sábado, 24 de marzo de 2012

Juan 11.47-54


Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy

Entonces los principales sacerdotes y los fariseos convocaron un concilio, y decían: “¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales. Si lo dejamos seguir así, todos van a creer en él, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación”. Pero uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote ese año, les dijo: “Ustedes no saben nada, ni tienen en cuenta que les es más conveniente que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca”.
Ahora bien, no dijo esto de su propia iniciativa, sino que siendo el sumo sacerdote ese año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que están esparcidos. Así que, desde ese día planearon entre sí matar a Jesús. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se fue de allí a la región cerca del desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con los discípulos.

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