Biblia en Lenguaje Sencillo
Por eso, hermanos, ya no estamos obligados a vivir de acuerdo con nuestros propios deseos. Si ustedes viven de acuerdo con esos deseos, morirán para siempre; pero si por medio del Espíritu Santo ponen fin a esos malos deseos, tendrán vida eterna. Todos los que viven en obediencia al Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Porque el Espíritu que Dios les ha dado no los esclaviza ni les hace tener miedo. Por el contrario, el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite decir a Dios: "¡Papá!".
El Espíritu de Dios se une a nuestro espíritu y nos asegura que somos hijos de Dios. Y como somos sus hijos, tenemos derecho a todo lo bueno que él ha preparado para nosotros. Todo eso lo compartiremos con Cristo. Y si de alguna manera sufrimos como él sufrió, seguramente también compartiremos con él la honra que recibirá. Estoy seguro de que los sufrimientos por los que ahora pasamos no son nada, si los comparamos con la gloriosa vida que Dios nos dará junto a él. El mundo entero espera impaciente que Dios muestre a todos que nosotros somos sus hijos.
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