Gerard van Honthorst (1592-1656), El rey David tocando el arpa |
1 Y ahora, Israel,
escucha los preceptos y las normas que les enseño a cumplir, para que vivan y entren a tomar
posesión de la tierra que les da el Señor, Dios de sus antepasados. 2
No añadan ni quiten palabra alguna a lo que yo les mando, sino cumplan estos
mandamientos del Señor, su Dios, que yo les prescribo. 3 Con sus
propios ojos han visto lo que el Señor hizo con Baal Peor: a todo aquel que
siguió a Baal Peor, el Señor tu Dios, lo exterminó de en medio de ti; 4
en cambio ustedes, que se mantuvieron fieles al Señor, su Dios, siguen hoy
todavía con vida.
5 Miren, les he enseñado las normas y preceptos como me mandó el Señor, mi Dios, para que los pongan en práctica en la tierra donde van a entrar para tomar posesión de ella. 6 Obedézcanlos puntualmente, y así mostrarán a los demás pueblos lo sabios y prudentes que son. Cuando oigan hablar de sus leyes, dirán: “¡Qué sabiduría y sensatez tiene esa gran nación!”. 7 ¿Existe acaso alguna nación tan grande que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está de nosotros el Señor, nuestro Dios, cada vez que lo invocamos? 8 Y ¿qué nación hay tan grande cuyos preceptos y normas sean tan justas como toda esta ley que yo les promulgo hoy? 9 Pero ten cuidado, no permitas que se te olviden las cosas que han visto tus ojos ni dejes que se aparten de tu memoria en todos los días de tu vida; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos.
5 Miren, les he enseñado las normas y preceptos como me mandó el Señor, mi Dios, para que los pongan en práctica en la tierra donde van a entrar para tomar posesión de ella. 6 Obedézcanlos puntualmente, y así mostrarán a los demás pueblos lo sabios y prudentes que son. Cuando oigan hablar de sus leyes, dirán: “¡Qué sabiduría y sensatez tiene esa gran nación!”. 7 ¿Existe acaso alguna nación tan grande que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está de nosotros el Señor, nuestro Dios, cada vez que lo invocamos? 8 Y ¿qué nación hay tan grande cuyos preceptos y normas sean tan justas como toda esta ley que yo les promulgo hoy? 9 Pero ten cuidado, no permitas que se te olviden las cosas que han visto tus ojos ni dejes que se aparten de tu memoria en todos los días de tu vida; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos.
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