29 Cuando Jesús salió de la ciudad de Jericó en compañía de sus discípulos, mucha gente lo siguió. 30 Junto al camino estaban sentados dos ciegos. Cuando oyeron que Jesús iba pasando, comenzaron a gritar: "¡Señor, tú que eres el Mesías, ten compasión de nosotros y ayúdanos!".
31 La gente comenzó a reprender a los ciegos para que se callaran, pero ellos gritaron con más fuerza todavía: "¡Señor, tú que eres el Mesías, ten compasión de nosotros y ayúdanos!".
32 Entonces Jesús se detuvo, llamó a los ciegos y les preguntó:
—¿Qué quieren que haga por ustedes?
33 Ellos le respondieron:
—Señor, haz que podamos ver de nuevo.
34 Jesús tuvo compasión de ellos, y les tocó los ojos. En ese mismo instante, los ciegos pudieron ver de nuevo y siguieron a Jesús.
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