sábado, 10 de marzo de 2012

Letra 262, 11 de marzo de 2012



EN TODO EL MUNDO LAS MUJERES TIENEN ESCASO ACCESO A LA ECONOMÍA Y LA TOMA DE DECISIONES
ALC Noticias, 8 de marzo de 2012

Los avances hacia la equidad en la educación de las mujeres de todo el mundo todavía están lejos de asegurarles la parte que les corresponde de la economía o el poder político. Esta conclusión surge de las cifras actualizadas del Índice de Equidad de Género (IEG) 2012, publicado por Social Watch en vísperas del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo.
Este índice, que Social Watch prepara cada año, mide la brecha entre hombres y mujeres en educación, actividad económica y empoderamiento político. Consiste en un promedio de las desigualdades en las tres dimensiones. En materia de alfabetización, estudia la brecha de género en la matricula en todos los niveles de la enseñanza; la participación económica calcula las brechas de los ingresos y el empleo; y el empoderamiento mide las brechas en los empleos altamente calificados, los cargos parlamentarios y las cúpulas empresariales.
El IEG 2012 ha calculado un valor mundial de 71 (o Bajo, según las categorías del índice) para la educación; 42 (Muy bajo) para la participación económica y tan sólo 17 (Crítico) para el empoderamiento político.
La participación de la mujer en la fuerza laboral es apreciablemente menor que la de los hombres. Tienen sueldos considerablemente menores por el mismo tipo de trabajo, y un porcentaje mayor de las mujeres trabaja en empleos vulnerables o irregulares. Pero lo más destacado que muestra el índice es que los logros inferiores de las mujeres en participación económica y empoderamiento se repiten en cada uno de los 154 países estudiados para preparar el índice 2012.
Social Watch mide la brecha entre mujeres y hombres, no su bienestar. Así es que un país en el que los jóvenes de ambos sexos tuvieran igualdad de acceso a la universidad tendría el valor 100 en este indicador. De la misma manera, un país en el que niñas y varones estuvieran igualmente impedidos de completar la enseñanza primaria, también tendría un 100.
Esto no significa que la calidad de la enseñanza sea la misma en ambos casos. Simplemente establece que en ambos casos las niñas no reciben menos educación que los varones.
 Mediante este procedimiento, el IEG 2012 también demuestra que la falta de equidad no puede justificarse por una falta de recursos: un mapa del IEG y de cada uno de sus componentes muestra que todos los países pueden reducir la disparidad de género si aplican políticas adecuadas, sin importar los niveles de ingresos.
Países como Mongolia (81), Rwanda (77), las Filipinas (76) y Nicaragua (74) han logrado un alto grado de equidad de género, aunque muchas mujeres y hombres viven en la pobreza.
En cambio, países con ingresos altos, como Japón (57 puntos en el IEG), Turquía y Arabia Saudita (37 puntos) presentan enormes brechas entre hombres y mujeres. El IEG 2012 destaca lo que muestran estas cifras: que se puede y se debe luchar por la igualdad en la estructura de oportunidades de una sociedad, sin importar el poderío económico.
Los cinco niveles según los que el índice mide la brecha de género son: Crítico, Muy bajo, Bajo, Medio y Aceptable. Ningún país del mundo ha llegado a los 90 puntos o más, lo que significa que por ahora ningún país ha logrado el nivel Aceptable.
Al estudiar la brecha de género por regiones, el índice mencionado encuentra que Europa y América del Norte, ambas con un IEG promedio de 73 (Bajo), encabezan la lista.
Sin embargo, el índice destaca que no todos los países europeos logran los mismos avances para cerrar la brecha de género. Por ejemplo, Albania (55) y Turquía (45) están por debajo del promedio mundial de 57, con lo que su índice es Muy bajo.
Asia Oriental y el Pacífico con 69, América Latina y el Caribe (68) y Asia Central (63) también están en la categoría Baja. África Subsahariana (52) y el Medio Oriente y Norte de África con 43 están ambas en la categoría Muy baja, y ambas por debajo del promedio mundial, mientras que Asia Meridional cierra la lista con 39 puntos (Crítico).
De los 154 países computados, los que tuvieron mejor puntuación son Noruega (89), Finlandia (88), Islandia y Suecia (87), Dinamarca (84), Nueva Zelanda (82), y Mongolia y España (81), todos con un IEG Medio.
Los cinco países del mundo en la peor situación son la República del Congo (29), Níger (26), Chad (25), Yemen (24) y Afganistán (15), todos con IEG Crítico.
Para una descripción detallada de la metodología y las fuentes ver http://www.socialwatch.org/es/node/14380
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VISITAS APOSTÓLICAS DE AYER Y DE HOY
Roberto Blancarte
Milenio Diario, 6 de marzo de 2012

