3 de julio de 2011
LA SUBVERSIÓN PROFÉTICA Y LA LEY
Christian Duquoc
Con todo, es necesario precisar que la acción y la predicación de Jesús, aunque son subversión profética, no entran en el marco definido por la anarquía: Jesús no es libertario en el sentido en el que los corintios parecen haber comprendido el "todo me está permitido" predicado por el apóstol Pablo (I Co 5.12). Si Jesús fue un hombre libre, su libertad no se identifica con un exceso de narcisismo, con una incapacidad para distanciarse de los propios intereses y para aceptar la ley como exterioridad interpelante. Jesús es libre porque juzga la justicia, la ley y la tradición en sus efectos presentes para aquellos que no tienen defensor, pero que no carecen de acusadores. Su subversión profética consiste, pues, en haber tenido en cuenta al acusado de las tres instancias, "justicia, ley y tradición", que aseguraban el equilibrio de la sociedad judía, como el polo a partir del cual había que probar su verdad.
Esta prueba lo llevó a definir de otra manera el papel de esas instancias y a desdivinizarlas prácticamente. Tal desestabilización del edificio religioso y social sólo podía legitimarse si Jesús acreditaba para sus contemporáneos la autoridad que proclamaba con su actitud. La ideología de la religión judía le imponía el espacio en el que debía inscribirse la verificación: el mesianismo.
Mesianismo de Jesús y discreción de Dios. Ensayo sobre los límites de la cristología. Madrid, Cristiandad, 1985, p. 116.
Mesianismo de Jesús y discreción de Dios. Ensayo sobre los límites de la cristología. Madrid, Cristiandad, 1985, p. 116.
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