sábado, 10 de febrero de 2018

Letra 557, 11 de febrero de 2018

LOS HOMBRES DEL MAESTRO (II)
PEDRO
Rinaldo Fabris

Resultado de imagen para apostol pedro rubensb) El seguimiento. La tradición evangélica sinóptica está de acuerdo al presentar la figura de Pedro, que mantiene unas relaciones particulares con Jesús y con su actividad. En efecto, Jesús se hospeda en Cafarnaún en casa de Pedro, curando a su suegra (Lc 1,26-31 par). Pedro forma parte del grupo restringido de discípulos que se distinguen de los otros por participar más de cerca en algunos episodios de la misión de Jesús. Junto con Santiago y Juan asiste a la resurrección de la hija de Jairo (Mc 5.37); junto también con ellos es testigo de la escena de la transfiguración (Mc 9.2-8) y de la oración dramática de Jesús en Getsemaní (Mc 14.33 par). A este grupo, al que se añade ahora Andrés, va dirigido el discurso escatológico de Jesús (Mc 13.3).
En la historia evangélica Pedro se convierte en diversas ocasiones en portavoz del grupo de los doce. Así ocurre en el caso de la curación de la mujer que perdía sangre (Lc 8.45; cf 12-41; Mc 11.21; Mt 15.15; 18-21). Particularmente en la tradición de Mateo, la figura y el papel de Pedro adquieren un relieve mayor, pues Pedro es asociado al estatuto de Jesús, el mesías y el Hijo de Dios (Mt 17.24-24: tributo al templo; cf Mt 14.28-31).
Entre todos estos episodios evangélicos en los cuales Pedro desempeña una función activa y representativa del grupo de los discípulos, destaca el que se conoce como confesión de Cesarea de Filipo. Es ésta una escena central en la estructura de los evangelios sinópticos, porque representa un giro crítico entre el anuncio del reino de Dios en Galilea y el comienzo del camino hacia Jerusalén, en donde habrá de consumarse el drama final. El episodio está centrado en el diálogo entre Jesús y los discípulos. Cuando Jesús les pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?", los discípulos responden a coro recogiendo las imágenes de la opinión pública: "Unos que Juan el Bautista, otros que Elías y otros que uno de los profetas". Entonces Jesús insiste en su pregunta, apelando directamente al grupo: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?" Entonces respondió Pedro: "Tú eres el mesías". Y Jesús les ordenó que no se lo dijeran a nadie (Mc 8.29-30 par). La escena de  Cesarea  de  Filipo  en  la triple tradición sinóptica va seguida de un diálogo entre Jesús y Pedro. Efectivamente, desde aquel momento Jesús empieza a adoctrinar al grupo de los discípulos sobre el destino del Hijo del hombre, humillado y doliente, que al final será condenado a muerte por las autoridades de Jerusalén, pero al que Dios resucitará el tercer día. "Esto lo decía con toda claridad. Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderle. Jesús se volvió y, mirando a sus discípulos, riñó a Pedro, diciéndole: ‘¡Apártate de mí, Satanás!, porque tus sentimientos no son los de Dios, sino los de los hombres’” (Mc 8.32-33). La reacción escandalizada de Pedro frente al anuncio del fracaso y del destino impotente del mesías es muy comprensible, ya que está en contradicción con su imagen del mesías referida unas líneas más arriba. Es igualmente dura la reacción de Jesús, que llama a Pedro "Satanás", adversario, porque se opone al plan salvífico de Dios. En este caso Jesús lo invita a ocupar su puesto, a seguirle. En efecto, inmediatamente después los evangelios recogen la instrucción sobre el seguimiento, que consiste en compartir el destino de Jesús al precio más alto: la cruz y el riesgo de perder la propia vida.
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EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS

LA LLAMADA AL SEGUIMIENTO (II)
Dietrich Bonhoeffer
El precio de la gracia. 3a. ed. Salamanca, Sígueme, 1986.

Resultado de imagen para bonhoefferLa llamada al seguimiento es, pues, vinculación a la persona de Jesucristo, ruptura de todo legalismo por la gracia de aquel que llama. Es una llamada de gracia, un mandamiento de gracia. Se sitúa más allá de la enemistad entre la ley y el Evangelio. Cristo llama, el discípulo sigue. La gracia y el mandamiento se unifican. “y andaré por camino anchuroso porque voy buscando tus preceptos” (Sal 119, 45).
El seguimiento es vinculación a Jesucristo; el seguimiento debe existir porque existe Cristo. Una idea sobre Cristo, un sistema de doctrina, un conocimiento religioso general de la gracia o del perdón de los pecados no hacen necesario el seguimiento; de hecho, todo esto excluye el seguimiento y le es hostil. Al ponemos en contacto con una idea, nos situamos en una relación de conocimiento, de entusiasmo, quizás de realización, pero nunca de seguimiento personal. Un cristianismo sin Jesucristo vivo sigue siendo, necesariamente, un cristianismo sin seguimiento, y un cristianismo sin seguimiento es siempre un cristianismo sin Jesucristo; es idea, mito. Un cristianismo en el que sólo se da Dios Padre, pero no Jesucristo, su Hijo vivo, suprime el seguimiento.
Existe entonces confianza en Dios, pero no seguimiento. Puesto que el Hijo de Dios se ha hecho hombre y es nuestro mediador, el seguimiento es el tipo correcto de relación que se debe tener con él. El seguimiento está ligado al mediador, y cuando se habla correctamente del seguimiento se habla también del mediador, Jesucristo, Hijo de Dios. Sólo el mediador, el hombre-Dios, puede llamar al seguimiento.
El seguimiento sin Jesucristo constituye la elección personal de un camino quizás ideal, quizás del camino del martirio, pero carece de promesa. Jesús debe rechazarlo.

