sábado, 5 de septiembre de 2015

Letra 434, 6 de septiembre de 2015

PASAR
Karl Barth
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 124.

El mundo pasa con sus concupiscencias.
I Juan 2.17


He Qi, Bautismo de Jesús

A
sí debe ser, porque él viene, y con él el misterio de la gloria. El mundo con sus concupiscencias no puede subsistir justamente ante él. Al venir él, es juzgado el mundo: no sólo el mundo malo, sino también el bueno. Debido a su venida, no puede ser de otra manera: saltan astillas, caen cascotes, él nos va quitando una a una las cosas de la mano. Pues tú piensas: “Esto y lo de más allá debo conservarlo, porque me lleva hacia adelante”. Pero él, el que ahí viene, dice con toda tranquilidad: “No, eso no te lleva hacia adelante, sino que te frena; ¡dámelo!, ¡fuera con ello!”... Tú piensas: “Esto y lo de más allá me resulta saludable y me hace bien”; y él, el que ahí viene, dice: “No, no es verdad, eso te hace enfermar. ¡Dámelo!, ¡fuera con ello!”... Tú piensas: “Esto y lo de más allá es verdadero y obvio”; y él, el que ahí viene, dice: “No, eso es confusión y error; ¡dámelo!, ¡fuera con ello!”... No puede ser de otro modo: cuando viene él, debemos retirarnos nosotros.
Cuando él se hace grande, debemos nosotros menguar. Donde él vive, debemos nosotros morir. ¿Y por qué ha de ser así? Sencillamente, porque el misterio de nuestra vida, que en él nos sale al encuentro, consiste en aquello que Dios quiere hacer y sacar del mundo y de nosotros. Dios ama al mundo. Lo ama precisamente en cuanto que lo hace pasar ante la venida de su Reino. El amor de Dios significa: “¡Yo lo hago todo nuevo!”. De ahí que no pueda ser de otra manera: primero ha de morir lo viejo.
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SER PASTORA EN COLOMBIA ES COMPLEJO: GLORIA ULLOA
Prensa Ecuménica, 26 de agosto de 2015

“Un país como el nuestro que, desde que yo lo conozco con mis 57 años ha vivido en una guerra interna inagotable, el pensar qué es lo justo, qué es lo legal. Qué es lo que dice la ley y qué es lo que deberíamos hacer. Pensar en quiénes son los asesinos y quienes parecen que no, y lo son, no es fácil de hacérselo entender a nuestra gente”, fueron las expresiones de la pastora Gloria Ulloa, de la Iglesia Presbiteriana en Colombia, que integra la delegación del Consejo Mundial de Iglesias que visita Buenos Aires en estos días según informa el despacho de la agencia de noticias ALC (Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación).
La pastora Ulloa participó el lunes 25 del encuentro organizado por la Comisión Argentina para los Refugiados y Migrantes (CAREF) en su sede en la ciudad de Buenos Aires. Allí compartió la visión del CMI en asuntos importantes para la región y del desplazamiento, la trata de personas y particularmente el complejo proceso de paz en Colombia.
“Comprender la palabra de Dios en esos contextos es complejo y necesario desde el ‘peregrinaje de justicia y paz’ que propone el CMI; y fundamental para que nos ayude a ver con claridad la violencia en Colombia y ayudar a otros a verlo desde un lugar distinto”, detalló la Presidenta del CMI.
“Yo me muevo, dijo, desde ese ámbito de trabajo, tanto con niños como con adultos, llevando adelante el tema de una paz con justicia para Colombia, y claro, trabajar el tema de los desplazados en el país del que vengo, o por ejemplo, la importancia estratégica del cambio climático y su impacto en nuestra población”.
El despacho de ALC también cita la explicación de Ulloa que “Desde este lugar entiendo mi aporte al ecumenismo en América Latina, porque los problemas de extracción minera, por ejemplo, es un tema común para muchos países en nuestro continente, y que desde el CMI, tenemos espacios para hacernos oír y tener llegada a ámbitos nacionales de nuestros países desde la oficina del CMI en la ONU.”
Sobre las expectativas de la visita del CMI y si habrá repercusión en el continente, la pastora en Barranquilla dijo que: “No tengo dudas al respecto que, lo que salga de este recorrido que hoy iniciamos en Buenos Aires, Argentina y luego en otros países de América Latina, servirá para establecer nuevos debates y temas que son parte de una problemática macro estructural en nuestras economías y políticas regionales y nos afectan a todos y todas”.
Agregó que “Este ‘peregrinaje de justicia y paz’ que el CMI instala en su agenda para los próximos años de trabajo, es más que pertinente para reactivar los movimientos ecuménicos en América latina y desde estos, poder tener una incidencia real en muchos sectores de nuestra sociedad”.
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HUGO ÉRIC FLORES HABLA DE DIOS EN LA CÁMARA DE DIPUTADOS (I)