¿Por qué un señor de 85 años, enfermo del corazón, decide hacer un largo viaje transatlántico para visitar brevemente dos países tan lejanos de Roma como México y Cuba? Hago esta pregunta precisamente de esta manera, porque podría ayudar a esclarecer el sentido de este evidente esfuerzo del papa Benito (o Benedicto) XVI. ¿Son razones religiosas? ¿Son motivaciones políticas? ¿O una mezcla de las dos?
Comencemos por las cuestiones protocolarias. Cuando un jefe de Estado de algún país viaja a Roma y visita el Vaticano, lo puede hacer de tres maneras: en visita privada, en visita oficial y en visita de Estado. Casi siempre las visitas de los jefes de Estado se catalogan como privadas, porque las oficiales y las de Estado suponen un viaje exclusivo al Vaticano y, en consecuencia, un protocolo especial que ya casi no se practica, pues supone una movilización especial de esfuerzos que la santa sede, en tanto que gobierno de la Iglesia y del Vaticano, ya no está dispuesta a hacer. Por el contrario, los pontífices también pueden llevar a cabo visitas de Estado, pero son inusuales. Lo más común ahora es que los papas realicen visitas pastorales o viajes apostólicos, como se anuncia oficialmente el que se hará a “México y la República de Cuba”. En otras palabras, de acuerdo con la santa sede, no se trata de una visita de Estado, sino de una visita como las que hacían los apóstoles a sus comunidades, es decir para difundir el evangelio y organizar las iglesias locales.
Ahora bien, un viaje apostólico en el siglo XXI tiene características distintas a las que podían hacer los apóstoles en el siglo I de nuestra era, aunque también tiene similitudes. En aquella época en la que los cristianos eran pocos, vistos con desconfianza como una secta judía y eventualmente perseguidos, los apóstoles hablaban de lo que significaba ser cristianos y de la manera como debían comportarse individual y colectivamente, pero también hacían referencia a la relación que debían tener con el resto de la sociedad y con las autoridades políticas. Así por ejemplo es clásico el multicitado pasaje de la carta de San Pablo a los romanos (Romanos, 13) cuando éste aconseja a los cristianos obediencia a las autoridades: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.” En suma, que hasta esos primeros viajes apostólicos tenían un ingrediente político, en la medida que establecían la manera como las comunidades cristianas recién establecidas debían manejarse en su entorno social y político”.
El viaje que el papa Ratzinger está por emprender a nuestras tierras es, por lo tanto, tan pastoral como político. Tiene como propósito fortalecer a su iglesia internamente y mejorar las condiciones en que desarrolla su actividad en el marco de las circunstancias políticas del momento en ambos países. No me cabe la menor duda entonces que no vendrá a hablar de cuestiones meramente espirituales, sino acerca de las leyes que hay en México y Cuba a las cuáles su iglesia se opone, sobre la relación de sus comunidades y autoridades eclesiásticas con las autoridades mexicanas y cubanas, así como del papel que su institución pretende desempeñar en la vida de ambas naciones. En otras palabras, el Papa viene a avanzar la agenda de la Iglesia católica en México.
En la práctica, Benito XVI estará poco tiempo en México y tendrá en apariencia pocas oportunidades de hablar, aunque suficientes para establecer su perspectiva de los acontecimientos sociales y políticos mexicanos, de las leyes que se han aprobado, de los artículos constitucionales que se quieren aprobar. La primera oportunidad la tendrá en el avión que lo conduce a nuestro país. Desde Juan Pablo II los encuentros
con los periodistas se han vuelto una costumbre y una oportunidad de fijar, con más libertad, ciertos puntos álgidos de la agenda. Luego, durante la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional de Guanajuato, el viernes 23 por la tarde, el Papa seguramente se referirá a las visitas de su antecesor, a las circunstancias difíciles del país y a la necesidad de consolidar la libertad religiosa en México y el mundo. Al día siguiente, durante su saludo a los niños en la plaza de la Paz, aunque el contexto no parece propicio, no dudo que Ratzinger trate el tema del “derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural”. Si no lo hace allí, tendrá todavía cuatro oportunidades más para hacerlo: en la misa multitudinaria que se celebrará en el parque Bicentenario de León, en el rezo del Ángelus, más probablemente en su discurso durante la celebración de las Vísperas (oración vespertina) con los obispos de México y América Latina en la catedral de León, o en la ceremonia de despedida en el aeropuerto.
Así, la gran diferencia entre los viajes apostólicos de hoy y los del siglo I de nuestra era es que, por lo menos en nuestro país, los católicos no son los perseguidos, sino eventualmente los miembros de otras religiones. Y que lejos de sentirse una iglesia amenazada, la jerarquía viene a presionar políticamente para imponer su agenda y su visión del mundo a un conjunto de ciudadanos, incluidos los católicos, que no necesariamente las comparten.
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LA INDIGNACIÓN DE JESÚS
José Antonio Pagola

Acompañado de sus discípulos, Jesús sube por primera vez a Jerusalén para celebrar las fiestas de Pascua. Al asomarse al recinto que rodea el Templo, se encuentra con un espectáculo inesperado. Vendedores de bueyes, ovejas y palomas ofreciendo a los peregrinos los animales que necesitan para sacrificarlos en honor a Dios. Cambistas instalados en sus mesas traficando con el cambio de monedas paganas por la única moneda oficial aceptada por los sacerdotes.
Jesús se llena de indignación. El narrador describe su reacción de manera muy gráfica: con un látigo saca del recinto sagrado a los animales, vuelca las mesas de los cambistas echando por tierra sus monedas, grita: “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”.
Jesús se siente como un extraño en aquel lugar. Lo que ven sus ojos nada tiene que ver con el verdadero culto a su Padre. La religión del Templo se ha convertido en un negocio donde los sacerdotes buscan buenos ingresos, y donde los peregrinos tratan de "comprar" a Dios con sus ofrendas. Jesús recuerda seguramente unas palabras del profeta Oseas que repetirá más de una vez a lo largo de su vida: “Así dice Dios: Yo quiero amor y no sacrificios”.
Aquel Templo no es la casa de un Dios Padre en la que todos se acogen mutuamente como hermanos y hermanas. Jesús no puede ver allí esa "familia de Dios" que quiere ir formando con sus seguidores. Aquello no es sino un mercado donde cada uno busca su negocio. […]

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