internacionales del CMI recibió una queja de líderes de iglesias en Colombia en relación con las amenazas de muerte lanzadas contra ellos por un grupo paramilitar. El mensaje indica que en el 11 de enero 39 activistas de derechos humanos, reconocidos por su duradero compromiso y trabajo por los derechos de las víctimas, la restitución de tierras y el apoyo y la promoción del proceso de paz, fueron nombrados individualmente en una lista publicada en línea publicada por la organización paramilitar Águilas Negras y más tarde divulgada por el periódico colombiano El Heraldo.
El grupo paramilitar declaró explícitamente que esas personas eran consideradas “objetivo militar”, y manifestó su intención de eliminarlas.
Entre los activistas de derechos humanos mencionados, se encuentran también varios destacados dirigentes de la iglesia colombiana, concretamente, Agustín Jiménez de la Iglesia Menonita de Teusaquillo, el Padre Fernando Sánchez de la Iglesia Anglicana en la Costa Caribe, Jairo Barriga, Germán Zárate y Milton Mejía de la Iglesia Presbiteriana y el Padre Fernando Gary Martínez de la Iglesia Católica Romana.
“Los representantes de iglesias que aparecen en esta lista son miembros muy respetados del movimiento ecuménico internacional con los que las iglesias miembros del CMI han trabajado a lo largo de los años”, dijo el secretario general interino del CMI Georges Lemopoulos, en una carta dirigida al presidente de Colombia, Dr. Juan Manuel Santos Calderón , expedida el 29 de enero.
“Ellos son conocidos por su extraordinario compromiso cristiano y testimonio valiente en la lucha por la vida, la paz, la justicia y la dignidad humana en Colombia”, dijo Lemopoulos.
El calificó de "muy preocupante" el hecho de que los líderes de iglesias y activistas dedicados a la promoción de los derechos humanos y en el proceso de paz se han convertido en objetivos de violencia. También planteó la preocupación de que tales amenazas dificultan gravemente la labor de los defensores de los derechos humanos en Colombia creando “un clima de miedo generalizado”.
El CMI, en solidaridad con las iglesias y la sociedad civil en Colombia, ha pedido al gobierno colombiano a tomar "todas las medidas necesarias para proteger eficazmente la vida y la integridad física de los líderes religiosos mencionados y de los otros defensores de los derechos humanos bajo amenaza; llevar a cabo una investigación independiente e imparcial de los autores de esas amenazas con el debido proceso y las sanciones adecuadas; tener presentes sus obligaciones con respecto a la seguridad y protección de quienes trabajan por la defensa de los derechos humanos y, a la luz de esto, adoptar inmediatamente las medidas eficaces que sean necesarias para garantizar que estos dirigentes de iglesia y defensores de los derechos humanos puedan continuar su trabajo de defensa de la dignidad humana sin correr peligro ni sufrir estigmatización”.
El CMI cuenta con una larga trayectoria de acompañamiento a las iglesias y los habitantes de Colombia en su lucha por poner fin al conflicto armado. El Consejo ha organizado visitas de solidaridad en el país, y sus órganos de gobierno han emitido declaraciones públicas denunciando las violaciones de los derechos humanos, pidiendo el fin del conflicto armado y apoyando los pasos hacia las conversaciones de paz.
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