22 de abril de 2018
Mateo 20.20-28
Introducción
Nuestro texto es por demás interesante. Una cosa importantísima a tomar en cuenta, es que este incidente extraño y triste, se presenta cuando Jesús va camino a Jerusalén, justo para enfrentar su muerte y resurrección. Sin más preámbulos vamos al desglose del pasaje.
I. Petición de la madre de Santiago y de Juan. vv. 20, 21.
El relato no puede iniciar de forma más interesante, el acercamiento de Salomé a Jesús. Seguramente se habían puesto de acuerdo como familia para hacer esta petición a Jesús. Era una familia que amaba a Jesús, sin duda alguna. Salomé se acerca de manera reverente, postrándose ante Jesús. Entendiendo Jesús que quieren solicitarle algo, le pregunta: “¿Qué quieres? Ella le dijo: ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”, ¡casi nada pidió la señora de Zebedeo! Al fin madre. ¡Qué no hace una madre por los hijos/as, hasta lo que no se debe hacer! “Ya la tentación había asediado antes a Jacobo y Juan. Juan Había prohibido a uno que echaba demonios, porque no iba con ellos, Mr. 9: 38. Y ambos querían solicitar que cayera fuego del cielo para que consumiera a unos samaritanos que se habían negado a recibir a Jesús, Lc. 9: 54”
II. Respuesta de Jesús y reacción de los diez. vv. 22, 23.
Aun a pesar de la terrible lucha que tenía delante, sobrelleva con paciencia la debilidad de Salomé y sus hijos. Aún con todo y eso su respuesta fue la de un Rey grande, no reaccionó reprendiéndoles, sino con mesura les afirma: “No sabéis lo que pedís”, y en verdad no sabían lo que pedían. Para corregirlos los lleva a considerar sus sufrimientos a través de una pregunta: “Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?”. La respuesta de ellos fue: “Podemos”. Jesús sólo confirma que pasarán por sufrimientos similares a los de él. Pocos años después Jacobo fue encarcelado por Herodes y matado a espada, Hch. 12: 1, 2. Pero desmiente su petición: “Pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre”. Cuando los otros diez supieron las pretensiones de Jacobo y de Juan, “se enojaron”, no había ni a cual irle, todos tenían las mismas pretensiones humanas.
III. El servicio: Característica del reino de Dios. v. 25-28.
Entonces Jesús tuvo que llamarles y explicarles los valores de su reino: “Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad”. “Las sentencias de Jesús son claras, incisivas, contundentes. En primer lugar, se destaca la crítica descarnada de Jesús hacia el poder, en este caso, el poder político de Roma” . “Los jefes políticos oprimen a las naciones, abusan de su autoridad. Se tornan autoritarios. Se corrompen con un uso indebido del poder” . Jesús maraca el contraste total de su reino, con una contundente afirmación, “Más entre vosotros no será así”. Destacan en v. 26 y 27, las palabras últimas “servidor” y “siervo”. Todo aquel que quiera ser grande en el reino de Dios debe iniciar por servir, en una labor de diaconía, y mayor aún debe estar dispuesto a ser esclavo de los demás. En el reino de Dios debemos aprender a pasar de ser dominadores, a ser diáconos, y mayor aún a ser esclavos. Jesús no puede cerrar de otra manera su enseñanza a Salomé e hijos, sino poniéndose como modelo de servicio, “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. El modelo de Jesús es a la inversa de los “grandes” y “poderosos” de su tiempo, Jesús va poner su vida en rescate por muchos. “Va a sacrificarse por amor y para la salvación de la humanidad. La vida del Siervo de Yavé es una vida de servicio total, integral, sacrificial. Es un servicio que llega a poner la vida por los demás” .
Conclusión
Las iglesias de hoy debemos retomar en serio la pregunta de Jesús a María Salomé, “¿Qué quieres?”. ¿Qué queremos? ¿El poder por el poder? O ¿la grandeza mediante el servicio? O ¿La grandeza en el servicio? Debe ser esto último. Jesús en esa ocasión enseñó el significado más profundo de su vida, su misión y muerte: “para dar su vida en rescate por muchos”. Jesús en la parábola del buen samaritano, Lc. 10: 25, nos enseña que el servicio debe iniciar por los más cercanos, es decir, el prójimo, pueden ser los hijos/as, padre, madre, hermano/a. Niños/as, jóvenes, adultos y adultos mayores, debemos llevar una vida de servicio integral. Felicidades a todos/as en su XXXIII Aniversario. Amén.
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