domingo, 10 de enero de 2010

Salmo 4, Ernesto Cardenal

Óyeme porque te invoco Dios de mi inocencia
Tú me libertarás del campo de concentración
¿Hasta cuándo los líderes seréis insensatos?

¿Hasta cuándo dejaréis de hablar con slogans y de decir pura propaganda?

Son muchos los que nos dicen:
¿quién nos librará de sus armas atómicas?

Haz brillar Señor tu faz serena
sobre las Bombas

Tú le diste a mi corazón una alegría
mayor que la del vino que beben en sus fiestas

Apenas me acuesto estoy dormido
y no tengo pesadillas ni insomnio
y no veo los espectros de mis víctimas

No necesito Nembutales
porque Tú Señor me das seguridad

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