domingo, 15 de febrero de 2015

Letra 407, 15 de febrero de 2015

AMOR
Karl Barth, Dogmática de la Iglesia, IV/3
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 88.

El amor no busca su interés.
I Corintios 13.5

A

l hecho del amor de Dios le corresponde, mal que bien, el amor cristiano. Si éste es su imitación, también es un hecho. Amor significa hacer aquello que causa más dicha que recibir: dar. El Eros recibe. El amante da. ¡No es que no reciba nada! Es incluso el obsequiado con más magnificencia en la tierra. Pero sólo disfruta de ello dando... Se da él mismo. Esto suena grandioso, pero en realidad no es nada especial en absoluto. Con ello sólo entrega lo que precisamente sólo puede ser suyo de esa manera, entregándolo. Sale como un hombre de las cavernas a campo abierto, parpadeando un poco, debido a la claridad con que brilla el Sol, ligeramente preocupado porque, además, hace viento y llueve; pero sale. Su vida se convierte en una vida “excéntrica”, que tiene su centro fuera de sí misma. Es cuestión de entrega. Esta incluirá en sí muchas maneras de dar, y entre ellas la libre entrega de dinero... y de tiempo.


Allí donde se ama, allí tiene Dios puesta su cabaña en medio de los pecadores. Quien de verdad ama es sin duda una persona alegre. Y la persona verdaderamente alegre es también una persona que ama. La posibilidad de existir en comunión con Dios, en cuanto amado por él, imitando su hacer, constituye la felicidad de quien ama, aun cuando la respuesta que éste reciba de parte de la persona amada sea escasa o nula, como la de una pared de piedra. Pero él no la ama por su respuesta, sino porque Dios lo ha liberado para amar de ese modo.



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ALGUNOS DATOS SOBRE EL INICIO DE LA CONGREGACIÓN (I)
A.I. Marthita Aguilar A.

E
n la Iglesia “Príncipe de Paz” surgió la inquietud de implantar misiones en diferentes áreas de la ciudad y un grupo de hermanos empezó a reunirse para orar y pedir al Señor su dirección para la iniciación de una misión en el norte de la ciudad, las cosas fueron avanzando y recuerdo que en un culto en Diciembre de 1992 se oró por un grupo de hermanos que partirían para formar una misión en el norte de la ciudad a partir del primer Domingo 7 de Enero de 1993.
Al estar de regreso en casa, ese mismo domingo, mi mamá me dijo que el hermano Jonathan al terminar el culto le había dicho que nosotras teníamos que irnos con ellos, porque para entonces estábamos viviendo en Vallejo, así que me preguntó qué si nos íbamos con ellos. Totalmente sorprendida le conteste que si ella quería, sí. Así que nos empezamos a reunir con los hermanos desde ese primer domingo de enero, situación por la que quien escribe se sintió un tanto como arrebatada por el Señor para empezar a formar parte de la Iglesia Ammi-Shadday que en este año está celebrando su XX Aniversario.
En ese tiempo el pastor Jerry Cross nos acompañó en la formación de la misión y por determinación de la Iglesia “Príncipe de Paz” solo nos acompañó por seis meses. Nos empezamos a reunir en un salón de fiestas de El Alfil Negro, ubicado en la esquina de Av. Cien Metros y Poniente 140 de la Col. Nueva Vallejo, situación que no dejó de ser polémica pues algunas hermanos se preguntaban si era legítimo que nos reuniéramos en un salón de fiestas para alabar y servir a nuestro Dios, a lo que nosotros consideramos que si podíamos hacerlo así que continuamos rentando el lugar,  por aproximadamente dos años y medio, algo que también recuerdo fue que los primeros domingos éramos entre ochenta o cien hermanos los que nos reuníamos, pero después, algunos hermanos se fueron regresando a “Príncipe de Paz” y creo que quedamos como alrededor de 60 hermanos.
No podemos dejar de reconocer como la mano del Señor se ha ido manifestando a través de todas las circunstancias que hemos tenido que ir afrontando y como su mano, su provisión y su cuidado nunca nos ha faltado; y así como el pueblo de Israel fue guiado por el Señor  nosotros también hemos podido experimentar lo que se consigna en el libro de Lev. 26:12 “Y andaré con vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.” Es arrobador sentir la presencia de Dios de manera tan real y tan cotidiana en nuestra vida y en nuestra Iglesia por estos ya más de 20 años, porque de 1993 a la fecha pues son más de 20 años la diferencia de tiempo es por el tiempo que transcurrió en nuestro camino hacia la constitución como Iglesia
Para poder llevar el desarrollo de la misión en orden se convocó para una reunión congregacional el 31 de enero de ese mismo año, reunión donde de nombró la Mesa Directiva que según los protocolos habría de representarnos, quedando integrada de la forma siguiente: Presidente: Hiram Palomino López, Vicepresidente: Rubén David Núñez Castro, Secretario: Rafael Pineda, quien al regresarse a “Príncipe de Paz” fue sustituido por Hno. Pablo Gil, Tesorero: Jonathan Forcada Medrano, Representante ante el Consistorio de la Iglesia “Príncipe de Paz” el Dr. Ezequiel Salcedo Segura, Vocales: Ricardo Ruiz Ocampo y Samuel Hernández.
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¿QUÉ ES UN MODELO DE IGLESIA?