Y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, uno le dijo: “Te seguiré adondequiera que vayas”. Jesús le dijo: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. A otro dijo: “Sígueme”. Él respondió: “Déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios”. Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa”. Le dijo Jesús: “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el reino de Dios” (Lc 9.57-62).

El primer discípulo propone a Jesús seguirle, no ha sido llamado. La respuesta de Jesús le indica a este entusiasta que no sabe lo que hace. No puede saberlo. Este es el sentido de la respuesta, con la que se muestra al discípulo la vida con Jesús en toda su realidad. Quien habla aquí es el que se dirige hacia la cruz, aquel cuya vida entera es descrita en el símbolo de los apóstoles con el término “padeció”. Ningún hombre puede desear esto por propia elección. Nadie puede llamarse a sí mismo, dice Jesús, y su palabra queda sin respuesta. El abismo entre el ofrecimiento voluntario al seguimiento y el verdadero seguimiento sigue abierto.
Pero cuando es Jesús mismo quien llama, supera incluso el abismo más profundo. El segundo quiere enterrar a su padre antes de seguirle. Está ligado a la ley. Él sabe lo que quiere hacer y debe hacer. Ante todo, conviene cumplir la ley; después vendrá el seguimiento. Un claro precepto de la ley se encuentra aquí entre el que ha sido llamado y Jesús. Ya este precepto se opone con fuerza la llamada de Jesús, que no admite que, precisamente ahora, se interponga cualquier cosa, bajo ningún pretexto, entre Jesús y el que ha sido llamado, ni siquiera lo más grande y santo, ni siquiera la ley. Precisamente ahora, la ley que quería interponerse debe ser transgredida por amor a Jesús; porque ella no tiene ningún derecho entre Jesús y aquel a quien él ha llamado. Jesús se opone aquí a la ley y ordena que se le siga. Sólo Cristo habla de esta forma. Tiene la última palabra. El otro no puede resistirse. Esta llamada, esta gracia, son irresistibles.
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ENTREVISTA SOBRE LA ALIANZA ENTRE MORENA Y EL PARTIDO ENCUENTRO SOCIAL (II)
Patricia Gutiérrez-Otero
Protestante Digital, 2 de febrero

¿Cómo percibe la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) a este partido que se ha ligado pragmáticamente tanto con el PAN (2006) como con el PRI (2012), y ahora con Morena?
La pregunta es interesante porque Arturo Farela, dirigente de esa organización, siempre ha estado en el centro de las propuestas políticas de algunos sectores evangélicos. Como pastor neo-pentecostal (debido a que no pertenece ya a ninguna de las corrientes del pentecostalismo tradicional), ha simpatizado con algunas de esas iniciativas, aunque luego suele distanciarse, según muestren su perfil más abiertamente.
Así lo ha hecho desde los años 90, cuando se arrogó la representación (escasamente real) de la mayoría de las iglesias evangélicas (véase: L. Cervantes-O., “Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias: mentalidades, discursos, acciones” [1995], en Lupa Protestante, 19 de junio de 2013.
Entre ellas, él es muy conocido por el trabajo que realiza como agencia de registro de innumerables asociaciones religiosas, lo que le ha permitido tener contacto con todos los funcionarios del área en la Secretaría de Gobernación.
Recientemente, su reacción a dicha alianza fue muy negativa, pues conoce muy bien a Flores Cervantes y a los líderes que lo acompañan. Para él, los pastores y líderes religiosos que apoyan al PES pertenecen a iglesias no representativas y, en vez de ganar votos para Andrés Manuel López Obrador (precandidato presidencial de Morena), se los restará, porque los dirigentes de ese partido están “desprestigiados con los evangélicos”. En realidad, cuesta trabajo saber quién desprestigia a quién, pues no hay mucha diferencia, en los temas más álgidos, entre el conservadurismo del precandidato de Morena y las posturas del PES.
La crítica de Farela, entonces, va más bien encaminada hacia el intenso pragmatismo de que hace gala el PES. En algunas entrevistas anteriores, Flores no encontró nunca la manera de explicar los “bandazos” que dio en las elecciones anteriores (dado que también fue funcionario en el gobierno de Marcelo Ebrard en el Distrito Federal, luego de su controvertido paso por una instancia federal), con lo que recorrió ya prácticamente todo el espectro político. La presencia de Carlos Navarrete, expresidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y de López Obrador en un aniversario del PES muestra hasta dónde llega el pragmatismo de este partido y de su dirigente más visible.

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