Dios Habla Hoy
Todo esto he visto durante esta vana ilusión que es mi vida: hombres buenos que mueren a pesar de su bondad, y malvados que a pesar de su maldad viven muchos años.
No hay que pasarse de bueno, ni tampoco pasarse de listo. ¿Para qué arruinarse uno mismo? No hay que pasarse de malo, ni tampoco pasarse de tonto. ¿Para qué morir antes de tiempo? Lo mejor es agarrar bien esto Sin soltar de la mano aquello. El que honra a Dios saldrá bien de todas estas cosas.
Da más fuerza la sabiduría al sabio, que diez gobernantes a una ciudad. Sin embargo, no hay nadie en la tierra tan perfecto que haga siempre el bien y nunca peque.
No hagas caso de todo lo que se dice, y así no oirás cuando tu siervo hable mal de ti. Aunque también tú, y lo sabes muy bien, muchas veces has hablado mal de otros.
Todo esto lo examiné con sabiduría, pues me había propuesto ser sabio; pero estaba fuera de mi alcance. ¡Fuera de mi alcance está todo lo que existe! ¡Es demasiado profundo y nadie puede comprenderlo!
Me dediqué entonces a adquirir conocimientos, y a estudiar y buscar algunas sabias conclusiones. Y pude darme cuenta de que es malo ser necio, y una locura ser estúpido.
He encontrado algo que es más amargo que la muerte: la mujer que tiende trampas con el corazón y aprisiona con los brazos. El que agrada a Dios escapará de ella, pero el pecador caerá en sus redes.
En mi intento de encontrar la razón de las cosas, yo, el Predicador, he hallado lo siguiente: ¡que todavía no he dado con lo que realmente busco! He encontrado un hombre entre mil, pero ni una sola mujer entre todas ellas. Solamente he encontrado lo siguiente: que Dios hizo perfecto al hombre, pero este se ha complicado la vida.
No hay que pasarse de bueno, ni tampoco pasarse de listo. ¿Para qué arruinarse uno mismo? No hay que pasarse de malo, ni tampoco pasarse de tonto. ¿Para qué morir antes de tiempo? Lo mejor es agarrar bien esto Sin soltar de la mano aquello. El que honra a Dios saldrá bien de todas estas cosas.
Da más fuerza la sabiduría al sabio, que diez gobernantes a una ciudad. Sin embargo, no hay nadie en la tierra tan perfecto que haga siempre el bien y nunca peque.
No hagas caso de todo lo que se dice, y así no oirás cuando tu siervo hable mal de ti. Aunque también tú, y lo sabes muy bien, muchas veces has hablado mal de otros.
Todo esto lo examiné con sabiduría, pues me había propuesto ser sabio; pero estaba fuera de mi alcance. ¡Fuera de mi alcance está todo lo que existe! ¡Es demasiado profundo y nadie puede comprenderlo!
Me dediqué entonces a adquirir conocimientos, y a estudiar y buscar algunas sabias conclusiones. Y pude darme cuenta de que es malo ser necio, y una locura ser estúpido.
He encontrado algo que es más amargo que la muerte: la mujer que tiende trampas con el corazón y aprisiona con los brazos. El que agrada a Dios escapará de ella, pero el pecador caerá en sus redes.
En mi intento de encontrar la razón de las cosas, yo, el Predicador, he hallado lo siguiente: ¡que todavía no he dado con lo que realmente busco! He encontrado un hombre entre mil, pero ni una sola mujer entre todas ellas. Solamente he encontrado lo siguiente: que Dios hizo perfecto al hombre, pero este se ha complicado la vida.
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