1. Imágenes bíblicas de la iglesia
La Biblia, cuando pretende iluminar la naturaleza de la Iglesia, habla casi siempre a través de imágenes, la mayor parte de ellas incluyen muchas de las mencionadas hace un momento, que son evidentemente metafóricas. Pablo Minear en su libro Imágenes de la Iglesia en el Nuevo Testamento, hace una recolección de noventa y seis imágenes. Incluso aunque suprimamos algunas de ellas por no ser en realidad figuras de la Iglesia, de todos modos, debemos reconocer que el Nuevo Testamento es extraordinariamente rico en imágenes eclesiológicas. (Avery Dulles, Modelos de iglesia. Estudio crítico sobre la iglesia en todos sus aspectos. Santander, Sal Terrae, 1975)

2. Una definición útil
“La Iglesia”, como concepto abstracto, no existe, lo que existe son modelos o maneras de ser Iglesia. Un modelo de iglesia es una manera de ser iglesia, con aspectos o características bien definidos por el ambiente, la costumbre o ciertas tradiciones asumidas en el transcurso del tiempo. De este modo, cada época ha construido e impuesto modelos de iglesia convenientes para determinados intereses y propósitos. En nuestro medio ha predominado un modelo eclesiástico que apuesta por la pasividad de sus integrantes y por la ausencia de un compromiso firme con la comunidad.

3. Importancia de los modelos de iglesia
Cada modelo de la Iglesia tiene sus debilidades, ninguno puede ser tomado como medida de todos los demás. En lugar de buscar la imagen absoluta, mejor que todas las demás, sería mucho mejor que reconociéramos que las imágenes que nos dan la Escritura y la doctrina son mutuamente complementarias. Pueden intercompenetrarse y enriquecerse entre sí. Ninguna, pues, debe interpretarse con un sentido exclusivo de modo que una niegue lo que los otros modelos aprobados han enseñado. El Nuevo Testamento, por ejemplo, combina la imagen del Templo y del Cuerpo de Cristo en formas lógicamente incoherentes, pero por caminos teológicamente complementarios. En I Pedro 2.5 se nos dice que los cristianos son un Templo construido en piedras vivas, mientras que en Pablo (Efesios 4.16) se nos dice que el Cuerpo de Cristo está aún en construcción.

4. Cinco modelos básicos

·      Institución. Ayuda a sus propios miembros a luchar por su salvación, dándoles orientación, consejo, comodidad y todo tipo de asistencia pastoral y sacramental.
·      Comunión mística. “Cuerpo de Cristo”: Un signo o representación de la salvación que se espera.
·      Sacramento. Administra elementos religiosos sobrenaturales y tiene escaso contacto con las realidades presentes.
·      Heraldo. Se dedicada a proclamar la venida del Reino en Cristo.
·      Servidora. Introduce los valores del Reino en toda la sociedad humana y a través de esto de preparar el mundo en la medida en que es capaz el esfuerzo humano, para la transformación final cuando Dios establezca el nuevo cielo y la nueva tierra.
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ÓSCAR ARNULFO ROMERO
La Jornada, 13 de febrero

Hay nombres que no se olvidan y adquieren actualidad, especialmente en la República del Salvador. Como Roberto d’Aubuisson y Álvaro Rafael Saravia, señalados de planear y ejecutar el asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba misa en un hospital donde se atiende a enfermos de cáncer. Saravia niega haberlo matado pero las autoridades de su país dicen lo contrario. Fue un indio. Uno de nosotros que por ahí anda, declaró alguna vez.
Pero lo que nunca ha negado el ex piloto de la fuerza aérea es que fue hombre de todas las confianzas del coronel Roberto d’Aubuisson, experto en inteligencia contrainsurgente, bajo cuyo liderazgo se integró un escuadrón de la muerte dedicado a eliminar a todo aquel sospechoso de “agitador” o “subversivo”. El militar después fundó y fue máximo líder del partido de ultraderecha Arena. En 1983 presidió la Asamblea Constituyente de El Salvador y su partido también ganó varias veces las elecciones presidenciales.
Fue este coronel quien planeó el asesinato del arzobispo y de cientos de salvadoreños inocentes. Y aunque Saravia asegura que nunca mató ni torturó ni secuestró a nadie, se le tiene como un eficiente ejecutor de las órdenes de su jefe. Cuando cayó de su gracia, optó por refugiarse en Estados Unidos, donde fue acusado de lavar dinero de los capos colombianos. Se le busca por ese delito y por el crimen de monseñor Romero.
Antes y después de su asesinato, el arzobispo sufrió una brutal campaña de desprestigio patrocinada por la derecha, los embajadores salvadoreños ante la Santa Sede y algunos cardenales que lo acusaban de ser comunista. Incluso de estar desequilibrado.
No debe extrañar entonces que Juan Pablo II tratara con desprecio a Romero cuando éste lo visitó en el Vaticano para pedirle su ayuda a fin de detener la feroz represión y resolver la pobreza y la injusticia que azotaban a El Salvador. El Papa desoyó sus denuncias, lo regañó y lo instó a no crearle problemas a la Iglesia con el gobierno. Otro que denostó a Romero fue el cardenal ultraconservador Alfonso López Trujillo, fiel servidor del papa polaco y enemigo de todo lo que oliera a Teología de la Liberación o a Iglesia de los pobres.
A 35 años del asesinato de Romero, Francisco acaba de aprobar la beatificación de quien se ha convertido en símbolo de la lucha por la justicia social. Cuando era cardenal, Francisco dijo que si fuera elegido papa mandaría a López Trujillo a El Salvador a beatificar al arzobispo asesinado.

D’Aubuisson murió en 1992 de cáncer en la lengua. Ni él ni muchos otros asesinos de gente inocente fueron condenados por sus crímenes, amparados por una ley de amnistía aprobada en 1993. Sin embargo, el hijo del coronel reconoció que el asesinato del arzobispo fue un “acto atroz”.

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