Varios periódicos mexicanos consignaron el 2 de septiembre la primera irrupción en la tribuna de la Cámara de Diputados del líder de Encuentro Social (PES, http://encuentro.social/), partido político de inspiración evangélica que debuta en estos días en la arena política nacional con una bancada de ocho integrantes.
Peor no podía haber sucedido: en El Universal, Carina García tituló su nota. “Sin Dios en la política somos insensibles”, frase tomada del discurso que presentó al fijar la postura del PES ante la entrega del tercer informe de gobierno del Presidente de la República. Y afirmamos eso porque, a contracorriente de la ya prolongada presencia de los protestantismos en la vida del país, Flores se ha presentado con una abierta provocación al carácter laico del Estado, afirmado explícitamente en el artículo 40 constitucional mediante un cambio reciente. En su discurso (www.diputados.gob.mx/version_estenografica.htm), Flores llamó al pleno del Congreso mexicano “a vencer el ‘malentendido laicismo de nuestra cultura política’ y consideró ‘absurdas’ las leyes que hacen que algunas instituciones religiosas participen clandestinamente en la vida social del país”, presentándose a sí mismo como modelo.
Y agregó: Algunos como yo creemos que ha sido un error histórico de nuestros líderes sacar a Dios de la vida pública de México. No estoy hablando de ninguna religión, ni de ninguna institución religiosa, pero en México no podemos mencionar el nombre de Dios, aunque nuestro glorioso Himno Nacional si lo hace, pues corremos el riesgo de parecer apátridas ir en contra de la cultura política establecida o a que se nos acuse de violar el Estado laico.
Otras de sus palabras, que recuerdan las del ex embajador Girolamo Prigione cuando afirmó que, a partir del restablecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano, “Dios había sido devuelto a México”, fueron, en un auténtico mea culpa no pedido: “…no nos dimos cuenta [de] que sacando a Dios de la vida política de nuestro país nos hacíamos una sociedad con gobernantes insensibles, ambiciosos, y por qué no decirlo, algunos de ellos sin escrúpulos por su falta de valores y de conciencia humana”. Semejante atribución de la corrupción a la ausencia del “elemento sobrenatural” en la política, más que a una cuestión ética, deja muy mal parada la visión de un líder que, en su propaganda electrónica ha dicho que el partido que preside no está integrado por políticos profesionales debido a su indiscutible descrédito.
Al aplicarse a sí mismo las opiniones expuestas, Flores señaló: “Otro México es posible si todos los mexicanos con credo religioso o sin él, sin excluirnos los unos a los otros, colaboramos desde nuestra trinchera en la construcción de una sociedad más humana, más solidaria. Queremos acabar con los tabúes de una cultura política añeja que no corresponde a nuestra realidad. ¿Importa si yo como servidor público declaro o no tener alguna fe religiosa? Es mi derecho hacerlo o no, en una sociedad en libertad deberíamos aceptar esto como una realidad absoluta”.
Ante estas afirmaciones, uno se pregunta si, como lo destaca la prensa, será esa la tónica del primer partido evangélico mexicano en llegar al Congreso, pues también su invitación a la participación no dejó de lado el acento religioso tan fuera de lugar en la ocasión: “No invitamos a la participación política, sino a una participación social para todos los mexicanos, incluidos los que hemos decidido por derecho propio honrar el nombre de Dios en público”. Doble la dificultad, primero, al confundir la participación social con la política, como si la primera no implicara la segunda, y además, al ponerse como ejemplo de alguien que sí toma en cuenta a Dios en su vida personal, transferida ahora al plano público, algo que debería quedar fuera de todo interés al momento de puntualizar sus posiciones ideológicas.
Cuánta falta le hace a Flores, antes de confundir la tribuna con el púlpito, revisar las páginas del volumen de Manuel Canto Chac y Raquel Pastor Escobar, ¿Ha vuelto Dios a México? La transformación de las relaciones Iglesia-Estado. (México, Universidad Autónoma Metropolitana-Centro de Estudios Sociales y Culturales Antonio de Montesinos, 1997, http://dcsh.xoc.uam.mx/politicacultura/Escaneados/HA%20VUELTO%20DIOS%20A%20M%C3%89XICO%20LA%20TRANSFORMACI%C3%93N%20DE%20LAS%20RELACIONES%20IGLESIA%20ESTADO.pdf), para darse cuenta de lo impropio que resulta su lenguaje al pontificar sobre qué actitudes religiosas deberían asumir sus compañeros/as legisladores. Allí se encontraría con un sólido panorama histórico, doctrinal y teológico que clarificaría sus desplantes públicos. Una buena dosis de “teología política” o “teología pública” le haría mucho bien para comprender mejor el lugar donde se encuentra y no engañar al electorado (y especialmente al proveniente de las comunidades evangélicas, que ve como su “clientela particular”).
La cita de estos autores es obligada:

…con la historización del discurso religioso la práctica social y política de los cristianos, así como la consecuente concepción de las relaciones entre Iglesia y Estado, experimentan una modificación sustancial, ya no se trata de derivarlas de principios eternos, de verdades universales, sino de situaciones histórico-concretas. La Iglesia ya no podría reclamar como parte de su vocación evangelizadora lo público, entendido como el campo de las instituciones, sino que la pretensión de universalidad de su discurso —y de ahí su aspiración a ser público y no reducido al ámbito privado— tendría que tener como referente de lo público el interés colectivo, las formas histórico-concretas de manifestación de ese interés.

Otra lectura obligada para este político evangélico de nueva generación bien podría ser el cuaderno de Roberto Blancarte, Laicidad en México. (México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2013, http://catedra-laicidad.unam.mx/wp-content/uploads/2013/08/Coleccion-Jorge-Carpizo-%E2%80%93-XXXI-Laicidad-en-M%C3%A9xico-%E2%80%93-Roberto-Blancarte.pdf) además de una larga lista de abordajes teológicos e históricos de autores como José Míguez Bonino y Jean-Pierre Bastian. (LC-O)

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