sábado, 10 de marzo de 2012

Marcos 8.31-38



Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy

Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar. Y les decía estas palabras claramente. Entonces Pedro Lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús. Pero él volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: “¡Quítate de delante de mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres”.
Llamando Jesús a la multitud y a sus discípulos, les dijo: “Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y de las buenas nuevas, la salvará. O, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? O, ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? Porque cualquiera que se avergüence de Mí y de Mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles”.

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