sábado, 23 de julio de 2011

El Reino y la solidaridad, Albert Nolan




En el Antiguo Testamento, amar al prójimo como a sí mismo constituye la experiencia de la solidaridad de grupo. Pero sólo el pariente o sel ser cercano ha de ser tratado como otro “yo”. La fraternidad para con unos implica siempre la enemistad para con otros.
Jesús amplía el concepto de prójimo hasta el punto de abarcar a los enemigos. No podía haber encontrado un medio más efectivo para hacer ver a sus oyentes que lo que él deseaba era que esta solidaridad se amor incluyera a todos los hombres. Sus palabras son casi intolerablemente paradójicas: la contradicción natural existente entre “prójimo” y “enemigo”, entre “íntimo” y “extraño”, ha de ser olvidada y superada de tal forma que los enemigos se conviertan en parientes, y los extraños en íntimos.Jesús no duda en declarar abiertamente las consecuencias casi inconcebibles de semejante actitud: “Haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian” (Lucas 6.27-28). […]

No hay comentarios:

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...