Iglesia Presbiteriana Ammi-Shadday
26 de febrero de 2012
1. EL PUNTO DE PARTIDA: EL SACERDOCIO
ABSOLUTO DE JESUCRISTO
Ahora bien, el punto principal de lo que
venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la
diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario (ton agion leitourgós) , y de aquel verdadero tabernáculo que levantó
el Señor, y no el hombre.
Hebreos 8.1-2, RVR 1960
Pero ahora tanto mejor ministerio (leitourgías) es el suyo, cuanto es mediador de un mejor
pacto, establecido sobre mejores promesas.
Hebreos 8.6, RVR 1960
Cristo, en cuanto leitourgós, desempeña la función de
sumo sacerdote en el verdadero santuario, el
santuario celeste. Y porque es el único y verdadero sumo sacerdote, que ha llevado a cabo una
«liturgia muy diferente» (8.6: leitourgía), es decir, el sacrificio único y válido de una vez
para siempre ofrecido mediante su pasión y muerte (cf. 10.10), ha hecho patente que la
celebración diaria del culto (10.11: leitourgéō) por parte del sacerdote no puede
borrar los pecados.
Heb quiere dejar aquí en claro el significado del todo singular de la cruz y de la exaltación de
Cristo dentro del marco de la concepción veterotestamentaria del culto y con sus
categorías propias. El término leitourgía aparece también dentro del
mismo contexto veterotestamentario en Heb 9.21; en este caso se refiere a los
utensilios del culto.
K. Hess, «Servicio», en Diccionario Teológico del Nuevo Testamento
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional.
Romanos 12.1-2, RVR 1960
Por eso, hermanos míos, ya que Dios es tan bueno con ustedes, les
ruego que dediquen toda su vida a servirle y a hacer todo lo que a él le
agrada. Así es como se le debe adorar.
Traducción en Lenguaje Actual
Al reservar el NT un lugar muy poco importante al grupo de leitourgéo, tan relevante todavía en los LXX, pero
que en el NT se refiere al servicio cultual del sacerdote y en parte designa únicamente
la función específica de Cristo, y al emplear en los demás casos el grupo de diakonéō, el sentido del servicio
queda fundamentalmente desplazado de la vertical a la
horizontal. Lo decisivo no es el servicio al altar, sino el servicio a los hombres a partir del altar; la
auténtica liturgia de la comunidad cristiana es su diakonía.
Su liturgia es el mismo Cristo, que la reconcilia con Dios; lo que
ella misma hace litúrgicamente sólo es una apropiación siempre renovada del
sacrificio de Cristo mediante la escucha de la palabra y de la fracción del
pan, y reconocida mediante su propia acción de gracias.
L.Coenen, «Para la praxis
pastoral», en DTNT
• Se
reconoce la manera en que Jesucristo preside siempre el culto
• Se
afirma la importancia de cada miembro de la iglesia
• Todos
los creyentes son llamados a practicar el sacerdocio
• Cada
culto es una oportunidad para
experimentar, democráticamente, el sacerdocio
• Todos/as
tienen el privilegio de presidir en función de sus dones
• Se
afirma la igualdad de todos los seres humanos ante Dios
• La
liturgia nos reúne alrededor de la obra redentora de Cristo y nos capacita, a
todos por igual, según la acción del Espíritu en cada uno/a, para vivir en el
mundo al servicio del Reino de Dios y así dar testimonio de su presencia
renovadora
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