16 de mayo de 2010
Biblia en Lenguaje Sencillo, SBU
stedes, que honran a Cristo, deben sujetarse los unos a los otros. Las esposas deben sujetarse a sus esposos, así como lo hacen con Cristo. Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza de su iglesia, y también su Salvador. Cristo es la cabeza, y la iglesia es el cuerpo. Por eso, la esposa debe sujetarse a su esposo en todo, así como la iglesia se sujeta a Cristo.
Los esposos deben amar a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella. Lo hizo para hacerla sólo suya, limpiándola por medio de su mensaje y del bautismo. Cristo quiso regalarse a sí mismo una iglesia gloriosa, apartada del mal y perfecta, como si fuera un vestido que no tiene una sola arruga ni una sola mancha, ni nada parecido. El esposo debe amar a su esposa, así como ama a su propio cuerpo. El hombre que ama a su esposa se ama a sí mismo. Porque nadie desprecia su propio cuerpo. Al contrario, lo alimenta y lo cuida, del mismo modo que Cristo cuida a la iglesia. En realidad, cada uno de nosotros forma parte de la iglesia, que es el cuerpo de Cristo. Dice la Biblia: "Por eso deja el hombre a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos llegan a ser como una sola persona". Ésa es una verdad muy grande, y yo la uso para hablar de Cristo y de la iglesia. En todo caso, el esposo debe amar a su esposa como si se tratara de sí mismo, y la esposa debe respetar a su esposo.
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